Análisis de Dark Souls III (PS4, Xbox One, PC)

From Software culmina por todo lo alto su saga estrella con una de sus mejores entregas. Largo, desafiante, complejo, fascinante, divertidísimo y de una calidad incuestionable. Uno de los grandes imprescindibles del año.
Dark Souls III
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8.5
SONIDO
9.5
NOTA
9.5
DIVERSIÓN
10
JUGABILIDAD
9.5
Análisis de versiones PS4, Xbox One y PC.

La capacidad que tiene From Software para crear auténticos juegazos en relativamente poco tiempo es algo digno de admiración. En 2009 y salido prácticamente de la nada, el estudio lanzó al mercado Demon's Souls, un juego que iba a contracorriente de las tendencias del mercado para ofrecernos una aventura dificilísima y desafiante, pero lejos de ser imposible, con un multijugador revolucionario, una jugabilidad completamente adictiva, un mundo fascinante, un apartado artístico impresionante, unos jefes finales como hacía mucho que no veíamos y una narrativa fragmentada en la que éramos nosotros, los propios jugadores, quienes teníamos que recomponer la historia si queríamos descubrirla.

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Curiosamente, Sony, su editora, no confió demasiado en este juegazo y fueron los propios jugadores, mediante el boca a boca, quienes acabaron por convertirlo en todo un éxito hablando de sus innumerables virtudes a sus amigos y conocidos. A pesar de ello, la compañía de PlayStation seguía sin estar segura de su aceptación en Occidente, y fueron Atlus y Bandai Namco quienes tuvieron que encargarse de traernos esa aventura de la que todo el mundo había oído hablar y que hasta entonces no habíamos podido jugar sin recurrir a la importación.

Tras ser aclamados tanto por la crítica como por el público en todo el mundo, From Software sabía que había dado con una fórmula ganadora y que pocos sabrían imitar (de hecho, los poco intentos de esto último han dado como resultado juegos bastante mediocres por lo general), así que no tardaron en ponerse manos a la obra para trabajar en Dark Souls, el heredero espiritual de Demon's Souls. ¿El resultado? Uno de los mejores juegos de todos los tiempos y probablemente uno de los mundos mejor diseñados que hemos visto jamás en un videojuego. Con la base de su anterior título, consiguieron expandirla lo suficiente como para mantener todavía fresco el efecto sorpresa y seguir dejándonos con la boca abierta a cada paso que dábamos por lo redondo que resultó ser en todos sus apartados.

Así pues, tal y como era de esperar, en 2014 recibimos Dark Souls II, otro juegazo que, sin embargo, no resultó tan perfecto como sus predecesores, con una historia algo menos atractiva, jefes menos inspirados y un diseño de niveles lejos de la majestuosidad vista en Dark Souls. Un título sobresaliente, sin ninguna duda, pero al que las comparativas le hacían un flaco favor.

El año pasado el estudio nos sorprendió a todos con Bloodborne, su primer juego para la nueva generación de consolas y en exclusiva para Sony y su PlayStation 4, una aventura con una ambientación muy diferente y un enfoque mucho más directo y agresivo que nos enamoró por completo. Poseía todas las virtudes de los mejores Souls, pero la fórmula tenía las suficientes diferencias como para que se sintiera como algo distinto y fresco. Y por si fuera poco, su expansión, Antiguos Cazadores, no hizo más que mejorar la reputación de From Software y hacer todavía más redonda esta aventura.

Ahora y por tercer año consecutivo, estos japoneses no quieren dejarnos sin nuestra ración de su saga estrella y nos traen Dark Souls III, una entrega con la que pretenden concluir una de las trilogías más importantes de este hobby que tanto nos apasiona. Y ya os vamos avisando que estamos ante uno de los más serios candidatos al título de "Juego del Año" de 2016.

En busca de los Señores de la Ceniza

Dark Souls III es el resultado de todos los años que From Software ha trabajado en la saga y en sus diferentes variantes, por lo que la sensación que deja es la de ser el Souls más perfeccionado, equilibrado y pulido de todos, donde se han cogido los elementos que más han gustado de sus juegos y se han descartado los que menos han convencido, incluyendo por el camino alguna que otra novedad de lo más interesante, sin que ello signifique alterar la fórmula en lo más mínimo.

Por lo tanto, volvemos a estar ante un juego que sigue paso por paso las enseñanzas de sus predecesores, ofreciéndonos una aventura de rol y acción en la que tenemos que explorar todo tipo de laberínticos escenarios mientras combatimos y luchamos por nuestras vidas, ya sea batallando contra peligrosos enemigos, poderosos jefes finales o simplemente contra las innumerables trampas que hay repartidas por el mapa.

