Análisis de Legends of Wrestlemania (PS3, Xbox 360)
Muchos lectores recordarán con cierta morriña la primera etapa de la lucha libre americana (entonces WWF) que se retransmitió en España, llena de personajes como Hulk Hogan, dignificado en La Hora Chanante, o el agraciado The Undertaker, así como las pinturas y plumas de Ultimate Warrior. Ellos fueron las estrellas de los juegos de wrestling de las 8 y 16 bits, y desde luego siguen teniendo un rinconcito en el corazón de los aficionados a este espectáculo.
Así que recuperar a 38 estrellas de esa época (algunos malogrados, como André el Gigante, y otros no tanto, como The Rock… y es que los años no perdonan), traerlos a la tecnología actual, y complementar los contenidos del título con vídeos de combates y momentos históricos y demás parafernalia es una buena idea. Siempre y cuando luego el juego, Legends of Wrestlemania, esté a la altura, porque de nostalgia no se vive. De hecho, suele ser muy desmitificador revisar los clásicos de la infancia y juventud… e incluso de la temprana adolescencia.
El juego, curiosamente, no recupera el sistema de control que hemos visto en las últimas entregas de WWE Smackdown vs. RAW, lo que nos ha llamado muchísimo la atención. Parece que, en esta ocasión, se ha intentado hacer algo mucho más accesible para el aficionado medio, mucho menos técnicos y complejo, como si se tuviese cierta esperanza de captar a gente que no se ha acercado mucho al género (ni, quizás, a las consolas) desde esos años de Hogan y amiguetes. Esto puede echar atrás a los enamorados de la jugabilidad que la saga ha ido desarrollando, y no nos extrañaría nada, pero desde luego lo hace mucho más sencillote para los demás. Está claro que la opción es arriesgada, pues puede alienar a los seguidores presentes de la saga; por otro lado, los jugadores más ocasionales hubiesen encontrado, con total seguridad, que ese sistema de manejo era una cuesta arriba casi insalvable.
Las llaves, presas y combinaciones contundentes se realizan de manera sencilla. Cuando empezamos uno de esos ataques, empiezan a salir en pantalla las combinaciones de botones que debemos pulsar, con algunos movimientos dejándonos libertad para pulsar un botón u otro (siempre de los cuatro frontales del mando) para finalizar a nuestro gusto. Esto hace que sea muy sencillo, y no hay que memorizar combos ni largas pulsaciones de botones y direcciones, pero le resta un poco de salsa a lo que viene a ser el género de repartir mamporros. Cuando somos nosotros la víctima, del mismo modo, también se indica en pantalla como contraatacar. Le quita picante al asunto, pero hace que las lucha sean más dinámicas y, sobre todo, accesibles para todos.
El aspecto interesante está en que es un gran incentivo el que las llaves sean lo más largas posibles, pues eso va rellenando un medidor, con tres niveles. Cuanto más lleno esté, mejor, pues eso nos permitirá realizar un golpe devastador, otra llave y combinación de golpes, bastante espectacular, y de alta efectividad. De esta manera, se añade algo de estrategia al combate, pese a su sencillez estructural, pues uno de esos ataques puede ser un gran desequilibrador, y su uso en un buen momento sirve para darle la vuelta a la tortilla.
Es posible que los puristas digan que eso no es la lucha libre, que no se trata de eso, pero la verdad es que dentro de las reglas marcadas por Legends of Wrestlemania funciona bien. El único problema real es que la barra de salud influye en la respuesta del personaje (lo que nos gusta), por lo que no ir a machacar al enemigo de la manera más rápida posible puede ser contraproducente, y eso ya no nos gusta tanto, pues acaba afectando al espectáculo mismo del juego. Este sistema implica que, cuando nuestro personaje está herido, se mueve más lentamente, pero quizás se haya llevado un poco al extremo, pues en los combates donde, por ejemplo, es posible escalar por la clásica jaula, un par de golpes nos ralentizarán excesivamente. La idea es buena, pero está mal nivelada. Del mismo modo, el daño que hacen los ataques tampoco está equilibrado, y eso hace que algunos combates sean un poco chusqueros: no es lo mismo dar la vuelta al combate en condiciones más o menos de desventaja que cuando la cosa es absolutamente opuesta entre ambos rivales.
