Análisis de Sonic Unleashed (PS3, Wii, PS2, Xbox 360)
Si hay algo que Sega no ha hecho, incluso en sus épocas más complicadas -como cuando dejó de fabricar consolas propias-, es olvidarse de Sonic. La mascota de la compañía japonesa, tras su incuestionable éxito de crítica y ventas en 16 bits y su anecdótico paso por Sega Saturn, dio el salto a las tres dimensiones en Dreamcast con Sonic Adventure, hace ya la friolera de diez años. Aquel título y su secuela, lanzada en 2001, son reconocidos como las mejores encarnaciones del erizo en la última década, ya que a partir de que Sega se hiciese third party, los títulos de Sonic lanzados para otras consolas, como Sonic Heroes, Sonic the Hedgehog o Sonic and the Secret Rings, no han conseguido catapultar al personaje a lo más alto. Sólo los dos Sonic Rush, lanzados para Nintendo DS, han logrado destacar y hacer que Sonic volviera a gozar de buena crítica.
Tras estos cercanos antecedentes, Sega se la vuelve a jugar con Sonic, y lanza lo que ellos mismos llamaban inicialmente como Sonic Adventure 3. Con la coletilla de World Adventure en Japón –que recuerda a las grandiosas entregas de Dreamcast- y Unleashed en occidente, Sonic vuelve al panorama consolero.
¿Estará por fin a la altura de las expectativas? Pues sí y no, por lo que os invitamos a leer todo lo que viene a continuación para que quede claro.
Una historia que contar
Uno de los aspectos más criticados del anterior Sonic the Hedgehog, por buena parte de la crítica y de los aficionados más veteranos del erizo, era la seriedad y la profundidad de la historia, a veces más parecida a lo que se podría encontrar en un RPG. Debido a eso, Sega ha decidido en esta ocasión volver a un estilo más clásico, tanto en la trama que contar como en la forma de hacerlo, por lo que ya no nos encontraremos a princesas humanas que salvar, entre otras cosas.
Eggman, como siempre, tiene un plan para dominar el mundo, que esta vez –al igual que otras- pasa por robarle las Chaos Emeralds a su archienemigo Sonic. En la introducción (de bastante calidad) se ve cómo el erizo llega a la nave del villano y arrasa con todas sus creaciones y robots creados para detenerle, hasta que se encuentra cara a cara con él. En ese momento, Sonic usa el poder de las esmeraldas para transformarse en Super Sonic y asegurarse la victoria, pero no contaba con el hecho de que Eggman ya planeaba que sucediera eso, por lo que atrapa al héroe y le arrebata el poder de las Emeralds. Una vez en manos del enemigo, éste les cambia la polaridad para sacar de ellas la energía oscura que contienen, y justo entonces la dispara hacia la superficie terrestre. Esto conlleva dos cosas: que la superficie de la tierra se resquebraje en siete continentes que ahora flotan alrededor del núcleo central liberado, y que Sonic, debido a la proximidad de las esmeraldas cuando fueron lanzadas con su poder maligno, se transforme en un lobo. Del núcleo terrestre consigue salir de su letargo la bestia Dark Gaia, en la cual Eggman pensaba como arma para dominar el mundo.
Tras todo lo sucedido en la nave, Eggman lanza a la resquebrajada superficie a Sonic transformado y a las inertes esmeraldas, que ahora yacen incoloras y sin poder alguno. En la caída, Sonic arrastra a una mascota que ha perdido la memoria, a la que terminará llamando Chip. Este personaje nos acompañará durante toda la aventura y será el encargado de dirigirnos por el tutorial. Además, será testigo inmediato de presenciar la transformación de Sonic en lobo o en su forma habitual, dependiendo de si es de día o de noche.
