Análisis Effie, aventura de plataformas 3D de la vieja escuela (PS4)
Si nos ponemos a contarlos, la verdad es que al cabo del año son unos cuantos los títulos que aparecen para PS4 (y a veces también en PC, como es el caso que nos ocupa) pertenecientes al programa español respaldado por la filial de Sony en nuestro territorio PlayStation Talents. Una de las producciones más recientes de dicho programa es justamente Effie, una obra de Inverge Studios que acaba de ser lanzada en formato digital.
Se trata de un título que sigue muy de cerca lo establecido antaño en el género de las aventuras plataformeras de jugabilidad 3D. Un ejercicio de nostalgia que presenta buenos mimbres y que resulta relativamente divertido mientras dura, pero que está algo mermado por determinados inconvenientes que limitan su jugabilidad.
De paseo por un mundo de fantasía
La historia que respalda a esta aventura no es que sea ni la más original ni la más absorbente jamás concebida, pero tampoco está mal y se sigue con cierto interés. El protagonista es Garland, un joven que por obra y deseo de una bruja oscura llamada Melira pasa a convertirse en todo un abuelete, por lo que su destino pasa por librarse de dicha maldición y, de paso, salvar a las tierras de Oblena de la amenaza de esa misma hechicera.
Esta historia transcurre a modo de flashback y es narrada por una voz en off que ha sido bien caracterizada (en inglés con subtítulos en español), pudiendo contemplar a lo largo de unos pocos capítulos las andanzas de Garland por los páramos de Oblena.
Ya metidos en harina, como os hemos comentado previamente estamos ante una obra que bebe directamente de las aventuras plataformeras 3D de antaño. El concepto de juego recuerda mucho al que estaba de moda en su día en los primeros tiempos de las consolas de 32 y 64 bits, con todo lo que eso conlleva. Es decir, que la base jugable se compone de exploración, resolución de puzles muy sencillos y los típicos enfrentamientos contra los rivales de turno que merodean por los escenarios.
De esta manera podemos investigar con libertad el puñado de localizaciones que dan forma a cada zona de juego. El planteamiento es bastante simple y debemos alcanzar una zona determinada de los fondos para enfrentarnos a la bruja en el combate final de turno, siendo esa nuestra meta principal. Pero para poder conseguir tal fin primero es necesario ir sorteando una buena remesa de secciones plataformeras que, en muchos casos, requieren de la activación de ciertos interruptores, palancas y demás mecanismos para ir habilitando la ruta correspondiente.
Igualmente, podemos ir recopilando una serie de piedras que permiten al protagonista ir subiendo de nivel, lo cual se traduce en el aumento leve de su barra de salud. Junto a estos coleccionables encontramos otros como cofres de tesoro y, también, las reliquias, si bien no resulta especialmente difícil dar con todos ellos a poco que tengamos cierta experiencia en estas lides. Y algo similar sucede con la resolución de los puzles que salpican la aventura, tan básicos como poco imaginativos, así como los enfrentamientos que es necesario acometer.
Precisamente aquí encontramos uno de los principales defectos que arrastra esta aventura, debido a lo flojos que resultan dichos combates. A la poca variedad de enemigos a los que tenemos que hacer frente y que se repiten hasta la saciedad, se une un sistema de batalla tan básico que resulta monótono al cabo de pocos minutos. Por fortuna no es que sea el principal ingrediente sobre el que descansa esta producción, pero algo más de trabajo en este sentido le hubiera sentado fenomenal al desarrollo del juego.
Para añadir algo más de gracia al asunto se han incorporado otra serie de elementos que dotan al desarrollo de más chispa. Por ejemplo, en lugar de ir de una fase a otra de manera automática o a través de un mapamundi sencillo, gozamos de un mundo central (los llanos rojos de Oblena) que hace las veces de Hub. Un lugar que goza de unas dimensiones relativamente extensas y que es posible explorar a pie o, lo más recomendable, hacerlo subidos a nuestro escudo. Como si fuera una tabla de surf futurista, es posible alcanzar velocidades de vértigo gracias a una serie de turbos que están repartidos por los fondos, una característica que dota al título de una mayor variedad y dinamismo.
También es posible ir aprendiendo nuevas acciones a medida que avanzamos, lo cual nos permite incluso alcanzar zonas de los escenarios anteriormente inaccesibles… si bien dada la estructura del juego, dicha funcionalidad ha sido desaprovechada debido a la marcada linealidad que presenta la aventura.
Por todo esto estamos ante un título que ofrece una jugabilidad tan disfrutable como predecible… y poco desafiante. Eso es, ya que intencionadamente o no, la aventura está orientada hacia los usuarios más infantes o poco expertos en este tipo de producciones. Simple y llanamente, superar cada fase es un paseo por el parque debido a la baja dificultad que proporciona el título en general. En unas cuatro horas es más que factible llegar al final del juego con prácticamente todos los coleccionables obtenidos, siendo por cierto uno de los títulos de PS4 en los que resulta más fácil obtener el Trofeo Platino.
Técnicamente el juego da una de cal y otra de arena. La línea artística que presenta la aventura es muy acertada, sobre todo lo que tiene que ver con la recreación del Hub central, que nos permite contemplar paisajes muy bellos. Las animaciones del protagonista y su modelado tampoco están mal, así como el diseño de algunos adversarios. El problema es que todo lo demás resulta demasiado básico y, lo que es peor, sufrimos la presencia de bugs de bastante trascendencia que, incluso, en algunos casos nos sacan del juego de manera súbita y nos obligan a perder el avance que no se haya guardado de forma automática.
En cuanto a su apartado sonoro, destaca tanto el notable doblaje en inglés como algunas de las piezas que forman parte de la banda sonora, muy amenas. Los efectos especiales son variados, pero tampoco es que alcancen un protagonismo excesivo.
Entretenido pero mejorable
La propuesta de Inverge Studio resulta, en definitiva, bastante meritoria, y es una pena que no haya alcanzado unas cotas de calidad superiores debido a sus limitaciones y problemas de carácter técnico. Por su esencia y bajo nivel de dificultad es un título ideal para los más pequeños o los menos expertos en estas lides, pero pensamos que con un mejor diseño y equilibrio en su desarrollo podría haber hecho disfrutar a un grupo más amplio de usuarios.
Hemos realizado este análisis mediante un código proporcionado por Sony.