Análisis de Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol (PC)
Los juegos de puzles están viviendo una segunda juventud independiente. A excepción de títulos como Catherine, son pocos los juegos de este género que consigue lanzarse con un presupuesto destacable detrás, pero eso no quiere decir que quienes disfruten con ellos no tengan un catálogo de lo más interesante para elegir. El juego que nos ocupa hoy, Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol, es un nuevo ejemplo de ello.
La solución está en nuestras manos
Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol es un juego de puzles y plataformas, aunque con un énfasis mucho mayor en lo primero que en lo segundo. Su propuesta básica se basa en cooperar con dos personajes para poder solventar el conflicto que en cada nivel se presenta, y poder así salir de la zona.
Podemos jugar en solitario alternando cada personaje, o, lo que nos ha parecido mucho más divertido –y por supuesto recomendamos–, hacerlo en cooperativo.
Aparte de que todo es mucho más dinámico, nos hemos divertido y frustrado –que también tiene su gracia– mucho más con amigos que en solitario, ya sea intercambiando ideas sobre la solución, mandándonos a colocarse en tal posición, o acordándonos de todas nuestras familias cada vez que estropeábamos una fase al borde de la solución. Eso sí, no hemos sido capaces de encontrar una opción de unirnos a partidas desconocidas, por lo que aseguraos de que, si queréis jugar online, tenéis a alguien conocido para ello –también se puede jugar cooperativo local-.
Cajas, bombas, agua, y la puerta
Aunque a priori alcanzar la puerta de turno parece fácil, os aseguramos que la cosa se irá complicando según progresamos. Y bastante. Pronto descubriremos que un movimiento en falso es letal, y frecuentemente nos obliga a reiniciar el nivel. Al desafío base, además, se le añaden desafíos secundarios, como conseguir objetos prescindibles para ese nivel, o monedas, etcétera… resultando normalmente en tareas mucho más complejas que el propio puzle principal.
Las mecánicas básicas consisten en utilizar a nuestro compañero para saltar sobre ellos y llegar a sitios inaccesibles, trasladar cajas con propósitos similares –o usarlas de puente para pasar por el agua, pulsar un botón–, usar bombas para despejar el camino… Poco a poco se irán introduciendo nuevas herramientas y nuevos obstáculos –como zonas en las que no podemos saltar–, que nos obligarán a reimaginar las posibilidades que tenemos para solventar la tarea a la que nos
enfrentamos.
En general se juega bastante bien a Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol, y éste incluso nos muestra en pantalla la latencia que tenemos si jugamos online, por si necesitamos sincronizar hábilmente algún movimiento. Eso sí, sentimos que a veces el control nos juega malas pasadas, y su sistema de puntuación –que nos penaliza si reiniciamos el nivel– podría ser un poco más justo con un botón de "rebobinar" para dar un paso atrás. De todos modos, salvo en niveles de los más avanzados, rara vez tendremos problemas graves.
16 bits
Artísticamente, Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol es muy, muy 16 bits. No es de esos juegos que simplemente apuesta por gráficos de estilo retro, sino que adapta su paleta de colores y las animaciones a aquellas que veíamos en las consolas de la época, dando un resultado bastante clásico, incluso manteniendo el formato 4:3 –aunque con bandas decoradas a ambos lados, como hacen muchas reediciones– que seguro que le saca una sonrisa nostálgica a algunos.
Igual sucede con la música, muy del estilo, y que se ajusta muy acertadamente a lo que vemos en pantalla. Tenemos que reconocer, eso sí, que hemos jugado siempre con el chat de voz activado, por lo que la hemos dejado un poco sin querer en segundo plano. Hablando de cosas que quedan en segundo plano, también está la historia. Como supondréis, va de "Wyv y Keep que buscan el Templo del Ídolo Perdido". La verdad es que está ahí para acompañar y se agradece, pero tenemos la sensación de que acaba rompiendo, probablemente sin querer, el buen ritmo del que goza el juego.
Una gran elección para quienes busquen puzles cooperativos
Si te gustan los puzles, y si te gusta jugar en cooperativo, no lo pienses más. Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol cumple con creces en este aspecto, y aunque podría haberse pulido un poco más –un control más ajustado, un sistema de matchmaking, una interfaz más depurada–, la experiencia sigue siendo de lo más positiva y recomendable, con una muy buena curva de dificultad, y con algunos rompecabezas muy bien pensados, de los que nos arrancan un "vaaaaaaale" cuando los entendemos.
Ya decimos que tiene algunos aspectos a corregir, y que quizás no es particularmente original, pero a nosotros nos ha conseguido divertir durante muchas horas, y a sus más de 60 niveles se añade un editor para que podamos exprimirlo todavía más. Si a eso le sumamos los secretos y sus diferentes finales, nos queda un juego de lo más recomendable. No vamos a negar que hay propuestas mejores que Wyv and Keep: The Temple of the Lost Idol, pero si lo que tiene que ofrecer encaja con tus gustos, difícilmente te decepcionará.