Análisis de Pop-Up Pilgrims (PS4)
Los juegos de puzles y estrategia en los que controlamos a una serie de personajes no son demasiado populares últimamente, aunque tuvieron una época dorada con el mitiquísimo Lemmings. Ahora, Dakko Dakko adapta la fórmula de Floating Cloud God Saves The Pilgrims Credits, un título lanzado por el estudio en 2012, a la realidad virtual con Pop-Up Pilgrims.
Aun así, no os esperéis un clon del juego de Rockstar.
Al igual que hicieron con su último título hasta la fecha, Scram Kitty and his Buddy on Rails Credits, el estudio inglés coge una fórmula más o menos conocida y le da su toque personal para convertirla en algo original y desafiante.
El dios nube
Pop-Up Pilgrims es un juego en el que tenemos que asegurarnos de que nuestros personajes llegan a la meta vivitos y coleando, y si es posible, recogiendo unos coleccionables por el camino. Todo ello lo haremos con apenas dos botones, si bien según progresamos se hará necesario usar algunos controles más "avanzados". En cualquier caso, la acción principal del juego, apuntar para seleccionar, se hace moviendo la cabeza, no que nos ofrece un control rápido y preciso.
Nuestros peregrinos –que dan nombre al juego– recorrerán los escenarios sin ningún tipo de criterio propio, girándose cuando llegan a un borde o a un obstáculo, y saltando hacia el fondo o hacia el frente cuando encuentren el elemento que les ordene hacerlo. Nosotros tendremos que hacer que salten o reciban ciertas órdenes, principalmente para que salten entre plataformas, recojan los coleccionables o interactúen con determinados elementos del escenario.
Esto puede parecer sencillo, pero creednos cuando decimos que las cosas se van complicando. Los escenarios cada vez se enrevesan más, los peregrinos empiezan a salir de diferentes sitios, se van introduciendo nuevos tipos de peregrinos, van apareciendo nuevos objetos y cada vez tenemos que estar pendientes de más cosas y tenemos menos tiempo. Los niveles tienen aparte un sistema de puntuación, por lo que si además sois perfeccionistas y queréis conseguir el oro en cada uno, preparaos para repetirlos más de una vez.
Creemos que Dakko Dakko ha conseguido hacer un muy bien trabajo en lo que respecta a la progresión, y aunque a veces los tutoriales son un tanto abstractos, se agradece esa sensación de novedad constante a lo largo de toda la aventura. Además, hay hasta una especie de modo multijugador, que permite que un segundo usuario nos eche una mano (o nos arruine la partida) jugando en la televisión, lo que puede dar algunos momentos interesantes y divertidos.
Sí es cierto que dentro de todas estas mecánicas nos parece que el control no es todo lo preciso que debería. O mejor dicho, es demasiado preciso. En un juego en el que tienes que estar pendiente de tantas cosas y en el que controlas casi todo con tu cabeza, es fácil perder el control por apenas unos milímetros, y arruinar una partida por un error tonto. Pop-Up Pilgrims no perdona, no ofrece la posibilidad de rebobinar y en algunos niveles va a llegar a desesperar hasta a los más pacientes.
Un curioso estilo artístico
Pop-Up Pilgrims apuesta por una interesante mezcla de elementos en 2D con profundidad. Los personajes y escenarios son sprites, pero están colocados en diferentes "capas" dentro de ese entorno 3D que nos ofrece la realidad virtual. Es, en cierto modo, algo parecido a algunos de los juegos en dos dimensiones que hemos visto en Nintendo 3DS. Al principio puede resultar un tanto chocante, pero a nosotros nos ha acabado gustando, gracias a un estilo artístico muy acertado.
Algo menos nos ha acabado gustando la música. Si bien es cierto que al principio se agradece su frescura y felicidad, cuando tenemos que repetir un nivel 20 veces para intentar sacar el oro, se acaba convirtiendo en una melodía machacona que nos acaba poniendo aún más de los nervios. Esto es quizás algo personal que no afectará a todos por igual, pero creemos que una banda sonora algo más relajada y pausada habría ayudado.
Por último, indicar que Pop-Up Pilgrims nos llega sólo con textos en inglés, lo que no es un gran problema para jugarlo, obviamente. Eso sí, siendo un título con tan poco texto, se podría haber hecho el esfuerzo por traducirlo y ayudar a los jugadores menos angloparlantes a entender los tutoriales.
Un desafío para la realidad virtual
Pop-Up Pilgrims recuerda inevitablemente a Lemmings, aunque sería injusto eclipsarlo detrás del clásico, ya que hace también muchas cosas originales. Es un título que gusta descubrir, que siempre va sorprendiéndonos con nuevas mecánicas y que ofrece unas cuantas horas de juego –muchas más si queremos hacerlo todo perfecto–, y que nos ofrece algo diferente para la realidad virtual, aunque no aprovecha demasiado el formato.
Teniendo en cuenta que este subgénero no está viviendo su mejor momento, se agradece ver algo así. Es cierto que no tiene muchas opciones para rejugarlo, y que el control puede llegar a ser frustrante, pero si os gustan los desafíos y los juegos de este estilo creemos que se merece una oportunidad.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga proporcionado por Sony.