Análisis de Dragon Ball Xenoverse 2 (PS4, PS5, Xbox Series X/S, PC, Xbox One)
Si hay algo que nos ha quedado claro a lo largo de los años, es que nunca dejará de sorprendernos la capacidad que tiene Dragon Ball para hacernos disfrutar una y otra vez con su historia, sus personajes y sus inolvidables combates. Da igual que ya nos sepamos de memoria cómo Goku se convirtió en Super Saiyan por primera vez y derrotó a Freezer (con esos cinco minutos para la destrucción de Namek que duraron tres capítulos completos en el anime original), que seamos capaces de reproducir palabra por palabra el discurso final de Vegeta cuando admite que su icónico rival es el mejor en la última batalla contra Bu o que junto a nuestros amigos imitemos a la perfección las poses de las Fuerzas Especiales de Ginyu.
Al final, cualquier excusa para revivir la obra maestra de Akira Toriyama, sea en el formato que sea, siempre es válida y acaba por divertirnos y emocionarnos casi como la primera vez, y eso es un mérito del que muy pocos productos pueden presumir.
Esto, sumado a su gigantesco éxito, el cual continúa resonando a día de hoy con la misma fuerza de siempre, explica cómo es posible que nunca nos cansemos de que nos cuenten esta historia una y otra vez casi a ritmo anual con sus juegos.
Por desgracia, tal y como muchos sabéis, la calidad de estas adaptaciones ha dejado mucho que desear en los últimos nueve años (siendo más concretos, desde que se estrenó Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3, lo más cercano que posiblemente tengamos nunca a lo que debe ser el juego definitivo de Dragon Ball), aunque el año pasado asistimos a lo que prometía ser el renacer que todos estábamos esperando de las aventuras de Goku en el mundo de los videojuegos con Dragon Ball Xenoverse.
Sí, tenía una buena cantidad de problemas e inconvenientes, pero su propuesta (heredada directamente de las cenizas del tristemente cancelado Dragon Ball Online) no podía resultarnos más atractiva e interesante, dándole una genial vuelta de tuerca a la historia que todos conocemos para volvérnosla a contar, aunque esta vez de una forma muy diferente y capaz de implicarnos mucho más como jugadores.
Este esfuerzo por intentar hacer algo nuevo y distinto se vio recompensado por el público, el cual respaldó su lanzamiento masivamente, convirtiendo a Xenoverse en el juego más vendido de la historia de Dragon Ball, por lo que estaba claro que más pronto que tarde acabaríamos recibiendo una secuela. Dicho y hecho, año y medio después de haber defendido el curso de la historia como héroes de la Patrulla Temporal, ya tenemos en nuestras manos esta esperada secuela, una aventura que si bien sigue lejos de ser perfecta y que ha evolucionado menos de lo que esperábamos, nos ha dejado muy satisfechos y nos lo ha hecho pasar en grande en compañía de nuestros Guerreros Z favoritos.
Defendiendo nuevamente la historia de Dragon Ball
Al igual que su predecesor, Dragon Ball Xenoverse 2 nos propone crearnos un personaje escogiendo entre cinco razas diferentes (Monstruo, Raza de Freezer, Terrícola, Saiyan y Namekiano) para adentrarnos en un guion que nos llevará a viajar a algunos de los momentos más importantes del manga con el objetivo de evitar que unas malvadas fuerzas intervengan en los acontecimientos y alteren la historia que todos conocemos y con la que muchos hemos crecido.
Un detalle que hay que destacar es que este nuevo personaje que nos tenemos que crear no es el mismo que nuestro avatar de la primera parte. De hecho, aquel es ahora un héroe legendario conocido por todos los miembros de la Patrulla Temporal (la organización que crea Trunks para proteger la historia) y tendrá su propio papel en esta nueva trama. Como podréis imaginar, nos permitirán importar nuestra partida para mantener su misma apariencia y, de paso, traernos sus técnicas y equipo, lo que nos facilitará considerablemente las primeras horas de juego.
