Análisis de Colin McRae: DIRT 2 (PS3, PSP, Wii, NDS, Xbox 360)
Aunque con altibajos tanto en calidad como en ventas, la saga Colin McRae se mantiene como un referente dentro de los juegos de rallies, pese a que con Dirt, y de nuevo con esta segunda parte, hayan trascendido el estilo y el ambiente del WRC para expandirlo a nuevos tipos de carreras. Codemasters vuelve a la carga con la segunda entrega de nueva generación de la saga, y lo cierto es que han conseguido un gran juego de carreras extremas u "off-road". Opta por una aproximación cercana a la simulación, pero logra hacer el juego lo suficientemente accesible gracias a niveles de dificultad muy diversos, que podemos cambiar cuando queramos, y a la posibilidad de poder retroceder en el tiempo cierto número de veces cuando nos vaya mal en una carrera. El resultado es sobresaliente, y muy recomendado para todos los fans de la velocidad.
Dirt 2 cuenta además con una excelente producción, y con un ritmo del juego muy logrado, donde nunca nos quedamos esperando una pantalla de carga, sino que en todo momento nos estamos "moviendo" de situación en situación, integrando los menús en lo que podríamos llamar escenas cinemáticas, haciendo que de algún modo el juego nos enganche más, que no haya ese momento de pausa que te incite a parar de jugar. El doblaje al castellano también ayuda. Los diferentes pilotos rivales, con los que confraternizaremos, estarán todo el rato hablando con nosotros, y el juego incluye una opción para elegir un nombre "de voz", así que te hablarán en castellano y te llamarán por el nombre de pila que hayas elegido, como si de los comentarios de un juego de fútbol se tratase.
Como comentábamos, Dirt 2 opta por una conducción cercana a la simulación, sin el nivel de exigencia de aquellos Colin que establecieron la saga, pero muy alejado del estilo arcade de los numerosos juegos de carreras extremas que encontramos últimamente como Baja, Pure o Motorstorm. Hay que frenar en las curvas, hay que controlar el derrape y los choques van destrozando nuestro coche y mermando nuestro rendimiento, aunque el nivel de dureza varía con cada tipo de carrera. Hay a grandes rasgos tres tipos de estilos, aunque con variedad de pruebas entre ellos: las carreras Rallycross, que son carreras en circuitos cerrados, con los otros rivales compitiendo por llegar antes que nosotros; las carreras Baja, de grandes camiones, sin muchas complicaciones más allá de llegar vivos (y antes que los demás), y los eventos cronometrados tradicionales, donde competimos contra los tiempos de nuestros rivales, que de hecho saldrán antes y después que nosotros, pudiendo tomarlos como referencia visual de cómo lo estamos haciendo.
Sobre estos tres grandes tipos de carreras se articulan numerosas pruebas que nos harán surcar el mundo de cabo a rabo, contando con una selección de ciudades y lugares donde competir; inicialmente estarán disponibles muy pocos eventos, pero gracias al sistema de experiencia del juego iremos subiendo de nivel y optando a mayor número y mayor variedad de pruebas. Tras cada prueba, y dependiendo de cómo lo hayamos hecho, ganaremos cierta cantidad de dinero y experiencia. Lo primero nos servirá para comprar nuevos coches y mejorar los que ya tenemos, y la experiencia, como ya decíamos, hará que subamos de consideración y que se nos abran nuevas puertas en el mundo del juego.
Más allá de la calidad de la jugabilidad, el modo carrera está sobresalientemente planteado. Siempre tenemos a nuestra disposición muchas pruebas nuevas, no es obligatorio jugarlas todas, ni siquiera ganarlas, y por el alto grado de "movimiento" del juego, es fácil engancharse, ponerse a correr carrera tras carrera y que el tiempo pase sin darnos cuenta. Por el camino habremos realizado todo tipo de gestas al volante y, si son lo suficientemente llamativas y evitamos el juego sucio, otros pilotos nos respetarán, se harán amigos nuestros, e incluso nos retarán a eventos especiales, como duelos uno contra uno o desafíos de tiempo. No paran de surgir nuevas pruebas, es fácil comprar coches nuevos, cada vez tenemos más diseños y posibilidades de personalización, y nunca se produce una sensación de estancamiento. Además, antes de cada prueba podemos elegir la dificultad: a mayor reto, mayor recompensa en dinero y experiencia, y si bajamos el nivel de dificultad nunca nos sentiremos frustrados. Chapeau.
El sistema de conducción es exigente, pero con una curva de aprendizaje lo suficientemente suave y "comprensiva" para que aquellos que tengan algo de experiencia con los juegos de velocidad tarde o temprano se acaben haciendo con el control de los coches y comiencen a ganar carreras. Las pruebas más difíciles son las de rally tradicional, porque el terreno es escarpado, abundan los obstáculos y sobre todo los barrancos. Para evitar que tengamos que reiniciar constantemente, o que incluso en una carrera "tradicional" un mal giro arruine nuestras posibilidades, los desarrolladores de Codemasters se han autocopiado de Race Drive: GRID una nueva opción que apostamos que no tardará en implementarse en otros juegos ajenos a la compañía: el "flashback".