Recorriendo el mundo
Empezaremos en Apotos, uno de los siete países con los que contará el juego. Cada país cuenta con su propio "adventure field" (esto es, un lugar central en el que se reparten las tareas), y en ellos veremos a los habitantes humanos de cada lugar, que en esta ocasión han sido caracterizados de una forma menos real, lo que va a juego con la estética de títulos de mascotas como lo es Sonic, y por tanto nos parece acertado. Además, podremos comprar objetos y comida (cada país cuenta con sus tiendas), realizar misiones secundarias y tener acceso a los niveles principales, tanto de Sonic the Hedgehog como de Sonic the Werehog (erizo lobo). Los transportes que nos llevan a cada nivel son distintos, y sólo podremos acceder a los de cada tipo, o bien durante el día, o bien durante la noche. Cada "adventure field" cuenta normalmente con más de un nivel –o acto- de cada clase, por lo que será habitual encontrarnos más de una entrada para fases diurnas o nocturnas en el mismo país.
Para ir desbloqueando las fases hace falta reunir medallas. Hay de dos tipos, que como se puede prever son solares y lunares. Las medallas solares son necesarias para ir abriendo actos diurnos a lo largo de la aventura, en los que jugaremos como Sonic the Hedgehog, mientras que las lunares hacen lo propio con los actos nocturnos, en los que encarnaremos a Sonic the Werehog. Habrá medallas en los actos de ambos tipos, en las batallas contra los jefes, y también en los "adventure field", por lo que convendrá ir buscándolas aparte de avanzar sin más, ya que son absolutamente necesarias para poder continuar.
A cada país se accede desde el globo terráqueo, el cual hace de mundo central absoluto en este título. En él, están representadas las banderas ficticias de los países, y también veremos en un principio cómo está absolutamente resquebrajado y los siete continentes se hallan separados del núcleo central. A medida que vayamos avanzando en el juego y hagamos que las esmeraldas vayan recobrando su poder, los continentes irán volviendo a su sitio, por desgracia para Eggman, que verá (y se nos mostrará a través de escenas de vídeo) cómo su plan se esfuma poco a poco nuevamente, aunque nunca se dará por perdido.
Dos Sonics, dos géneros
Otra de las cosas que muchos seguidores del erizo azul pedían desde hace un tiempo era que en un Sonic sólo se manejara a Sonic. Múltiples personajes controlables aparecían en anteriores títulos de la saga, haciendo que con ellos las fases cambiaran y fueran distintas a lo que Sonic y su jugabilidad rápida suelen ofrecer. Pues bien, en Sonic Unleashed no va a suceder eso. Apenas nos encontraremos en la historia, aparte de Sonic, al nuevo acompañante Chip, y a los veteranos Tails y Amy. Ni Knuckles, ni Shadow, ni otros personajes recientes que parecía que cobrarían fuerza en la trama de los nuevos títulos de Sonic, como Silver, aparecen aquí. Aunque eso no significa que todos las fases vayan a ser de velocidad, ni mucho menos.
Aquí es donde llega la separación entre Sonic the Hedgehog y Sonic the Werehog, como comentábamos anteriormente. Los actos con el erizo son como siempre han sido, aunque con ligeras novedades. Nos encontraremos con niveles para superar a toda velocidad, en los que tendremos que estar rápidos de reflejos para saltar siempre en el momento justo, impulsarnos cuando debemos, y llegar lo más rápido posible a la meta si queremos superar el acto con buen ranking. Los añadidos en esta ocasión, para hacer más dinámicas si cabe este tipo de fases, son quick time events y el derrape. Los primeros nos los encontraremos a veces, normalmente tras un salto. Si los hacemos correctamente, llegaremos por otros caminos alternativos, que pueden ser atajos, lugares con menos peligros, o bien tener medallas. Por su parte, Sonic será ahora capaz de derrapar para tomar mejor las curvas cerradas con las cuales los desarrolladores han dotado en ocasiones a estos actos. Es importante dominarlos para no salirse de las curvas cuando aparezcan, aunque también lo es para no dejarse atrás posibles objetos, como anillos o medallas, e incluso para evitar algún que otro daño.