En lo que respecta al argumento, decir que nos hemos encontrado con una especie de remake de lo visto el año pasado, ya que volveremos a visitar casi los mismos momentos, aunque esta vez se han introducido nuevos e inesperados cambios en ellos al incluir a los personajes de las OVAs y películas (aunque no todos), propiciando algunos momentazos de esos que llegan hasta lo más hondo de cualquier fan, como todo lo relacionado con el oscuro futuro del que proviene Trunks.
Se hace muy entretenida y amena de seguir y la recta final es realmente emocionante, repleta de situaciones que son puro fan service, así como de inesperados giros de guion donde se ha sabido jugar muy bien con la temática de los viajes temporales y las paradojas. Al final, se ha vuelto a conseguir que nos sintamos como si fuésemos los protagonistas de un nuevo capítulo de Dragon Ball, por lo que su objetivo lo cumple de sobra, y eso es lo que importa.
El camino hacia el más fuerte
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, estamos ante un juego tremendamente conservador que vuelve a seguir paso por paso la fórmula de su predecesor. De este modo, su estructura nos llevará a realizar todo tipo de misiones, ya sean principales o secundarias, para así desbloquear nuevas habilidades y equipo, además de subir de nivel con la experiencia que ganemos.
Una de las grandes novedades del juego la tenemos en que ahora todas las razas cuentan con su propia transformación única. Cada una funciona de forma diferente y nos darán una serie de ventajas u otras.
Hay multitud de actividades que nos permitirán aprender nuevas técnicas de combate y obtener ropa con las que equipar a nuestro avatar, y la lista es tan gigantesca que raro será que no acabéis creando a vuestro personaje ideal, tanto estética como jugablemente. Además, esta vez obtendremos muchos más puntos para repartir entre nuestros atributos que en la primera parte, por lo que ahora las builds son más flexibles y ofrecen todavía más posibilidades si cabe.
Todo esto da como resultado un juego que puede llegar a resultar incluso abrumador ante la cantidad de opciones que nos da, y aquí precisamente es donde encontramos el que es uno de sus grandes puntos fuerte. Entrenar a nuestro personaje, experimentar con él, probar nuevas técnicas y combinaciones de habilidades, conseguirle equipo cada vez más poderoso y comprobar cómo poco a poco va evolucionando y progresando hasta convertirse en todo un guerrero capaz de medirse con el propio Bills es uno de los mayores vicios y placeres que hemos experimentado nunca en un juego basado en esta serie.
Ya lo era en el primer Xenoverse, pero ahora las opciones se han ampliado tanto y el ritmo al que obtenemos las recompensas se ha equilibrado hasta tal punto que la sensaciones que nos transmite esta secuela son mucho más satisfactorias que antes.
Una vez en combate, la primera impresión que nos llevaremos será la de estar ante exactamente el mismo juego que hace un año, ya que tanto sus controles como su sistema de combos y técnicas se han mantenido intactos. Para combear utilizaremos principalmente dos botones, uno de ataque fuerte y otro de ataque flojo, mientras que si pulsamos R2 (en PS4) abriremos una paleta con los cuatro ataques especiales que nos hayamos equipado, cada uno correspondiéndose con uno de los botones principales del mando.
Existe un segundo abanico que funciona exactamente igual pero que nos permitirá realizar nuestras dos técnicas definitivas, nuestro despertar (como transformarnos en Super Saiyan o activar el Kaio-ken) y la habilidad evasiva con la que contemos. Evidentemente, para realizar nuestros movimientos especiales necesitaremos ki (el cual se obtiene a base de golpes o con la habilidad de recarga) y la barra de resistencia vuelve una vez más para limitar las veces que nos podemos teletransportar para salir de un combo y las persecuciones que podemos realizar para continuar nuestras combinaciones de golpes mientras mandamos volando a nuestro enemigo de un lado del escenario al otro.
Hasta aquí todo parece igual y, de hecho, si no profundizáramos sobre ello y nos quedásemos en la superficie tras echar tan solo un par de partidas, pensaríamos que volvemos a estar ante un sistema de combate sin profundidad alguna y con muy pocas posibilidades e incentivos para construir combos y enlazar movimientos especiales.
