Análisis de BUTCHER (PS4, Switch, PC, Xbox One)
El pasado octubre se lanzó en PC uno de los juegos de acción 2D pixel art más violentos de los últimos años. Aunque reducir a Butcher al aspecto gore es un tanto injusto, porque ofrece diversión y calidad suficiente para no quedarse con este aspecto superficial, es inevitable que éste sea uno de los puntos más llamativos del juego. Sus creadores son conscientes de ello y lo explotan hasta sus últimas consecuencias, como podrán comprobar ahora los usuarios de consola.
Transhuman Design dice inspirarse en la acción desenfrenada de algunos juegos de la década de los 90, una época en la que abundantes lanzamientos empezaban a sacudirse la imagen de juegos para niños a base de fuentes de sangre. Podía ser un Mortal Kombat, Doom o Quake, y no escaparon a las polémicas, pero lo cierto es que los desarrolladores arriesgaron incluso en proyectos con gran presupuesto –es decir, lo que antes equivalía a un AAA-. Ahora, ese espacio queda más reducido al panorama independiente.
En el fondo Butcher no es más que un juego de disparos y plataformas muy similar a tantos y tantos juegos del género. Su mínima historia está relacionada con el ciborg que controlamos, dispuesto a eliminar a los humanos. Una vez pasas la pantalla de título sólo hay una cosa que nos va a importar: matar todo lo que tenga vida.
A lo largo de varios niveles sobre diversas temáticas oscuras y casi postapocalípticas nos iremos enfrentando a los enemigos con un arsenal típico pero más que suficiente para completar nuestra tarea. Desde el rifle a la escopeta, lanzagranadas o la motosierra, perfecta para las distancias cortas o cuando andamos escasos de cargadores.
Todas funcionan con un control muy intuitivo y como se espera de ellas -la escopeta tiene una cadencia menor que el rifle pero abarca una zona de daño mayor-. La palanca derecha nos permite apuntar en cualquier dirección y para suplir la precisión de un ratón de PC la mira se fija en los enemigos que están a tiro –nunca mejor dicho-.
Sea cual sea el arma elegida, los desarrolladores saben que uno de los aspectos más importantes en un juego de acción es la respuesta de las armas y la interactividad, sentir que cada disparo causa algún efecto en los enemigos. Aquí el diseño de sonido es sobresaliente, no sólo por la cañera –casi agresiva- música, sino por la contundencia de cada disparo, los gritos de nuestras víctimas, la sacudida de la pantalla y la fuerza de la munición con un curioso sistema que "pinta" el escenario con la sangre.
Este detalle nos permite salpicar el fondo permanentemente con glóbulos rojos, cascadas de sangre caen entre plataformas y manchan estos escenarios que ya de por sí están sucios. Aunque se inspira en la resolución 8-bits –de hecho el protagonista es muy pequeño en la imagen, para nuestro gusto demasiado-, está plagado de efectos modernos para llamaradas de fuego, iluminación, humo o partículas. El conjunto en movimiento es mucho mejor de lo que transmiten las imágenes.
Nuestra misión es alcanzar la puerta que da acceso a la siguiente fase. Aunque en algún momento nos habría gustado ver un punto de control que redujese la repetición tras una muerte, estamos hablando de partidas de pocos minutos por nivel, con un diseño no demasiado enrevesado. Dispara, encuentra el interruptor que abre una compuerta o activa un ascensor, salta sobre lava, sobrevive a una encerrona y alcanza la meta. Hay varios ajustes de dificultad, los más altos –uno de ellos bloqueado al inicio- son un auténtico reto, mientras que casual permite que cualquiera pueda progresar sin que se convierta en un auténtico paseo. Necesario porque tampoco es un juego especialmente largo –se completa en menos de 3 horas-.
Todo lo descrito hasta ahora son los puntos fuertes de Butcher, y es imposible no quedar enganchado a él desde un primer momento. Pero sufre algunas limitaciones que impiden que se convierta en un clásico moderno, ese toque maestro que separa a Hotline Miami de todos sus clones, por ejemplo. En el caso de Butcher, el diseño de sus niveles termina por hacerse muy genérico; no aportan demasiado, se abusa de sorprender al jugador con enemigos que aparecen cerca de él o por el aire.
Más que secciones de plataformas, donde el control no siempre acierta -y es una lástima porque los saltos son frecuentes-, se explotan las habitaciones tipo arena de combate. Una manera bastante burda de subir la dificultad, simplemente se colocan enemigos más duros o en mayor cantidad; existe un desafío por esquivar balas y mantenerse en movimiento, pero no termina por explotar todo su potencial.
Mencionar también que, quizás por cuestiones estéticas, la paleta de colores no siempre ayuda a detectar con rapidez a los enemigos o las superficies que pueden ser atravesadas –por los saltos o las balas-. Dependiendo de este tipo de plataformas en ocasiones recibiremos daño desde un piso inferior cuando nos creíamos en una posición segura. La interfaz, con la información valiosa en los márgenes laterales, es probablemente de las menos útiles que recordamos; en el fragor de la batalla cuesta muchísimo saber nuestra salud o munición restante, y huelga decir que apartar la mirada en esas situaciones equivale a una muerte casi asegurada.
Conclusiones
Butcher es un contundente shooter lateral que encantará a los aficionados a la acción pura y el gatillo fácil sin más aspiraciones que a pasar un buen rato eliminando todo lo que se mueve, siempre y cuando toleren la ultraviolencia de su contenido –suavizado por el hecho de utilizar gráficos muy pixelados-.
Por otra parte, apenas presenta algo novedoso al género, salvando el efecto de la sangre, y los niveles no están especialmente trabajados. El sistema de tiros sí transmite intensidad; las plataformas son más corrientes y la interfaz no es nada clara. Un diamante en bruto que podría ser algo mucho más memorable corrigiendo sus errores.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Crunching Koalas.