El modo principal es una apuesta interesante para revivir combates clásicos divididos en tres secciones o lemas: Relive, Rewrite y Redefine, esto es, revivir, reescribir y redefinir la historia. Cada una de esas partes tiene uno seis combates en los que nuestro personaje tendrá que enfrentarse a rivales. En Relive tenemos que vencer del mismo en que sucedió en el combate real, en Rewrite toca estar en el papel del perdedor y, en esta ocasión, ganar; por último, en Redefine cambian las reglas con añadidos como la Jaula u otras variaciones. En cierta manera, no es sino retomar los retos que llevan proponiendo múltiples juegos de lucha, sólo que en vez de ser modos complementarios son el eje principal.
Es una idea que funciona bien, la verdad, y se complementa con un objetivo adicional, que es conseguir los objetivos secundarios y puntuación necesaria para ser recompensados con una medalla. Son retos adicionales que cambian en cada una de esas tres vertientes del modo historia, y que ayudan, sin duda alguna, a incentivar la rejugabilidad, algo muy importante. Los retos propuestos son diversos, así que unos están muy bien y son divertidos, y otros son demasiado raros o resultan muy complejos de conseguir, pero con práctica se van consiguiendo al final.
A nivel artístico, el juego no luce mal, pero los diseños de los personajes son un tanto libres, lo que ha motivado incluso algunos comentarios al respecto por algunos de sus protagonistas. Esto parece haberse hecho para que luzcan mejor en pantalla más que con la idea de recuperar su aspecto real de la época. No tiene importancia en realidad, pero si parte de la esencia del juego reside en que el título es un homenaje, es de desear que éste esté bien hecho y que los fans no puedan quejarse por este tipo de detallitos a los que, curiosamente, les puede más costar perdonar que a los demás fallos o carencias del videojuego.
En otra muestra de ese tipo de detalles, los cinturones de campeón no tienen los diferentes diseños que ha habido a lo largo de la historia, sino que sólo hay uno. Muy pocos se darán cuenta, y posiblemente sean quienes más se molesten; a la mayoría, la verdad, le dará igual y es algo que pasará completamente desapercibido. Pero es lo mismo otra vez: los detalles tendrían que haberse cuidado más. Y como estos, hay otros detalles, especialmente incongruencias de script entre las escenas y cositas así, muy pequeñas, pero que en conjunto van pesando.
El editor de personajes está presente, pero no está tan trabajado, curiosamente, como en el último Smackdown vs. RAW, perdiendo el editor de movimientos finales, por ejemplo. La ventaja es que las cifras de personalización son impresionantes, con 64 capas para los personajes y una variedad tremenda, como los más de cien peinados diferentes que se incluyen. Por otro lado, sólo hay dos animaciones de entrada para escoger, e, insistimos, sin opción de crear un movimiento final personalizado que dé más carácter a nuestro luchador o que, incluso, nos permita recrear a un personaje no contemplado en la selección no sólo en lo visual, sino también en lo jugable. Como nota curiosa, hay opciones de personalización para luchadoras, aunque no es posible crearlas: sólo chicos.
Un elemento adicional interesante es que quienes tengan una partida guardada de Smackdown vs. RAW 2009 podrán utilizar los datos del juego para importar a todos esos luchadores. Si alguno sospechaba que esto era más una expansión que otra cosa, y ésa día no le gusta, pues ya tiene las dudas despejadas por completo. La ventaja de esto es que los personajes aparecerán con sus características, y los elementos jugables de esta entrega, así que es un extra muy interesante (y posiblemente con más jugo que el editor de personajes).
Conclusiones
Legends of Wrestlemania se sustenta, sobre todo, en la nostalgia y en una concepción jugable más sencilla y accesible. La nostalgia no está recreada con el gusto al detalle que muchos aficionados apasionados de verdad podrían demandar, pero al menos sí hace bien lo de ser accesible. El problema es que pierde mucha chicha para el resto de jugadores que han ido disfrutando, hasta ahora, del control de las entregas de la saga de lucha libre, y eso puede disgustar al público habitual de un título como éste. Es una elección que podemos entender, aunque cabe cuestionarse si ha sido realmente acertada. Por lo demás, carece de opciones presentes en la última entrega, y no resulta tan completo ni intenso, siendo un paso atrás en los logros de la serie.