Análisis Need for Speed: Heat, corriendo a rebufo (PS4, Xbox One, PC)
Sobre el papel, cuando EA fundó Ghost Games, la idea pudo parecer buena. Coger a desarrolladores de Criterion (creadores de Burnout y otros juegazos), Black Box (Skate), DICE (Mirror's Edge, Battlefield) y Playground Games (Forza Horizon) y centrarlos en trabajar en Need for Speed sonaba a planazo, pero la realidad es bastante diferente. El estudio lleva ocho años desarrollando juegos de la saga de manera bianual, y en lugar de mejorar el producto que dejó Criterion, van a peor. Con cada entrega tenemos la sensación de que la saga está en manos incapaces de entender qué falla y hacer algo por corregirlo, y Need for Speed: Heat es un ejemplo clarísimo de esto.
Videoanálisis
Tuning, carreras y policía
Need for Speed: Heat es un juego de conducción arcade de mundo abierto, que continúa exprimiendo la fórmula de su tatarabuelo, Burnout Paradise. Así, vamos a encontrar pruebas con las que conseguiremos experiencia y dinero, lo que nos servirá, respectivamente, para desbloquear nuevas piezas y coches, y para comprarlos. También podemos gastarnos dinero en modificar la apariencia de nuestro protagonista, con diferentes prendas de marcas reales. Sobra decir que tenemos una enorme cantidad de opciones para modificar nuestros coches, algo con lo que los aficionados del tuning van a disfrutar al máximo. Piezas para modificar la carrocería, luces de neón, vinilos y hasta el tipo de conducción. Modificar nuestro coche o comprar coches más potentes será imprescindible para progresar, ya que las pruebas irán exigiendo un nivel de coche recomendado según avanzamos.
La aventura está claramente dividida en dos partes, la conducción diurna y la conducción nocturna. Podemos encontrar diferentes pruebas en cada franja horaria, cada una con diferentes recompensas. En general, con las pruebas del día ganamos dinero y con las de la noche ganamos experiencia que no se aplica a nuestro personaje hasta que vamos a un garaje. Esto hace que la noche sea la parte más emocionante, ya que la policía hace acto de presencia y, si nos detienen, nos quitan toda la experiencia ganada.
Esta idea funciona bien y le da mucha intensidad a las persecuciones; os aseguramos que si os pillan después de unas cuantas carreras, cuando vais cargaditos de experiencia, huís como si os fuese la vida en ello. Al avanzar vamos desbloqueando opciones para sobornar a la policía o herramientas para complicar la persecución, ofreciendo una sensación constante de riesgo y recompensa.
El gran fallo es que Ghost Games no parece ver que el principal problema que tiene la saga es el núcleo jugable. Las pruebas son tremendamente similares entre sí, y tarda demasiado en ir introduciendo nuevos tipos de carreras. Es un sistema de progresión tremendamente lento, en el que pasas demasiadas horas jugando al mismo tipo de prueba. Por poner un ejemplo, en Forza Horizon estás cambiando de terreno y de coche constantemente, realizando carreras de diferentes tipos y con una sensación constante de descubrimiento. Aquí pasas muchísimo tiempo con el mismo coche (es más rentable mejorarlo que comprarte uno nuevo), haciendo pruebas que no intentan aportar nada nuevo para poder mejorarlo y poder hacer la siguiente misión de la historia, y se vuelve tremendamente repetitivo. Ojo, la fórmula sigue siendo entretenida y es fácil ponerte a conducir durante horas, echando carreras y compitiendo los pequeños desafíos repartidos por el mapa, pero es como la música: hay canciones que disfrutas y quieres degustar cada nota, y canciones que están bien como música de fondo. Y Heat es música de fondo.
Por supuesto, tenemos una historia que no aporta nada, y que cada vez se nos antoja más innecesaria. Está bien implementar un hilo narrativo para conectar las pruebas, pero sabiendo que el juego adolece de varias carencias, nos preguntamos si no tendría más sentido invertir ese tiempo y ese dinero en diseñar nuevos tipos de pruebas, por ejemplo.
