Análisis de Subject 13 (PC)
Es curiosa la evolución de Kickstarter. Lo que empezó en 2009 como una plataforma para que jóvenes creadores pudieran llevar a cabo sus ideas gracias al micromecenazgo y así no depender del dinero de las productoras, ha terminado siendo un sitio ideal para que géneros olvidados o leyendas de los videojuegos regresen por todo lo alto con ruidosas y costosas campañas de financiación. Con casos recientes como el de Yooka-Laylee, un nuevo plataformas en 3D de los responsables de Banjo-Kazooie, o Bloodstained: Ritual of the Night, el nuevo juego de Koji Igarashi, responsable de las últimas entregas de Castlevania en 2D.
Es normal que la gente quiera poner su dinero en algo que ya conoce y que considera un valor seguro, y así es como el año pasado se financió Subject 13, una nueva aventura apadrinada por Paul Cuisset, el creador del mítico Flashback, aunque eso sí, con una cifra bastante discreta en comparación con los ejemplos que antes hemos mencionado, ya que "solo" recaudó 43.507 dólares. El juego ha sido desarrollado en colaboración con Microids, y seguro que a los amantes de las aventuras gráficas os suena mucho el nombre de este estudio francés, responsable de títulos como las sagas Syberia y Dracula, entre otros muchos.
En Subject 13 nos cuentan la historia de Franklin Fargo, un ex profesor de física que lleva una vida solitaria y aburrida tras la muerte de su prometida en un trágico incidente. Tras sufrir un accidente de coche –o intento de suicidio, un detalle que desconocemos-, despertaremos en unas instalaciones científicas, ubicadas en una enigmática isla.
Dialogaremos desde los primeros minutos con una inteligencia artificial, que nos trata como el ‘Sujeto 13’, y a partir de este momento tendremos que averiguar cómo hemos llegado hasta allí, qué quieren de nosotros, y qué ha pasado en ese extraño lugar, unas instalaciones abandonadas con una tecnología muy avanzada.
La premisa argumental aunque simple y manida es efectiva, y consigue mantener el interés del jugador en los primeros compases de la aventura, teniendo que descubrir qué ha pasado a través de unos testimonios que vamos encontrando escondidos en los escenarios. Pero el punto fuerte del juego no es precisamente su historia, más bien anecdótica, y basa todas sus fortalezas en unos puzles abundantes y elaborados desde el primer minuto, con una dificultad bien ajusta, incluso bastante desafiante si no eres un experto en el género.
El juego se controla con el ratón como una clásica aventura point&click, aunque como los escenarios son tridimensionales podemos mover la cámara dejando apretado el botón derecho, algo necesario y que tendréis que aprender pronto, ya que hay objetos colocados con muy mala leche, que solo veremos con la cámara colocada en determinada posición. Esto también se aprovecha en los puzles, ya que tenemos que rotar los objetos para buscar pistas, e incluso realizar movimientos como abrir puertas o golpear objetos, mezclándose de manera natural mecánicas de las aventuras en primera persona de los últimos años, con un desarrollo clásico 2D de las aventuras de los 90.
Todo esto suena bastante bien, pero el control no es demasiado preciso, y el juego no nos explica muy bien sus reglas, es fácil que en el principio de la aventura te quedas atascado por no saber que podías hacer cierto movimiento o combinación. Tampoco ayuda un personaje que se mueve por los escenarios tropezándose con todo y atravesando objetos, un desastre, pero lo bueno es que casi siempre no tenemos que esperar a que se mueva de un lugar a otro, y hay atajos en forma de transiciones. Tampoco los escenarios son muy grandes y abundantes la verdad, todo se centra en la resolución de los puzles, hay muy poca exploración.
Los acertijos son bastante variados, y van desde conseguir objetos, teniendo que averiguar dónde utilizarlos, observarlos bien para encontrar pistas u otros objetos, o combinarlos entre sí, hasta rompecabezas bastante clásicos aunque con alguna que otra vuelta de tuerca. Siempre son más o menos asequibles, nunca demasiado enrevesados o ilógicos, y además incluye un sistema de pistas simple pero efectivo: si el juego detecta que llevas demasiado tiempo en una situación y no avanzadas, un icono se ilumina en el lateral de la pantalla, y se desbloquea una pista muy reveladora, siempre y cuando quieras verla.
El inicio de la aventura está muy bien diseñado, con puzles desafiantes pero no demasiado difíciles, y siempre con soluciones coherentes, tanto en los propios rompecabezas como en la utilización de los objetos. Pero de repente para superar una situación nos piden una combinación de objetos de lo más rocambolesca y absurda que hemos visto nunca en una aventura de este tipo, que tendría sentido en un juego humorístico del estilo Monkey Island o Mundodisco, pero que en una aventura como esta de corte serio y de ciencia ficción no tiene mucho sentido. En los foros de Steam ya hemos visto a otros jugadores que han alucinado como nosotros con este puzle.
Después de esto empezamos a conseguir más objetos y se le ven todavía más las costuras al juego, con errores de diseño clásicos del género, como que puedes utilizar el objeto A con B, pero no el B con el A, e incluso nos hemos topado con un bug al interactuar con un objeto que nos impidió seguir la partida, y tuvimos que reiniciar el capítulo desde el principio. Todo esto sin que la historia llegue a arrancar y cobrar interés, y con unos puzles que si bien son entretenidos, no son muy originales. El juego no es muy largo, pero tiene tantos puzles concentrados en tan pocos metros, que es fácil que te dure más de diez horas si te quedas atascado en varios de ellos.
El apartado gráfico es más propio de otra época, de hace 15 años aproximadamente, y combina algunos escenarios bien realizados, sobre todo al principio del juego, con otros que dejan mucho que desear, por su poco acierto tanto técnico como artístico. Al igual que las extrañas animaciones del protagonista, que además se va quedando atascado por los escenarios. Sin duda es más que discreto técnicamente, pero es el menor de los problemas es un juego tan centrado en los puzles como este. El doblaje en inglés se limita a cumplir, no hay muchas voces –tenemos subtítulos en español-, y la música ambienta correctamente, aunque hay muy pocas melodías.
Una correcta aventura de puzles
Puede que a más de uno le decepcione que un juego firmado por el creador de Flashback se haya quedado en algo tan discreto, pero si sabes a lo que te vas a enfrentar, una producción muy modesta pero con abundantes y entretenidos rompecabezas, es seguro que te lo vas a pasar bien. La historia es pobre, los gráficos lo son aún más, el control deja que desear y su desarrollo no es nada original, pero si la parte que más te gustan de las aventuras gráficas son sus rompecabezas, por encima de la historia y los diálogos, échale un ojo a Subject 13, ya que ofrece un buen puñado de puzles y va totalmente al grano, sin más distracciones.