Análisis de The Punisher: No Mercy PSN (PS3)

Tras el recientemente lanzado Zen Pinball para PlayStation Network, un simple pero divertido juego para los amantes de este entretenimiento aún hoy fácil de encontrar en muchos locales, la desarrolladora Zen Studios sigue apostando por la distribución digital para sus producciones. En esta ocasión apuntan más alto con The Punisher No Mercy, un juego más ambicioso que los simuladores de pinball gracias a contar con la licencia de uno de los personajes más duros y violentos de Marvel Comics, dentro de una galería de héroes generalmente "limpios" como puedan ser X-Men o Los Cuatro Fantásticos.

Frank Castle es The Punisher, un antihéroe creado para Spiderman por el legendario John Romita Sr. y Ross Andru. Este veterano de guerra, violento y sin sentimientos, que no duda en emplear cualquier medio para castigar a sus enemigos, dedica su vida a combatir el crimen tras la muerte de su familia a manos de las mafias. Su carácter y carisma lo sacaron pronto de las páginas del Hombre Araña para protagonizar sus propios cómics en los que la acción cuerpo a cuerpo y asesinatos a sangre fría regaban con sangre cada viñeta de este personaje que se toma la justicia por su mano. Han sido numerosas las adaptaciones al mundo de los videojuegos, como el clásico The Punisher - Arcade Game (donde compartía protagonismo con Nick Furia) y a la gran pantalla, donde hemos visto a The Punisher recientemente en dos ocasiones, la última, Punisher War Zone, respetando con bastante crudeza la violencia del comic, aunque ninguna ha sido, hasta el momento, un éxito de crítica o de taquilla.

¿Qué mejor que poner a The Punisher en un explícito FPS -first person shooter- con munición ilimitada, decenas de hordas de enemigos y mucha testosterona que irradiar con cada muerte? La idea, en principio, es la adecuada. Si además cuentas con un veterano motor para estas lides, como es Unreal Engine 3, y modos multijugador, todo ello con el precio asequible que se puede permitir en PSN, el resultado parece bastante apetecible. El resultado final, sin embargo, no es tan brillante como se prometía, pero, posiblemente haga las delicias de todos los jugadores con ganas de gatillo fácil y reflejos rápidos.

Lo primero que hay que dejar claro es que The Punisher No Mercy es un juego orientado al online. Las opciones de juego son el modo Historia, Cooperativo y Multijugador, pero como ya ocurriese en Unreal Tournament 3, en solitario no jugamos más que en unos mapas contra bots con un pequeño hilo narrativo que une cada localización. Este avance se realiza por medio de viñetas narradas (en inglés con subtítulos al castellano) ilustradas por Mike Deodato, que nos presentan a personajes del universo Punisher como Barracuda, Jigsaw o Silver Sable.

Una vez decidimos avanzar en la historia comprobamos que el objetivo de cada misión es bastante básico, como acabar con todos los enemigos en un tiempo limitado, o sobrevivir. Y no es que No Mercy esconda muy bien su carácter multijugador, ya que la inteligencia artificial es muy limitada, por no decir prácticamente nula; los maleantes, contrabandistas o mercenarios nos asaltarán furiosamente sin ninguna intención de protegerse de nuestros disparos, recibiendo casi con alegría nuestros balazos en su cabeza. Cuando estamos rodeados por estos fanáticos o "suicidas" también recibiremos daño que nos puede llevar al punto de control para continuar con la misión, algo muy arcade y simple pero que, bien organizado, es tremendamente frenético. Y en ocasiones The Punisher lo es, encadenar una muerte tras otra sin preocuparnos de coberturas, corriendo de un lado a otro buscando –no evitando- cada oleada enemiga es bastante adictivo y crea un ritmo constante casi sin interrupción.

El principal problema, más allá de la posible repetición de este esquema básico, que ocasionalmente intenta complicarnos la situación con la presencia de algún jefe –igual de estúpido que el resto de rivales, pero con una barra de vitalidad en pantalla- es su duración, ya que cualquier aficionado al género puede completar dos horas (menos de una incluso) y sin sensación de haber desarrollado un argumento. El diseño de los mapas es completamente multijugador, y eso significa que estamos dentro de una zona amplia (aunque no enorme) no lineal pensada para poder pasear repartiendo plomo en cualquier esquina recogiendo del suelo botiquines de vida, con ningún margen para la estrategia; de hecho, quedarse quieto durante unos segundos suele ser sinónimo de muerte asegurada. Si optamos por juego cooperativo, la experiencia no mejora en exceso pero al menos contaremos con un amigo en nuestro bando.