Conduce solo, conduce acompañado
Un elemento clave de un juego de conducción es, obviamente, la conducción. Es un título muy arcade, donde la clave gira en torno al derrape, que se «activa», por decirlo de alguna manera, soltando y pulsando el acelerador. Al principio resulta un tanto extraño, pero una vez que le pillas el truco se juega bastante bien. No es la conducción más refinada, y se echa en falta que los coches reacciones de manera diferente en función de las superficies (por ejemplo, cuando llueve y sobre el asfalto seco), pero cumple su cometido. Aunque en la dificultad más alta ofrece un desafío razonable, al final todo depende de nuestro coche. Tenemos que ir buscando siempre pruebas que se adapten al nivel de nuestro coche para que no se haga demasiado difícil o demasiado fácil, por lo que la dificultad, en realidad, la marcamos nosotros mismos al elegir la prueba.
Para lanzarnos a la calle, desde el primer momento, tenemos dos opciones: jugar en solitario o jugar a través de internet. Además de, obviamente, no compartir nuestro mundo con otros jugadores, jugar en solitario nos da una ventaja interesante: poder pausar la partida. El multijugador nos pone en un mundo compartido con otros jugadores o con nuestros amigos. Así, podemos competir en las mismas pruebas (no en las del modo historia) siempre que estemos en el mismo momento del día. Si jugamos online, al iniciar una prueba podemos invitar a nuestro grupo o a todos los jugadores que estén en el mundo con nosotros, y ellos pueden aceptar o no, y tras unos segundos comenzará la partida. Es un modo bastante limitado, pero siempre se agradece ver un mundo más vivo con jugadores reales.
Como el día y la noche
Need for Speed: Heat usa el versátil motor Frostbite de Electronic Arts, y los resultados son positivos, aunque con algunas irregularidades. De noche, el juego luce genial, y el diseño artístico centrado en colores de neón le sienta genial, pero de día se notan bastante algunas carencias. Con el sol fuera, en general, encontramos zonas que se ven genial, y momentos del día en los que la iluminación es muy vistosa, pero también hay zonas donde la pobre distancia de dibujado deja a la vista texturas de muy baja resolución, o momentos en los que la iluminación peca de plana. Hay que destacar la implementación del HDR, que nos parece que aporta mucho al conjunto, aunque no tiene ninguna opción de configuración, por lo que sólo nos queda rezar porque encaje bien en las especificaciones de nuestra pantalla. Como nota, funciona a 30 imágenes por segundo, pero no nos parece que sea un problema para la conducción.
En lo sonoro, el juego está muy cuidado. En el taller podemos hacer el rugir el motor simplemente para escuchar cómo suena al modificarlo, e incluso podemos modificar el ruido de nuestro tubo de escape. Nos llega, como suele ser habitual por parte de EA, doblado al castellano, y hay que reconocer que han hecho un buen trabajo para adaptar la jerga callejera de este tipo de juegos sin que suene ridículo. Eso sí, la voz del protagonista masculino (también se puede elegir uno femenino) no nos termina de convencer, ya que suena un poco desganada, como si se estuviese jugando la vida en carreras ilegales porque le han cancelado otro plan mejor. Para rematar, tenemos una banda sonora licenciada que encaja perfectamente con la ambientación, combinando reguetón con hip hop y electrónica, hasta sumar una notable lista de casi 60 temas.
Cuesta abajo y sin frenos
Puede que, tras leer este texto, las sensaciones sean muy negativas, cuando es cierto que Need for Speed: Heat hace algunas cosas bien, y, al fin y al cabo, entretiene, pero como grandes aficionados de la saga y a la conducción en general, nos decepciona ver cómo Ghost Games es incapaz de retomar el control. Cada título que sacan recibe puntuaciones más bajas y el estudio parece incapaz de reaccionar; en lugar de intentar corregir lo que falla meten alguna novedad esperando que esto nos distraiga del mal mayor. Esperemos que, dentro de dos años, para celebrar su décimo aniversario y para debutar en la nueva generación, Ghost Games sea capaz de demostrar su valía con una entrega a la altura de los mejores Need for Speed.
Hemos realizado este análisis en Xbox One X con un código de descarga proporcionado por Electronic Arts.