Las bases de siempre se mantienen con pocos cambios y los controles son prácticamente idénticos a lo visto en las dos primeras entregas de la serie, por lo que si sois ya unos veteranos en estas lides no tardaréis ni medio minuto en empezar a moveros con total soltura. Eso sí, a nuestro repertorio de movimientos habitual (golpes flojos, fuertes, paradas, bloqueos, posibilidad de empuñar armas a dos manos, rodar para esquivar, etcétera), ahora tenemos que sumarle las habilidades de arma.

Las habilidades de nuestras armas podrán desatar técnicas tan espectaculares como la de esta imagen.
Las habilidades de nuestras armas podrán desatar técnicas tan espectaculares como la de esta imagen.

Cada arma de esta entrega nos permitirá realizar una acción especial que variará en función de la que estemos empuñando. Estas son muy variadas y de muchos tipos, y van desde técnicas básicas como realizar una estocada para perforar defensas o afilar nuestra espada para que absorba daño tras cada golpe hasta cosas más complejas como golpes únicos y tremendamente espectaculares de ver en los que nuestro personaje da volteretas en el aire o se pone a girar sobre sí mismo convirtiéndose en un torbellino de picar carne.

Hay muchísimas habilidades diferentes, aunque todas ellas nos consumirán parte de nuestra barra de magia, la cual regresa desde Demon's Souls, permitiendo que incluso las clases puramente cuerpo a cuerpo puedan sacarle partido y obligando a los magos a gestionar mejor sus recursos para no quedarse vendidos en el peor momento.

Al final, usarlas o no será algo que dependerá totalmente de nosotros, ya que, por ejemplo, en nuestro caso, nos hemos pasado toda la aventura sin darles casi ningún uso, pero cuando nos hemos puesto a trastear y probar cosas con ellas hemos descubierto lo útiles que pueden llegar a resultar (todavía estamos asimilando lo útiles que por fin resultan los arcos gracias a esto) y el enorme juego que van a dar en su multijugador competitivo, animándonos incluso a tener más de un arma equipada para ir cambiando de una a otra y adaptar nuestra estrategia al vuelo según la situación y las fortalezas de las habilidades que tengan.

Hablando de los combates, tenemos que destacar la mayor velocidad de juego que se le ha imprimido a esta entrega. Ahora somos mucho más ágiles incluso cuando vamos muy cargados y nuestras animaciones son más veloces, aunque claro, esto es algo que también se aplica a nuestros enemigos, mucho más agresivos y rápidos que nunca. Además, cuentan con muchos más patrones y movimientos, y algunos hasta poseen la capacidad de transformarse y modificar su forma de luchar.

Esto puede que a muchos os recuerde a Bloodborne, pero podéis estar tranquilos, ya que a pesar de ello sigue sintiéndose puramente Dark Souls. Saber bloquear, defenderse y esperar el momento adecuado para contraatacar continuarán siendo nuestras prioridades, ciertas animaciones como la de darle tragos a los estus siguen resultando algo lentas y nos obligarán a buscar el momento adecuado para reponer nuestras fuerzas y no recibir otro golpe, y nuestra barra de energía baja a una velocidad altísima para reponerse a un ritmo relativamente lento.

Hay muchísimos personajes con los que interactuar en esta ocasión y sus historias y misiones son realmente complejas.
Hay muchísimos personajes con los que interactuar en esta ocasión y sus historias y misiones son realmente complejas.

Con todo esto se ha conseguido hacer que los combates sean más dinámicos, ágiles y satisfactorios, pero sin perder ese toque estratégico que tanto nos gusta de esta saga. Además, con estos cambios acaban premiando el que sepamos tomar la iniciativa de vez en cuando, ya que mantenerse tras un escudo constantemente acabará resultando en que acaben rompiendo nuestra defensa, por lo que os tocará encontrar un equilibrio para salir al paso.

Curiosamente, el aumento de la velocidad de los combates también ha tenido consecuencias muy peculiares que han permitido que el juego esté más equilibrado, mejorando los estilos de combate más desfavorecidos y empeorando algunos de los más poderosos. Por ejemplo, ahora las armas más pesadas, como los ultraespadones, siguen teniendo unas animaciones lentísimas, pero al tener que hacer frente a enemigos mucho más rápidos ya no resultan tan devastadoras, dificultando que encontremos el hueco que buscamos para atacar. Eso sí, acertar con ellas destrozará a vuestros rivales. Como este hay cientos de ejemplos, tanto para bien como para mal, y casi todos los tipos de armas nos han parecido útiles y perfectamente capaces.

