Análisis de Metal Gear Rising: Revengeance (PS3, Xbox 360)

El esperado spin-off de Metal Gear llega convertido en uno de los juegos de acción más intensos y divertidos de la generación.
Metal Gear Rising: Revengeance
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8
SONIDO
9
NOTA
8.3
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
8.5
Análisis de versiones PS3 y Xbox 360.
Otros análisis: PC

Llevábamos mucho tiempo esperándolo y por fin lo tenemos en nuestras manos. Metal Gear Rising: Revengeance es uno de esos juegos de desarrollo complicado -con incluso un cambio de desarrolladora sobre sus espaldas-, pero una vez saboreado a fondo y habiendo rejugado algunos de sus mejores niveles, podemos asegurar que la espera ha merecido la pena.

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Si nos remontamos a sus orígenes (antes de que Platinum Games cogiera las riendas del proyecto), debemos hacer una primera parada en la GDC (Games Developers Conference) de 2009, donde Kojima y su gente mostraron un extraño vídeo que insinuaba un futuro Metal Gear Solid. Más adelante, en el E3 de ese mismo año, se presentó un teaser que terminaba de concretar un nuevo título de la franquicia, esta vez sin numerar y con la coletilla de Rising. Pero hasta 2010, de nuevo en el E3 de Los Ángeles, no pudimos ver a Raiden en acción, y además se hizo a lo grande, con uno de esos vídeos tan ilusionantes que acostumbran a hacer en Kojima Productions.

Este tráiler nos enseñaba a un Raiden ya convertido en un ninja cibernético, que dejaba el sigilo de lado para trocear sin compasión a cualquier enemigo que se interpusiera en su camino. Evidentemente se trataba de un spin-off (donde recordemos que no es necesario respetar el concepto de la saga principal), pero parecía que la idea de trocear con total libertad a la vez que se mantenían detalles de la jugabilidad pausada de la saga Solid no terminaba de cuajar en el seno de Konami. Pasaron los meses sin noticias de ningún tipo, y no fue hasta finales de 2011 cuando la rumoreada cancelación dio paso a un dato tan esperanzador como contundente: Platinum Games rehacía el juego desde cero y cambiaba tanto la jugabilidad como la historia. Metal Gear Solid: Rising pasaba a llamarse Metal Gear Rising: Revengeance, y nos hacía viajar a 2018 para controlar a un Raiden totalmente desatado.

Hemos visto multitud de vídeos y hemos jugado hasta la saciedad a su demo, tanto en ferias como en nuestras casas gracias a Zone of the Enders HD Collection, pero necesitábamos la aventura completa para dictaminar un veredicto. Rising tiene credenciales para colocarse en lo más alto del género de los hack’n slash, pero antes vamos a contaros si lo ha hecho o no.

Ich Liebe Kapitalismus!

Como decíamos, la historia de este Rising nos sitúa en 2018, cuatro años después de lo acontecido en Guns of the Patriots. Raiden es aquí un mercenario que trabaja para Maverick Security Consulting con la intención de recaudar el máximo de dinero para ayudar a su familia, y no duda en aceptar las misiones más peligrosas. En uno de estos encargos, concretamente velando por la seguridad del primer ministro africano, se ve sorprendido por un asalto a cargo de varios miembros del comando militar Desperado Enterprise, provocando así el primer enfrentamiento jugable.

 1

Este encontronazo da el pistoletazo de salida a una historia donde Raiden le pondrá cara a sus enemigos, soldados especiales que reciben nombres como Sundowner, Samuel Rodriguez, Mistral o Monsoon, que por supuesto han sido tratados con el cuidado habitual en la saga. A partir de aquí iremos conociendo las inquietudes de un Raiden mucho más maduro, donde no falta un inquietante desdoble de personalidad que destapa el mote de "Jack el destripador". Los aliados en este caso son miembros de la empresa donde trabaja, destacando a Boris, Kevin, Courtney y Doktor, este último haciendo un papel parecido al de Otacon.

No queremos desvelar detalles relevantes de la historia, pero pese a que el juego se centra en la acción más directa, no van a faltar las ingeniosas conversaciones por Codec e infinidad de guiños y detalles que nos harán sonreír. También y como mencionamos arriba, algunos actos cometidos por Raiden desatarán cuestiones morales que desembocan en un sorprendente desenlace de la aventura, siempre enmarcada en un contexto plausible dentro de la tónica absurda de la saga, donde por supuesto no faltan conversaciones sobre política y economía en un entorno de guerra.

