Análisis de Wolfenstein: The New Order (PS4, PS3, Xbox 360, PC, Xbox One)
Ahora que en los juegos de acción más exitosos como las series Call of Duty y Battlefield se le da más importancia al multijugador que a la campaña para un jugador, y con un juego reciente tan importante como Titanfall que directamente desecha la experiencia single player, llega este Wolfenstein: The New Order, que propone exactamente lo contrario. Un juego de acción en primera persona que se centra exclusivamente en su historia para un jugador, y que no tiene ningún tipo de multijugador.
Y no solo eso, por muchos motivos da la sensación de que sus creadores se han propuesto hacer exactamente lo contrario a lo que podemos jugar en la campaña para un jugador de los Call of Duty de los últimos años. Escenarios abiertos con distintos caminos, por lo que la exploración es importante, sin una flecha guía que te lleve todo el rato de la mano, personajes con carisma y una historia bien contada, variedad de situaciones, posibilidad de usar el sigilo, un sistema de vida con botiquines y escudo, un nivel de dificultad bastante alto y en definitiva un juego con alma, con personalidad, que se nota hecho con cariño, algo que últimamente es cada vez más difícil de ver en las grandes producciones.
Sus responsables son MachineGames, un nuevo estudio sueco formado por exempleados de Starbreeze Studios, creadores de juegos como The Chronicles of Riddick: Escape from Butcher Bay y The Darkness, algo que se nota por su cuidada narrativa y por no haber seguido ninguna de las tendencias del género de los últimos años. Estamos ante un juego que recuerda a aquellas aventuras de acción en primera persona de finales de los 90 primeros años 2000, cuando Half-Life se convirtió en un icono de los videojuegos, y un shooter era algo muy diferente a recorrer un pasillo practicando el tiro al pato.
Para empezar lo primero que hace muy bien MachineGames es aprovechar y sacarle partido a la saga con la que está trabajando, que comenzó con Castle Wolfenstein en 1981, continuó con un mito como Wolfenstein 3D en 1992, uno de los precursores del género de la acción en primera persona, volvió en 2001 con el más que notable Return to Castle Wolfenstein, y pinchó en 2009 con Wolfenstein, la última y mejorable entrega hasta el momento. Wolfenstein: The New Order nos vuelve a meter en la piel de William "B.J." Blazkowicz y su eterna lucha contra el ejército nazi, pero lo hace con una historia más elaborada que nunca, con un elenco de secundarios y villanos bien construidos, y un héroe carismático, duro y un tanto socarrón, aunque con su corazoncito, que no duda en decir en voz alta lo que piensa en muchos momentos.
El punto de partida de la historia no puede ser más interesante, se desarrolla en los años 60 en un universo alternativo en el que los nazis han ganado la Segunda Guerra Mundial y han conquistado el mundo, y esto lo vivimos y vemos reflejado de diferentes maneras, tanto a través de las interesantes y variadas localizaciones que visitamos como por los documentos, periódicos, cartas y hasta discos de música que encontramos. Blazkowicz junto a un grupo de la resistencia intentarán plantar cara a los todopoderosos nazis, y aunque su historia no es ninguna maravilla y no te va a cambiar la vida, es lo suficientemente buena para un juego de acción sin demasiadas pretensiones, y sirve para ponernos en todo tipo de emocionantes situaciones. Y lo que es más importante, está bien contada y se sigue sin problemas, con algunos momentos tanto en tiempo real como cinemáticas bastante curiosos, con un humor negro que se agradece, ya que nunca se toma demasiado en serio, aunque no elude el drama.
Aunque Wolfenstein: The New Order parecía en un principio un juego de acción en primera persona totalmente frenético y centrado 100% en la acción, nos ha sorprendido por su variedad de situaciones, y bastantes toques aventureros, con algunas misiones en las que incluso no disparamos, y otras centradas parcialmente en la infiltración. La gran mayoría de las situaciones se pueden resolver tanto a tiro limpio como con sigilo, y de cualquiera de las dos maneras el juego funciona y es divertido. Nosotros hemos combinado ambas maneras de jugar, y nos lo hemos pasado en grande. Los escenarios suelen ser amplios y con distintos caminos, permitiendo diferentes aproximaciones, y te apetece explorarlos, hay multitud de secretos y coleccionables esperándonos.
Nos molesta que en juegos de acción bélica que pretenden ser realistas, parece que estés disparando a muñecos de trapo, que apenas sangran, por más fuerte que les haya pegado. En Wolfenstein: The New Order creas auténticas carnicerías, arrancas cabezas, revientas cuerpos y salpicas las paredes de sangre, no se corta un pelo, ni durante la acción ni en otros momentos como las cinemáticas, es un juego muy visceral, crudo y violento. Y llamadnos sádicos, pero al menos en este caso, eso nos ha divertido y mucho. Los nazis se están portando muy mal, y el juego no deja de incitarte y mucho a machacarlos, dándote una enorme variedad de maneras de hacerlo.