Por suerte, esto no es así y a poco que le dediquemos algo de tiempo no pararemos de descubrir pequeñas pero importantes mejoras que se han realizado, haciendo del juego un producto mucho más técnico, rico y divertido. Por ejemplo, ahora se han implementado varias formas adicionales de contrarrestar contraataques cuando un rival se teletransporte detrás nuestra, pudiendo, por ejemplo, darnos la vuelta en mitad de un combo rápidamente para golpearle antes de que pueda reaccionar, aunque si está espabilado también se lo verá venir y buscará defenderse o quitarse de en medio.
Solo con esto ya las batallas ganan enteros, obligándonos a leer muy bien a nuestro oponente para saber cómo reaccionar en cada momento y actuar en consecuencia, lo que añade mucha emoción y tensión a cada pelea. Por otro lado, también se ha añadido un nuevo movimiento de persecución que consume resistencia, con el cual podemos plantarnos delante (o detrás de un rival) en un instante, añadiendo un extra de frenetismo e imprevisibilidad a las luchas y abriendo de paso nuevas posibilidades de combo.
De hecho, en esta secuela podremos realizar derribos en cualquier momento de una cadena de golpes para mandar volando a nuestro oponente y continuar castigándole de distintas posibles maneras (como ejecutar un ataque que rompa su resistencia antes de que pueda reaccionar y regenerarla), algo que bien usado y en manos expertas puede provocar grandes destrozos. Nos ha sorprendido mucho el timing tan exigente que tienen este tipo de combos, ya que tenemos que introducir cada golpe en el momento justo para impactar correctamente a nuestro rival sin que este se nos pase de largo o le dé tiempo a recuperarse, de modo que si jugáis machacando botones no conseguiréis salir de las combinaciones más básicos y simples.
Gracias a este sistema podemos construir sobre la marcha unas cadenas de golpes tremendamente espectaculares y fieles a lo que estamos acostumbrados a ver en el anime al mismo tiempo que se nos da algo más de libertad creativa. Sumadle que las batallas han ganado en velocidad y frenetismo, que se mantienen las técnicas avanzadas de su predecesor (como el paso rápido) y tendréis unos combates muy divertidos y resultones con los que se ha conseguido romper la monotonía y el hermetismo del título anterior. Resumiendo: sigue siendo un juego muy accesible para cualquier tipo de jugador, pero al mismo tiempo esconde la suficiente profundidad como para tener entretenidos a quienes busquen algo más de chicha.
La gigantesca Conton City
Por supuesto, volvemos a tener una ciudad principal (Conton City en este caso) que nos servirá como un mundo central desde el cual interactuar con otros jugadores en el caso de que juguemos online, acceder a las misiones, comprar en las tiendas, cumplir encargos, etcétera. La diferencia es que esta vez no se trata de un pequeño poblado dividido por pantallas de carga y en el que no hay nada que hacer como ocurría en el juego anterior.
Al contrario, ahora tenemos a nuestra disposición una gigantesca ciudad por la que podremos movernos libremente para explorarla y descubrir todo tipo de desafíos, minijuegos y secretos que nos invitarán a recorrerla múltiples veces para intentar conseguirlo todo. Además, es tan grande que esta vez nos permitirán volar por ella (aunque antes necesitaremos una licencia que se obtiene avanzando en la historia), algo que se ha aprovechado para dotarla de gran verticalidad.
Entre las nuevas actividades nos encontraremos cosas como el nostálgico entrenamiento de repartir leche que Mutenroshi impuso a Goku y Krilin cuando entrenaron con él durante sus infancias o la consecución de nuevos gestos teniendo que adivinar qué poses nos piden los patrulleros que habitan en la ciudad. Pero sin duda, una de las novedades más importantes la tenemos en la inclusión de las cinco fallas temporales.
Cada una de ellas nos ofrecerá una pequeña trama argumental y diferentes servicios y actividades que nos reportarán una serie de ventajas u otras. Entre ellas se incluye competir por ascender en el ejército de Freezer, defender a los namekianos cumpliendo misiones de recolección de Dragon Balls, convertirnos en el tercer Gran Saiyaman, alimentar a Bu para ayudarle a crear una familia y entrenar con Vegeta.
