Análisis de Pursuit Force Justicia Extrema (PSP)
BigBig, un pequeño estudio que recientemente ha sido adquirido por Sony, realiza una secuela de Pursuit Force, un buen juego que hizo ruido entre los primeros usuarios de PSP. Disparos, velocidad y una trama intensa y desenfadada son una apuesta segura para los amantes de la acción.
El juego comienza con una típica secuencia que deja bien claro quienes son los "malos" y los protagonistas. El héroe, en plena boda, sufre un ataque de una banda de maleantes sobre cuatro ruedas, que han conseguido escapar de la cárcel a la que habían sido enviados en la primera parte de Pursuit Force. Un grupo de personajes, freaks, que no dudará en arengarnos a perseguirlos. Nuestro deber, y ahora ya como algo personal, es darles caza y cumplir con nuestro deber.
Como el original, Pursuit Force Justicia Extrema es un juego inspirado directamente en las películas de acción más frenéticas, recogiendo esa velocidad y tensión de las escenas sobre vehículos, que en esta ocasión ofrece una gran variedad (hasta doce formas de conducción), además de algunos momentos más clásicos a pie con el objetivo de alcanzar a helicópteros con misiles o fases de francotirador y disparos en primera persona. Desde el primer momento con nuestro descapotable, iremos pasando por toda una serie de misiones de gran originalidad que necesitarán de nuestra habilidad de conducción a bordo de motos, lanchas motoras, coches blindados, sidecars… con el característico asalto al rival en mitad de la persecución, momentos dramáticos que nos harán subir a tanques e incluso aviones en marcha. Un espectáculo visual y refrescante a medio camino entre la velocidad de los arcades de conducción y los shooters de disparos.
El control de cada vehículo varía mucho según la situación, acorde a las características de la fase. Así pues, tenemos que las más habituales, a bordo de un coche, consisten en atravesar grandes autopistas o carreteras urbanas evitando el tráfico contrario (no tan numeroso como en un título de la saga Burnout) a la vez que damos caza a los rivales, a los que no podemos dar muchos metros de diferencia o automáticamente perderemos la partida. Disparar es sencillo, mediante el gatillo R, pero la suma de conducción y disparos exigen buenos reflejos si no deseamos destrozar el vehículo con golpes a inocentes o los límites del trazado, que ocasionalmente, ofrecerá algún camino abierto para tomar atajos. El desarrollo de la aventura además irá variando, de modo que podemos empezar una persecución en calles para entrar en parkings u otros lugares, y ocasionalmente contaremos con ayuda de los compañeros para facilitarnos las cosas.
Además de esta sencilla propuesta (aunque difícil de dominar) basada en conducción y disparos, se añade un toque estratégico en el uso del medidor de justicia, una barra que aumenta con el derribo de enemigos, que habilita desde recuperar energía en nuestro vehículo, a ralentizar el tiempo durante unos instantes y eliminar a más enemigos con calma. Otras ayudas vienen dadas gracias al apuntado automático (que no es perfecto si nuestra conducción es vacilante), ya que en la mayoría de ocasiones sería muy complicado maniobrar el vehículo y girar el punto de mira del personaje. Lo que si deberemos hacer en ocasiones es usar todo tipo de jugadas sucias como las embestidas o decelerar un poco con la intención de situarnos detrás de un rival, o asaltarlo directamente. Un pequeño mapa y unas indicaciones visuales en pantalla dan una idea bastante correcta de la posición de cada objetivo a eliminar.
Después de liquidar a una serie de matones de poca monta, previo intercambio de amenazas, llegaran los combates contra jefes, vehículos más duros y protegidos que requieren maniobras especiales y en algunos momentos secuencias de botones, una práctica cada vez más habitual en los juegos para añadir espectacularidad, algo de lo que Justicia Extrema puede alardear. Saltos entre coches, tiempo bala, y escenas de riesgo a bordo de aviones despegando, las tópicas fases a pie bajan parte del interés en Pursuit Force, que no por falta de calidad, sino de originalidad, restan dinamismo en muchos puntos de la aventura, que consta con más de cincuenta misiones.
Una de las críticas del Pursuit Force original no ha sido solventada del todo: la excesiva dificultad en determinados puntos de la aventura. Siempre un arma de doble filo, pecar de fácil hace un juego sin motivación; el exceso, a veces frustrante. Justicia extrema peca de lo segundo, incluso en el nivel más accesible para aquellos que no tuvieron oportunidad de disfrutar de la primera entrega, algo que podemos comprobar desde las primeras misiones; tras una persecución sin complicaciones, el duelo contra el jefe se convierte en una carrera contrareloj para evitar su huida, a la vez que evitamos sus disparos e intentamos dañarlo. Por tanto, un buen entretenimiento para quien busque retos a un nivel de dificultad mayor que el de la media de lanzamientos habituales.
Una vez terminado el modo solitario, cuatro opciones de cooperación y competición entre policías y ladrones aseguran diversión, aunque, una vez más, el modo a pie es el más descafeinado. Entre los modos destacaríamos el modo supervivencia, que permite a dos personas eliminar el mayor número de enemigos mientras un jugador se hace cargo del vehículo, y otro del arma. Varias horas de diversión con amigos están aseguradas, y completan un título que aunque no roza en ningún momento la brillantez, es más que satisfactorio. Algunos altibajos en dificultad y diversión son el pequeño precio por un contenedor de multitud de vehículos y situaciones.
Los gráficos están cuidados y, aunque han perdido parte de la sorpresa que causó la primera parte, el juego mantiene al jugador ocupado con un bombardeo de acción que despista ante cualquier defecto técnico, como algunas texturas más borrosas que otras. Sin llegar a codearse entre los mejores títulos de velocidad o acción de PSP, la variedad de escenarios inspirados en estos dos géneros asegura unos entornos variados, en el que el excesivo dentado de la imagen puede empañar un poco el resultado; objetos lejanos y pequeños resultan difíciles de ver, y afean el conjunto visual. El líquido elemento, representado en las fases en ríos, tampoco destaca demasiado, aunque en conjunto, los gráficos de Justicia Extrema resultan, como el propio juego, espectaculares, por las imponentes situaciones durante algunas misiones. Pocas aventuras permiten perseguir un avión en marcha durante su despegue, para subirse a sus alas y terminar la faena.
El apartado sonoro se basa principalmente en un buen doblaje al castellano que permite escuchar constantemente comentarios de nuestros ayudantes y de los rivales, líneas de argumento con algunas dosis cómicas y de chulería. Todo un acierto que suple la falta de grandes temas musicales, tampoco muy necesarios cuando la mayor parte del tiempo estaremos escuchando ruido de motor y disparos.