Pistolas, fusiles de asalto, escopetas y fusiles francotirador que además podemos llevar por duplicado, a dos manos, lo que es tan macarra como divertido, y que después de habernos viciado tanto a este, ahora nos gustaría verlo en todo los juegos de acción. Un arsenal no demasiado variado pero sí útil y necesario en todos los casos, además desbloqueando progresivamente dos tipos de disparos en cada arma. A destacar la escopeta, de efectos devastadores, algo de lo que parece han tomado buena nota de id Software, ya que usarla es tan satisfactorio como en sus juegos.
Como única arma original tenemos la cortadora láser, una herramienta que va evolucionando a lo largo de la aventura. Al principio nos permite cortar cadenas y rejas para abrirnos paso, pero a base de mejorarla acaba siendo una temible y espectacular arma, capaz de reventar cuerpos en cachitos. Cuando se trata de ir con sigilo, el cuchillo toma el protagonismo, con diferentes ejecuciones por la espalda muy violentas, y la posibilidad de lanzar unos cuchillos arrojadizos que matan directamente a los soldados si los pillamos desprevenidos.
Quizá uno de los elementos que más tiene la culpa de que Wolfenstein: The New Order se sienta como un juego de la vieja escuela es su sistema de vida, con puntos de salud y escudo, desechando, casi por completo, la regeneración de vida automática. Hay un sistema de recuperación parcial, de al menos 20 puntos, pero creednos que esto a efectos prácticos es anecdótico, y sirve para darnos una pequeña y última oportunidad. A la vez que machamos a decenas de enemigos, tenemos que estar cogiendo constantemente munición y todo tipo de objetos que recuperan la salud y el escudo, y esto hace que juguemos de una manera bien distinta a la del clásico shooter con autoregeneración. No vale quedarse quieto en un sito, hay que moverse y ser dinámicos, y aprovechar los recursos que nos ofrecen tanto los enemigos caídos como los escenarios.
Es un juego con muy buenas ideas, y que no es old school por impostura, sino por convicción, y no le importa agregar a la fórmula elementos "modernos". Por ejemplo un curioso sistema de ventajas o perks, que nos ha parecido bastante original dentro del género. Tenemos cuatro árboles –infiltración, táctico, asalto y demolición-, y vamos desbloqueando diferentes ventajas según realizamos ciertas acciones. Por ejemplo, para empezar a lanzar cuchillos, tenemos primero que haber hecho cinco derribos en silencio, y para reducir el ruido al correr y aumentar la velocidad al caminar agachados, acabar con 50 soldados de manera sigilosa.
Para correr más rápido empuñando dos armas, hay que realizar al menos tres muertes tras habernos deslizado. Para aumentar la capacidad de llevar granadas, causar diez muertes con ellas, y para aumentar el cargador de ciertas armas, haber realizado un número concreto de bajas desde una cobertura con cada una de ellas. Esto hace que si queremos desbloquear todas las ventajas, y los correspondientes logros y trofeos, tengamos que ir modificando nuestra manera de jugar y utilizar todas las acciones disponibles, lo que es muy entretenido.
También nos gusta mucho la mecánica de los comandantes. Cuando llegas a una nueva zona, un indicador de proximidad te dice a qué distancia están los comandantes de la zona, que suelen ser uno o dos. Estos personajes si te ven activan las alarmas y piden refuerzos, de manera ilimitada hasta que acabas con ellos, por lo que es interesante eliminarlos antes de nada, a poder ser sin te vean, una manera inteligente de incitarte a usar el sigilo. Algo no muy necesario en los primero niveles de dificultad, pero sí en los niveles más duros. Tenemos cinco niveles de dificultad disponibles desde el principio, y aunque en el tercero ya es complicadillo, os animamos a los expertos en el género a que juguéis en el cuarto o el quinto, un auténtico reto.
El juego se puede terminar en unas 10 o 12 horas si vas al grano y no te entretienes demasiado explorando, pero esta duración se puede disparar dependiendo del nivel de dificultad y de si te dedicas a buscar todos los coleccionables y secretos, que son muchos. Por lo que la cifra que dieron sus responsables, de 20 horas, no nos parece exagerada. Hay tesoros, cartas, grabaciones, zonas secretas y los importantes códigos enigma, que si encontramos y resolvemos pueden desbloquear hasta cuatro modos de juego extra. Además la campaña se "debe" jugar un par de veces.
