Análisis de Bladestorm: Nightmare (PS4, PS3, Xbox One, PC)
De Omega Force inmediatamente nos viene a la memoria Dynasty Warriors, Samurai Warriors, Warriors Orochi o alguna de las adaptaciones de manga más potentes que han pasado por sus manos. En 2007 este estudio de Koei Tecmo probó suerte con Bladestorm: The Hundred Years' War para Xbox 360 y PlayStation 3. Uno de sus puntos más llamativos para el público occidental, y concretamente europeo, es que se alejó de historias y leyendas en Asia, con las que muchas veces no conectamos por desconocimiento; en su lugar, se centró en la Guerra de los Cien Años que tuvo de protagonistas a Francia e Inglaterra entre 1337 y 1453.
Sea por la sobrada productividad de la desarrolladora o por el auge de las remasterizaciones y adaptaciones, Bladestorm vuelve a la carga con Bladestorm: Nightmare, una revisión con expansión que además de las viejas plataformas ahora da el salto a PC, PlayStation 4 y Xbox One. Parte es conocida y parte es nueva, parece que la verdadera intención está más dar una segunda oportunidad a este título. Os recomendamos leer el análisis de dicho lanzamiento.
La base es la misma que en The Hundred Years' War pero con unas cuantas novedades. Como en 2007, somos un mercenario puro y duro que no siente preferencias por ninguno de los dos países en liza. Son sólo negocios. Así pues, podremos participar en batallas aceptando los diferentes contratos que se nos presentan, por ejemplo en un bando atacante –quizás Inglaterra- o el de la resistencia francesa.
Este protagonista no es una figura conocida, sino que es producto de un editor similar al visto en los musou de Omega Force. El editor, del cual criticamos su simpleza, ahora se ha mejorado con más ajustes, y podemos guardar diversos mercenarios para usar en una nueva opción de la taberna, el centro de operaciones de este título.
Esta vez el modo historia -nos llega con textos y voces en inglés, acento francés para el bando galo- se divide en dos partes diferenciadas, la dedicada a la Guerra de los Cien Años, que es la misma campaña del original –y por tanto no profundizaremos en ella- y Nightmare, que es la expansión que se destaca en el nombre de esta versión. El rigor histórico era casi nulo en The Hundred Years' War, que apenas incluía algunos personajes como Juana de Arco o el Príncipe Eduardo para maquillar su imagen -tampoco es que fuese muy negativo-, pero el caso es que Nightmare ya directamente tira la casa por la ventana con una aventura de fantasía oscura más propia de Tolkien o un juego rolero.
Inglaterra y Francia están en conflicto cuando aparece una horda de trasgos, magos, cíclopes gigantes y dragones dispuestos a acabar con los humanos. Los países deciden entonces formar una tregua por la cuenta que les trae para hacer frente a esta inesperada amenaza. Los rumores dicen que se trata de monstruos bajo las órdenes de una malvada versión de Juana de Arco. Sólo aparece un rayo de esperanza con la llegada de unos bravos mercenarios que pueden controlar a algunas de estas bestias y usarlas en su beneficio. ¿Será suficiente para detener esta crisis y resolver el misterio?
Mandar a las huestes de criaturas es muy similar al antiguo modo, pero en lugar de batallar únicamente con las diferentes clases de caballeros de The Hundred Years' War ahora tendrás a tus órdenes esas criaturas fantásticas. Al desconocedor de Bladestorm le puede sorprender que esta vez no hablemos de un machacabotones de diversión directa, sino de algo que aspira a ser más estratégico. Y no nos referimos al estilo Empires, esa subsaga de Dynasty Warriors que se fija mucho en la gestión de los reinos, alianzas o técnicas especiales durante la acción; Bladestorm apuesta por la estrategia en tiempo real, tomando el control de grupos más o menos numerosos mediante las órdenes de nuestro líder.
