Análisis de Darksiders: Wrath of War (PS3, Xbox 360)
Qué sorpresa nos hemos llevado con Darksiders. Esta colaboración de Joe Madureira y Vigil Games ha salido muy bien y ha superado todas las expectativas. Aunque los diseños del primero eran una garantía de atractivo visual, el peliagudo género y la renombrada competencia (Devil May Cry, God of War y ahora Bayonetta) no garantizaban algo bueno en lo jugable, o al menos no algo sobresaliente; equivocación. Darksiders entra por la puerta grande como una de las primeras sorpresas de 2010; de hecho, uno de los primeros lanzamientos, y uno de los más recomendables títulos de acción y aventura para Xbox 360 y PlayStation 3. Las comparaciones son odiosas pero compararlo con los ejemplos anteriores es erróneo: Darksiders no solo es un juego de acción salvaje, también cuenta con un nada desdeñable componente de aventura que resulta un soplo de aire fresco.
En Darksiders encarnamos a Guerra, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis que, aparentemente, ha desencadenado la guerra final entre ángeles, demonios y hombres antes de tiempo, sin él tener siquiera idea de ello.
La humanidad ha sido aniquilada, pero aunque no haya nada que salvar sí hay mucho que vengar, y un siglo después Guerra vuelve a la Tierra, como en una última oportunidad para redimirse, y tendrá que hacer frente al nuevo estado de las cosas: el anterior hogar de la humanidad plagado de demonios, y por encima de todos ellos, en una amenazante torre, el responsable de todo este lío: el demonio acertadamente bautizado como el Destructor.
Este argumento, no demasiado complicado ni con personajes de perfiles complejos, es la excusa perfecta para sumergirnos en un mundo devastado lleno de demonios y todo tipo de criaturas diseñadas por Madureira, un artista de comic americano que vivió en los 90 sus mejores tiempos con la eclosión de la "alternativa" Image, y cuya mano se nota mucho en el juego, especialmente en los personajes. Si Devil May Cry o Bayonetta rebosan estilo manga por los cuatro costados, Darksiders es hijo de su padre, y tiene una estética muy de comic americano, que le sienta muy bien y le da un toque distintivo.
A nivel jugable Darksiders es una muy grata sorpresa. A primera vista parece un juego de acción que bebe de God of War y similares, y esto es muy cierto en lo que respecta a su sistema de combate: combos devastadores combinando varios tipos de ataque, saltos y movimientos de finalización interactivos, pero una personalidad propia al incluir varias armas que iremos obteniendo a lo largo de la aventura, y cierto toque de juego de rol al permitirnos irlas configurando y mejorando según vayamos avanzando. Comenzaremos con una única arma con un repertorio de ataques limitados, la espada de Guerra, pero más adelante iremos obteniendo un muy respetable arsenal incluyendo una guadaña, un gigantesco shuriken e incluso una pistola, que además no solo se usarán para el combate sino para interactuar con el escenario de algunas formas. A medida que vayamos avanzando podremos ir evolucionando nuestras armas, y buscar nuestro propio estilo de juego, sin que haya diferencias exageradas, pero sí las suficientes para que sea un aspecto interesante y a tener en cuenta.
Lo mismo puede decirse de las magias y otros poderes especiales que iremos obteniendo; las primeras usan la barra de rabia de Guerra, y se invocan pulsando el botón LB o L1 y uno de los botones frontales, pudiendo configurar qué cuatro queremos tener activas para usarlas en el fragor del combate. De nuevo, la variedad es abundante y a medida que vayamos obteniendo más y más tendremos que decantarnos por algunas que se ajusten a nuestra forma de jugar. En este sentido Darksiders es generoso, otorgándonos poderes, armas y posibilidades, con el objetivo no de ceñirnos a una en concreto sino de darnos la justificada impresión de que nuestro jinete caído es cada vez más poderoso y puede hacer cada vez más cosas, siempre y cuando queramos. Esta sensación se hace todavía mayor cuando tengamos acceso a la forma "Caos" de Guerra, en la que se convierte en una especie de gárgola gigante envuelta en llamas, por lo que se potencia (y radio) de ataque aumenta considerable.
