Análisis de Firewall Zero Hour (PS4)
La realidad virtual sigue mostrando las enormes posibilidades de una tecnología que poco a poco va consiguiendo experiencias más inmersivas y realistas. En este caso hablamos de Firewall: Zero Hour, un shooter en primera persona con un enfoque táctico muy parecido a Rainbow Six: Siege y que llega en exclusiva a PlayStation VR. El videojuego de First Contact Entertainment también es una experiencia centrada casi únicamente en el multijugador competitivo, quedando los modos para un jugador muy limitados en cuanto a contenido. Sin duda, estamos ante uno de los mejores FPS creados para realidad virtual.
Precisión quirúrgica
El estilo táctico de Firewall: Zero Hour exige un control muy preciso y una movilidad ágil, por lo que la mejor opción es utilizar el Aim Controller. De esta forma, aunque también podremos jugar con el DualShock 4, el periférico con forma de rifle funciona muy bien para moverse, elegir arma, lanzar granadas y, lo más importante, para disparar con precisión. Es cierto que en momentos puntuales el posicionamiento no es todo lo estable que debería, pero en términos generales la experiencia es muy satisfactoria. La movilidad también es muy buena, gozando de absoluta libertad para desplazarnos por los entornos, usando para ello los dos sticks. A la hora de girar podemos optar por un movimiento continuo o en pequeños ángulos, siendo la primera opción la que ofrece mejor inmersión. En este sentido, la experiencia es muy estable y no hemos experimentado ningún tipo de mareo.
Otro aspecto que nos ha gustado mucho es la escasa munición con la que contamos, algo que nos obliga a estar constantemente explorando en busca de cargadores y a cuidar muy bien cada disparo. Para potenciar el enfoque táctico contamos con una PDA en nuestro brazo, un gadget muy útil que podremos consultar de un simple vistazo para conocer nuestra munición, el tiempo restante o la zona del mapa en la que nos encontramos. Sin duda, la jugabilidad de Firewall: Zero Hour ha sido muy bien diseñada y brillantemente implementada a la realidad virtual, consiguiendo que desde el primer momento nos sintamos muy cómodos y sin limitaciones.
Coordinación ofensiva y defensiva
El videojuego centra la mayor parte de su experiencia en la vertiente multijugador, por lo que no contamos con modo campaña, ni con mucho contenido para disfrutar en solitario. Existen dos vertientes: JCJ (Jugador Contra Jugador) y JCE (Jugador Contra Entorno) . La primera de ellas es la más interesante, ya que se enfrentan dos equipos con cuatro jugadores online cada uno, asumiendo uno el papel de atacante y otro de defensor. Ya sea mediante partidas públicas o privadas, el estilo es el mismo, con un equipo que debe hackear un ordenador antes de que se agote el tiempo, y otro evitarlo, pudiendo también finalizar la contienda al morir todos los jugadores de un mismo bando.
Inicialmente el equipo atacante no conoce la posición del ordenador, pero pasado un tiempo se indica la ubicación exacta, algo que no nos ha gustado ya que resta emoción. Bajo este contexto se generan situaciones de gran tensión, siendo fundamental controlar bien el entorno, coordinarnos con nuestros amigos por el chat de voz y dominar muy bien las armas, consiguiendo con ello una experiencia cargada de adrenalina y muy inmersiva gracias a la realidad virtual. Sin duda, las opciones online son las más divertidas, aunque hemos encontrado una gran demora para encontrar partida, un proceso que se hace todavía más lento por los excesivos periodos de espera en el lobby.
Si por el contrario queremos un estilo más relajado tenemos la opción JCE, en la que podemos jugar en solitario o con amigos. Aquí las misiones cambian su enfoque, ya que ahora nos enfrentamos a un nutrido ejército controlado por la CPU, algo que rompe casi por completo con la atmósfera táctica de la vertiente competitiva. Además, la IA enemiga es muy básica y predecible, lo que resta todavía más interés a una variante limitada y con muy poco contenido.
Variedad y personalización
Cada uno de los ocho personajes iniciales tiene un estilo diferente y una habilidad única como, por ejemplo, disponer de mayor cantidad de munición o resistir mejor las explosiones. Esta primera habilidad es fija, aunque podemos modificar su estilo con una segunda. Estas las obtendremos a medida que subamos de nivel, consiguiendo también desbloquear hasta cuatro nuevos operadores. En este sentido, a la hora de jugar iremos ganando XP y Crypto (moneda de juego), consiguiendo de forma paulatina, no solo nuevos personajes y habilidades, sino también armas, complementos y apariencias visuales. Es importante aclarar que en los modos no competitivos no obtendremos ganancias, algo lógico para evitar adulterar la progresión.
El catálogo de armas es bastante variado, contando con rifles de asalto, escopetas o, por ejemplo, distintos tipos de pistolas. La parte más importante es que hay una gran variedad de accesorios para personalizarlas, pudiendo añadir miras de punto rojo, silenciadores e incluso nuevas granadas. A esto le debemos unir la opción de modificar su apariencia visual con decoraciones, algo que siempre se agradece en este tipo de videojuegos.
En cuanto a los mapas hay nueve diferentes, todos ellos situados en tres localizaciones. Sus ambientaciones son buenas, pudiendo entrar en un hangar ruso, unas oficinas o un enorme hotel. La disposición de las zonas está bien diseñada, contando con multitud de pasillos, puertas y espacios abiertos que permiten todo tipo de tácticas de combate. Aquí también se ha realizado un gran trabajo con el sonido, ya que escuchamos con precisión los pasos de nuestros enemigos o las puertas al abrirse, consiguiendo con ello que sea una pieza clave de la jugabilidad. Además, el videojuego llega completamente traducido y doblado al castellano, un esfuerzo extra que siempre se agradece.
En el apartado gráfico aparecen algunas carencias importantes pues, aunque el videojuego ofrece una tasa de fotogramas por segundo muy solvente que evita cualquier tipo de mareo, y la ambientación está bien conseguida, percibimos animaciones muy básicas, ligeros errores en las físicas, un sistema de iluminación poco detallado y modelados sencillos, por lo que, pese a ser una buena experiencia dentro de la realidad virtual, no destaca especialmente en este apartado.
Conclusión
Firewall: Zero Hour es un shooter en primera persona ideado para realidad virtual que ofrece una enorme diversión gracias a una jugabilidad táctica muy emocionante e inmersiva. Para ello utiliza el Aim Controller, un periférico que se vuelve casi imprescindible para disfrutar plenamente de la experiencia. En este sentido, aunque contamos con desplazamiento libre, no hemos experimentado ningún tipo de mareo, lo que garantiza muchas horas de diversión sin necesidad de descanso.
En cuanto a los modos de juego, el título se centra principalmente en su vertiente multijugador online, encontrando en los enfrentamientos tácticos entre dos equipos de cuatro jugadores cada uno las partidas más emocionantes. El único problema es que el matchmaking es lento y con errores constantes de conexión. Por otro lado, el videojuego, no solo no incluye modo campaña, sino que el contenido JCE es muy limitado y está centrado en la acción directa, lo que rompe con la parte más interesante de la jugabilidad. Sin embargo, pese a sus importantes deficiencias, estamos ante uno de los mejores FPS creados para realidad virtual.
Hemos realizado este análisis con PlayStation VR y Aim Controller en PlayStation 4 Pro usando un código de descarga facilitado por Sony.