Análisis de Devil May Cry 4 (PS3, Xbox 360)
Tras haberse convertido en la pasada generación en el juego de acción en tercera persona de referencia, con permiso del señor Kratos, Devil May Cry 4 inicia la andadura de Dante y Nero en la nueva generación de consolas. Perdida la exclusividad de PlayStation 3 para regocijo de los usuarios de Xbox 360 y PC, este nuevo juego de acción de Capcom viene precedido de una gran expectación y también de una gran responsabilidad. Estamos ante el desembarco de una de las grandes franquicias en la era de la alta definición y, como siempre, nos enfrentamos a la pregunta de si logrará mantener su estatus de juego estrella aprovechando las nuevas posibilidades gráficas y jugables que ofrece la mayor potencia de las actuales consolas. La respuesta es un sí, pero no exento de peros.
Este nuevo Devil May Cry mantiene la esencia de los juegos originales: Acción frenética y con mucho "estilo", escenarios impresionantes por su arquitectura y toque gótico, y muchos, muchos enemigos con los que demostrar nuestra habilidad. Por suerte para algunos, no es tan difícil como la entrega inmediatamente anterior, aunque tampoco es un camino de rosas.
Pero sin duda es un periplo divertido. La aventura de Nero y Dante nos llevará por todo tipo de escenarios, haciendo frente a innumerables enemigos y espectaculares jefes finales, siempre manteniendo un alto ritmo de acción que solo se ve interrumpido por cortas secuencias de puzle y numerosas, y espectaculares, escenas cinemáticas.
Dante no estará solo en esta ocasión, y de hecho lo controlaremos mucho menos de lo que nos hubiese gustado. Nero es el que se lleva buena parte del protagonismo en esta nueva aventura. Evitando el "fenómeno Radien", Nero es un personaje muy parecido a Dante. Tiene un aspecto muy similar, solo que más joven, con la misma melena de peo blanco y similares habilidades demoníacas y, como es de esperar, se controla de forma muy similar. A Dante no lo veremos demasiado, especialmente al principio, enfrentándonos a él en el tutorial y siendo testigos del primer encuentro entre la joven promesa de la caza de demonios y el veterano y de vuelta de todo hijo de Sparda.
La relación entre Nero, Dante y la organización para la que trabaja el primero, y a la que está enfrentado Dante, se irá explicando a lo largo del juego, aunque no hasta el punto que nos hubiese gustado. De todas formas, este nuevo personaje tiene su propia historia, y a medida que juguemos nos iremos "encariñando" con él. Es lo suficientemente diferente a Dante como para tener una imagen diferenciada, y lo suficientemente parecido en aspecto y actitud para que no se produzca el mencionado "fenómeno Raiden" de Metal Gear Solid 2, cuando pasamos de controlar a un rudo y decidido soldado a un imberbe de melena rubia lleno de dudas existenciales.
Nero tiene un repertorio de movimientos similar a los vistos en los anteriores Devil May Cry. Cuenta con una pistola y con una enorme espada, pero además con un brazo demoníaco bautizado como "Devil Bringer". Éste es el principal añadido jugable de Devil May Cry 4 en lo que a combate se refiere, pues supone un movimiento más con el que "jugar" para realizar nuestros combos. El Devil Bringer en un primer momento nos permite agarrar a los enemigos y estamparlos contra el suelo, pero pronto lograremos una mejora que nos permite agarrar los enemigos a distancia, vital para realizar combos y para no dejar de golpearles. Haciendo "lock" en un enemigo, y si está a una distancia prudencial, podremos agarrarlo y llevarlo hacia nosotros, permitiendo continuar un combo cuando tras un espadazo lo hayamos lanzado lejos. Esto también funciona para combos aéreos y los demás movimientos, permitiéndonos realizar largas y espectaculares secuencias donde podemos aprovechar también para lanzar a los enemigos los unos contra otros.
El sistema de combos básico del juego ofrece por lo tanto bastantes posibilidades, pero además a medida que avancemos en el juego iremos consiguiendo una nueva arma para Nero, además de nuevos movimientos mediante el canje de almas en los numerosos puntos de guardado que nos encontraremos en el juego. El título nos permite intercambiar las almas automáticamente, o bien seleccionar nosotros mismos en qué movimientos nuevos queremos invertir nuestro botín ganado con gran esfuerzo. Lo bueno es que si no nos quedamos satisfechos con lo obtenido, podremos cambiar el movimiento por las almas originales, pudiéndolas invertir en otra mejora de nuestro gusto. Algo muy pocas veces visto en los clásicos sistema de mejora por puntos.