Pero el gran acierto de Darksiders no es su sistema de combate, muy competente y bien hecho aunque a largo plazo simple, sino su diseño general. Acostumbrados a que este tipo de juegos, "slash'em up" o de acción frenética, cuenten con un diseño muy lineal, Darksiders apuesta por un diseño abierto, mundos amplios conectados entre sí en los que iremos cumpliendo las misiones que nos vayan encomendando, pero no necesariamente en un orden, y no cuando el juego nos lo diga sino cuando queramos. Hay multitud de secretos, aventuras secundarias y demás cosas extra que hacer como para darle un empaque mayor que los referentes del género anteriormente mencionados. En este sentido Darksiders acierta, al meternos mucho más en el mundo del juego permitiéndonos libertad de movimiento y acción, lejos de lo que estamos acostumbrados a ver en God of War; de hecho, desde un punto de vista general se parece mucho más a títulos como Legacy of Kain o Zelda que a las aveturas de Kratos, pese a lo salvaje de su sistema de combate y gráficos.
Esta mezcla de géneros y fuentes de inspiración, en combinación con una historia no demasiado original pero que te incita a jugar instándote a enfrentarte a demonios más malvados, grandes y poderosos, hace de Darksiders un gran juego, con una duración considerable y una curva de dificultad aceptable, quizás algo fácil en la parte final del juego cuando somos ya muy poderosos, aunque cuenta con varios niveles. Darksiders toma elementos de muchos juegos, como ya hemos mencionado, y los combina bien intentando ser algo por sí mismo, y consiguiéndolo casi siempre. Quizás aglutine muchas cosas y facetas sin llegar a profundizar demasiado en todas ellas ni ser realmente innovador; pero lo que no tiene de novedoso lo tiene de competente. Todo lo que tiene lo hemos visto en otros juegos, sí, pero nunca todo en uno, y además lo integra muy bien.
A nivel gráfico Darksiders no destaca por su motor o por mostrar un abrumador número de polígonos en pantalla o efectos especiales que nunca se hayan visto, pero sin duda es sólido en todo esto y es una muy buena base para mostrarnos unos escenarios entre post-apocalípticos e infernales, con los ya comentados excelentes diseños de personajes. El estilo de comic-book americano a lo Image puede gustar o no gustar, pero está bien logrado y se mantiene coherentemente en todos los personajes y numerosos demonios que nos encontraremos, lo suficientemente diferentes entre sí como para distinguirlos pero que parezcan salidos de la misma mitología. Guerra, el protagonista, se lleva toda la atención, con un gran modelado y un gran número de animaciones diferentes, destacando por encima de las demás las ejecuciones y movimientos finales con los que despedazará de un golpe a los enemigos.
En el apartado sonoro destaca el doblaje al castellano, realmente logrado y profesional, con voces reconocibles, mientras que la banda sonora, también variada y de gran calidad, está en un segundo plano en comparación con el festival de efectos de sonido que escucharemos constantemente, desde gemidos de demonios y muertos vivientes hasta explosiones del escenario, pasando por el contundente sonido de las armas de Guerra cuando impactan en sus cuerpos.
En conclusión, Darksiders es ante todo un juego muy completo. Como ya hemos comentado, integra elementos de muchos otros juegos y lo hace bien, sin profundizar demasiado en ellos ni tener un estilo propio muy marcado, sino manteniendo un equilibrio que lo convierte en un gran juego de acción y aventura. Cuenta con un buen sistema de combate, un diseño abierto que se aprovecha bien y mucha variedad para el jugador, y sobre todo con una duración mucho más larga de lo habitual (unas 15-20 horas) y numerosos secretos para ir convirtiendo a nuestro jinete en una verdadera máquina del apocalipsis. Muy completo y muy recomendable.