Análisis de God Eater 2: Rage Burst (PS4, PSVITA, PC)
La saga God Eater es una de las más curiosas que existen. Y lo es por su "desarrollo", por así decirlo, ya que su evolución ha estado siempre vinculada de manera inseparable a la escena manganime y a los videojuegos, siendo ambas encarnaciones tan importantes como fundamentales para entender esta gran saga en su totalidad.
¿Y de qué va fundamentalmente esta serie? Pues de la lucha que sostiene la humanidad (o lo que queda de ella al menos) contra unas bestias llamadas Aragamis, unos monstruos que han mermado de manera considerable a nuestra especie.
Precisamente así da comienzo esta aventura. Nos trasladamos al año 2071, momento en el cual nos hallamos ante una situación límite en la que los Aragamis cada vez son más poderosos y resistentes.
Los pocos supervivientes han conseguido formar varias organizaciones que tratan de aniquilar a dichos seres tan devastadores, usando los avances más importantes relacionados con las God Arcs, es decir, las únicas armas capaces de dañar a los monstruos.
¿Y por qué albergan esa cualidad? Pues porque dichas armas están literalmente vivas ya que, al igual que los propios Aragamis, éstas han sido creadas a partir de las células Oráculo, las mismas que forman parte del cuerpo de las propias criaturas.
Combates desgarradores
Entrando ya en materia jugable, esta segunda parte de God Eater sigue de cerca lo disfrutado en el título original. Es decir, que estamos ante un action RPG de libro que ofrece una fórmula de juego que puso de moda hace ya muchos años uno de los clásicos más aclamados de Capcom: Monster Hunter.
Lo primero que debemos hacer es crear a nuestro personaje, pudiendo emplear para tal fin un editor bastante sencillo pero que nos permite escoger el sexo, las características físicas más destacadas, el apodo y demás peculiaridades de nuestro héroe (o heroína).
Con este protagonista debemos sumergirnos en una organización conformada por los God Eaters y, más concretamente, con la división más importante de todas: Sangre. Aquí se dan cita los guerreros que presentan las habilidades más increíbles y poderosas, lugar en el que vamos a ir conociendo a una gran cantidad de personajes que, en su mayoría, nos acompañarán a lo largo de las misiones.
Efectivamente, tal y como sucede en esta clase de aventuras siempre comenzamos en una especie de instalaciones que funcionan como nuestro cuartel general. En ellas es posible desde dialogar con diferentes personajes a solicitar misiones, equiparnos convenientemente antes de salir a cumplirlas y demás labores.
Pero todo cambia cuando salimos fuera a dar caza a las bestias, las cuales campan a sus anchas por los decorados, los cuales resultan relativamente variados teniendo en cuenta las circunstancias argumentales que nos propone el título pero cuyas dimensiones suelen ser bastante reducidas.
Para liquidar a los temibles bichejos contamos con la inestimable ayuda de las God Arcs, las armas especiales de las que antes os hablábamos. Dichas armas nos permiten atacar a los Aragamis de varias formas diferentes, pudiendo usarlas como si fueran espadas de gran tamaño, armas de fuego o, lo más sorprendente de todo, como "tragamonstruos".
Una de las funciones más destacadas de estas armas es precisamente la de engullir a los pobres engendros, acción que más allá de su utilidad más evidente, también nos permite ir recabando diferentes materiales que más tarde es posible usar. ¿Y cómo? Pues gracias a unos terminales de los que en un momento os hablaremos.
Siguiendo con las batallas, éstas transcurren en tiempo real como dicta el género, pudiendo efectuar diversas acciones, movimientos y combos, lo que termina fructificando en unas batallas bastante llamativas y en las que pueden intervenir diferentes personajes.
Si jugamos en solitario, podemos determinar qué personajes de apoyo deseamos llevar con nosotros antes de salir de caza. Pero lo mejor es disfrutar de esta característica online, pudiendo así participar en cacerías multijugador en las que pueden cooperar hasta cuatro jugadores. Esta función es la que más interés va a suscitar entre los jugadores, siendo desde nuestro punto de vista la mayor cualidad que atesora esta aventura.
Además dicha funcionalidad gana más consistencia debido a su Cross Play entre las versiones de PS4 y PS Vita. Una característica que pocos títulos han explotado hasta la fecha. Y por si fuera poco, también es posible usar la función Cross Save entre las consolas de Sony, otro detalle bastante notable.
Pero no todo es pelear en esta aventura. Como buen action RPG, entre misión y misión es muy aconsejable comprar y vender artículos, aprovisionarse convenientemente y, por supuesto, ir desbloqueando las diferentes habilidades para los diferentes personajes (es posible reunir cientos de ellas), haciendo uso de los puntos PHG que nos van concediendo. Existen numerosas aptitudes y un árbol de habilidades muy completo, por lo que conviene expandir nuestras miras y probar todas las que nos sea posible.
Y también es posible fabricar diferentes armas, uniformes, escudos y demás objetos con los materiales que vamos recabando a medida que jugamos y cumplimos los distintos objetivos que nos marcan, ofreciendo una diversidad bastante meritoria. Es cierto que a pesar de todo esto que nos ofrece el juego la aventura se torna algo repetitiva al cabo de las horas por su invariable mecánica y funcionamiento pero, como sucede con muchos de estos títulos similares a Monster Hunter, una vez te sumerges dentro de ellos, resulta complicado dejar de jugar.
El acabado gráfico presenta varias luces… pero bastantes sombras. Lo más destacado es sin duda la ambientación, la cual está bien recreada y nos sumerge en un mundo post apocalíptico en el que bestias enormes campan a sus anchas. Precisamente el modelado y la recreación de dichos monstruos (los Aragamis) también nos ha llamado la atención, así como la amplia variedad de personajes que se dejan ver durante la aventura.
Sin embargo el motor gráfico no es para nada lo mejor que nos ofrece la aventura, siendo realmente vetusto e impropio ya no sólo de PS4 y PC, sino también de PS Vita. Y debido a esto la calidad que presentan las texturas que recubren tanto a los personajes como sobre todo a los fondos son bastante mejorables, a lo que se añade una carga poligonal muy baja en conjunto. Se nota mucho que, de inicio, se trató de un juego de PSP, con todo lo que esto trae consigo.
Por fortuna el apartado sonoro es algo superior, si bien tampoco es que sea excepcional. El doblaje en inglés con subtítulos en español es bastante decente, y dichos diálogos quedan respaldados por efectos de sonido variados y solventes y una banda sonora que se amolda a cada situación que nos ofrece el juego.
Conclusiones
God Eater 2: Rage Burst es un action RPG de esos que cada vez resultan más complicados de encontrar. Posee un sistema de combate realmente sugerente, muchas posibilidades de mejora y personalización de los personajes y, además, su ambientación y argumento son muy sugerentes. Esas son sus principales cualidades junto a su modo cooperativo online. Sin embargo, también es cierto que su sistema de juego puede acabar resultando algo repetitivo a medio plazo, y gráficamente se trata de un título que se ha quedado obsoleto, algo entendible dada cuenta que apareció en Japón hace ya casi tres años. Pero a pesar de esto último, se trata de un notable representante de un género prácticamente en extinción.
Este análisis ha sido elaborado mediante una copia final de PS4 proporcionada por Bandai Namco.