En lo que respecta a la personalización y evolución de nuestro personaje, esta sigue las pautas de siempre, es decir, subiendo de nivel al mejorar nuestros diferentes atributos con las almas que recolectemos de nuestros enemigos caídos, almas que evidentemente caerán al suelo formando un charco de sangre si morimos, obligándonos a llegar hasta ellas en el siguiente intento si no las queremos perder para siempre.

El Santuario del Enlace del Fuego nos servirá como nuestra base de operaciones. Allí podremos subir de nivel, acudir al herrero para reparar y reforzar nuestro equipo, convertir las almas de los jefes en cosas útiles, hablar con otros personajes, etcétera
El Santuario del Enlace del Fuego nos servirá como nuestra base de operaciones. Allí podremos subir de nivel, acudir al herrero para reparar y reforzar nuestro equipo, convertir las almas de los jefes en cosas útiles, hablar con otros personajes, etcétera

Eso sí, hay cambios sustanciales que merece la pena destacar, como la simplificación que se ha realizado de la gestión y mejoras de nuestro equipo. Por ejemplo, ahora las armaduras no pueden ser mejoradas y existe un único personaje para utilizar las almas de los jefes a los que derrotemos (que vuelven a servir para crear armas, hechizos, milagros, piromancias y anillos). Además, todo está mucho más centralizado y la evolución de nuestras piezas de equipo es puramente lineal, dejándonos libertad para imbuirlas y otorgarles propiedades únicas en el caso de que no las tengan de serie y de que dispongamos de los materiales y ascuas necesarios para ello.

Lo de las armaduras en un principio no nos gustó demasiado, aunque sí que es cierto que esto también nos acabó dando una mayor libertad para ir probando distintos sets y adaptar nuestra estrategia a las necesidades de cada combate sin miedo a que esta no esté mejorada y no nos sea útil frente a un determinado jefe. Además, acabaremos con muchos atributos más o menos subido, facilitando el uso de muchas de ellas.

Por ejemplo, en nuestro caso íbamos alternando entre una armadura muy pesada para los jefes que veíamos que podíamos bloquear sus ataques con el escudo sin tener que recurrir a esquivar demasiado, mientras que para otros preferíamos cambiar a algo más ligero y con menos defensa, pero que nos diera más movilidad. Esto que puede parecer una tontería, acabó dándonos la victoria en muchas batallas, lo cual sumado a la gran cantidad de armas y habilidades que tienen, nos permitió desarrollar muchas estrategias sin limitarnos demasiado por nuestro nivel.

Podremos utilizar las hogueras tanto como puntos de control en los que revivir como teletransportes para realizar viajes rápidos. Destacar que ahora hay un buen número de ellas y que están bastante juntas.
Podremos utilizar las hogueras tanto como puntos de control en los que revivir como teletransportes para realizar viajes rápidos. Destacar que ahora hay un buen número de ellas y que están bastante juntas.

Pero si hay algo que estamos obligados a destacar y a comentar de Dark Souls III, eso es sin duda su diseño de niveles. A pesar de que las distintas regiones no están tan interconectadas entre ellas como sí lo estuvieron en el primer Dark Souls, cada una de ellas es gigantesca y está repleta de multitud de caminos, rutas opcionales, secretos por descubrir, peligros y atajos que acaban conectando cada una de sus zonas de formas que ni nos imaginábamos, consiguiendo transmitir una grandiosa sensación de escala. Todos y cada uno de los pasos que daremos y de los recovecos por los que nos metamos están estudiados al milímetro y diseñados con muchísimo gusto, propiciando además una sorprendente variedad de situaciones que nos animará a querer explorar hasta el último rincón.

Resumiendo de forma rápida podríamos decir que cada una de las regiones del juego sería equivalente al mundo de la entrega original, pero en miniatura. Probablemente estemos ante algunos de los mejores mapas que la compañía ha diseñado hasta el momento, dejándose notar la experiencia que han obtenido en este terreno con el paso de los años, consiguiendo transmitir una sensación de aventura y de ganas de verlo todo de la que muy pocos juegos pueden presumir. Y sí, llegar tras un largo viaje a un sitio, mirar atrás y contemplar el horizonte que se extiende a nuestras espaldas sabiendo que todo lo que vemos son lugares por los que hemos pasado sigue siendo algo impagable.

Averiguar cómo llegar a esta región sin una guía y sin nadie que nos ayude será algo que muy pocos descubrirán.
Averiguar cómo llegar a esta región sin una guía y sin nadie que nos ayude será algo que muy pocos descubrirán.