Dante no tiene a su disposición el Devil Bringer, pero sí más armas, y una serie de estilos de lucha diferentes entre los que podremos cambiar al vuelo. Realmente aunque el juego mantiene su ritmo frenético con ambos personajes, se juegan bastante diferente. Mientras que con Nero basaremos gran parte de nuestros combos en el uso del Devil Bringer para "juguetear" con los demonios enemigos, la cantidad de estilos y armas de Dante hacen que se haga más variado, logrando un buen equilibrio entre las partes de Nero y Dante.
Por supuesto, no todo se trata de acción y también tendremos puzles bastante ligeros que resolver. Los puzles no son complicados en absoluto y se basan en la recolección de objetos, accionado de interruptores o uso de ítems especiales. Las partes de plataformas sí pueden llegar a ser complicadas para algunos, ya que en el caso de Nero hacen uso del Devil Bringer como gancho. Esto lo descubriremos desde el principio, con saltos normales, usando el Devil Bringer, pero hay parte del juego muy plataformeras, como al entrar en el castillo, tras el primer jefe final, y alguno puede quedarse atrancado especialmente por los cambios de la cámara y porque el control no es lo suficientemente preciso para controlar bien los saltos.
Mientras que las secuencias de acción siguen siendo fantásticas, las auténticas estrellas son las luchas contra los jefes finales. Aquí podemos ver cómo se ha usado la potencia superior de las nuevas máquinas para crear monstruos gigantescos, llenos de detalles y efectos especiales. El diseño de estos jefes finales ha sido todo un acierto por parte de Capcom, requiriendo la clásica memorización de patrones, pero tampoco llegando a ser picos de dificultad o retos frustrantes.
El gran problema de Devil May Cry 4 es que, mientras que el combate está perfectamente diseñado y siempre resulta divertido, las situaciones acaban repitiéndose, porque prácticamente tendremos que jugar dos veces el mismo juego, una con Nero y otra con Dante. Esto es una lástima dado que con el sensacional diseño del sistema de combate del juego, se echan en falta más escenarios y más situaciones en las que ponerlo en práctica. El juego tiene una buena duración para tratarse de un título de acción, y cuenta demás con numerosas misiones secretas, bastante difíciles pero muy satisfactorias cuando las superamos.
A nivel gráfico Devil May Cry 4 está a la altura de lo que el primer juego supuso en PlayStation 2 en el ya lejano año 2001. Los escenarios llaman poderosamente la atención, no solo por su alto nivel técnico sino también por la calidad de su diseño, combinando todo tipo de elementos arquitectónicos y ambientaciones para darles un aire entre gótico y fantasioso. El modelado de los personajes y la animación vuelve a ser excelente, especialmente en el caso tanto de Nero como de Dante, con decenas y decenas de animaciones bien enlazadas entre sí y multitud de pequeños detalles a los que Capcom ha mostrado atención. Como es de esperar los enemigos, salvo los espectaculares jefes finales, están un escalón por debajo. Completan el apartado gráfico las numerosas escenas cinemáticas que nos encontraremos en la historia, que aún contando con una notable duración en el caso de alguna no llegan a romper el ritmo y tienen unos altos valores de producción.
En el apartado sonoro destacan por encima de todo los efectos, con una gran variedad de ellos, muy impactantes y adecuados para el tipo de combate salvaje y sin pausa del juego. No puede decirse lo mismo de la música que, aunque tiene sus momentos, se acaba repitiendo, especialmente en los combates. Finalmente, el doblaje al inglés es bueno, aunque se echa en falta que Capcom se atreva a dar el paso y que los cazadores de demonios hablen en la lengua de Cervantes. De todas formas, tanto Nero como Dante hablan en inglés con gran "estilo", combinando arrogancia y personalidad, y los subtítulos en castellano ayudarán a los que no estén familiarizados con la lengua de las Islas.
Devil May Cry 4 vuelve a ofrecernos una gran experiencia de acción salvaje, sin pausa, exigiéndonos combinar con habilidad todo tipo de combos para acabar con las innumerables oleadas de enemigos a las que nos enfrentaremos, y enfrentándonos a una serie de impresionantes jefes finales. El nuevo personaje, Nero, es todo un acierto, mientras que el viejo Dante sigue tan en forma como siempre. El único problema del juego es la repetición de escenarios y situaciones fruto de su diseño para dos personajes. Por lo demás, y aunque no cuenta ya con la frescura que tuvo el primero, Devil May Cry 4 sigue siendo una compra obligada para los aficionados a los juegos de acción. No decepcionará a los seguidores de la saga, y enganchará a aquellos que nunca han tenido el placer de hacer un High Soller y mantener a los enemigos en el aire a base de balazos.