No hay un "yo" sino un "nosotros", el guerrero se aleja de esos héroes solitarios de musou que conquistan territorios con cuatro espadazos que elevan a 100 soldados por los aires. Es un estratega acompañado por un pequeño ejército que explora el inmenso escenario abierto para ir derrotando comandantes, batallones y grandes criaturas. Hay una serie de ataques básicos de acometidas y maniobras defensivas, cada con un tiempo de recarga que impide el abuso continuado de una técnica. Junto a un sistema de clases que se anulan entre sí, da un buen equilibrio entre táctica y accesibilidad.
La revisión trae ajustes en la jugabilidad, uno de los principales es que ahora tomamos el control de cuatro escuadrones. Podemos pasar de una a otra fácilmente y así cubrir diferentes frentes en el mapa según especialización, o unir los equipos en un enorme ejército de poder concentrado. Si bien la parte de guerra normal es parecida al modo "histórico", los jefes fantásticos son mucho más interesantes por ataques de área y diferentes comportamientos que requieren usar inteligentemente la fortaleza de cada soldado, primero para romper la defensa y luego machacar la salud mientras cae debilitado.
Las unidades pueden aprender habilidades pasivas mediante puntos para mejorar su defensa o la fuerza, y el protagonista se desarrolla según nuestras preferencias, por ejemplo mejorando su liderazgo se aumenta el número de compañeros en el equipo. Hay más formas de motivar al nuestros compañeros, por ejemplo con portadores de banderas para mejorar la velocidad, la furia, la evasión, resurrección y otros muchos aspectos. Nightmare no presenta una revolución en cuanto a funcionamiento, pero sí mejoras que los más jugones del original van a apreciar.
Bladestorm incluye cooperativo online para dos jugadores y online competitivo con diversos modos: captura de bases –la habitual competición por dominar puntos clave-, captura de guardianes –defender una base y derrotar a guardianes-, derrota de comandantes y campaña de monstruos –competir por derrotar criaturas-. Otra posibilidad es enviar personajes creados a combatir por su cuenta, si tienes suerte volverán con dinero, experiencia y hasta quizás algún objeto valioso, pero como es más divertido si arriesgas, también puedes dar un ítem que, a más valor, más posibilidades de un premio mejor; en cambio, si vuelven en retirada, quizás lo pierdan. También hay la opción de utilizar personajes de otros jugadores en nuestra partida como mercenarios enemigos.
Si alguna vez has sentido curiosidad por Bladestorm: The Hundred Years' War, Bladestorm: Nightmare debe ser tu elección. Sólo por los ajustes y nuevo contenido ya es la versión más completa, y además llega a plataformas con mejoras técnicas. ¿Pero cómo son estas novedades visuales? En honor a la verdad, no demasiadas, salvando la lógica mejora en resolución, algunas texturas de más calidad y nuevos efectos que se consiguen en las plataformas más potentes.
Aún con todo, es prácticamente una remasterización HD de un lanzamiento que no sorprendió en este aspecto hace ocho años, agravado ahora con el paso de los años. No hay una fluidez constante y son visibles las limitaciones gráficas, como la aparición de vegetación o fortalezas a la lejanía y algún que otro error visual que quizás se solucione en futuras actualizaciones –ciertas sombras que parpadean, antorchas encendidas que desaparecen-.
Al igual que en The Hundred Years' War, se nota un desequilibrio entre el detalle de personajes en pantalla y el entorno, pero si tenemos que encontrar la razón de este aspecto tan de pasada generación está en la iluminación. Una luz creíble hace maravillas, y su ausencia en Bladestorm crea escenarios muy planos, visualmente monótonos, incluso si lo comparamos con los musou de dimensiones similares.
Conclusiones
Bladestorm: Nightmare es una buena idea con una ejecución irregular. La edición Nightmare no soluciona algunos de los fallos detectados en el original. Es un poco repetitivo en cuanto a sus misiones, técnicamente es justito –hace bueno a Samurai Warriors 4- y se podría decir que el tiempo acrecienta sus limitaciones.
Al menos la nueva campaña da un punto de vista más desenfadado y original, dentro de lo que cabe. Además, la jugabilidad cumple con su propósito, entretener -aunque no presente nada especialmente nuevo-, y eso tiene mérito en un género que a veces peca de ser demasiado confuso para los novatos.