Si No Mercy se limitase a esta opción, claramente hablaríamos de un juego decepcionante que únicamente nos ofrece como incentivo para jugarlo varios personajes desbloqueables y nuevas armas casi imprescindibles para el juego online. Pero, por suerte, como decimos, el modo historia no es la estrella del título. Una vez conseguimos personajes, trajes, armas y "mods" (habilidades de potenciación personalizables) es cuando podemos dar el salto al multijugador. Estas mejoras se dividen en dos categorías y son la salsa de la partida –a pesar de no ser nada novedoso-, y se dividen en dos categorías, activa y pasiva. Las primeras aportan mayor rapidez, invulnerabilidad o invisibilidad limitadas, y mejoras en las armas. Las segundas no requieren acción por parte del jugador y se utilizan automáticamente, como mejoras en el escudo, bonificaciones por muertes o más munición, entre otras.

Los modos competitivos giran en torno al deathmatch para ocho jugadores en ocho mapas, con cuatro opciones: combate por equipos, eliminación (gana el último con vida), vigilante (gana el jugador que llega a un determinado número de asesinatos), o castiga a The Punisher (un jugador se convierte en Punisher con más poder del habitual, el que consigue derrotarlo se transforma en el nuevo Punisher, y así gana quién más veces lo ha derrotado en un tiempo definido). Estropea la diversión el lag (retraso), presente en algunas partidas –desde los foros oficiales se promete parche que palie la situación- que desmerece ese gatillo fácil impuesto como concepto en todo el juego. La improvisación constante: da igual conocer el mapa a la perfección o no, porque lo único que debemos hacer es disparar todo aquello que se mueva, sin necesidad de planear emboscadas al enemigo. De hecho, matar es tan sencillo como morir, así que el aspecto arcade se lleva al último extremo, haciendo uso constantemente de los puntos de respawn.

No todos los jugadores disfrutan de esta mecánica, casi en el extremo opuesto de lo que encontramos en Killzone 2, pero el jugador de Unreal Tournament sabe a que atenerse. En cualquier caso, cabe decir, que como juego de acción que no espera marcar un hito en el género, es accesible a todo tipo de usuarios, sin ningún tipo de complicación, desde el mismo momento de empezar nuestra primera partida. Existe una opción de torneo que presumiblemente se utilizará para campeonatos oficiales, así como posibilidad de futuras descarga de contenido desde la Store.

El uso del Unreal Engine 3 ha democratizado un motor que, dicen, es sencillo de utilizar y permite que compañías pequeñas como Zen Studios tenga acceso a esta tecnología. En parte por las mejores motores que podemos encontrar hoy día, y también porque Epic parece ser la única capaz de sacar todo el jugo a UE3, los gráficos de The Punisher No Mercy caen en el foso de lo genérico, sin inspiración. Las texturas de las paredes son bastante definidos incluso a muy corta distancia, algo en lo que el motor parece destacar, así como el efecto del agua del mar o la lluvia parecen bastante conseguidos. Hay algunos buenos detalles en elementos del escenario puntuales, aunque nada sobresaliente. Pero también salen a la luz otros defectos característicos de UE3, como alguna ocasional ralentización con mucha acción y una carga poligonal similar a la de los primeros juegos de la generación, muy pobre para lo que estamos acostumbrados a ver. La alta competencia técnica –y calidad general- en los FPS de PlayStation 3 pone a Killzone 2, Call of Duty World at War (y Modern Warfare) o Resistance 2 a casi un mundo de diferencia. Utiliza físicas PhysX para las caídas de los enemigos muertos y algún elemento destructible, como puertas de madera.

En definitiva, No Mercy no es la mejor carta de presentación del Unreal Engine 3, aunque quizás los mayores defectos vengan por la dirección artística –prácticamente nula- que hacen del juego un rebozado genérico de otros juegos lanzados al mercado, realmente una lástima, pues se podía haber realizado un mejor uso de la licencia de Marvel, que tan sólo queda reflejada en las secuencias de cómic y los diferentes skins del multijugador. Tampoco hablamos de un completo desastre, especialmente teniendo en cuenta la naturaleza del juego, para descarga –con las limitaciones de espacio en disco duro que puede conllevar a efectos prácticos- y de un estudio que en ningún momento plantea cara a los grandes de la consola.

A nivel sonoro ofrece sin embargo una mejor impresión. Las voces son potentes y apropiadas para cada personaje, a cada cual más grave y profunda, aunque es fácil sentir repetición con las frases que suelta nuestro avatar. Los sonidos de disparos y explosiones son constantes y exageradamente fuertes, que en definitiva, muestran que no se busca realismo, más bien resaltar la brutalidad de los antihéroes. La música acompaña sin grandes alardes pero no se hace pesada.

Conclusiones

Con sus virtudes y defectos, The Punisher No Mercy puede ser un juego rentable para pasar un tiempo en partidas multijugador sin gran complicación. Desde luego, existen numerosas y mejores alternativas en el mismo terreno que No Mercy, pero por el ajustado precio, 7,99 €, ofrece más diversión que algunos productos más caros. No deja de ser una versión "modesta" de una jugabilidad vista en numerosas ocasiones, sin ningún aspecto memorable, que funciona mejor en competitivo que en solitario.

Frank Castle sigue buscando un juego rompedor a la altura de su leyenda, pero hasta entonces, No Mercy puede hacer la espera más llevadera.