Pero aunque se agradece que haya lazos argumentales con Metal Gear Solid, el hecho de que Platinum haya apadrinado el juego supone que todas las miradas se centren en su jugabilidad. El Codec o las cinemáticas nos ayudarán a sumergirnos en el mundo Kojima, pero la verdadera apuesta del juego es su manejo y las posibilidades del combate. El eslogan de "Cut at will" que sobrevivió a la criba inicial continúa como pilar del juego final, y desde luego es el motor que ayudará a que el usuario conecte con el juego.

Libertad para cortar

Si hablamos del manejo de Raiden podríamos compararlo con la agilidad de Hayabusa, el protagonista de Ninja Gaiden. Con el stick izquierdo manejamos al personaje y con el derecho la cámara, al estilo de la mayoría de juegos en tercera persona. Tenemos 2 botones para golpear, divididos en golpe con arma principal y secundaria, con matices dependiendo del equipo que usemos en cada momento. Se reserva un botón para acciones especiales, otro para saltar y los gatillos. Con el derecho corremos y con el izquierdo activamos el modo Katana, el principal diferenciador de Rising frente a otros hack’n slash.

En este modo ralentizaremos el tiempo para ayudarnos a seleccionar con precisión el ángulo de corte. Éste puede ser horizontal y vertical si nos ayudamos con los botones de golpeo, y totalmente libre si usamos los sticks. Dichos cortes no solo repercuten en auténticas masacres, sino que también afectan al escenario, que puede ser destruido para abrir puertas o simplemente por pura diversión. En los enemigos débiles el modo Katana será letal desde el primer momento, pero conforme aumenta el nivel de los oponentes, tendremos que anticiparnos con movimientos de ataque comunes para poder descubrir la vulnerabilidad a las amputaciones, destacadas en color azul.

 2

Este modo para lucimiento de los aspirantes a carniceros enlaza con otro de los elementos clave de la jugabilidad del título: el Zandatsu. En pleno festival de cortes tendremos la posibilidad de realizar uno que destapa una vía para alcanzar la médula espinal del enemigo, obteniendo así valiosos premios como datos sobre la víctima y recargas de vida. El Zandatsu se puede realizar con todos los enemigos del juego, y será especialmente útil contra los jefes, convirtiéndose en una especie de Fatality que culmina las espectaculares coreografías que se dan en los combates. Literalmente, el término Zandatsu significa "cortar y tomar", y no todos los rivales van a permitir que "tomemos" fácilmente. De hecho, cada enemigo tiene un punto débil distinto dependiendo de su envergadura, y tendremos que hilar muy fino para poder activar este ataque, siempre siendo avisados por un kanji que aparece en pantalla mientras la cámara lenta está activada.

Metal Gear Rising no es tan frenético como Bayonetta, del mismo estudio, pero sí hereda esa profundidad jugable que te hace repetir niveles para alcanzar una puntuación mejor. Además de que los grupos de enemigos que nos asaltan no suelen superar los 4 o 5 miembros, algo que facilita la toma de decisiones, debemos destacar el sistema defensivo, que ha optado por el bloqueo o parry en vez del habitual movimiento de esquiva.

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Esto significa que nos podemos olvidar de un Raiden rodando por el suelo constantemente, ya que aunque exista un movimiento para ello, el más rápido y efectivo es el del bloqueo, que debemos dominar para poder enlazar los combos sin sufrir daños que los interrumpan. Unas décimas antes de que el enemigo ataque, una luz de color rojo avisa del inicio de su movimiento, y es ahí donde debemos usar el botón de ataque más la dirección por la que recibiremos el golpe para poder usar nuestra katana como escudo. Contra los enemigos comunes es bastante fácil e intuitivo, pero conforme se compliquen las cosas tendremos que prestar mucha atención y reaccionar a tiempo, emulando en ocasiones ese mítico desenlace del combate del EVO de 2004 entre Ken y Chun-li.

