Análisis de Ratchet & Clank: El Tamaño Importa (PSP)
Uno de los plataformas más exitosos de PlayStation 2 (con permiso de la saga Jak) vuelve en versión portátil con esta entrega para PSP. Pese a que Impact Games toma el relevo de Insomniac (actualmente trabajando para PlayStation 3), el jugador habituado a la saga encontrará en El Tamaño Importa una perfecta representación de lo que debe ser el paso de un título nacido en domésticas a una portátil.
Esta última entrega empieza allí donde lo dejamos en Gladiador, el último título aparecido en PS2. Pese a ello, el jugador que toma contacto por primera vez con esta saga no necesitará grandes presentaciones, ya que estamos ante un título de trama sencilla y sin grandes complicaciones.
Nuestros héroes comienzan con un merecido descanso, acompañados por el Capitán Qwark y un nuevo personaje, Luna, que pide realizar algunas acciones que sirven a modo de tutorial. Poco después, la niña será secuestrada dejando un misterioso objeto, que dará inicio a la nueva aventura, que transcurrirá a lo largo de ocho planetas, cada uno con su ambientación.
Una de las características clásicas de esta saga es el toque de humor, que por supuesto se mantiene en esta entrega. Los personajes gozan de gran personalidad, gracias en parte al estupendo doblaje al castellano, y a los numerosos gags que disfrutaremos en las secuencias de vídeo, que usan modelados del propio juego (y que podrán ser vistas en cualquier momento desde el menú).
Una gran parte de la jugabilidad consistirá en saltar barrancos, además de subir a estructuras de varios niveles. Para ello podremos usar varias habilidades desde las botas magnéticas al siempre útil salto con caída controlada (gracias a la hélice de Ratchet). En algunos casos, deberemos utilizar la práctica cámara en primera persona, que permite observar el entorno desde nuestra posición.
Por otro lado, encontramos toques de acción, que presentan otra de las señas de identidad de la saga: las armas. Además del ataque a corta distancia realizado con la llave inglesa, disponemos de un arsenal de artilugios prácticos que deberemos usar según la situación que se nos presente, con unos sencillos menús que siguen el esquema de la saga. Desde los disparos más básicos, a charcos de ácido (que afectarán a los enemigos que pasen por él) o el clásico garfio para superar grandes precipicios. Uno de los más curiosos es una regadera que transforma las plantas en aliados, que deberemos guiar hasta terrenos de arena para hacerlas convertir en útiles escaleras, catapultas, o proyectiles, con el objetivo de encontrar nuevas vías para avanzar.
El uso de esas armas no será muy complicado, y un objetivo automático localizará a los enemigos cercanos. Normalmente, los enemigos precisarán de apenas uno o dos ataques, pero algunos pondrán a prueba nuestra resistencia. Para casos de fuego cruzado, haremos uso de la cruceta de direcciones, que nos desplazará lateralmente mientras disparamos. Este movimiento resulta útil para marcar diferencias a distancia, pero debemos tener en cuenta que al soltar el pulgar del control analógico podemos estar expuestos a otros ataques a corta distancia.
Quizás se encuentre un número de artefactos más limitado de lo habitual, pero existe la posibilidad de potenciar dichas armas, lo que aumentará nuestro poder de ataque. Encontraremos también objetos de protección, en formas de guantes y diversas armaduras.
Las fases mayoritarias apenas contienen lugares para explorar y el diseño de los niveles está realizado para evitar confusiones, de forma lineal. De forma alternativa, encontramos momentos de acción espacial, o los ya clásicos combates sobre un Clank de tamaño descomunal. La importancia de este personaje ha aumentado considerablemente en esta entrega, y los jugadores disfrutarán de muchas fases controlando a este amigo metálico. Su papel se enfoca más a los puzzles, y es todo un cambio que se agradece tras fases de pura acción; sus limitados ataques a muy corta distancia se compensan con ejércitos de pequeños robots que obedecen nuestras órdenes, así como de ingenios mecánicos del escenario.
Determinados momentos del juego obligarán a superar pruebas de otros géneros, como una competición a bordo de patines flotantes, que no es todo lo satisfactoria que podría haber sido, principalmente por la poca velocidad de la carrera. Puntualmente, también dispondremos de secciones sobre raíles, al más puro estilo Sonic.
Además del modo principal, incluye uno multijugador, algo que no sorprende tras la tercera parte para PS2, que disponía de uno bastante completo. En El Tamaño Importa, el nuevo equipo lo ha relegado a un segundo plano, ofreciendo entretenimiento para varios jugadores y alguna función interesante como chat. Encontramos desde el clásico "atrapa la bandera" a otros basados en misiones, ya sea en partidas en solitario o por equipos, hasta un máximo de cuatro jugadores, tanto en modo ad-hoc como en on-line.
Globalmente, Ratchet & Clank El Tamaño Importa no ofrece demasiadas innovaciones al apartado jugable. El título, como toda secuela que se precie, recoge lo mejor de anteriores versiones y añade sutiles mejoras, que especialmente disfrutaremos en las originales fases de Clank, a lo largo de una aventura de unas ocho horas, algo más corto si se tiene práctica en la saga.
Esta sensación similar a la de un sistema más potente se consigue gracias a unos detallados modelados en personajes y enemigos, que están animados al estilo cartoon. En pantalla, el juego puede mostrar numerosos enemigos, junto con efectos de disparos y explosiones de tuercas, que rara vez hará amago de ralentización.
Los escenarios son amplios, aunque carece del detalle en el horizonte de las versiones domésticas, ya que los creadores de las fases las han diseñado de tal forma que los giros no muestren grandes espacios abiertos equiparables a las ciudades de Ratchet & Clank de PS2. A pesar de ello, El Tamaño Importa posee uno de los motores gráficos más potentes vistos hasta la fecha para la consola, sólido y que carece de molesta aparición de objetos o niebla. Los efectos de luces en las armas más potentes cubren toda la pantalla, y constantemente nos encontraremos inmersos en un intercambio de lásers.
Los enemigos son variados, según la ambientación de la fase, pudiendo ser criaturas o ingenios robóticos. Los básicos cuentan con limitados ataques a corta distancia, pero la mayoría dispone de proyectiles que deberemos esquivar.
El único defecto gráfico notable se encuentra en los apreciables dientes de sierra que el juego no ha ocultado, salvo en las secuencias de vídeo. Este detalle no afecta para nada a nivel jugable, como si podrían hacerlo una posible falta de fluidez en el motor gráfico, pero resulta molesto en ciertos objetos pequeños o elementos a la lejanía. No obstante, es el precio que hemos de pagar por un apartado técnico sobresaliente en la mayor parte de aspectos.
La cámara sigue al personaje de forma bastante correcta, pero siempre podemos controlarla con los gatillos L y R. La ausencia de un segundo joystick suele degradar algo la vista en aquellos títulos creados inicialmente para un control de PlayStation 2, y El Tamaño Importa también adolece de este defecto. Las batallas con numerosos enemigos, muy habituales, suelen dar como resultado escaramuzas rodeados de disparos provenientes de muchas direcciones, que nos obligarán a un constante movimiento de cámara para detectar el peligro. Podremos acostumbrarnos a este tipo de juego, pero no por ello deja de ser un aspecto mejorable.
El apartado sonoro cuenta con unas músicas que cumplen su papel sin destacar demasiado. Los constantes efectos de sonido de explosiones y disparos, así como el doblaje habitual de la saga, elevan la puntuación de este apartado.