Casi cincuenta años después
A lo largo de estos últimos años ha quedado una cosa demostrada en lo que se refiere al género de los simuladores de coches: Siempre hay sitio para uno más. Bajo esta premisa han salido durante los últimos años muchos juegos de coches: algunos arcade, otros simuladores, y la práctica totalidad de ellos, al menos desde el 98, intentando imitar o superar a la saga Gran Turismo. Algunos han intentado acercarse presentando una dinámica similar (Sega GT), otros han optado por revolucionar el género (MSR) y otras sagas, anteriores, han seguido en su línea pero perdiendo el protagonismo que antaño tenían (Ridge Racer). Una de las modas que sigue vigente es la de hacer a una marca de coches protagonista de un videojuego; Porsche Challenge resultó ser una grata sorpresa en Playstation, Ferrari 355 fue una obra maestra, pero incomprendida y con un serio batacazo en ventas, y Kuju Entertainment, una compañía casi desconocida, llega ahora con Lotus Challenge, producido y distribuido por Virgin Interactive y protagonizado por una de las marcas de coches más carismáticas, emblemáticas y sin embargo, no tan conocida como se merece. Lotus, fundada en 1952 por el gran piloto de carreras Colin Chapman, antes inglesa y ahora propiedad de un holding de Malasia, intenta celebrar su cincuenta aniversario con un juego que intenta recrear el espíritu de la marca y darla a conocer a los amantes de los videojuegos.
El desafío Lotus
Tal como indica el propio título del juego, Lotus Challenge hace hincapié en un modo de juego llamado “Desafio”, en el que empezaremos desde cero, eligiendo a dos personajes (Armando e Isabel, adaptados al castellano como debe de ser) y tendremos que ir completando pruebas, cada una de ellas más exigente y menos ortodoxa que la anterior, mientras el jefe del equipo de pruebas nos
traumatiza con insultos, recriminaciones y demás tonterías en perfecto castellano, cosas del estilo de “¡Armando, conduces como tu abuelita!” que comenzarán a hincharte las venas de la frente una vez hayas fracasado cuatro o cinco veces en la consecución del objetivo... porque si algo es el modo Desafío es difícil. Las pruebas que nos piden comienzan siendo relativamente coherentes, pero según vayamos avanzando tendremos que controlar hasta el más mínimo movimiento del coche para que al juego le guste lo que hacemos. Considerando que el control no es una cosa del otro jueves, os podéis imaginar el nivel de desesperación al que podemos llegar.
Una de las pruebas que recuerdo con mayor agonía es la de girar el coche 180 grados y terminar dando marcha atrás en la misma dirección en la que veníamos, todo ello sin un solo margen de error. Tras estas primeras pruebas en los circuitos de Lotus, tendremos objetivos más interesantes, como una persecución en los Alpes, participar en un anuncio de neumáticos y hacer virguerías en los estudios de Hollywood, como especialista en una película. Este modo es ciertamente lo que hace al juego diferente de cualquier otro, y lo que alargará la vida del juego. Sin embargo, reitero: es terriblemente exigente, lo cual en ocasiones es malo.
Varios modos de controlar el coche
Como habréis adivinado, este modo “Desafío” no es lo único que nos ofrece Lotus Challenge. Hay cantidad de modos de juego adicionales, y alguno que otro más para desbloquear. En lo que atañe a las carreras, hay que decir varias cosas: La primera de ellas, que la jugabilidad no es exactamente la de un simulador, pero tampoco la de un arcade; tiene sus peculiaridades. Podremos elegir entre tres formas de conducir, que varían entre la dirección habitual izquierda-derecha, la dirección circular (el mando analógico se comporta como un volante) y una extraña mezcla de ambas. Los experimentos son cosas bonitas, pero recomendamos encarecidamente que seleccionéis la dirección habitual de todos los simuladores, sin meteros en el control “como si fuese un volante”, bastante improductivo y poco eficaz. El control, escojamos el sistema que escojamos, no entra dentro de los cánones de la simulación, y cuesta mucho adaptarse a él porque no es precisamente realista, pero tampoco fácil.
Lo segundo que hay que decir es que la sensación de velocidad no está suficientemente conseguida. Cuando vamos en nuestro Lotus Elise a más de 180 kilómetros por hora, parecerá que vamos mucho más lentos, y esto influye en la jugabilidad a la hora de calcular las frenadas, las curvas, etc...
por no decir que hace al juego mucho menos divertido e inmersivo. Por último, hay que mencionar que hay daños en los coches, cosa que es de agradecer, y estos daños afectan tanto a la carrocería, que se deformará en tiempo real, como al rendimiento del coche, que verá dañado su motor, su transmisión y su dirección.
Técnicamente con altibajos
En el aspecto gráfico, Lotus tiene sus pros y sus contras. La parte positiva la forman unos coches bien modelados y recreados, con deformaciones en tiempo real, un framerate de 60fps constante y una ausencia casi total de jaggies. En el aspecto negativo, la insuficiente sensación de velocidad, unos escenarios poco detallados y algo de pop-up. En el aspecto sonoro, destaca el doblaje al castellano (aunque en ocasiones pueda causar algún que otro daño psicológico) y el ruido del motor, bastante conseguido.
Un juego atípico
Lotus Challenge no es el mejor juego de coches de PlayStation 2, pero sí un juego que puede resultar muy interesante a los amantes del género. Pese a no contar con un aspecto técnico brillante, ni con una jugabilidad demasiado ortodoxa, este juego de Kuju tiene también sus puntos positivos. El modo Desafío, con algunas partes muy originales, y la inclusión de 38 coches de la más famosa escudería inglesa son un buen incentivo para comprar este juego. Sin embargo, y viendo la lista de lanzamientos que se avecina para PS2, algunos se lo pensarán dos veces a la hora de dejarse el dinero en este título. Lotus no queda deshonrada, pero tampoco queda en el lugar que merece.