Análisis de Ace Combat: Joint Assault (PSP)
Es posible que, tal y como admite Namco Bandai, la saga Ace Combat no pase por su mejor momento. Tras una década de prestigio en 32 y 128 bits, en la que cada entrega era sinónimo de diversión, espectacularidad y buena banda sonora, el escuadrón aéreo de Project Aces ha perdido parte de su atractivo al gran público, pese a que algunos de los lanzamientos han mostrado calidad sobrada. Un ejemplo quizás no muy reciente lo tenemos en Ace Combat X, uno de los juegos lanzado en 2006 para la portátil de Sony, y es ahora, cuando parece que es inminente el relevo generacional, el momento de volver a pilotar en PSP uno de los cazas más rápidos del mundo para barrer el cielo de enemigos con Ace Combat Joint Assault, que de hecho, en Japón fue lanzado como Ace Combat X2.
La tendencia de Namco es aproximar la saga a un entorno y situaciones más realistas que en sus orígenes. Esto será llevado más al extremo con Assault Horizon para consolas de alta definición, pero Joint Assault tampoco que se queda atrás. Tenemos un abanico de aviones -más de 30- que pueden ser mejorados y personalizados con las armas primarias y secundarias, así como modificar sus parámetros de control o velocidad. Un sistema que recompensa utilizar un mismo caza durante las misiones, ya que conseguimos desbloquear más y más modificaciones que comprar, aunque algunos aviones son más específicos a tareas concretas que otros -y el propio juego nos avisará de si la elección es la correcta para cada caso-.
No es ningún aspecto revolucionario ni novedoso, pero funciona bien y siempre nos da la sensación de estar jugando a algo que no es un juego arcade, a diferencia de, por ejemplo, AfterBurner. No, Joint Assault no es ningún simulador -ni los jugadores habituales a la serie lo quieren-, pero Ace Combat siempre ha estado adornado con historias personales o incluso políticas que dan cierto toque más profundo que el que ofrecen otros títulos de acción aérea.
Una de las novedades de esta entrega se encuentra en las situaciones geográficas reales de la acción. Tokio, Londres o San Francisco sustituyen a las naciones ficticias del pasado, aunque es cierto que en la práctica no influye demasiado, más que para cubrir con algo de realismo la narración y dramatismo -como los episodios que se vivirán en la capital británica-. De esta manera, las amenazas terroristas del grupo Valahia ponen en peligro localizaciones conocidas que debemos defender como miembro de la compañía militar Martinez Security. Nuestro personaje -del que podemos elegir nacionalidad y sexo- será asignado al escuadrón Antares, bajo el control de Frederick Burford y, durante unas pruebas que actúan de tutorial seremos testigos de un inesperado ataque a Tokio.
A partir de ahí, seremos testigos de cómo compañeros de otro grupo cambian de bando por las lucrativas ofertas del villano de turno, Col Nicolae Dimitrescu. Se incluyen así algunas ideas de un futuro próximo en el que los únicos que ganan dinero con las guerras son las empresas de seguros mundiales, pero aunque todo suena bien, el hilo argumental podría haber sido mejor explotado. Tras unas horas, la historia pasa a un segundo plano de interés, una lástima, pues comienza con buen pie.
Las misiones consisten habitualmente en eliminar las oleadas de aviones enemigos y algunos objetivos terrestres, pero tampoco se han olvidado de las típicas fases de escolta o enfrentamientos contra grandes fortalezas flotantes armadas de torretas. Pocas sorpresas en este sentido para la campaña principal, que cae fácilmente en la monotonía por carecer de un gancho lo suficientemente fuerte como para atraer realmente a nuevos jugadores; y los viejos sentirán cierto déjà vu al haber jugado ya a este tipo de retos en varias ocasiones en otras plataformas de sobremesa -o en el mismo Ace Combat X de PSP-. Para disimular un poco las carencias, de vez en cuando podemos elegir la misión entre dos alternativas, que pueden añadir algo de valor rejugable si deseamos ver todas las situaciones y desbloquear todas las mejoras para nuestro hangar. Es quizás el único punto a destacar de la campaña principal jugando en solitario.