El número de combos crece exponencialmente dependiendo del arma y las habilidades que tengamos disponibles. Wilhelm "Doktor" Voigt es el encargado de suministrarnos mejoras tanto para nuestro traje como para las armas, que iremos robando a algunos jefes principales. Esto hace que en la primera vuelta que hagamos al título no consigamos dominar todos los estilos, ya sea por falta de dinero (puntos de combate) para comprar ataques y mejoras o simplemente por no tener tiempo para usar todo. Gracias a este sistema de progresión y a lo cortas que son algunas misiones en cuanto a duración, siempre nos quedaremos con ganas de más, lo que convierte a Rising en un título muy rejugable.

Otro punto a destacar del manejo y jugabilidad, esta vez de manera negativa, es la cámara. Aunque tengamos un botón para bloquear objetivos, se tiende a perder la perspectiva cuando nos rodea un grupo de enemigos. Frustra no saber quién nos ha golpeado o desde qué dirección lo ha hecho, ya sea porque a veces la cámara se sitúa demasiado cerca de Raiden o porque al girar se encuentra con paredes. También se dan algunos errores con los golpes que avisan con un destello naranja. Estos en un principio no se pueden bloquear, por lo que normalmente se tiende a esquivarlos, pero muchas veces logran impactar aunque estemos en un nivel de altura distinto.

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El sigilo, aunque parezca mentira, también tiene un hueco en este espectáculo de cortes y amputaciones. Eso sí, su presentación recae en el diseño del escenario más que en un sistema dedicado. Esto quiere decir que no tenemos movimientos como el de pegarnos a la pared, sino enemigos con unas rutas programadas a los que podremos sorprender por la espalda o desde arriba con un golpe definitivo. No son muchas las ocasiones que se dan para este tipo de acciones, pero conservan los FX y el grafismo de la saga Solid, siendo de esta manera una de tantas referencias que han introducido los chicos de Platinum Games.

Otro de estos detalles con cierto peso en la aventura es el de las misiones de Realidad Virtual, rediseñadas por Doktor, el carismático científico alemán. Descubriremos la primera a modo de tutorial, pero si indagamos en los recovecos de cada uno de los escenarios, encontraremos ordenadores donde podremos activar el resto, que alcanzan la nada despreciable cifra de 20, algunas de una dificultad bastante alta.

 5

Y hablando de dificultad, en Rising hay 3 modos distintos: Fácil, Normal y Difícil. Los dos primeros son sorprendentemente asequibles, ya sea por el exceso de "raciones" o porque al realizar un Zandatsu con éxito recargamos la vida entera. En Difícil sudaremos tinta, ya que un fallo en un bloqueo puede significar que perdamos la mitad de la barra de vida, y los jefes finales no perdonan. Para ayudarnos tenemos armas limitadas como algunos tipos de lanzacohetes y granadas, y si optamos por el lado más pacifista, no faltan los bidones y las míticas cajas andantes que harán sospechar a los enemigos.

En lo jugable, Metal Gear Rising es bastante ágil y frenético, pero su ritmo no es tan alto como puede parecer. De hecho, el acceso al menú de objetos es algo tosco, un indicador de que hay que pensarse las cosas dos veces antes de actuar. Muchas fases integran momentos frenéticos como carreras a través de edificios en ruinas, pero una vez llegados a una sección de combate, el aporreo de botones no siempre es lo más efectivo. Bien es cierto que en los niveles de dificultad bajos podremos avanzar con un rango entre C y B sin complicaciones, pero para llegar al S tendremos que combinar muy bien los golpes de katana con los del arma secundaria a la vez que despiezamos en muchos trozos, realizamos un Zandatsu con éxito y por supuesto bloqueamos y contraatacamos cuando la situación lo requiera.

La belleza de los 60 fotogramas por segundo

Para plasmar todo este conglomerado de movimientos con desenlaces tan espectaculares como desagradables, Kojima pidió expresamente a Platinum Games que la acción fluyese a 60 fotogramas por segundo. Dicho y hecho. Metal Gear Rising fluye con soltura a esta tasa de frames, y solo en momentos muy puntuales se perciben tirones. El motor gráfico que se ha usado para este juego presenta personajes muy detallados, con unas texturas e iluminación de gran nivel, y un único fallo o apartado menos cuidado como es el de los escenarios, demasiado simples y grisáceos. Esto último se compensa con la gran cantidad de elementos que se pueden destruir a espadazos, pero claro, de algún sitio había que recortar para alcanzar una fluidez tan alta.