Como veis, cada falla está relacionada una de las razas del juego, algo que no es meramente argumental y estético, ya que dependiendo de la especie que seamos tendremos bonificaciones extras o no. Por ejemplo, si somos un Monstruo podremos conseguir que Bu tenga hasta diez hijos en vez de seis, la cifra máxima para el resto de personajes.
Estas fallas no son únicamente lo que os hemos descrito, ya que también nos ofrecen nuevas formas de obtener recompensas. Aquí destacan los desafíos de Mr. Satan, gracias a los cuales podremos conseguir unos zenis extras por cumplir objetivos como hacer un combo de una determinada cantidad de golpes o completar un número concreto de misiones. Por su parte, los hijos de Bu nos regalarán objetos a cambio de comida (el tipo de estos variará según su color) y un namekiano hará lo propio si le entregamos lo que nos pida.
Pero lo que más interesante nos ha parecido de estas zonas ha sido la posibilidad de crear unos objetos conocidos como QQ Bang en la Capsule Corporation. Estos se obtienen fusionando dos piezas de equipo y un ítem, y al equiparlos (solo hay hueco para uno) anularemos todos los beneficios de nuestra ropa y solo se aplicarán los del QQ Bang, dándonos de este modo la posibilidad de vestir como queramos a nuestro personaje sin que esto repercuta negativamente en nuestros atributos.
El funcionamiento de este sistema es un poco más complejo de lo que parece y aprender a combinar la ropa con los objetos adecuados para obtener las mejores estadísticas posibles es algo que nos llevará un poco de tiempo (y de mirar guías) para aprender a dominar, por lo que creemos que se podría haber resuelto de un modo algo más intuitivo y menos confuso, aunque eso no quita que se trate de una inclusión muy de agradecer.
Otra de las actividades que regresa de la primera parte es la posibilidad de entrenar con los personajes de la serie para que se conviertan en nuestros maestros y nos enseñen sus técnicas, aunque este sistema ha sido mejorado considerablemente para la ocasión, simplificando, para bien, nuestros progresos con ellos.
El cambio más importante lo tenemos en que ahora nos enseñarán sus técnicas independientemente de que seamos sus discípulos o no, de modo que ya no tendremos que preocuparnos de subir nuestra afinidad con todos ellos, algo que es muy de agradecer, ya que el número de instructores posibles se ha ampliado considerablemente respecto al primer juego y si se hubiese mantenido el mismo sistema podría haberse convertido en una tarea titánica y muy tediosa el hacernos con todas las técnicas.
Lo interesante es que existe un sistema de progresión mediante el cual vamos acumulando puntos de entrenamiento. Cuando llegamos al máximo tendremos que superar un examen y si lo completamos subiremos de rango, desbloqueando de este modo el acceso a nuevos mentores y lecciones de los que ya tengamos, aunque tened en cuenta que muchos de ellos no aparecerán hasta que avancemos en la historia.
De esta forma, al final tendremos disponibles muchísimas misiones adicionales para aprender nuevos movimientos y realmente sentiremos como que progresamos con ellos a un ritmo decente sin necesidad de alargar innecesariamente nuestros avances. Independientemente de todo esto, podremos solicitar a uno de ellos que se convierta en nuestro maestro, lo que nos desbloqueará una serie de ventajas con él, como que aparezca durante una misión para ayudarnos, aunque aquí sí que tendremos que subir nuestro nivel de afinidad.
Hablando de misiones, estas vuelven a dividirse entre las de historia y las secundarias. Las primeras son exclusivamente offline y resultan muy entretenidas de hacer, consiguiendo recrear perfectamente los mejores momentos de la serie (con sus cambios, claro). No son especialmente desafiantes, aunque sí que nos obligarán a esforzarnos y a estar atentos. De hecho, hay un par de ellas realmente intensas en las que los despistes se pagan caros muy caros.
