Análisis de Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo (PSP)

Como cabía esperar, el éxito de la última entrega de Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo viene acompañado por adaptaciones a todas las consolas disponibles actualmente. Encontramos versión para las nuevas consolas (PlayStation 3, Xbox360 y Wii), así como PC y las dos portátiles, DS y PSP.

Pese a ser un juego basado en la tercera entrega de la trilogía, el jugador que comience una partida descubrirá que la acción se inicia durante la segunda de las entregas. Es importante recalcar que para disfrutar de la primera parte del juego el usuario debe conocer la trama de El Cofre del Hombre Muerto, ya que pocas secuencias enlazan los diversos momentos, sin conexión aparente entre una y otra fase. Desde la huida de Jack de una mazmorra hasta el asalto al Irlandés Errante, pasando por los momentos más calmados en Port Royal, apenas se argumentan estos cambios de escenario. Esta parte del juego acaba allí donde lo hacía la segunda película, con el ataque del Kraken, un enorme pulpo que parece acabar con la vida del carismático pirata.

Una vez comienza la parte que da título al juego, encontramos que este defecto (o descuido) se mantiene, aunque no tan acusado. Las explicaciones de los viajes a uno u otro sitio han sido tratadas de puntillas, si bien es posible que todos los jugadores de este título hayan disfrutado del film, no excusa el poco cuidado con el argumento


Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo es un juego de acción, simple y llanamente. Al contrario que otros títulos, como podría ser la saga Prince of Persia (que incorpora muchas plataformas), el juego que nos ocupa únicamente exige al jugador habilidad en el combate, en unos escenarios lineales (la mayoría de veces, simples pasillos con cámara lateral) que no necesitan exploración.

Los controles del juego son sencillos, y se basan en un ataque lento (pero fuerte), otro rápido (pero poco dañino), y un movimiento para empujar en cortas distancias. Similares controles han dado lugar en otros juegos muchas posibilidades de lucha, así como espectaculares combos, pero no es el caso. En Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo iremos descubriendo pocas combinaciones, pero el mayor defecto es la poca variedad vistosa de ellos, y que su utilidad es cuestionable. Podremos superar los enfrentamientos sin ningún problema golpeando los botones, con un correcto uso de la defensa, siempre y cuando el enemigo esté frente a nosotros.

El arma principal es la espada, pero disponemos de armas de fuego e incluso algún explosivo. Sin embargo, salvo puntuales ocasiones, los duelos con arma blanca serán la elección correcta.

Los rivales, ya sean humanos o de otra clase (todos inspirados en las películas) apenas mostrarán variedad de ataques, o de inteligencia. El número máximo de enemigos en pantalla es bastante reducido, dos en la mayoría de ocasiones, y no aparecerán nuevos hasta haber eliminado a los anteriores.

Las fases, como se ha comentado, son extremadamente simples en cuanto a diseño, y en pocas ocasiones se ofrece alguna zona de exploración (a pesar de ello, en algunos momentos se nos indicará la dirección en la que avanzar). En la mayoría de ocasiones, se obliga al jugador a eliminar a todos los enemigos de una sección del tramo, ya que unas barreras invisibles impedirán huir. Los únicos objetivos opcionales serán diversas tareas (no explicadas antes de la fase) tales como rescatar a unos compañeros encarcelados, acto que realizaremos con pulsando un botón sobre un punto señalado en el suelo. Este aviso para interactuar aparecerá también durante toda la aventura para avisarnos de la posibilidad de abrir puertas, subir por cuerdas, y otros movimientos, así como para derrotar a algunos jefes finales con algo de ingenio.

Como viene siendo habitual últimamente, no se deja pasar la oportunidad de usar secuencias de botones para algunas cinemáticas, como hemos visto en la saga God of War. Algunos de estos momentos solo podrán ser vistos una vez, recompensando con un extra en caso de ser superados (o evitando enfrentamientos innecesarios). En las cinemáticas donde el éxito es obligatorio para continuar con el juego, nos permitirán repetirla tantas veces como deseemos.