Además, resulta más impredecible que nunca y hace gala de una enorme cantidad de trampas distintas repartidas por los escenarios que casi seguro os pillarán por sorpresa repetidas veces, independientemente de que este sea vuestro primer Souls o no. Algunas de ellas son muy originales y están escondidas con muy "mala leche", los enemigos os tenderán emboscadas que difícilmente os veréis venir y, en general, el título consigue que en todo momento sintamos que estamos en peligro para que no bajemos la guardia ni un solo segundo.

Y todo ello sin olvidarnos de la gigantesca cantidad de secretos que podremos encontrar, obligándonos en muchos casos a estrujarnos la cabeza y a fijarnos muy bien en lo que veamos para encontrar la forma de acceder a ellos, ya sea por medio de una pared secreta (que vuelven a funcionar a base de espadazos) o descendiendo desde otro punto del escenario, por mencionar un par de ejemplos. Hay más que en cualquiera de sus predecesores, son más interesantes y están mejor escondidos (os podemos asegurar que la forma de llegar a cierta zona opcional hará que muchos acabéis tirando de guía).

Otro de los grandes aciertos de esta tercera entrega lo tenemos en sus jefes finales. De hecho, probablemente estemos ante la mejor selección de ellos que hemos visto en un juego del estudio. Son variadísimos, muy atípicos en muchos casos, brutalmente espectaculares, desafiantes como ellos solos y tremendamente divertidos de combatir. Además, cuentan con varias fases que nos harán replantearnos constantemente la batalla para que no nos confiemos. Quizás los primeros no os den esta impresión (lo que no quita que sean buenísimos), pero una vez terminéis el primer cuarto de la aventura asistiréis a un desfile de grandes batallas que os dejarán constantemente con la boca abierta y a cada cual mejor, llegando a su punto culminante en la recta final.

Este que veis aquí es uno de los jefes más duros de toda la saga. Preparaos para librar un gran combate cuando lleguéis hasta él.
Este que veis aquí es uno de los jefes más duros de toda la saga. Preparaos para librar un gran combate cuando lleguéis hasta él.

En cuanto a la duración, como en todo Souls esta es una cifra muy variable que dependerá de multitud de factores, como de vuestra experiencia con la saga, lo mucho que exploréis o no, las veces que se os atragante una zona o un jefe, etcétera, por lo que es algo muy difícil de cuantificar. En nuestro caso concreto hemos tardado 25 horas en llegar hasta el final de la aventura intentando explorar todo lo que podíamos y con una build que se adaptaba muy bien a nuestro estilo de juego (amen del grado de veteranía que teníamos tras habernos pasado todas las entregas de la serie, por lo que estábamos muy familiarizados con sus mecánicas), de modo que no tuvimos problemas especialmente graves en ningún momento que detuvieran nuestro avance.

Eso sí, tras ello nos pusimos a repasar zonas y a buscar secretos que nos pudiésemos haber dejado y en cada pasada acabábamos descubriendo algo nuevo (incluso zonas enteras con sus jefes), por lo que nuestro contador de horas no ha parado de subir desde entonces, maravillándonos con muchos de nuestros hallazgos. Si a todo esto le sumáis que hay tres finales y que el título nos animará a que nos lo pasemos varias veces si queremos ver todo lo que esconde, podéis estar seguros de que tenéis juego para muchísimo tiempo.

La cantidad de fan service de la que hace gala esta entrega es puro deleite para los aficionados a la obra de From Software.
La cantidad de fan service de la que hace gala esta entrega es puro deleite para los aficionados a la obra de From Software.

En cuanto a sus posibilidades multijugador, Dark Souls III permite hasta seis jugadores en una misma partida: cuatro cooperando y dos invadiendo. Todo funciona de forma muy similar a lo visto en el primer título de la serie (cooperar para matar jefes, invadir para matar a otros jugadores en sus partidas), aunque ahora podemos poner señales para retar a duelos y se ha introducido el sistema de contraseñas visto en Bloodborne para así facilitar el jugar con amigos. Por desgracia, las sesiones que hemos probado adolecían de mucho lag, probablemente por haber tenido que jugar con japoneses, por lo que será un punto a vigilar durante sus primeras semanas de lanzamiento.

Evidentemente vuelven los pactos para hacer la experiencia online más interesante y darnos motivos para invadir o cooperar (no hay muchos y no son especialmente originales, repitiendo ideas de anteriores juegos, aunque ahora resultan mucho más fáciles de gestionar, ya que podremos cambiar de uno a otro simplemente equipándonos el objeto del juramento en el que queramos jugar), así como el multijugador asíncrono en forma de mensajes que podemos dejar para que otros lo lean (que sea una pista útil o no ya es otra cosa...) y charcos de sangre para ver las muertes de otros usuarios.

