Análisis Hades, el aclamado roguelike ahora en PlayStation y Xbox (PS5, PS4, Xbox One, Xbox Series X/S)
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Es uno de los géneros de moda en la actualidad, de eso no cabe ninguna duda. Los juegos de estilo roguelike (que comenzaron siendo un subgénero de los juegos de rol), se han convertido en uno de los predilectos tanto por los usuarios como por los equipos de desarrollo. Y debido a la gran cantidad de títulos de esta misma naturaleza que han ido apareciendo a lo largo de los últimos meses, hemos podido degustar auténticas obras maestras como Dead Cells, el reciente Returnal o el que nos ocupa. Hades se cansó de recibir toda clase de premios cuando apareció el año pasado en formato PC y Switch. Una producción ejemplar que, después de más tiempo del que hubieran deseado los usuarios de las consolas Sony y Microsoft, aparece en dichos dispositivos conservando toda su calidad y mejorando su acabado técnico, y además lo hace tanto en versión digital como en formato físico, y disponible desde el día uno en Xbox Game Pass.
El protagonista de esta aventura es Zagreus, el hijo de Hades y príncipe del Inframundo, el cual evidentemente está gobernado por su padre. ¿Y cuál es su meta? Pues desafiar a su progenitor y escapar del mismo para tratar de alcanzar el Monte Olimpo. Una tarea tan ardua y penosa como increíblemente gratificante, enganchante y placentera.
Una historia que posee más empaque de lo que suele ser habitual en el género y por la que vemos ir apareciendo a multitud de personajes pertenecientes a la mitología clásica griega como Atenea, Zeus y demás. Un guion interesante que es posible seguir sin problemas gracias a la traducción de dichas conversaciones a nuestro idioma.
La muerte te aguarda
Como es inherente al género, la muerte forma parte de la experiencia que propone esta aventura. Perderemos la vida decenas de veces y, al hacerlo, se malgastarán por siempre las ayudas y habilidades provisionales que hayamos sido capaces de forjar en nuestra partida. Pero para aliviar esta situación, también recibiremos ciertas recompensas permanentes. En un espejo que forma parte del hub principal del juego, podemos invertir los recursos que hayamos obtenido durante la partida para habilitar ciertas mejoras (recuperación de salud, poder ofensivo, etc.) así como para obtener nuevas armas. De inicio comenzamos con una espada, pero más tarde podemos conseguir algunas adicionales como una lanza, un arco o incluso un escudo arrojadizo.
Cada vez que comenzamos un nuevo intento de abandonar el Inframundo, nos toca recorrer un buen número de diferentes salas que se generan de manera procedural. Unas estancias que están agrupadas en distintos niveles y que tenemos que limpiar de adversarios para poder acceder a la siguiente. Y cada vez que realicemos esto, seremos recompensados con una nueva habilidad temporal, una llave, una especie de cristales que actúan como moneda, etc. El número de monstruos que nos aguardan en cada habitación es muy variable, casi tanto como sus distintas formas. El bestiario del que hace gala este título es bastante llamativo en general y para tratar de recibir la menor cantidad de daño posible antes de abandonar cada sala, es muy necesario aprenderse los patrones de movimientos y ataque de cada enemigo. Y lejos de tratarse de una tarea ardua y aburrida, lo cierto es que es todo lo contrario.
Y eso es porque las batallas se convierten en uno de los principales reclamos de todo el juego. Unos enfrentamientos que son de lo mejorcito que nos ha deparado este estilo de títulos. Al más puro estilo de lo recreado en un hack'n slash, podemos encadenar combos y ataques realmente llamativos con total soltura. Y eso es posible gracias a un sistema de control bastante tradicional pero efectivo y que se basa en el empleo de cuatro botones principales: ataque normal y especial, esquive y magia. Unos duelos que ponen la guinda a una jugabilidad muy equilibrada, bastante variada teniendo en cuenta el género del que estamos hablando y muy adictiva. Y eso que, siendo honestos, lo cierto es que se trata de una obra que no introduce ningún elemento novedoso. Simplemente, todo lo que propone lo ejecuta de manera plausible. ¿Se podría haber integrado alguna novedad a estas versiones? Pues hombre, nunca está de más disfrutar de nuevos niveles, personajes o armas, aspectos que no han sido contemplados en estas ediciones… pero que tampoco los echarán de menos aquellos que descubran este juego por primera vez.
En materia gráfica sí que es donde se han mejorado ligeramente las cosas, al menos en relación a la versión de Switch. Las entregas diseñadas para PS4 y Xbox One se muestran a 1080p y 60 cuadros de animación, mientras que las destinadas a PS5 y Xbox Series mantienen esa misma tasa de cuadros pero la resolución sube hasta los 4K. Todo lo demás permanece inalterable, incluyendo la perspectiva isométrica, la sensacional dirección artística que pone en liza toda la aventura y la gran recreación de monstruos y personajes. Un apartado visual muy bueno al que se suma un buen doblaje (en inglés con subtítulos en nuestro idioma), melodías excelentes y unos efectos muy trabajados.
Un gran referente de su género
Después de todo lo que hemos comentado tanto en este análisis como del mismo que realizamos del título original, así como considerando la cantidad de premios que ha recibido hasta ahora esta obra, no pensamos que sea necesario añadir mucho más acerca de este trabajo espectacular del equipo de Supergiant Games. Simple y llanamente, se trata ya no solo de una de las producciones actuales de naturaleza roguelike más impactantes, sino una de las obras indies más sobresalientes de los últimos tiempos. Un juego majestuoso en todos sus aspectos (gráficos, sistema de combate, diseño, progresión del personaje…) y que debería ser degustado por cualquier jugador, con independencia de su relación con este tipo de propuestas.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por Supergiant Games.