Análisis de Everybody's Tennis (PS2)
Aunque quizás no sea tan popular como la otra saga de Clap Hanz, Everybody’s Golf (también conocido en EE.UU. como Hot Shots Golf y en Japón como Minna No Golf), que ha aparecido en sus diferentes entregas en las consolas PlayStation, PlayStation 2 y PSP, además de, en el futuro próximo, en PlayStation 3, el tenis es el otro gran deporte que este pequeño estudio de desarrollo ha cultivado con unas premisas básicas muy similares: juego ligero, de corte arcade, con un claro tono desenfadado. La fórmula que tan bien funcionó en un deporte serio y pausado como el golf, se aplica ahora al tenis.
El juego busca ofrecer una experiencia que parece situarse a medio camino entre lo que nos ofrecerían las sagas Virtua Tennis y Mario Tennis, combinando elementos de estilo arcade con otros más cercanos a la simulación, añadiendo un estilo visual muy característico en el que, sin ir más lejos, las onomatopeyas y la expresividad facial exagerada son cotidianas, para construir ese ambiente desenfadado que concuerda a la perfección con la propuesta jugable que lanza el título.
Pero como sucedía en el juego de golf, Everybody’s Tennis esconde bastante más. En un primer momento sólo se nos presenta la opción de jugar un campeonato o bien optar por una partida directa en el arcade, pero no es difícil descubrir que se esconden bastantes más posibilidades en el desarrollo del juego.
A diferencia de lo que sucede con muchos juegos del género, aquí no tendremos ni barra de potencia para lanzar ni otros elementos similares, al reposar por completo en un sistema de ritmo y precisión al sincronizar la elevación de la pelota con la hora de dar el raquetazo, en la línea del amplio espectro de arcades deportivos basados en el tenis. Al mismo tiempo, los personajes tienen diferentes características, y nos podemos encontrar con algunos dando servicios más o menos potentes, precisos, etc. De esta manera, se combinan elementos de profundidad jugable con otros de gran sencillez, incitándonos, asimismo, a avanzar en el juego.
Los golpes normales se dan con el botón X, mientras que las boleas se realizan con el botón triángulo y el círculo se usa para dejadas, siendo siempre indispensable para darle con la fuerza necesaria a la pelota el momento en el que golpeemos, sincronizando nuestro movimiento con el de la pelota, obteniendo diferentes resultados en función de si damos demasiado pronto, tarde, o con precisión. Si a esto le añadimos la dirección y las estadísticas propias de los diferentes personajes, obtenemos que en realidad hay suficientes factores influyendo en los partidos como para aportar buenas dosis de variedad, pese a resultar asequible en todo momento.
Las características de los personajes son sencillas, pero más que suficientes para influir en ellos encontrando a unos más aptos para boleas u otros tipos de golpes; además, hay que tener en cuenta también que hay habilidades estrictamente físicas, y que no es lo mismo un personaje que corra mucho y pueda llegar a bolas casi perdidas que otro quizás más ágil pero no necesariamente más veloz.
Por su propio sistema de juego, lo que nos podemos encontrar con cierta frecuencia es que perdemos el control sobre la pelota debido a que la respuesta del personaje no ha sido tan rápida como esperábamos, o quizás nos hemos adelantado un poco, pero lo cierto es que los partidos mantienen, con todo, una fluidez muy digna de destacar, y pese a que por su sencillez en ocasiones el resultado no sea el más esperado lo cierto es que poder jugar casi desde el primer minuto con cualquiera sin complicaciones, algo que sin duda es la meta principal de Everybody’s Tennis es algo que está más que conseguido. Los puntos se juegan rápido, con agilidad, y cualquier fallo por mínimo que sea nos puede costar el partido, además de garantizarnos algunas risas debido a las simpáticas animaciones que aportan un factor de humor añadido a todo el espíritu del título.
El juego presenta un nivel de dificultad bastante bajo en realidad durante casi todo su desarrollo, presentando pocos y escasos problemas durante su desarrollo, aunque si tenemos en cuenta que está orientado a un público más familiar y, además, con un foco de atención especialmente centrado en el multijugador. Si nos centramos en la vertiente de crear un jugador, con todo lo que ello conlleva, la experiencia de juego es más enriquecedora, y puesto que hay que construir al personaje desde la base puede ser algo más divertido, aunque un sistema de experiencia se hubiese agradecido sustancialmente, pues la personalización se centra en el aspecto del personaje. Los juegos de entrenamiento, eso sí, cumplen su función, pero el título no llega a plantear realmente situaciones en las que se incentive al jugador a concentrarse en dichos procesos.
Esto se ve compensado con un plantel de jugadores amplio que va desbloqueándose según avanzamos, mejorando continuamente sus características, haciendo que sea más fácil llegar a las bolas y realizar golpes más eficaces si nos vamos preocupando de usar el mejor jugador disponible en cada momento. Es por esto por lo que la dificultad del juego resulta baja en líneas generales, aunque siempre podemos optar por ponernos las cosas difíciles nosotros mismos. Por desgracia, la inteligencia artificial de los adversarios no es gran cosa, con algunos movimientos sin sentido y errores poco o nada justificables incluso en niveles avanzados.
Se echa en falta algún tipo de torneo ortodoxo, con sus sets completos, y algunos modos de juego más que añaden más variedad al paquete de contenidos, pero desde luego quienes estén buscando un juego más completo en este sentido seguramente opten por títulos más consolidados tanto en el campo de simuladores o en el rango de los arcade que no pretendan hacer de la sencillez absoluta su principal virtud.
El multijugador es bastante simple en su premisa, sin ofrecer muchas opciones, pero cumple el objetivo principal de permitirnos jugar en pocos minutos, tanto en un uno contra uno como a dobles. Una vez más, hay títulos con más opciones y posibilidades en este campo, pero el toque desenfadado de Everybody’s Tennis y su jugabilidad tan sencilla el proporcionan cierto toque especial. Es, por tanto, un multijugador sólido, divertido y directo capaz de ofrecer diversión en unos breves instantes; se mantiene, por tanto, en la línea general de lo que ofrece el juego.
A nivel gráfico es un juego sencillo en el que se ha buscado más ofrecer entornos y personajes amigables por encima del poderío técnico. Su estilo visual es agradable, una vez más, desenfadado, y aunque no sorprende en ningún aspecto concreto, sí resulta consistente y no tiene fallos destacables. Pero virtudes tampoco, salvo, eso sí, las fluidas y suaves animaciones de los personajes, pese a su estilo torpón y simpático. Los gráficos se ven acompañados por unas composiciones musicales muy generales y algo carentes de cuerpo, pero con buenos efectos de sonido. No molesta, claro, pero suena quizás demasiado genérica.
Entendiendo Everybody’s Tennis como un juego en el que la sencillez y accesibilidad lo son todo para poder permitirnos jugar en pocos minutos con cualquier persona, con una curva de aprendizaje mínima, y capaz de no marcar severas diferencias entre jugadores en ese contexto, favoreciendo por tanto partidas rápidas e igualadas, queda claro que el juego consigue lo que se propone sin género de dudas. Pero si estamos buscando algo más complejo, quizás sea más acertado buscar otras opciones en el catálogo de PlayStation 2.