Cuando estemos en el modo Señor de la Ceniza tendremos más vida y podremos tanto invocar jugadores como sufrir invasiones. Para obtenerlo tendremos que gastar un ascua, aunque si morimos perderemos este estado.
Cuando estemos en el modo Señor de la Ceniza tendremos más vida y podremos tanto invocar jugadores como sufrir invasiones. Para obtenerlo tendremos que gastar un ascua, aunque si morimos perderemos este estado.

Puede que no estemos ante el juego más portentoso de la generación en lo que respecta a su apartado técnico, pero a nivel artístico pocos pueden atreverse siquiera a rivalizar con lo que From Software ha conseguido con este juego, poniendo en pantalla unos escenarios majestuosos, repletos de detalles y elementos únicos que no se repiten nunca (no hay dos pasillos o dos casas iguales) y de una oscura belleza fascinante que nos dejará embobados cada dos por tres frente a la pantalla para deleitarnos con ellos, algo a lo que tenemos que sumarle un diseño de enemigos, armaduras y armas magistral.

Las texturas no serán las mejores que hemos visto nunca en un juego (aunque cumplen muy bien su función) y puede que sufra de algunas ralentizaciones (no son nada graves y casi no molestan, ya que por norma todo se mueve con mucha fluidez), pero visualmente ha conseguido cautivarnos. Además, la distancia de dibujado es enorme, la cantidad de personajes que puede llegar a poner en pantalla es sorprendente, los efectos son muy espectaculares y el despliegue de medios del que hace gala en los jefes finales (el tamaño de algunos nos ha dejado sin habla) terminan por redondear este apartado. Destacar también el buen uso que se hace de la iluminación para crear atmósferas únicas.

El juego nos dejará constantemente sin aliento gracias a su apabullante apartado artístico.
El juego nos dejará constantemente sin aliento gracias a su apabullante apartado artístico.

El sonido tampoco se queda atrás, gracias a una banda sonora que os pondrá los pelos de punta desde el mismo momento en el que lleguéis al menú principal gracias a su magistral tema principal. La mayor parte de la aventura nos la pasaremos sin su presencia, ya que cuando exploremos lo realmente importante serán los efectos de sonido, gracias a los cuales podremos detectar trampas, peligros y enemigos antes de verlos, ayudando de paso a transmitir esa sensación de ser aventureros malditos inmersos en un viaje solitario que siempre busca el estudio.

Todo esto cambia radicalmente en los jefes finales, momento en el que la banda sonora toma todo el protagonismo para encumbrar estas batallas a unos niveles de épica desbordantes por medio de orquesta y coros. La calidad de estas composiciones es de primer nivel y encima se modifican de forma dinámica con los cambios de fase que realizan estos temibles enemigos. Sin duda, la mejor banda sonora de la serie (en nuestra opinión, al mismo nivel que la de Bloodborne, aunque más variada). El doblaje se encuentra únicamente en inglés (textos en español) y cuenta con unas interpretaciones sobresalientes.

 1

Conclusiones

Dark Souls III es la perfección y el refinamiento no solo de una saga, sino de una forma de hacer juegos. From Software ha conseguido crear con esta tercera entrega uno de sus mejores obras, ofreciéndonos una aventura larga, desafiante, apasionante, divertidísima, profunda, compleja y muy especial que no decepcionará a nadie. Si tuviéramos que ponerle alguna pega o fallo, probablemente tendríamos que hacer alusión a lo continuista que resulta, lo que ha propiciado que se haya perdido en cierta medida ese factor sorpresa que sí tuvimos con Demon's Souls y Dark Souls.

Pero al final de nuestro viaje, esto no ha podido importarnos menos, pues habíamos disfrutado de una experiencia inolvidable y de la que no nos cansamos, ya que, sorprendentemente, la fórmula sigue sin mostrar síntomas de agotamiento. Es más, nos ha dejado con el deseo de que este no haya sido el último Souls, ya que estamos convencidos de que con estos niveles de calidad volveríamos a caer rendidos a sus pies. Pero mientras esto ocurre o no, disfrutemos muriendo en el presente, pues hay mucho que celebrar con la llegada de este juegazo.

Hemos analizado este juego en su versión de PlayStation 4 gracias a una copia final que nos ha proporcionado Bandai Namco.

Carlos Leiva
Redactor
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#36 en el ranking global.

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