Por otro lado, las secundarias las podremos cumplir tanto en cooperativo con otros jugadores como jugando solos ayudados por la IA. Estas siguen una estructura parecida a las principales, aunque proponiéndonos batallas mucho más experimentales y más alejadas del canon de la serie, aunque eso no quita que haya una buena cantidad de combates inspirados en momentos que no se tienen en cuenta en la historia, como la batalla de Bu contra Gotenks, Gohan y Vegetto.
Gracias a ellas podremos obtener equipo y habilidades, aunque su sistema de botín nos obligará a repetirlas múltiples veces hasta que tengamos suerte y decidan soltarnos lo que buscamos, una elección de diseño que quizás no sea del agrado de todo el mundo y que puede llegar a hacerse muy frustrante cuando por más que repetimos no recibimos nuestra ansiada recompensa. Eso sí, los índices de drop nos han parecido mucho más amigables que en el título original, por lo que este "problema" está más o menos suavizado, aunque esto no quita que podamos tener una racha de mala suerte.
Al igual que en su predecesor, todas estas incluyen objetivos ocultos que si los cumplimos activaran una batalla extra de gran dificultad, aunque hasta que no lo hagamos por primera vez no nos dirán cuáles son los requisitos (la mayoría de ellos suelen consistir en acabar las misiones en menos tiempo del que nos indican o derrotar a los rivales en cierto orden). Si la superamos tendremos la posibilidad de obtener nuevos objetos y recompensas, además de una mayor clasificación.
Hablando de dificultad, el juego nos ha parecido infinitas veces más fácil jugado en cooperativo, ya que la IA aliada es totalmente inútil y propicia momentos muy frustrantes, como que haya dos o tres enemigos zurrándonos mientras nuestro compañero se dedica a observar desde la lejanía sin hacer nada. Y eso por no hablar de su tendencia a recibir todo tipo de golpes fácilmente evitables o del poco daño que hace, por lo que os recomendamos que juguéis en compañía siempre que podáis. Además, así es mucho más divertido.
Lo que no entendemos es que se haya vuelto a caer en el error de que las misiones solo cuenten como completadas al anfitrión de partida. Si somos invitados podremos recibir nuestras recompensas de igual forma, pero el sistema no nos las contará como hechas en nuestra partida, por lo que no se registrará nuestra puntuación ni desbloquearemos nuevas misiones o personajes, algo que propicia que casi todo el mundo quiera ser el anfitrión y cueste llenar una sala más de lo que se debería.
Otro fallo inexplicable lo tenemos en que no se pueda cambiar de misión dentro de una misma sala, obligándonos a salirnos de la misma y a buscar partida cada vez, haciendo de este un proceso muy tedioso si no tenemos un grupo de amigos con el que jugar para asegurarnos no tener que encontrar aliados cada vez. Son pequeños errores, pero que acaban por resultar tremendamente molestos, especialmente cuando ya estaban presentes en la primera entrega y no se han dignado a arreglar.
En total hay una ingente cantidad de misiones secundarias, por lo que solo con ellas vais a tener horas para rato, aunque aquí no estaría de más señalar que se ha hecho algo de trampa, ya que muchas se han reciclado del anterior juego, lo que no quiere decir que no se hayan incluido un buen número de retos y desafíos completamente nuevos.
Una de las grandes novedades de esta secuela la tenemos en las Misiones de Experto, las cuales vendrían a ser algo así como el equivalente a las raids de un MMO. Estos desafíos nos obligarán a formar grupos de seis jugadores (aunque también podéis optar por jugar con la IA) para enfrentarnos a unos poderosos enemigos capaces de poner en práctica mecánicas únicas que no se ven en el resto del juego.
El gran acierto de estas misiones es que todas estas mecánicas de las que os hablamos nos obligarán a cooperar muchísimo, ya sea para devolver una gigantesca bola de energía lanzando rafagas de ki entre todos o evitar que controlen a nuestros compañeros cuando reciben un ataque de control mental. Esto acaba dando mucho juego y consigue que las batallas se sientan diferentes, ya que en ellas tendremos que hacer algo más que simplemente pegar para bajarle la vida al enemigo.
