Análisis Daemon X Machina: Titanic Scion, una secuela ambiciosa que apuesta por el mundo abierto (PS5, Switch 2, Xbox Series X, PC)
Hay secuelas continuistas y otras que crecen en ambición, incluso si eso cambia el tipo de experiencia con mejoras en algún apartado y retrocesos en otros. Tras Daemon X Machina (2019) de Switch (posteriormente llegó a PC) Marvelous vio tanto potencial en la licencia que se pusieron manos a la obra con Daemon X Machina: Titanic Scion, un juego que no se limitaría a repetir exactamente la misma fórmula con un lavado de cara.
La principal novedad de Titanic Scion, que ya está disponible en Nintendo Switch 2, PlayStation 5, Xbox Series y PC, es la exploración de mundo abierto, una extensión que podemos explorar muy libremente gracias a nuestro mecha, capaz de sobrevolar el terreno y, lógicamente, aplicar esta velocidad de movimientos durante el combate.
Encuentra la libertad en un mundo dividido en dos
De las primeras horas e historia de Daemon X Machina: Titanic Scion ya os hablamos este verano con nuestras impresiones. Hay pequeñas conexiones con el original pero se puede jugar perfectamente sin conocer aquel, y además el argumento no es tan interesante como se promete en la apertura. Tras una pequeña sección que funciona como tutorial, tenemos acceso a un hangar o hub principal que permite seleccionar nuestra próxima misión (en solitario y cooperativo) o personalizar diversos aspectos de gameplay y estéticos, tanto del Arsenal (que realmente no es un mecha, sino un exoesqueleto) como de nuestro personaje.
Este apartado de edición es sin duda uno de los puntos fuertes de Titanic Scion, más teniendo en cuenta que puedes jugar en compañía y cada jugador tendrá un estilo de combate diferente. Incluso existe la opción de transmog (trasladar la apariencia de las piezas a otras con mejores estadísticas) en caso de tener ya tu mecha favorito en colores, diseños y vinilos.
Las combinaciones son casi infinitas, si bien no hablamos de los cambios drásticos en jugabilidad que se ve en la serie Armored Core con la sustitución de extremidades.
La personalización añade un componente rolero: cada elemento varía la salud, resistencias, peso, defensa y otras variables, con la posibilidad de añadir en ocasiones accesorios que mejoran las estadísticas. Suma que constantemente iremos encontrando un montón de armas blancas, de fuego, escudos y más, y tienes el sueño de todo aficionado a construir mechas únicos. Pero como os contamos anteriormente, no se trata sólo de modificar a la máquina: a partir de cierto punto, nuestro personaje podrá añadir habilidades (activas o pasivas) con el material genético que dejan caer ciertos enemigos, incluso si en el proceso sufre mutaciones físicas.
Esta libertad total de personalización cumple con creces todo lo que podríamos pedir. El resto de apartados, igual o más importantes en el global, quedan un poco más cortos. La acción por ejemplo no está mal (de hecho es mejor que en Daemon X Machina) siempre y cuando busques un control arcade poco realista para el comportamiento que deberían tener estas máquinas. Combinado con unas animaciones corrientes y una cámara que en momentos de más acción puede confundir, se echa en falta un poco más de pulido: Marvelous ha apuntado más alto con la secuela, pero sus recursos siguen siendo muy justos.
No obstante, el combate tiene momentos divertidos, sobre todo cuando nos enfrentamos a enemigos de gran tamaño, atacamos a diferentes partes del cuerpo, esquivamos golpes demoledores y damos uso a ese bonito arsenal que hemos estado recolectando. Contra los enemigos más genéricos, esos que puedes encontrar en el mapa (sean robots o monstruos) las batallas son más simples y monótonas, pero con los jefes y enemigos gigantescos es otra cosa, especialmente en compañía (y hay juego cruzado entre plataformas). La sensación de tener ahora una especie de MMO o Monster Hunter con mechas está ahí y quizás sea lo más meritorio de Titanic Scion.
No exprime las plataformas modernas
Además del combate y la personalización, hay otro apartado fundamental de Daemon X Machina: Titanic Scion: su salto al mundo abierto. Lógicamente aquí es donde más se aprecia que estamos hablando de un AA, y si bien se puede entender la pretensión de la desarrolladora por hacer un juego más grande y épico, se deben tener claras las limitaciones técnicas y artísticas.
Las misiones nos llevarán a diversos puntos del mapa, ampliando los horizontes y desbloqueando puntos de viaje rápido que te facilitarán volver a una región ya visitada; casi todas genéricas y poco imaginativas, así que no esperes nada fuera de lo normal. La exploración en sí es cómoda gracias a las posibilidades del mecha (en horizontal y vertical), y que las distancias son razonables: el mapa no es tan grandes como para pasar una hora de vuelo entre desiertos rocosos, ni tan diminuto como para que el mapa pierda su sentido. Está poblado de algunas actividades, enemigos y misiones opcionales, que en combinación con el coliseo y el minijuego de cartas, multiplican la duración del juego a nada que quieras profundizar un poco (unas 15 horas para su campaña principal, muchísimas más para todo su contenido).
El problema es que sus biomas son terriblemente aburridos, pese a alguna mecánica como el daño ambiental en alguno de ellos, y esto desincentiva investigar por tu cuenta. Titanic Scion cambió la dirección artística por un aspecto más realista que el juego original y eso muestra más las costuras de unos entornos clónicos, con aspecto bastante tosco (las aristas son muy visibles en cualquier decoración) acompañado por unas texturas de baja calidad, que a veces parece que ni han cargado. Puede sonar a exageración, pero rendimiento aparte, recuerda a los gráficos de hace unos 20 años; sólo salvaríamos los diseños de los mechas de Shōji Kawamori (Macross, The Vision of Escaflowne) y personajes de Kimihiko Fujisaka (Terra Battle, The Last Story, Nier, Drakengard 3).
En el apartado sonoro, la música es la gran protagonista. Nos ha encantado el trabajo de Junichi Nakatsuru (veterano de SoulCalibur, que también participó en el primer Daemon X Machina) y Rio Hamamoto (otro veterano de Bandai Namco) que han sabido crear potentes temas con guitarras y toques electrónicos para acompañar los enfrentamientos más importantes.
Conclusiones
El nuevo diseño de Daemon X Machina: Titanic Scion reduce parte de la épica narrativa del primer juego y su mundo abierto aporta un giro interesante para conseguir una secuela que no es "más de lo mismo", aunque el ajustado presupuesto hace que su ambientación gráfica sea muy olvidable y en ocasiones se sienta como un enorme escenario muerto en el que ir de un punto a otro para obtener equipamiento.
Por suerte, el combate aprueba, la abrumadora cantidad de opciones de personalización y el cooperativo online consiguen que Titanic Scion a ratos sea esa fantasía de ciencia ficción y mechas que Marvelous quería para esta secuela. No es ese espaldarazo definitivo para convertir Daemon X Machina en la licencia estrella de la editora, pero sólo es cuestión de ir mejorando esta base con más juegos.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PS5 proporcionado por Decibel.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
Últimos análisis de PS5, Switch 2, Xbox Series X y PC