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Las partículas, como la sangre que salta a chorros o las chispas y el polvo que se levanta con cada encontronazo, son las grandes protagonistas del juego, y hacen que en directo sea un espectáculo muy divertido de ver. También cumplen con creces los personajes secundarios, destacando por encima de todos a los jefes, de un diseño espectacular y con mucha personalidad, algo bastante esperable sabiendo de quién vienen sus diseños. Desde el lobo cibernético LQ-84i hasta un simple Dwarf Gekko, no hay personaje genérico o descuidado, y esto por desgracia no es tan habitual como desearíamos.

Como buen Metal Gear (pese a todas las diferencias explicadas), las cinemáticas llevan el peso de la narrativa, y en Rising son tan espectaculares como los "momentos Raiden" de MGS 4. Son imprescindibles para entender la historia y están perfectamente integradas en la aventura, así como los Quick Time Events contra jefes, creando momentos alocados e inverosímiles que nos recuerdan que es un juego japonés de pies a cabeza. La única pega que podemos achacar a estas escenas se dan en la versión de Xbox 360, que por cuestiones de espacio en el DVD no permiten exhibirse a la calidad original.

 7

Para redondear la espectacularidad de algunas escenas y combates contamos con una banda sonora muy ecléctica (rock y electrónica a partes iguales), con algunos temas cantados que animarán encuentros tan aparentemente desiguales como los de Raiden contra los Metal Gear. Son temas excepcionalmente bien elegidos, y como en el nuevo Devil May Cry, aportan ese extra que tan bien encaja con personajes de rasgos radicales.

El doblaje corre a cargo de parte del equipo que participó en Metal Gear Solid 4, por lo que el trabajo realizado es sobresaliente. Sin embargo, la traducción al español contiene algunos fallos ortográficos y gramaticales bastante incongruentes. No hablamos del nivel hilarante de los King of Fighters de NEO-GEO o el "All your base are belong to us", pero además de que faltan y sobran tildes, algunas frases están traducidas de manera demasiado literal. También hay algún momento esporádico donde se cuelan frases en otros idiomas, que asumimos como un error sin importancia, pero que sigue resultando curioso.

 8

Un spin-off a la altura de lo esperado

Metal Gear Rising: Revengeance es un buen hack’n slash, no hay duda de ello. Platinum Games dio con la tecla con Bayonetta y ha sabido adaptar un mundo tan rico como Metal Gear a ese estilo frenético en el que son referencia. Conserva detalles de la saga Solid como el Codec, las cinemáticas y esa narrativa tan peculiar que enamora y horroriza a partes iguales, y sabe ser profundo en lo jugable sin dejar de lado el espectáculo más banal.

Quizás su mayor problema, además de algunos glitches jugables protagonizados en su mayoría por la cámara, sea el ritmo desigual de sus fases. Los primeros 4 capítulos prometen un juego largo, variado y divertido, con momentos curiosos que mezclan el sigilo con el control de un pequeño Dwarf Gekko, pero se va diluyendo en un cierre que enlaza varios capítulos cortos y apresurados. Ojo, siguen conservando destellos, como el primer tramo del último jefe, pero eso no evita que la sensación final resulte algo agridulce.

 9

Como era de esperar hay gran cantidad de extras, en forma de DLCs y por méritos dependiendo de la dificultad y puntuación con la que completemos el juego, pero los momentos de vacío e intermitencia hacen que no llegue a ser sobresaliente. A falta de ver en un futuro una secuela que seguramente ya esté rondando por la cabeza de sus creadores, Metal Gear Rising ofrece unas 5 ó 6 horas de buena acción en su primera partida, aunque es muy rejugable, con muchos momentos geniales y algunos no tan buenos, y pese a sus taras, dejará grabados momentazos que solo pueden salir de la unión de Kojima con unos maestros del género como son Platinum Games.

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Género/s: Acción / Hack and Slash
PEGI +18
Plataformas:
PS3 Xbox 360 PC

Ficha técnica de la versión PS3

ANÁLISIS
8.3
COMUNIDAD
7.69

Metal Gear Rising: Revengeance para PlayStation 3

91 votos

Ficha técnica de la versión Xbox 360

ANÁLISIS
8.3
Estadísticas XBOX LIVE
COMUNIDAD
8.22

Metal Gear Rising: Revengeance para Xbox 360

59 votos

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
8.3
Estadísticas Steam
COMUNIDAD
7.95

Metal Gear Rising: Revengeance para Ordenador

31 votos
#120 en el ranking de Ordenador.
#138 en el ranking global.
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