En total hay poco más de una quincena de estas misiones y quizás nuestra mayor queja resida en el hecho de que el número de estas mecánicas especiales está muy limitado (apenas hay tres distintas), por lo que se acaban repitiendo una y otra vez en todos los jefes. Nos habría gustado que cada enemigo tuviese sus propias características y ataques únicos para darle más de variedad, interés y dificultad, aunque tenemos que reconocer que se trata de un nuevo tipo de contenido muy divertido y con muchísimo potencial para ser explotado y pulido en una hipotética tercera parte, así que se trata de un buen primer paso.
Finalmente, y como no podía ser de otro modo, tendremos la posibilidad de luchar contra otros jugadores, ya sea en duelos singulares o por equipos, pudiendo escoger entre Partidas Igualadas (es decir, puntuadas) y de jugador. Las primeras tienen unas reglas fijas, incluyendo la obligatoriedad de jugar batallas en las que se pueden usar objetos y donde cuentan los atributos de nuestro personaje tanto de nivel como de equipo. Si queremos jugar con estas opciones desactivadas y con reglas más personalizadas, tendremos que olvidarnos de competir para ascender en los rankings.
Las luchas contra otros usuarios funcionan bastante bien y son muy divertidas, aunque quizás se habría agradecido una liga independiente para poder jugar sin objetos y sin que cuenten nuestras estadísticas, ya que, por lo que hemos podido comprobar, existen ciertas combinaciones y estrategias de equipo completamente demoledoras que podrían afectar gravemente al equilibrio del juego. Todavía es pronto para hablar sobre esta cuestión, pero no tenemos demasiado claro que vaya a ser un título especialmente equilibrado, aunque todo será esperar a ver las estrategias y formas de contrarrestarlas que encuentra la comunidad.
Una plantilla de personajes ampliada, pero con grandes ausencias
Uno de los grandes atractivos de los juegos de Dragon Ball suele radicar en su plantilla de luchadores. Al tratarse de una serie tan extensa y por la que han desfilado tantísimos personajes, habitualmente nos encontramos con multitud de héroes y villanos entre los que escoger para recrear las batallas más épicas del manga. El problema es que Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3 dejó el listón tan alto hace nueve años con sus más de 160 combatientes que cualquier otra cosa nos sabe a poco a día de hoy, y Xenoverse 2 no es la excepción.
Para empezar, volvemos al mismo problema de su predecesor: la mayoría de los personajes no pueden transformarse en combate, propiciando que algunos de ellos ocupen multitud de casillas o que directamente se hayan eliminado varias de sus formas, como es el caso de Freezer o Cell. Además, muchos ocupan dos casillas para ofrecernos su versión normal y otra corrupta, algo que nos ha resultado un tanto innecesario y que da la sensación de ser una forma de engordar el plantel para aparentar un número mayor.
Algo que tampoco nos ha gustado demasiado es que siendo un juego donde los villanos de las OVAs tienen tanta importancia se hayan dejado fuera películas tan relevantes como Los Guerreros de Plata, El Ataque del Dragón, El Hombre Más Fuerte del Mundo o Los Tres Grandes Super Saiyans, algo que además habría ofrecido combates muy interesantes en la historia.
Pero probablemente la mayor ofensa de la plantilla de esta secuela la tenemos en que todos los contenidos de Dragon Ball Super nos van a llegar mediante DLC. Por fin, tras muchísimos años, vuelve a existir nuevo material de Dragon Ball inédito en videojuegos y la respuesta de Bandai Namco ha sido la de eliminar todo lo relacionado con esta nueva serie para implementarlo mediante DLC de pago, una decisión muy poco acertada de cara al consumidor.
Al menos, Hit, uno de los mejores rivales de Super, sí que está presente sin necesidad de ningún pago adicional, aunque un enemigo tan temible e importante como Black solo está disponible para reservas o pagando, luchador que, por cierto, no termina de estar demasiado cuidado y que se nota que fue diseñado antes de conocerse bien su estilo de lucha.
Ojo, con todo esto no queremos decir que haya pocos personajes entre los que escoger, al contrario, hay un número de ellos muy superior a lo que el género nos tiene habituados (además, las nuevas incorporaciones nos han gustado mucho, tanto por estilo de lucha como por la recreación de sus técnicas), pero sí que se nos hace escasa y muy mejorable para tratarse de un juego de Dragon Ball.