Durante el transcurso de la aventura se obligará a cambiar de protagonista (principalmente Sparrow, Will y Elizabeth) en diversos momentos, aunque por razones puramente argumentales, ya que sus habilidades serán las mismas y no habrá diferencias que afecten a la jugabilidad. Un detalle que se agradece son los puntos de control, muy numerosos, que nos permitirán repetir secciones o combates contra jefes, sin demasiado retroceso en el avance de la fase.

Además del juego principal, se incorporan a modo de extra multijugador una serie de minijuegos, algunos de ellos interesantes y curiosos. El más original de ellos, y que reconocerán inmediatamente los espectadores de las películas por su aparición en un momento clave, es el juego con dados y apuestas entre cuatro piratas. Las reglas son sencillas y muchas veces depende únicamente de la suerte, pero en el modo de un jugador rompe la monotonía (a veces muy exagerada) de los combates, y en modo ad-hoc, permite rápidas partidas entre amigos.

La primera impresión técnica que ofrece el juego es de ciertos altibajos. Por una parte, la ambientación está conseguida, y hay variedad de entornos, que van desde islas frondosas, fortalezas de roca, y evidentemente, barcos en combates bajo una tormenta.

Las texturas mantienen un nivel aceptable, superior al de otras adaptaciones del cine menos afortunadas (caso del reciente juego 300), y los modelados, sencillos, son aceptables teniendo en cuenta que la cámara (que no se puede controlar) suele tomar un punto de vista alejado. Esta cámara funciona bien la mayoría de ocasiones, pero irremediablemente, y por la súbita aparición de los enemigos que entran en combate sucesivamente, algunos no serán detectados hasta demasiado tarde y por la espalda, dejándonos vendidos.

Las cinemáticas normalmente muestran una buena captura de movimientos e imitan bastante bien la personalidad de los personajes (especialmente Jack Sparrow). Las caras, por el contrario, son totalmente inexpresivas y sin gestos (ni siquiera la boca para hablar) y no ayudan a introducir al jugador en las secuencias.

Los movimientos durante los combates son poco lucidos y de apariencia rígida. En este sentido, la saga Prince of Persia destaca especialmente y se muestra mucho más cuidado. Los enemigos tampoco destacan especialmente por su variedad de ataques. Su aspecto ofrece distintos aspectos entre fases, pero durante la misma la repetición es evidente, dado que no dejan de ser simples soldados estándar o monstruos humanoides de aspecto marino.

Visualmente, hay que reconocer que el juego muestra algunos escenarios bastante atractivos, así como otros más lúgubres, según lo requiera la situación, todos inspirados en las dos últimas películas de la trilogía. Pocos detalles sobresalen, pero si encontramos algún defecto como en el agua, que en ocasiones no es más que un plano con una textura fija, algo decepcionante si tenemos en cuenta que el agua se repite en muchas ocasiones. Por suerte, para alguna situación extraordinaria donde su importancia es mayor (como en la bajada de unos rápidos de un río) se añaden detalles en salpicaduras que disimulan mejor los defectos del juego.

La ambientación sonora es quizá el punto más fuerte del título. Con temas inspirados en la banda sonora de Hans Zimmer, las músicas son reconocibles y ayudan bastante a mejorar el conjunto global. Eso si, han sido retocadas para crear los bucles sonoros, lo que ha restado cierta espectacularidad y variedad.

Mencionar que las voces dobladas al castellano, si bien cumplen con su función, no cuentan con los dobladores originales de las películas. Esto es un mal menor, dentro de lo que cabe, pero obligará al jugador a acostumbrarse a la nueva voz de Sparrow, que no dudará en poner el toque cómico en algunos gagos.

Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo es un juego que no brilla en ningún aspecto. Sus gráficos en muchas ocasiones llaman la atención gracias a representar lugares conocidos y tan carismáticos como La Perla Negra o el Irlandés Errante, pero los combates que transcurren en ellos acaban irremediablemente cayendo en la repetición. Carece de grandes extras (se echaría en falta secuencias de vídeo en lugar de las, a veces, simples secuencias con el motor del juego) y como otras adaptaciones provenientes del cine, cumple pero no lo suficiente como para ser un juego a tener en cuenta fuera del estreno de la película.