Al igual que en Race Driver: GRID, y en los juegos de acción y aventura que lo inventaron (Blinx y Prince of Persia), el Flashback nos permite hacer retroceder el tiempo para cambiar ligeramente nuestro destino. Cuando hayamos tomado mal una curva y nos hayamos empotrado, o cuando nos hayamos caído por un barranco perdiendo unos valiosos segundos, podremos entrar en la repetición, elegir el momento al que queremos volver y, pulsando un botón y tras una dramática secuencia cinemática, volveremos a estar al volante de nuestro coche en la situación que estábamos segundos atrás.
Tenemos un número limitado, que desciende según aumenta el nivel de dificultad, pero es sin duda uno de los aciertos del juego: si eres un purista o un perfeccionista no tienes ninguna necesidad de usarlo, puedes intentar remontar enconadamente o, con orgullo, reiniciar la prueba. Pero si se busca hacer estos juegos de "choque fácil" más accesibles, han dado completamente en el clavo. Lo malo es que quizás en el propio juego no lo expliquen lo suficiente ni lo resalten demasiado, pero la intención es lo que cuenta y más de uno y más de dos valorarán este añadido en un estilo de juego tradicionalmente cerrado a los menos habilidosos -o pacientes-.
A nivel jugable, sin embargo, su mayor virtud es también su mayor defecto. El aficionado acérrimo a los rallies y a la conducción difícil comprobará que aún renegando de esos viajes en el tiempo para nenazas, aún subiendo el nivel de dificultad al máximo, la conducción nunca llega a ser tan exigente ni tan realista como lo era en aquellos Colin de hace años, y el juego nunca logra convertirse en un simulador riguroso de rallies; algo que falta en esta generación, donde los dos mayores exponentes de la pasada ya no están en su forma original: Colin se ha hecho más fácil (o accesible, su eufemismo), y los desarrolladores de los WRC directamente han abandonado esta saga y comenzado con el festival de saltos que es Motorstorm. Se echa en falta una opción para endurecer la simulación, al estilo de los juegos de Formula 1 o de los juegos de Moto GP, que incluyen varios grados de realismo, consigan o no recrearlo.
El juego se completa con unas opciones multijugador bastante estándar, aunque muy superiores a las del primer juego. Contamos ahora con todos los tipos de carrera, y podremos jugar hasta ocho jugadores, teniendo acceso desde el primer momento a todo el repertorio de coches del juego para que las carreras sean lo más justas posibles. Destaca la inclusión en este modo online de las pruebas contrarreloj, poco habituales en el mundo online pero que se hace más entretenidas al ver a los otros corredores, que han salido segundos antes o después que nosotros, progresar casi al mismo tiempo. Un apartado que cumple, sin inventar la pólvora pero mejorando con creces lo visto en la primera parte.
Gráficamente Dirt 2 luce muy bien, con un gran modelado de los coches y un sistema de daños realista que se nota, a veces incluso demasiado, y que se combina con unos escenarios muy variados entre sí pero que cumplen siempre su función: los entornos urbanos resultan a medio camino entre industriales y decadentes, los desiertos y las carreteras de rallies cuentan con bonitos paisajes de fondo y escarpada orografía, y el conjunto en general funciona a la perfección. No se acerca a lo que vamos a ver en el futuro cercano con Forza 3 y Gran Turismo, pero logra una buena sensación de velocidad y el juego raras veces sufre ralentizaciones.
El apartado sonoro cuenta con un envidiable nivel de producción que ya quisieran para sí todos los demás juegos de carreras. Al doblaje en castellano que mencionábamos antes y al detalle del nombre de pila le añadimos una banda sonora variada, con temas licenciados y siempre acordes con el carácter extremo del juego, y con unos efectos de sonido muy conseguidos, tanto en las colisiones como en los ruidos de motor y la atmósfera general de las carreras.
En definitiva estamos ante un juego sobresaliente, un título que apuesta por ofrecer carreras de estilo extremo pero que requieran cierta habilidad, como intentando tender un puente entre los numerosos juegos arcade de este estilo y los simuladores más tradicionales. Sin duda lo consigue, abriéndose a más jugadores, pero abandonando esa simulación que muchos buscarán, nostálgicos de aquellos juegos de Colin McRae que no llevaban ese "Dirt" molón. El buen ritmo del modo carrera, sus numerosas posibilidades, el doblaje al castellano y detalles como la aparición de "míticos" como Dave Mirra o Travis Pastrana, que te hablan y son tus colegas, lo convierten en un juego muy entretenido y llevadero, y las carreras son lo suficientemente buenas y variadas como para que logre ser bastante adictivo. Muy recomendado para todos los fans de la velocidad.