Análisis de Worms Open Warfare 2 (PSP)
Worms Open Warfare apareció hace un tiempo para las portátiles (PSP y DS) con un atractivo aspecto visual y el sistema de juego de toda la vida, pero el título estaba lejos de ser completo, especialmente por una ausencia que los fans pedían a gritos: el juego on-line. Y es que estamos hablando de un juego que, al igual que otras sagas con alto valor competitivo como Bomberman, su diversión aumenta considerablemente cuando los piques son contra jugadores reales. El ad-hoc que se incluyó palió algo la carencia, pero tanto los usuarios como la desarrolladora sabían que esta medida no era suficiente para las ansias de destrucción mundial de los gusanos. Así mismo, la desaparición de algunas armas y accesorios como la Super Oveja o el paracaídas decepcionaron a muchos fans.
Team17 vuelve a la carga esta vez con una versión mejorada, más completa, que promete ser el Worms casi definitivo, sin por ello cambiar radicalmente el concepto de la saga. ¿Cuál es este? Sencillo, Worms plantea un mapa (que puede ser generado aleatóriamente en los duelos, haciendo cada partida irrepetible) bidimensional, con cuatro gusanos por equipo. Por turnos con tiempo limitado, cada jugador debe intentar dañar a los rivales con un amplio arsenal de 24 armas, desde las más directas como disparos con uzi a granadas, lanzacohetes, y una serie de ingenios más o menos originales, como ovejas explosivas, bolas de energía, empujones, o teletransportadores. Una vez realizado el ataque (generalmente uno solo por turno, salvo alguna excepción como la escopeta) el rival realiza su movimiento y ataque, y así sucesivamente pasando por todos los gusanos, cada uno situado en un lugar del escenario. El jugador que mantiene al menos a un soldado en pié, gana.
Este sistema aparentemente se limitaría en apuntar a rivales y disparar, pero no es tan sencillo. A la compleja orografía del terreno y los objetos, se suma el factor del viento, indicado en cada turno en mayor o menor grado y dirección. Muchos ataques básicos, como el bazooka o las granadas, se ven desviadas y es necesario calcular la fuerza del lanzamiento en orden de conseguir nuestro resultado deseado; de lo contrario, es posible dañar a compañeros o incluso a nosotros mismos.
Las opciones de juego incluyen partidas rápidas, creadas de forma aleatoria, que no son más que duelos contra la inteligencia artificial de la consola. Partida Personalizada es similar a la anterior, pero con la posibilidad de ajustar nuestras preferencias a nuestro gusto. Entrenamiento, como dice su propio nombre, son ejemplos para mejorar nuestra técnica, o hacerse a los controles si esta es nuestra primera partida frente a un Worms. Ataque Cronometrado son fases adquiridas con el dinero conseguido que pondrán a prueba nuestra velocidad con los ítems de la cuerda con garfio y la mochila voladora.
Más interesante es el modo campaña que incluye una serie de retos ambientados en seis momentos bélicos de la historia, desde los piratas a guerras espaciales, pasando por las Guerras Mundiales o la Guerra Fría. Cada época posee su propia ambientación, música y escenarios, pero lo realmente interesante es comprobar que no estamos ante simples partidas una tras otra; son misiones creadas con unos objetivos claros. De dificultad creciente, las primeras pruebas consisten en simple eliminaciones de uno o dos rivales, hasta llegar fases que requieren bastante estrategia por nuestra parte (no estamos ante un juego de acción, nunca hay que olvidarlo), como eliminar a un molesto gusano que lanza ataques aéreos muy peligrosos periódicamente, o salir airoso de enfrentamientos con determinadas (y escasas) armas.
Tras una serie de pruebas, llegan los temidos jefes de la zona. Estas pruebas son bastante curiosas y llevarán algo más de tiempo de lo normal. El primero de estos retos presenta un duelo uno a uno en una gran montaña, en cuya cúspide se encuentra el rival; nuestro gusano contará apenas con un par de ayudas, y con ellas deberá alcanzar la cima, recogiendo regalos por el camino. Enfrentamientos, en definitiva, en inferioridad de condiciones.