En resumen, las fases de Sonic the Hedgehog son dinámicas, como siempre, pero más rápidas que nunca, optando por la tendencia marcada por Sonic Rush en cuanto a diseño de niveles, donde prima la velocidad de Sonic, y la habilidad y los reflejos del jugador para hacerlo bien en todo momento, sin pararse ni equivocarse. En ese sentido, quizás nos encontremos con menos profundidad jugable que en Sonics anteriores, como los Adventure, donde la rapidez era una cualidad más, no la principal. De todas formas, no por ello son menos divertidos unos que otros, y aquí ya entra la preferencia del jugador.
Por otro lado, nos encontramos las fases de Sonic the Werehog. Estarán disponibles cuando sea de noche (cabe destacar que podemos cambiar la noche por el día y viceversa cuando estemos visualizando la Tierra, y también con unos relojes de arena), y el diseño y desarrollo de estos niveles cambia radicalmente con respecto a lo que nos encontramos en los diurnos. Aquí la velocidad directamente desaparece, para toparnos con una mezcla entre plataformas y beat’em up –lucha contra todos-, en la que predomina un poco más lo segundo sobre lo primero. Tendremos que avanzar eliminando a todos los monstruos nocturnos con una serie de combos y agarres, como cualquier juego del género. Sonic transformado en lobo tiene la habilidad especial de estirar los brazos, y también de utilizar su poder "unleashed", con el cual desata su poder y es más agresivo y rápido, haciendo que una batalla contra múltiples enemigos resulte mucho más sencilla. Dicho poder estará disponible para su utilización cuando se rellene la barra correspondiente, y lo hará a base de energía que iremos recogiendo de cada pelea o de ir destruyendo todo lo que veamos a nuestro paso.
Si somos sinceros, las fases nocturnas son el principal motivo por el cual este título no puede aspirar a ser uno de los mejores títulos de plataformas de la nueva generación. Y no porque sean malas, injugables o aburridas, que no nos lo parecen, sino porque tienen una serie de defectos que las hacen poco destacables para lo que tendrían que proponer. Tanto el control como los ataques podrían estar algo mejor refinados, hay muy poca variedad de enemigos, y lo más importante: son excesivamente largas. Si un acto diurno suele rondar los cuatro o cinco minutos aproximadamente, no es difícil que uno de los nocturnos se vaya a la media hora, lo cual nos parece excesivo. El ritmo de juego se hace demasiado lento entre la búsqueda y las batallas, lo que combinado con el largo recorrido de los niveles, produce que terminen resultando algo cansinos y que tengamos ganas de acabarlos cuanto antes.
Son los aspectos más criticables de las secciones con Sonic lobo, junto a otros quizás menos relevantes, pero igualmente mejorables. Teniendo en cuenta que, a pesar de la transformación, Sonic sigue siendo Sonic, es incomprensible que el personaje se mueva tan lento y que necesite un botón de aceleración para correr más. De la misma forma, no se entiende el poco gusto por la música del encargado de la melodía que aparece, sin que nadie la echara de menos, cuando nos aparece un grupo de enemigos nocturnos que a continuación tendremos que reducir con nuestro repertorio de golpes. Es horrenda, y más que darle intriga al asunto, lo que produce es, risa la primera vez que la oyes, y rabia las siguientes.
Hay características comunes a Sonic the Hedgehog y Sonic the Werehog. Por ejemplo, los puntos de experiencia que nos darán todo tipo de enemigos de ambas fases cuando les derrotemos (aunque, obviamente, conseguiremos más con el lobo dada su temática). Son rombos tridimensionales amarillos, de mayor o menor tamaño dependiendo de la experiencia que proporcionen. Ésta se utiliza para evolucionar a nuestro antojo a Sonic en sus dos formas, cada una de ellas con sus características exclusivas. Unas están enfocadas a la velocidad y otras al combate.
