Análisis de Army of Two: The Devil’s Cartel (PS3, Xbox 360)
Visceral Games ha recogido el testigo de Army of Two y ha intentado regenerar una saga creada por EA en los comienzos de esta generación como apuesta por el juego cooperativo. El primer Army of Two fue un soplo de aire fresco, pero el segundo no funcionó tan bien comercialmente, eclipsado por muchos otros juegos de acción en un mercado muy saturado. Esta tercera parte intenta dar un giro en la trayectoria de la saga, alejándola de lo táctico para centrarse principalmente en la acción frenética, un estilo que le sienta realmente bien.
Como ya os contamos en anteriores contactos con el juego, que nadie se engañe: Army of Two: The Devil’s Cartel no tiene el tamaño ni la ambición de las dos entregas anteriores de la saga. Se nota desde el primer momento que ha contado con un presupuesto mucho menor, y que el equipo de Visceral Games que se ha encargado del juego no es el mismo que el que acaba de lanzar Dead Space 3.
The Devil’s Cartel ya no intenta pelear contra superproducciones del género de la acción, sino simplemente encontrar un hueco, algo que merece conseguir gracias a algunas buenas ideas que tiene y a una gran personalidad.
Juega en una liga menor, pero Army of Two intenta crear una experiencia para un solo jugador y cooperativa que resulte divertida, destinada a los jugadores que quieren un mata-mata en tercera persona sin más pretensiones. Por supuesto, se mantiene el sistema de coberturas que los juegos de disparos han adaptado de Gears of War, y también la capacidad de los dos soldados de nuestro pequeño ejército para atraer el fuego enemigo. Pero todo lo demás se ha simplificado hasta el extremo, resultando el juego una galería de tiro en la que avanzamos linealmente por una serie de niveles donde nos sorprenderá la cantidad de efectivos que tiene el cártel de la droga mexicano contra el que nos enfrentamos.
¡Atrápenlos!
Decimos esto porque en ocasiones Army of Two recuerda a Metal Slug, el clásico de SNK, ya que los enemigos salen de todas partes. Con frecuencia llegamos a una zona abierta, llena de objetos con los que cubrirnos, y los enemigos comienza a salir por oleadas desde los diferentes lados, cogiéndonos desprevenidos con frecuencia. Los soldados del cártel son además muy parecidos y se comportan casi siempre igual, cubriéndose e intentando flanquearnos, con excepciones como los locos que van con un machete a intentar matarnos.
La inteligencia artificial de los enemigos se limita a cubrirse, moverse y disparar, y los enfrentamientos son carnicerías... Pero en esto está la gracia del juego: hay muchas formas de aniquilar, y Army of Two está puntuándonos constantemente por todo lo que hacemos, dividiéndose el juego en pequeñas zonas de 15-20 minutos de duración como mucho y recibiendo una puntuación por zona que se compara en tiempo real con la del resto del mundo. Los ránkings no son nada nuevo, pero los diseñadores de Visceral Games han sido muy inteligentes dividiendo el juego en minifases y haciendo que obligatoriamente tengamos que ver cómo lo hemos hecho, picándonos a volver más tarde con mejor armamento para lograr una puntuación mejor.
El sistema de puntuaciones recuerda mucho a uno de esos juegos olvidados que merecieron mejor suerte, el The Club de Sega y Bizarre. Las muertes normales valen simplemente 10 puntos, pero el juego nos bonifica por hacerlo de sorpresa -sin que el enemigo nos haya visto-, flanqueándolo -disparándole desde un lado o detrás-, acertándole en la cabeza, usando una granada, un objeto del escenario, cooperando con nuestro compañero, habiendo llamado su atención previamente... una serie de condiciones que a veces se combinan dándonos una gran puntuación, incluso por sorpresa. Visceral Games juega mucho con la idea de atraer el fuego enemigo, incluso dándonos una bonificación por hacer de cebo, saliendo de la cobertura y "paseando" por el escenario, mientras todo el mundo intenta matarnos y nuestro compañero aprovecha para cogerlos desprevenidos.
De este modo se suceden casi 50 sectores que dan para unas seis o siete horas de juego, en las que casi todo el rato estaremos realizando masacres, intercaladas con algunos momentos alternativos en coche y helicóptero y un par de luchas contra jefes finales. Curiosamente, pese a estos intentos de darle variedad, lo que mejor funciona siempre son los tiros estándar. El sistema de juego es simple pero muy divertido, y la inclusión del modo "aniquilación" lo mejora aún más: nuestros soldados van acumulando una barra especial que, una vez usada, nos hace invencibles y con munición infinita durante unos segundos en los cuales somos máquinas de matar; incluso hay un modo aniquilación doble, si usamos el poder de los dos personajes.
La aniquilación, el sistema de puntos y la enorme variedad de armas y las numerosas posibilidades de personalizarlas hacen que, extrañamente, lo que debería ser repetitivo e insufrible, se convierta en una experiencia de juego muy entretenida que te engancha rápidamente. Es cierto que los enemigos son los mismos y su inteligencia artificial no es para tirar cohetes, que el diseño de los niveles es demasiado lineal y que el cooperativo básicamente consiste en disparar y flanquear, con pocas acciones que requieran realmente organización más allá de los asaltos a cámara lentas o los saltos a lugares inaccesibles, pero aun así The Devil’s Cartel engancha, y la historia poco a poco va pasando de genérica a interesante, así como la relación entre Alfa y Bravo.
A nivel técnico Army of Two no es ninguna maravilla, pero ha mejorado mucho respecto a lo que vimos meses atrás. Usa el Frostbite 2 de Battlefield 3 para lograr unos escenarios que se destruyen en tiempo real sacrificando el nivel de detalle, pero cuenta con unos buenos efectos visuales y una gran atención al detalle en los personajes principales. Los escenarios, enemigos y otros elementos del juego adolecen de esa falta de presupuesto de lo que hablábamos antes. Son bastante repetitivos, pero todo se mueve con fluidez y la acción nunca pierde su ritmo.
El título está doblado al castellano, con voces reconocibles, y el repertorio de efectos de sonido es contundente y variado, con una música que acompaña a la acción y que contribuye a ambientar los tiroteos, pasando bastante desapercibida en el resto de situaciones. También merece una mención la absurda inclusión de un pase online en un juego tan orientado al cooperativo.
Sorprendentemente divertido
Army of Two The Devil’s Cartel no pasará a la historia, pero no es un mal juego, y muchos usuarios se sorprenderán de cuánto les divierte si le dan una oportunidad. El problema es que, claro, en un mes en el que han salido tal cantidad de buenos lanzamientos, es un poco difícil que alguien vaya a gastarse 70 euros en un título con una duración tan corta y un multijugador solo limitado al cooperativo. Es un juego de serie B, es probablemente también el final de la saga Army of Two, pero todo lo que promete lo cumple y no tiene más ínfulas que entretener sin complicaciones, algo que logra con creces.