El modo Rompecabezas consiste en problemas de habilidad y de ingenio, un aire fresco dentro de los modos de juego. Algunas de estas fases plantean retos similares a los que se pueden encontrar en los tutoriales, pero sin ayuda. En todo caso, se dan unas instrucciones al jugador y una serie de armas (o ninguna), para poner a prueba la inventiva del jugador. Una opción bastante interesante, y como se ha dicho, diferente, que ofrece más duración para un jugador, aparte de las virtualmente infinitas partidas aleatorias.
Pero el grueso de cualquier Worms es el multijugador. Al presente en el primer
Open Warfare, el ad-hoc, se suma el infraestructura, que promete (ahora si) hacer de esta versión una de las más completas y divertidas, con la libertad que ofrece correr en un sistema portátil. Los duelos entre equipos son tan entretenidos como siempre, pero ahora la experiencia es aún más gratificante con la completa edición que se ha conseguido en Open Warfare 2, que va más allá de los típicos nombres y voces para nuestros gusanos (entre ellas, la clásica en Español), de cortas pero graciosas frases y comentarios que salpicarán las partidas. Esta personalización incluye varios sombreros (inspirados en las diferentes épocas del juego), cambio de color, animaciones para la victoria, lápidas, pero también banderas. Con un sencillo editor píxel a píxel, y varios símbolos para simplificar la tarea, el usuario será capaz de crear su propia bandera del equipo, para ser usada en el juego. Mención aparte para el editor de escenarios, que permite crear niveles tan enrevesados como nuestra imaginación permita.
Por último, y como aliciente para terminar los diferentes modos, una tienda permite comprar objetos para los gusanos, voces, bailes de victoria y otros elementos con dinero adquirido en nuestras partidas, una buena manera de premiar el esfuerzo conseguido tras horas de juego.
En definitiva, a nivel de juego estamos hablando de un título casi completo, al que es difícil echar en falta algo. Con un arsenal más completo que en la anterior visita a PSP, modos extra tanto para un jugador como el muy solicitado on-line multijugador, Worms Open Warfare 2 hará las delicias de cualquier fan de la saga, ya que este título reúne diversión para muchas horas, muchísimas si se dispone de acceso a Internet o contendientes adhoc. Los novatos en la saga descubrirán así mismo un título adictivo, accesible y con normas sencillas, pero a la vez profundo y con ese factor suerte que hace cada partida única.
Aunando un primer plano en 2D, se incorporan escenarios animados en tres dimensiones, siempre desenfocados, que no molestan el desarrollo de las partidas, todo un acierto. Cada ambientación temporal cuenta con su propio estilo, así por ejemplo en la I Guerra Mundial hay torretas y barricadas, y ocasionalmente aviones de vuelo rasante; en la Guerra Fría, la localización se sitúa en entre icebergs. Las animaciones de los gusanos, son buenas, aunque sorprenderán poco a los jugadores de la primera parte, así como el resto de efectos (explosiones, humo, etc…). Las físicas, tan importante en esta saga por afectar directamente a la jugabilidad, mantienen su gran nivel, algo perceptible en los rebotes de granadas y parábolas de misiles, afectadas por la fuerza y dirección del viento.
También se incorporan unas secuencias de vídeo, pequeños gags protagonizados por los gusanos autodestructivos, que habrá que desbloquear a medida que avanzamos en el modo campaña, y que sirven de hilo conductor entre una y otra época, al contrario que en el primer Open Warfare, que tenía vídeos aleatorios en la introducción del juego, todos disponibles desde un principio.
Las músicas del juego resultan bastante atractivas, y representan bien la ambientación épica de cada batalla. No hay gran variedad (estamos hablando de una por cada escenario), pero no cansan y tienen gran calidad. El resto de sonidos y voces posee pocas o ninguna novedad, aunque siguen siendo una de las marcas de la casa. Nos referimos, por supuesto, a las curiosas frases, amenazas e insultos de los gusanos, según el idioma y personalidad que les hayamos querido dar. Su toque cómico ameniza las batallas dando un toque desenfadado.
Worms Open Warfare 2 es un buen título para amantes de la estrategia bidimensional desenfadada, es adictivo y pese a unos variados modos de juego para un jugador, su verdadera duración se encuentra en compartir batallas, que en esta ocasión, no se limitarán a usuarios limitados físicamente por el ad-hoc.