Análisis de God Eater Resurrection (PS4, PSVITA, PC)
Con la reciente aparición de God Eater 2: Rage Burst, título que analizamos hace unos días, Bandai Namco ha querido también dar el pistoletazo de salida a God Eater Resurrection. Bajo este nombre se esconde un remake de la expansión Burst del título original, que apareció en PSP en 2011, el cual ha ido a parar tanto a PS Vita como a PC y PS4, siendo justamente esta última versión la que hemos tenido la ocasión de probar.
Y lo cierto es que la experiencia de juego que nos ha regalado se aproxima bastante a la misma que nos ha dejado el citado God Eater 2: Rage Burst, si bien en este caso todo se muestra algo más "anticuado" tanto en lo relacionado con su vertiente gráfica y sonora como su parte jugable.
¿Eso se traduce en que estamos ante un mal título? Para nada. Se trata de una aventura bastante extensa, bien diseñada y absorbente una vez te sumerges en ella. Pero debido al tiempo transcurrido desde su lanzamiento original, hace más de cinco años, ciertos aspectos han perdido frescura.
Aragamis y God Arcs
La trama que nos plantea esta aventura se sitúa en un mundo de carácter claramente post apocalíptico, uno de los clichés más habituales en las producciones RPG japonesas.
Resulta que los Aragamis, unos monstruos de gran agresividad y tremendamente poderosos (sobre todo los más colosales) han acabado prácticamente con todo rastro de vida humana. Y los pocos supervivientes que han quedado se han organizado formando diferentes corporaciones, muchas de ellas formadas por los llamados God Eaters.
Dichos God Eaters son cazadores de Aragamis, los cuales suelen presentar diferentes habilidades y, los más poderosos, forman parte de la élite. Precisamente nuestro protagonista es de los llamados de Nuevo Tipo, por lo que en teoría es uno de los cazabichejos más avezados. Pero lo más importante de todo tiene que ver con las armas que estos protagonistas portan, las cuales reciben el nombre de God Arcs.
En lugar de ser armas comunes y molientes que no causan ningún efecto nocivo en los monstruos, las God Arcs son piezas de artesanía… ¡vivas! Sí porque en lugar de ser objetos inanimados, dichas armas están formadas por las mismas células madre que se hallan en el interior de las criaturas que debemos eliminar. Por eso son las únicas que pueden dañar a nuestros adversarios, pudiendo hacerlo además de varias formas distintas.
Como God Eaters de Nuevo Tipo, podemos emplear de manera realmente eficaz nuestras armas, que pueden adoptar tres formas distintas. Y es que podemos usarlas como si fueran espadas, pasar a emplearlas en plan armas de fuego o, incluso, sacar a relucir su origen natural y usar sus fauces para engullir o morder a los rivales.
Esto da como resultado unas peleas (que se desarrollan en tiempo real) que suelen proporcionarnos momentos más tácticos y entretenidos que las registradas en otras producciones similares. Y es que en función de los rivales, debemos ir alternando las diferentes formas de la God Arc como más nos convenga. Además la variedad de bestias es más que notable, pudiendo encontrarnos bichejos de diversos tamaños y capacidad ofensiva y defensiva, otros voladores, etcétera.
Pero como ya imaginaréis, lo mejor es disfrutar de estas batallas en compañía. Nuevamente el modo multijugador online (y ad-hoc en la edición para PS Vita) nos permite degustar el modo Historia en su totalidad, opción que transcurre sin problemas graves de lag ni demás defectos y que se convierte en la mayor cualidad que atesora este juego. O sea, que sucede exactamente lo mismo que lo que nos deparan otros juegos de esta misma índole, como el propio God Eater 2: Rage Burst o el grandísimo Monster Hunter.
Este título guarda mucha relación en bastantes sentidos y aspectos con dicha obra de Capcom. Para empezar, aparte de pelear también podemos darnos una vuelta por el cuartel general donde residen los diferentes protagonistas. Estas instalaciones puede que no posean un tamaño descomunal, pero sí que son lo suficientemente amplias como para dar cabida a laboratorios, enfermerías, etcétera.
En su interior es posible dialogar en inglés con textos en español con diversos protagonistas, equiparnos convenientemente, aceptar misiones, evolucionar a nuestro protagonista de varias formas distintas y en diversos campos, etc. Además se agradece mucho todo esto, es decir, las dosis roleras, porque aportan más variedad a un título que, sí que es verdad, puede pecar de resultar algo redundante a medio plazo. ¡Y más teniendo en cuenta que su duración es más que interesante!
Aun así se nota que la jugabilidad que posee este título no es precisamente moderna y no se encuentra tan pulida como la denotada en el citado God Eater 2: Rage Burst pero, con todo, sigue siendo un gran título dentro de su estilo.
Por último y en cuanto a sus valores de producción, se trata precisamente del área donde más sufre este título. Y es que el hecho de que el original fuera un juego de PSP pasa factura, dejando entrever un diseño de personajes, decorados, enemigos y demás aspectos bastante simplón. La atmósfera post apocalíptica sí que está bien recreada y el sonido tampoco es malo, pero por lo demás se trata de una aventura que para nada explota las prestaciones de ninguna de las tres máquinas que lo albergan.
Lo único bueno de esto es que por fortuna su limitación técnica no supone ningún problema para poder disfrutar de esta aventura, por lo que no afecta de ninguna manera a su jugabilidad. Simplemente, se trata de un juego que no brilla precisamente por ofrecer unas cotas elevadas de espectacularidad.
Conclusiones
Tal y como ha sucedido con God Eater 2: Rage Burst, la mecánica de juego heredada directamente del fenomenal Monster Hunter de Capcom sirve de base para las aventuras que vivimos en el mundo de God Eater Resurrection. Dar su merecido a las bestias que pululan por los escenarios es nuestra mayor ocupación, combates que mejoran mucho cuando en ellos participan varios jugadores. Y a esto se suman elementos de rol que aportan algo de variedad a un sistema de juego que, a medio plazo, resulta algo invariable… repetimos, especialmente si jugamos en solitario. Pero en general de trata de un título notable y bastante extenso que, además, es ofrecido de manera gratuita para todos aquellos que se han hecho con el citado God Eater 2: Rage Burst.
Este análisis ha sido elaborado en su versión de PS4 mediante la versión final del juego proporcionado por Bandai Namco.