Kame Hame Has deslucidos
Gráficamente estamos ante un juego que prácticamente no ha evolucionado casi nada respecto a lo visto en la primera parte, algo que nos ha supuesto una de nuestras mayores decepciones con esta entrega, ya que al tratarse de una secuela realizada en exclusiva para la actual generación de consolas (y PC), esperábamos ver un salto considerable.
En cambio, volvemos a tener unos modelados muy reconocibles pero con un amplio margen de mejora, un clipping abusivo que llega a estar presente incluso en las escenas de vídeo, unas pantallas de carga desesperantemente largas, unos efectos de destrucción de auténtica vergüenza (ojo a cómo se rompen los árboles y a cómo se regenera el suelo cuando dejamos un surco en él con nuestras técnicas más poderosas) y unos vídeos que tan pronto nos dejan con la boca abierta por su espectacularidad como por lo robóticas de sus animaciones.
Para hacer todo un poco peor, se ha aplicado una paleta de colores demasiado grisácea que acaba por ensuciar la imagen y desluciendo un conjunto que con unos colores mucho más vivos habría ganado enteros. Y todo ello por no mencionar los extraños sombreados de los que suelen hacer gala los personajes, los cuales solo funcionan en situaciones muy concretas.
A pesar de tratarse de un juego muy descuidado en lo visual, también tiene sus cosas buenas, como la distancia de dibujado en Conton City (enorme) y lo bien representados que están todos los combos y técnicas de cada luchador, siendo un auténtico gustazo ver cómo reparten tortas y ponen en práctica sus movimientos más espectaculares. Además, se mueve a 60 imágenes por segundo generalmente estables, especialmente en combate.
Del sonido nos encontramos con una banda sonora que se adapta muy bien a los combates para aportarles ese toque de frenetismo que tan bien le sientan, aunque difícilmente acabaréis recordando alguno de sus temas. Sabemos que a estas alturas es ya una batalla perdida, pero no dejaremos de añorar la música del anime original para ambientar nuestras batallas. Los efectos sí que están extraídos directamente de la serie y son tremendamente reconocibles, y el doblaje nos permite escoger entre el inglés y el japonés, siendo este último infinitamente superior al primero. Los textos, como era de esperar, están traducidos correctamente al español.
Conclusiones
Puede que Dragon Ball Xenoverse 2 no sea el juego definitivo de Dragon Ball, pero supone un pequeño e importante paso a la hora de seguir mejorando una de las series de videojuegos más interesantes que se han hecho nunca basadas en esta licencia. Ofrece una abrumadora cantidad de contenidos con los que estar entretenidos durante semanas, añade pocas pero acertadas novedades, amplía la plantilla de personajes, pule el sistema de combate para aportar un necesario toque de profundidad que le sienta genial a la fórmula y sus opciones de personalización son tan completas que podremos crear todo tipo de personajes hechos a nuestra medida.
A nivel técnico todavía deja mucho que desear, la forma en la que está gestionado el online sigue siendo muy engorrosa, falta la posibilidad de transformarse con muchos personajes, la plantilla cuenta con decisiones cuestionables y, en general, se ha arriesgado muy poco a la hora de intentar llevar la saga un paso más allá. Pero eso no ha evitado que nos lo hayamos pasado genial volando, mejorando a nuestro personaje, superando misiones, luchando y tirando Kame Hame Has durante horas.
Poco a poco y con paso firme, Dragon Ball Xenoverse se va acercando a convertirse en ese gran juego de Dragon Ball que llevamos tantísimo tiempo esperando y que deseamos ver materializado de una vez con una posible tercera parte, pero mientras tanto, haríais bien en no perderos esta secuela. Si alguna vez habéis amado este universo y su historia tanto como nosotros y habéis vibrado con cada uno de los combates que han tenido lugar en él, el regreso de Goku difícilmente os decepcionará.
Hemos realizado este análisis con una copia física de la versión final para PlayStation 4 que nos ha proporcionado Bandai Namco.