Análisis de Brothers: A Tale of Two Sons (PS4, Android, Switch, iPhone, Xbox One)
Brothers: A Tale of Two Sons fue una grata sorpresa de 2013 a cargo de Starbreeze, un estudio que conocíamos de sobra en el género de la acción en primera persona por excelentes títulos –o en el peor de los casos, recomendables-: The Chronicles of Riddick, The Darkness y Syndicate entre otros. Como os contamos en nuestro análisis, tras el pequeño batacazo comercial que supuso ese último juego para EA el estudio tuvo que redirigir sus esfuerzos por un proyecto descargable a menor escala que al final se convirtió en una de sus mejores cartas de presentación. Se suele decir que las limitaciones dan rienda suelta a la creatividad, y en este caso vaya si se cumplió.
La aventura de estos dos hermanos comienza con escenas de la muerte de su madre. Por si no fuera poco, su padre cae enfermo y sólo el "agua de la vida" podría evitar un fatal desenlace que dejase a ambos huérfanos.
Así pues, es el turno de estos chicos de emprender un viaje fuera de las fronteras de su terreno conocido, lo que nos llevará por preciosos escenarios rurales y naturales, a conocer personajes variopintos y algunos peligros.
La principal particularidad de Brothers está en su control. Juegos con dos protagonistas jugables hay muchos, pero normalmente se usa un sistema de "zapping" para pasar de uno a otro, alternando. Aquí Starbreeze ha optado por permitir manejar simultáneamente al hermano mayor y el menor con una división del pad: palanca izquierda y sus gatillos para uno, palanca derecha y los otros gatillos para el otro. Hay que admitir que acostumbrarse a este desarrollo lleva un poco de tiempo, sobre todo a la hora de avanzar por caminos serpenteantes, pero hablamos de un juego de puzles donde pocas veces hay presión por tiempo o demanda de habilidad. Quizás lo más incómodo sea el giro de cámara –con gatillos-, sin embargo en general no hace falta corregir mucho su dirección.
El tipo de pruebas se aprovecha de la existencia de la pareja con retos sencillos que requieren una colaboración. A veces para abrir una compuerta el más joven se debe colar entre barrotes, o para esquivar a un perro atraemos su mirada para que el compañero avance por detrás. El mayor es, claro, más fuerte. La pareja también tiene sus debilidades que hay que saber complementar por el contexto; si el joven no sabe nadar, su hermano deberá cargar con él para pasar un río. Lo bueno es que apenas hay indicaciones de cada prueba y de manera natural deduces cómo sacar partido de controlar a la vez a dos personajes, sea por intuición o probando ideas.
Sin embargo el tipo de puzles no justifica por sí solo que Brothers: A Tale of Two Sons sea un juego tan querido aun hoy. El encanto se encuentra en su mundo y las interacciones con él. Cada hermano tiene su propia personalidad y carácter al hablar con los secundarios, unos más amigables que otros. El mayor es más serio y responsable, mientras que el joven tiene un toque gamberro y creativo. Además de múltiples bromas o huevos de pascua, esto tiene utilidad en la resolución de retos al tratar con la gente que encontramos. Puede que el mayor sea demasiado educado con el soñoliento encargado de bajar un puente levadizo, mientras que el pequeño tirará un cubo de agua para espabilar al hombre.
Es cierto que la dificultad de Brothers podría defraudar al jugón que espera un reto complejo, pero no van por ahí los tiros. Se trata más de disfrutar de su historia, el ambiente y el carisma que derrocha. No hay acción y los enfrentamientos se resuelven con el ingenio. Su duración ronda entre las dos o tres horas, así que se puede completar fácilmente en una sesión de juego.
Después de varios juegos de aspecto más realista y violento, Starbreeze se destapó con una historia preciosa apoyada en la dirección artística de cuento juvenil. Personajes caricaturescos, colores otoñales y localizaciones fantásticas, que apetece admirar desde alguno de los bancos que hay dispuestos a lo largo de su recorrido. Hace uso de Unreal Engine 3, y en las actuales consolas la calidad de imagen es excelente, además con una fluidez constante.
Eso sí, los retoques visuales son mínimos y por ejemplo la iluminación de rayos solares sigue utilizando trucos poco avanzados, y de vez en cuando notaremos cómo aparecen las sombras lejanas en los objetos –pequeños defectos que nos pueden sacar momentáneamente del ambiente-. No es que sean defectos habituales o graves, ni muchísimo menos, simplemente son producto de una tecnología que no explota bien las nuevas plataformas –o que la conversión desde PC apenas se ha optimizado-.
La remasterización para PlayStation 4 y Xbox One es bastante directa y apenas podemos señalar como extras los comentarios del director y galerías de sonido y arte. Las dos últimas son lo habitual: un menú con ilustraciones, bocetos y capturas, y una lista de temas de la banda sonora.
Los comentarios del director no consisten en una narración durante nuestra partida –al estilo de otros juegos con característica similar- que quizás habría sido lo preferible, sino un vídeo de principio a fin con la voz –en inglés, subtítulos en español- donde el director nos habla tanto del juego como de anécdotas del desarrollo, las limitaciones económicas del equipo, el lenguaje que utilizan los personajes, explicaciones sobre las decisiones en cada escenario, curiosidades que quizás no conozcas y mucha información relevante para los aficionados a este juego. Tiene valor también desde el punto de vista de cualquiera interesado en conocer cómo se hace un videojuego.
La pena es que se trata de simplemente un vídeo donde, al menos en su versión digital, la compresión degrada un poco la calidad, y sin selector de capítulos, lo que hace que se deba ver de un tirón. Huelga decir que bajo ningún concepto hay que ver este extra sin terminar el juego, puesto que destripa todos los puzles, sorpresas y consecución de trofeos/logros secretos.
Conclusiones
Pocas novedades os podemos contar a estas alturas de Brothers: A Tale of Two Sons por su paso a la actual generación. Difícilmente justifica una nueva compra, pero si eres parte de ese grupo de jugadores que todavía no ha disfrutado del original, este es un buen momento para hacerlo siempre y cuando te guste este tipo de experiencias que transmiten más que la suma de sus puzles.
Por supuesto, tampoco es perfecto y a veces el ritmo es un poco irregular. Habrá quien piense que su problema es queda entre dos caminos: no llega a ser un juego zen ni un rompecabezas para ejercitar la materia gris. Con todo, es más que recomendable y uno de esos lanzamientos atípicos que siempre merece la pena probar.
Como adaptación es correcta. Visualmente muy atractivo, y eso hace que aquellos aspectos técnicos que podrían envejecer mal pasen a segundo plano. La ausencia de extras relevantes o que tampoco exista un descuento para los poseedores de la versión antigua son sus principales defectos. Por lo demás, una aventura tan encantadora como siempre compuesta por pequeñas acciones cotidianas.