Al principio de la aventura tenemos que tomar una decisión muy importante, lo que origina dos cronologías. La historia y las situaciones no cambian demasiado, pero sí algunos detalles como ciertas cinemáticas, personajes y una habilidad que conseguimos. En uno de los casos forzar cerraduras, lo que nos permite abrir ciertas puertas y conseguir mejoras de blindaje. En el otro caso hacer puentes eléctricos, consiguiendo mejoras de salud. Pese a sus coleccionables y las dos cronologías, y ante la ausencia de modo multijugador, que no nos importa para nada, nos hubiera gustado algún modo de juego diferente. Por ejemplo no hubiera estado mal, ya que es tan divertido disparar y machacar enemigos, alguna especie de modo arcade con puntuaciones y marcadores en línea, que hubiera enriquecido el producto de manera notable.
Por decir alguna que otra cosa mala, ya que hasta ahora casi todo han sido halagos, la inteligencia artificial de los enemigos no es demasiado buena, en la línea de la mayoría de los shooters de los últimos años. Y aunque esto en plenos y locos tiroteos no importa demasiado, sí es más importante cuando intentas jugar con sigilo, donde descubres que los nazis no son muy listos. También nos hubiera gustado algún jefe final más memorable, por sus mecánicas, pero en línea generales Wolfenstein: The New Order nos ha dejado más que satisfechos.
Su apartado gráfico, utilizando el motor id Tech 5, que hasta el momento solo habíamos visto en Rage, también nos ha gustado bastante, a unos impecables 1080p y 60fps en las nuevas consolas. Es cierto que tampoco es un portento que demuestre de lo que son capaces PS4 y Xbox One, faltan efectos gráficos más impactantes, o una iluminación más lograda, pero eso lo suple con una cuidada dirección artística, muy imaginativa tanto en escenarios como enemigos, con una rica variedad de localizaciones. Hay cierta destrucción de los escenarios, más que en otros juegos similares, lo que le sienta muy bien, pero te deja con ganas de más, un terreno a explorar en los juegos de acción en los próximos años.
Además el framerate, al menos en PS4 que es la versión que hemos analizado, no titubea en ningún momento por más elementos que se acumulen en pantalla, el mínimo exigible en una nueva generación, que muchos otros no están pudiendo alcanzar. Hay algunas texturas bastante mejorables, y al empezar una escena a veces vemos cómo estas se cargan delante de nuestros ojos, pero en general nos ha parecido un trabajo gráfico bastante bueno, si un solo defecto que empañe el apartado jugable. Además, cuenta unos tiempos de carga muy razonables, por lo que no te importa repetir sucesivas veces una misma situación.
En el sonido tenemos algunas pegas más, en lo que respecta a la versión en castellano. El doblaje está bien, cumple sin mayores problemas, con alguna voz que os sonará de otros juegos, pero la mezcla de sonido deja mucho que desear. Las voces se oyen muy bajo, a veces cuesta escucharlas, y en las opciones no podemos cambiar el volumen de la música, los efectos y las voces por separado. Este problema en la mezcla de audio cuando se dobla en español es recurrente, ocurre en otros muchos juegos, y es algo que se debería solucionar de una vez, cuando hay algún que otro título que no tiene ni un solo problema en este aspecto –sin irnos muy lejos, Infamous: Second Son, con una perfecta mezcla de audio en la versión en castellano-.
Además el doblaje original, mucho mejor tanto técnicamente como por la interpretación de los actores, no podemos elegirlo libremente en las opciones, algo que nos molesta y que se debería superar de una vez, sin tener que obligarnos a cambiar la consola de idioma. Por otro la banda sonora nos ha parecido bastante buena, muy cañera, con mucha guitarra y buen gusto, ambientando perfectamente todo tipo de situaciones, y bien dosificada, sabiendo cuando apartarse y cederle el protagonismo al silencio o los efectos de sonido.
A patear traseros nazis
Tras varios años llenos de shooter genéricos a la estela de Call of Duty, intentando imitar su fórmula casi siempre sin demasiado éxito, Wolfenstein: The New Order mira al pasado para recordarnos que hay otra manera de hacer juegos de acción en primera persona, y paradójicamente, gracias a esta mirada retrospectiva, en pleno 2014 se siente como algo fresco y distinto. Un juego con alma, con personalidad, con las ideas muy claras, honesto y sin complejos, algo cada vez más complicado de encontrar entre el mercado de los llamados triple A.
No revoluciona el género, ni tiene la intención de hacerlo, y seguramente lo olvides a la misma velocidad que lo devoraste, pero no imaginamos una mejor manera de traer de vuelta un clásico de los videojuegos. Si te gustan los juegos de acción en primera persona como los de antaño, con una experiencia para un jugador satisfactoria y bien elaborada, es prácticamente imposible que no te guste lo que ha hecho MachineGames, un gran primer trabajo.