Aún con la falta de chispa, hay que admitir que la jugabilidad funciona sin grandes fallos. El control es aceptable, todo lo aceptable que puede ser controlar el vuelo con botón analógico de PSP en un título nacido para consolas domésticas. Esto no significa que no pueda resultar algo duro realizar un giro de 360 grados en busca de un escurridizo avión que no deja de rodearnos, a pesar de que el juego fija objetivos cercanos para facilitar el daño por misiles; con el botón triángulo se cambian los objetivos cuando hay varios en pantalla. Con círculo disparamos el arma seleccionada, que puede ser cambiada con cuadrado. Y sobrevolar ciudades persiguiendo enemigos en nuestro radar -con diferentes niveles de zoom-, disparando misiles y esquivando los que llevan nuestro destino tiene un atractivo indudable. La fórmula funcionó hace años y sigue funcionando, pero en definitiva, el modo historia se podría resumir en lo mismo de siempre... y no especialmente mejor. Mención especial al frustrante enemigo final del juego: acabará con nuestra paciencia.
Lo que hace de Joint Assault un título al menos a tener en cuenta son sus opciones multijugador -de ahí el propio nombre de esta versión: asalto conjunto-, tanto adhock como en infraestructura, que si bien no van a mejorar demasiado el esquema básico, lo hacen más entretenido, aunque en la mayoría de las misiones los cuatro pilotos tengan un objetivo común; en otros momentos, las misiones serán diferentes para cada uno, y es entonces cuando más disfrutamos de las posibilidades de jugar en compañía. Como en Ace Combat X, tampoco se han olvidado de los modos competitivos en red para ocho jugadores, con los habituales captura de bandera, batalla por equipos, todos contra todos o defensa de territorios. El multijugador definitivamente hace que este título remonte el vuelo cuando todo indicaba que no tendría nada nuevo que ofrecer. Eso sí, la duración y dificultad se reducen con amigos, por lo que las aproximadamente ocho horas de juego serán menos en esta modalidad -aunque son más intensas y entretenidas-.
Técnicamente el juego cumple la papeleta, y aunque las imágenes no hacen justicia al juego en movimiento, tampoco estamos ante un título deslumbrante en el apartado gráfico. Las explosiones y rastros de humo de los misiles en el aire es un efecto que siempre ha sido muy llamativo en Ace Combat -y en otros juegos de altos vuelos-, pero por otra parte -y esto también es habitual-, el terreno es bastante escaso en construcciones poligonales, disimulado cuando volamos a gran altura y estamos centrados en la inmensidad del azul vigilando el vuelo de un caza enemigo. Si somos quisquillosos en las fases de destruir objetivos terrestres, en cambio, encontraremos ciudades con grandes extensiones de texturas pixeladas que simulan un mapa, pero no es un defecto fácilmente notable en una partida normal. Es fluido en todo momento y la interfaz proporciona bastante información -quizás incluso demasiada, es excesivamente recargada-.
Las constantes voces y diálogos -en inglés- ayudan más a sentirse un piloto acompañado en constante conexión con los compañeros. La verdad es que leer los textos -traducidos al castellano- no es muy cómodo porque supone apartar la vista de la acción durante unos segundos -en ocasiones los comentarios son consejos para derribar a un enemigo, en otra son frases poco relevantes- y la distorsión del efecto radio no facilita mucho entender el idioma de oídas. La banda sonora, en la línea de la habitual en la serie, en general buena aunque muy heterogénea en estilos y calidad. Los sonidos de explosiones y reactores, los de siempre.
Conclusiones
Salvando las opciones multijugador, Joint Assault no ofrece nada realmente innovador para los poseedores de Ace Combat X en PSP; y lo que pudo sorprender en 2006 ya no lo hace tanto en 2010. Namco Bandai no ha cometido ningún error grave en su desarrollo, pero no ha arriesgado lo suficiente en aspectos como la campaña, que parece realizada de manera automática copiando situaciones conocidas con la simple disculpa de introducir cooperativo. Si eres un jugador habitual de Ace Combat, reconocerás que el juego esconde algo de refrito en muchos apartados; se trata de una de esas secuelas que Namco ha "lamentado" realizar por el desgaste ocasionado a la marca de la serie.
Aún con todo, la base es sólida, y si lo que se busca es un juego de acción multijugador "pausado" como es Ace Combat, merece la atención. Project Aces lo ha dejado claro: se trata de un lanzamiento orientado especialmente al cooperativo o para incondicionales de la saga. ¿Te interesa subir a bordo?