Análisis de The Incredible Hulk (PS3, PS2, PC, Wii, Xbox 360)
Muchos han sido los videojuegos basados en cómic que han pasado por las consolas, Spiderman, por ejemplo, lleva lanzando como mínimo un par de juegos por generación desde hace más de diez años, cada uno con sus propias características (y los que están por llegar). Hulk, por otra parte, es uno de los personajes más emblemáticos del distintivo Marvel, conocido entre otras cosas por su gran fuerza bruta, su enorme tamaño y, sobretodo, por su querido color verde.
Ahora, con el motivo de la segunda película de este peculiar superhéroe (pese a no ser una continuación directa y tampoco contar con los mismos actores de reparto que en el film de 2003) llega para todas las plataformas del mercado El increíble Huk, una adaptación de la película donde controlaremos a La Masa en la ciudad de Nueva York, logrando nuestros objetivos, escapando del ejército y, por qué no, sembrando un poco el caos aprovechando que tenemos el control principal del personaje. Somos Bruce Banner, y esta es nuestra vida.
Sega es la encargada de presentar a la sociedad la adaptación de la película, con Edge of Reality (con una adaptación del conocido hombre araña para Nintendo 64) como encargados de las versiones de sobremesa y Amaze Entertaiment (WWE Smackdown Vs. Raw 2008) a cargo de las versiones portátiles.
Gráficamente el juego es bastante notable, con una ciudad perfectamente recreada por la que podremos campar a nuestras anchas (muy al estilo Spiderman), multitud de enemigos en pantalla y detalles de los que hablaremos a continuación. Los personajes cuentan con un modelado bastante aceptable aunque no a la altura de lo que llevamos de generación. Por suerte, los personajes que aparecen en la película han prestado su voz y rostros para que sea más fiel a la misma. Por desgracia, el problema más grave que le encontramos a esta entrega de Hulk son las nefastas físicas que ofrece el juego, así como el control ortopédico que tiene La Masa. Parece ser que Hulk tiene una fuerza desmesurada en sus rodillas, pues tan solo corriendo Hulk es capaz de cargarse vigas de hierro, así como destrozar escaleras de metal en vez de subirlas, que para algo están. El gran problema de las físicas ha sido querer hacer un juego donde la destrucción estuviese en un primer plano, dejando a un lado la realidad de las físicas. Por ejemplo, el héroe verde es capaz de realizar saltos que ningún mortal es capaz de hacer, por desgracia para nosotros, no podremos dirigir el movimiento del salto una vez lo haya realizado a no ser que golpeemos en el aire, dando la sensación de que Hulk se apoya en el aire y luego patina sobre éste, rompiendo la magia que desprende el personaje.
Además el juego está plagado de pequeños errores que manchan una puesta en escena que podría haber sido excelente, como por ejemplo –dejando las físicas a un lado- las cogidas que hace Hulk a los coches, dejando a los conductores flotando en el aire o en el suelo mientras que el coche sale volando a raíz de nuestra brutal fuerza, sin contar que el juego tiene algo de popping -los elementos del entorno aparecen repentinamente-.
En cuanto al apartado sonoro, el título de Sega viene provisto de algunas canciones que aquellos que hayan ido al cine a ver el film sin duda reconocerán. La banda sonora es bastante buena, lástima que el resto no llegue a la altura. Hacemos referencia a los sonidos FX que ofrece el juego ya que resultan algo molestos, en especial los rugidos que pega Hulk cada dos por tres. El doblaje del juego está perfectamente localizado a nuestro idioma, por lo que no habrá ningún problema de comprensión.
El concepto del juego es bueno, pero la puesta en escena es realmente mala, la historia que ofrece esta entrega de Hulk es una mezcla entre el cómic, la película, y un popurrí de historias ficticias basadas en el universo Marvel que sin duda no convencen. Aparecerán villanos de todo tipo, desde el malvado general Ross, pasando por los miembros del Enclave que van tras nuestro protagonista, o villanos que una vez aparecieron en el cómic original de Stan Lee, como son Ironclad o Vapor, grandes villanos de la franquicia. Por suerte, también contaremos con la ayuda de varios personajes a los que tendremos que ayudar, como son Betty Ross (hija del general Ross de la que Banner está enamorado) o Rick Jones (que aunque en el cómic sea el causante de la mutación de Banner al querer salvarle la vida, en esta aventura seremos nosotros, los que en modo furia, salvemos a nuestro amigo).
Quienes hayan seguido la historia principal del héroe, sabrán que una de sus habilidades es la curación, haciendo de él un personaje realmente duro de pelar. En el videojuego, también podremos curarnos si tenemos algún tipo de problema, gracias a la barra de furia que iremos aumentando a medida que vayamos destrozando edificios y aniquilando enemigos y que nos permitirá realizar las habilidades del personaje, tanto defensivas, como ofensivas (como su palmada cargada, que atontará y aniquilará a todos los que estén a su alrededor).
Quizá podríamos decir que la mayor diversión que ofrece el juego es la destrucción masiva de la que el científico no está nada orgulloso. Coger taxis que circulan por las calles y clavarlos en un edificio es divertido, aunque por desgracia enseguida cansa.
En definitiva, El Increíble Hulk es un claro ejemplo de cómo no deben hacerse los videojuegos, pese a contar con ideas buenas como andar por la ciudad de Nueva York o mismamente el personaje de Marvel ya es una idea interesante, los desarrolladores no han sabido exprimir el máximo potencial (ni siquiera un 50 por ciento) de lo que nuestro personaje de pantalones rasgados puede ofrecer. Quizá si el juego se hubiese trabajado más y sin las prisas de lanzarlo junto con el estreno de la película para aprovechar el tirón comercial hubiésemos jugado a un Hulk diferente, quizá incluso divertido en todos los aspectos.