Análisis de Portal Knights (PS4, Switch, PC, Xbox One)
Para el éxito en ventas que ha sido Minecraft el número de clones disponibles en el mercado todavía nos parece algo pequeño. Poco a poco llegan, con algún tipo de cambio, potenciando más la aventura y la acción en detrimento de la libertad o construcción, haciendo uso de licencias conocidas mundialmente –Lego Worlds, Dragon Quest Builders- o adaptando la idea a universos 2D. Todo el mundo quiere su parte del pastel aunque suponga quedar a la sombra de Mojang y ser objeto de odiosas comparaciones.
Portal Knights, lanzado hace algo más de un año en Acceso anticipado de Steam, es uno de estos títulos dispuestos a combinar construcción, recolección de materiales y acción con un toque rolero. Toca la mayoría de tópicos de este tipo de lanzamientos, así que los aficionados a Minecraft no tardarán más que unos minutos en entender su mecánica y empezar a extraer mineral de las rocas y plantas de un entorno con superficies que vuelven a adoptar formas cúbicas –árboles y vegetación cuentan con más detalle, sin desentonar demasiado-.
Este juego destaca su aspecto de rol y acción, y aunque dispone de opción para construir un hogar listo para ser decorado a nuestro gusto, la parte de combate tiene gran peso en Portal Knights. Su historia nos presenta un planeta hecho añicos –literalmente- con su corteza fragmentada a modo de terrenos aislados. O casi, puesto que hay una forma de ir entre estos mapas: los portales. La mala noticia es que no están activos y necesitarán nuestro trabajo para que el viaje se pueda extender más allá de la primera isla.
Portal Knights nos permite personalizar a nuestro héroe –o heroína- con un sencillo editor de peinados y colores. La decisión más importante la encontramos en la clase - tres tipos muy reconocibles del rol- que definen nuestros parámetros iniciales y tipo de ataque. El guerrero es hábil con armas blancas y fuerte en las distancias cortas, pero obviamente tiene más problemas con criaturas voladoras y debe arriesgar más para acercarse al enemigo.
El guardabosques es un arquero que sí está preparado para objetivos a media distancia, sin embargo no es muy bueno en el cuerpo a cuerpo, lo que requiere evitar las encerronas –sobre todo en minas y pasillos estrechos-. El mago es parecido pero utiliza conjuros elementales que afectan más o menos según la afinidad de los enemigos.
Es interesante probar cada uno antes de decantarse por una clase en concreto, dado que las estrategias e incluso la dificultad se pueden ver afectada por nuestra comodidad con cada personaje. El caballero es el más clásico, tipo ARPG, pero no está de más probar cómo se desenvuelven el resto. Si optas por jugar con amigos –hay cooperativo para cuatro usuarios-, lo más razonable es formar un grupo variado que afronte todo tipo de peligros. Hay monstruos orientados a lanzar proyectiles y otros de fortaleza física que requieren planteamientos un poco diferentes.
El problema del combate es que es muy mejorable. Simple, lo cual se agradece, pero con personajes algo lentos; ni muy técnico ni lo suficientemente arcade. Además los enemigos suelen contar con una vitalidad importante, que requieren muchos impactos antes de morir. No es que la dificultad sea terrible, la muerte apenas tiene penalización –unas monedas-, pero hace cada batalla innecesariamente larga. A nuestro favor decir que es fácil aprovechar el diseño del mundo, la modificación del terreno y la básica inteligencia artificial para atacar a ciertas criaturas desde posiciones completamente seguras –desde una altura contra un monstruo sin proyectiles tienes garantizada la victoria-.
Derrotar a estas criaturas proporciona recursos -a veces tan necesarios como esquirlas de portal- y experiencia. Hay un sistema de niveles y personalización de atributos, que es en definitiva uno de los aspectos que da el toque rolero. Podrás invertir los puntos en mejorar tu salud, la fuerza, agilidad, inteligencia, etc. y una serie de talentos que especializan aún más a nuestra clase. Con nivel 2 el mago puede aumentar un 25% el daño causado por el báculo, la varita o guadaña, mientras que el guerrero escoge entre el hacha, la espada y el martillo. Progresar en esta evolución recompensa con más ventajas ofensivas y defensivas que serán de gran ayuda en los enfrentamientos contra jefes.
A estas habilidades hay que sumar otro factor de personalización en armas y armaduras. Construir objetos requiere materiales que recogemos del mundo golpeando o mejor aún, utilizando herramientas para cavar y romper. Cada isla, generada aleatoriamente, no tiene todos los materiales que puedes necesitar, lo que te obligará a regresar a zonas pasadas o avanzar para completar tu objetivo. A veces hay incluso más de un portal en la zona, abriendo la posibilidad de elegir diferentes rutas en nuestro viaje.
Estas islas tienen su propio ecosistema, lo que significa que hay zonas muy pobladas de vegetación, otras desérticas, con grandes lagos o nieve. Un ciclo solar pasa del día al a noche en tiempo real, afectando también a la aparición de algunas criaturas que sólo habitan unas horas concretas. La parte de exploración no está nada mal y cavar un túnel o entrar en una catacumba a recoger tesoros es divertido; original quizás ya no tanto.
Realmente los gráficos son uno de los apartados que más nos ha sorprendido del juego y ayudan a alimentar el espíritu aventurero por ver nuevas islas; es uno de los imitadores de Minecraft más bonitos. Para tratarse de un juego de producción más bien pequeña, ha superado nuestras expectativas.
En cuanto al juego con pad, aunque no sea el sustituto perfecto del ratón a la hora de moverse por los menús de creación de objetos, tiene una interfaz adaptada a consola que es razonablemente cómoda. Podemos configurar una barra inferior para tener a mano los accesos directos a armas, ítems o bloques de nuestra preferencia. El único aspecto reseñable –para mal- en cuanto a la experiencia son los tiempos de carga al saltar entre portales, un poco pesados si abusas de ellos.
Conclusiones
Portal Knights reduce mucho los elementos de construcción por algo más orientado a la acción y obtención de recursos, más guiado. La idea es buena, pero no ofrece nada sobresaliente en este género más que la incorporación de una serie de ideas de Minecraft simplificadas –no obstante, esto también se puede considerar en un punto a favor-. Por ejemplo, nos habría gustado que tratándose de un RPG, los personajes que encontramos en cada zona diesen algo más de conversación que un par de frases genéricas; en definitiva, desarrollar sus aspectos diferenciadores y no quedar en un revuelto de varias influencias.
Si este tipo de juegos son tu pasión y piensas aprovechar el cooperativo, que permite sacar más partido de la variedad de clases, Portal Knights es una opción más a probar. No demasiado brillante u original en nada de lo que hace, pero suficiente para pasar un buen rato investigando los misterios de cada nueva isla que descubres.
Hemos realizado este análisis en su versión PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado 505 Games.