Otro tema que concierne al juego en general es la cámara. Y realmente hemos de decir que es muy mejorable. Como cámara automática a veces nos juega malas pasadas, dejándonos ángulos con poca visión o no acompañando a Sonic como debería. Pero el problema principal es que, salvo en secciones de los "adventure field", no se puede recolocar a nuestro antojo. El stick derecho del pad de control se convierte en inútil durante los actos, y por mucho que queramos, moverlo solo servirá para ver cómo la cámara se desplaza muy ligeramente hacia el lado pulsado, lo cual no sirve absolutamente para nada. Éste es uno de los problemas que acarrean los títulos de Sonic desde su llegada a las tres dimensiones, y el Sonic Team, lejos de buscarle una solución, lo deja peor que como estaba. Nuevamente, las fases de lobo son las peores paradas en este tema, ya que en las de Sonic han sabido jugar mejor con las cámaras, situándose siempre, o bien tras el personaje, o bien en horizontal, en secciones que recuerdan a los Sonics bidimensionales.
Como decíamos anteriormente, en los "adventure field" podremos comprar objetos y comida, aparte de realizar misiones secundarias, que normalmente consisten en realizar nuevamente los actos normales, pero con algún objetivo a superar, como finalizar en un límite de tiempo o eliminar a cierto número de enemigos. No deja de resultar curioso, a la vez que algo sin sentido, que este tipo de misiones no las encargue un vendedor de perritos calientes, que no nos dejará comprarle nada si no hacemos lo que nos pide. Inmejorable forma de sacar el negocio adelante es esa de jorobar al cliente exigiéndole cosas, sí señor.
La fuerza del Hedgehog Engine
Sega ha creado, pensando en este título, su nuevo motor gráfico, apodado Hedgehog Engine. La verdad es que entendemos que se llame así y no Werehog Engine, porque si bien en las fases diurnas, el motor se muestra sólido, lleno de detalles, rápido y versátil, en las nocturnas la cosa cambia. Notaremos cómo sufre cuando hay aglomeración de enemigos en pantalla y en algunos giros bruscos de cámara, ralentizándose la acción en exceso. De la misma forma, los modelados poligonales de cada personaje que veamos no son ninguna maravilla, y falla en aspectos como la refracción del agua o en algunas texturas. Es un motor potente, pero únicamente para las fases de velocidad, que son para las que Sega lo ha creado. Sería lógico si no fuese porque aproximadamente dos tercios del juego manejaremos al lobo, con lo cual el motor se muestra a su altura sólo en ocasiones.
Con respecto al apartado sonoro, exceptuando melodías olvidables y odiables, como la anteriormente mencionada, el conjunto se muestra a la altura, con temas musicales pegadizos que querremos tararear en ocasiones cuando no estemos jugando. Mención especial al tema principal del juego, llamado Endless Possibility, el cual, como suele ser habitual en cada Sonic, tiene gancho y fuerza.
En conclusión, estamos sin lugar a dudas ante el mejor juego de Sonic de la presente generación, y quizás también ante el mejor Sonic desde la época de Dreamcast, al menos en consolas de sobremesa. ¿Es uno de los grandes Sonics? En nuestra opinión, está a mitad de camino, ofreciendo muchas cosas para serlo, pero también otras muchas para que pensemos que Sonic tiene bastante que mejorar si quiere volver a gozar del protagonismo que nunca debió perder en el panorama consolero. Las fases de Werehog no están a la altura de las de Hedgehog, aún siendo destacables por múltiples aspectos, y sigue habiendo detalles que pulir. Lo que sí queda claro es que Sega ha creado un potente motor gráfico para que Sonic se sienta como pez en el agua cuando le toque correr, y esperemos que lo aprovechen para traernos en esta generación un título de Sonic sin transformaciones de físico y de género, y que sepa sacar del erizo lo mejor que lleva dentro, que no son sus manos, sino sus pies.