Análisis de Socom 2: US Navy Seals (PS2)

Esta segunda parte llega a España con mucho menor desfase que la primera, lo que produce que haya menor espacio de tiempo con su precuela (solo nueve meses), cosa que puede echar para atrás a algunos jugadores que quizás no consideren que incluya las suficientes mejoras; aunque tratándose de un juego muy orientado al online (pero con un completo modo para un solo jugador), los que pululen por las ligas de clanes (en las que el Clan Vandal triunfa habitualmente) no tendrán otra opción que hacerse con él para encontrar algo de acción en la red. Como ya mencionábamos en el avance publicado hace unas semanas, esta segunda entrega sigue el guión habitual de una secuela mejorando los aspectos poco brillantes del original y añadiendo novedades que los jugones apreciarán y agradecerán.
En primer lugar hay que mencionar que sigue habiendo una notable separación entre lo que es el modo para un solo jugador y el juego online propiamente dicho, haciendo que el primero sea un juego entero (10-15 horas de juego y cinco niveles de dificultad) para los que no tengan el adaptador de red o bien un divertido entrenamiento para los que sí lo tengan. Al contrario que en el modo multijugador, donde se conservan los mapas del primer juego (aparte de añadir nuevos), el modo para un solo jugador es como era de esperar completamente diferente aunque sigue el estilo de misiones del antecesor.
Así pues, siempre con un completo mapa táctico del escenario lleno de indicaciones para que no caigamos en las trampas del enemigo, y en constante contacto con nuestros compañeros y entre nosotros y el control de la misión, tendremos que cumplir misiones en los lugares más dispares y peligrosos del mundo, desde zonas selváticas de Brasil hasta Albania, ese gran desconocido de la puerta trasera de Europa cuyo pueblo teóricamente escogió hace años seguir siendo un país aislado del mundo. Dichas misiones transcurrirán de manera lineal, con una serie de objetivos a cumplir casi siempre por estricto orden cronológico y con los ya conocidos puntos tácticos del mapa (Estilo Alpha, Beta, Ganma, Zulú, etc...) que nos ayudarán a comunicarnos con el control de la misión y dar órdenes a nuestros compañeros de equipo.

Un aspecto a destacar en el modo de un solo jugador, que también estaba ya presente en la primera entrega pero que aquí se nota más, es la calidad a la hora de ambientar las misiones, tanto la presentación inicial como el acercamiento a los diferentes objetivos que nos irán surgiendo en las mismas. Secuencias cinemáticas, panorámicas de las zonas a las que tendremos que ir más tarde y el constante contacto por headset (que como ya dijimos en el análisis del primer juego, contribuye a la inmersión en el juego) con la chica del control de la misión hacen que no echemos en falta ni los motivos que justifican que estemos realizando una misión ni el soporte que todo equipo de Navy Seals recibe de sus superiores.

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