Análisis de Solarix (PC)
La sombra de juegos como Dead Space y System Shock 2 es alargada, y, obviamente, son dos títulos que se han inspirado a multitud de desarrolladores. Tras el "renacer indie del terror", no sabemos si ahora comenzará de nuevo la decadencia del género (lo de Silent Hills todavía duele), o si, como en todas partes, también hay experimentos fallidos que no llegan a la calidad de los títulos que han conseguido devolver al terror al lugar donde se merece estar.
Hoy volvemos con la versión final de Solarix, un juego del que ya os hablamos en unas impresiones, y, si las recordáis, os contamos que su idea nos gustó mucho, pero que a la vez nos dejaba con una serie de dudas que ponían en riesgo su calidad como producto en su versión final. Nuestros miedos no eran infundados, y, por desgracia, Solarix se ha quedado en unas buenas intenciones con una ejecución que no está a la altura.
Terror espacial
En Solarix nos vamos hasta una especie de estación espacial donde nos despertamos en la piel de un ingeniero que se ve rodeado por criaturas enemigas y comunicaciones entrantes de personajes desconocidos. No hace falta que os digamos que nuestro objetivo es escapar de tamaño entorno hostil. La aventura puede resultar un poco abrumadora al principio en lo narrativo, con mucha información presentándose a la vez que nos puede resultar difícil de seguir, pero creemos que es conveniente hacer un esfuerzo para seguir la historia, ya que, sin ser memorable, es un buen aliciente para animarnos a progresar.
En lo jugable, nos encontramos con una experiencia de terror en primera persona, con un gran énfasis en la infiltración, aunque a diferencia del subgénero que se ha popularizado tanto en los últimos años, sí que se nos permite equiparnos armas y defendernos de los enemigos. Los enemigos son, por lo general, letales y que nunca nos darán una oportunidad. Hay diferentes tipos de rivales, pero lo normal es que se guíen por el oído y la visión, lo que nos obligará a intentar pasar siempre desapercibidos, agachados o buscando siempre las sombras. Esto no lleva a un nuevo punto: la luz y las balas.
Solarix apuesta con acierto por la idea de contar las balas, pero en lugar de convertirlas en un recurso ofensivo, también las convierte en uno defensivo. Así, podemos aprovechar un disparo para acabar con un enemigo –algo que, salvo que sepamos que va a ser efectivo como un disparo a la cabeza, no suele ser recomendable, pero también para apagar una luz y darnos cobertura. Así, muchas veces tendremos que tomar la dura decisión si "desperdiciar" una bala para crear más sombra, o si arriesgarnos a perderla intentando eliminar a un rival.
Otra cosa que nos ha gustado es que toma bastante bien la idea de no dejarnos huir con facilidad. Muchas veces necesitaremos hackear una puerta para avanzar, y ésta tiene un "tiempo de hackeo", por lo que si lo hacemos con enemigos alrededor, nos arriesgamos a ser descubiertos. Eso sí, podrían haber introducido el típico minijuego para ello, ya que el hackeo se limita a pulsar un botón. De igual modo, también suele ser habitual tener que recorrer el escenario en busca de objetos para progresar, algo muy survivalhorroresco.
Por último, en el catálogo de bondades, queremos introducir la libertad que nos ofrecen. Como acabamos de comentar, tenemos varias opciones para afrontar una situación, y los escenarios están bastante bien diseñados para potenciar la exploración. Los aventureros encontrarán no sólo posibles caminos adicionales, sino también valiosos recursos.
Los aspectos a mejorar
Si habéis leído hasta aquí, probablemente penséis que Solarix es un juego a tener en cuenta. Lo cierto es que lo es, pero hay que tener muy presente sus carencias. Gran parte del encanto lo pierde por lo repetido de sus situaciones, que sólo parecen empezar a despegar después de la primera mitad del juego, y tampoco hacen un alarde de creatividad. A esto tenemos que añadirle un control un poco tosco, con pequeños detalles que acaban por frustrar, como que no podamos levantarnos automáticamente al intentar correr. Gran parte del tiempo la pasaremos agachados para no hacer ruido, y si queremos esprintar tendremos que pulsar el botón para dejar de agacharnos, y luego, correr. Esto nos hace perder unos valiosísimos segundos que pueden acabar con nosotros muertos.
Otro punto negativo es la inteligencia artificial. Cuando funciona bien suele ser correcta, persiguiéndonos de manera lógica y efectiva, pero no es raro que se quede atascada detrás de algún obstáculo, algo que rompe la atmósfera y la tensión. Además, aunque nos dan libertad, lo cierto es que al final la que se perfila como única opción es el sigilo, y acabas pasándote el juego agachado constantemente. De hecho, no recordamos ninguna situación de combate en la que hayamos salido bien parados. También echamos de menos más armas y más diferentes, un sistema de progresión y mayor complejidad en el desarrollo, aspectos que se nos antojan demasiado planos durante toda la aventura.
Aspectos audiovisuales
Lo mejor que podemos decir de los gráficos de Solarix es que el juego cumple con su propósito. A pesar de contar con algunos diseños inspirados, generalmente recorreremos unos escenarios más propios de 2005 que de 2015, con una optimización cuanto menos extraña (se mueve genial en algunas zonas con bastante carga, y pega tirones en otras medio vacías) y unos efectos de luz descompensados. No son un obstáculo para disfrutar del juego, pero en un género como el terror la ambientación hace mucho, y pensamos que deberían haber sido más ambiciosos en lo visual.
Otro aspecto clave de los juegos de terror es el sonido. Aquí, las voces de doblaje (en inglés, como los textos) son el principal elemento a destacar, con buenas actuaciones que consiguen ser un punto a su favor a la hora de narrar la historia. El resto del tiempo nos encontramos con efectos de sonidos correctos, que a veces hasta se pierden por saturar al jugador. En lugar de jugar con romper el silencio más de una vez apuestan por el ruido, algo que acaba por disipar la tensión.
Una vez más, la ejecución se lleva por delante las buenas ideas
Por desgracia, plasmar una idea en algo jugable no siempre es fácil, y más de una vez la ejecución se ha llevado por delante un juego prometedor. Como ya adelantamos en las impresiones, Solarix tiene problemas que nos impiden recomendarlo abiertamente. Ahora mismo es una aventura correcta, con buenos momentos y que entretiene, pero con carencias que lo arrastran hasta un muy segundo plano en un género que ha dado tanto bueno en los últimos años.