Análisis de Satellite Reign (PC)
Si algo bueno tiene Kickstarter y las innumerables iniciativas que nacen a través de su red de micromecenazgo, es que se pueden dar rienda suelta a los deseos más postergados e irrealizables de la comunidad. Muchas veces, juegos que no gozan de éxito o que caen en el olvido por culpa del tiempo y la renovación de generaciones de jugadores que desean otro tipo de títulos, disfrutan de una segunda oportunidad gracias al citado micromecenazgo. Y a veces, en algunas de estas iniciativas comunitarias, nos encontramos con sucesores espirituales de videojuegos verdaderamente míticos, apoyados en última instancia por sus propios creadores. El caso de Wasteland 2 o el de este Satellite Reign, que nace auspiciado por Mike Diskett, uno de los padres de Syndicate Wars.
Futuro en negro
La presentación y el arranque de Satellite Reign, es inmejorable, aunque carece de sentido del espectáculo. El juego de 5 Lives Studios nos traslada a un futuro distópico, en el que la seguridad ha aumentado hasta niveles insostenibles en relación a la privacidad de los ciudadanos o consumidores, y en el que las enormes corporaciones -como Dracogenics o Res-Tech, dos de las citadas en la mitología del juego- se disputan ingentes cantidades de dinero e influencia política.
En un mundo en el que las clases dirigentes y pudientes viven con comodidad en las alturas y en lujosas mansiones en los cielos de una ciudad de neón, a nivel de suelo, se desata el caos día sí y día también entre bandas callejeras y las fuerzas de seguridad. Satellite Reign incorpora todos esos elementos que tanto amamos dentro de la ciencia ficción ciberpunk, con calles repletas de anuncios, suelos mojados y oscuros rincones. Su historia quizás no sea la mejor del mundo -es casi más un pretexto que un argumento sólido o real-, pero su ambientación es soberbia.
En el plano jugable, Satellite Reign es quizás, la mezcla más acertada de Syndicate y los XCOM de cuantas hemos visto en los últimos años. Satellite Reign es por tanto un título de acción táctica en tercera persona, con una perspectiva aérea -casi cenital, aunque podemos desplazar y hacer zoom a nuestro antojo- que nos concede cierta libertad estratégica a la hora de afrontar nuestros combates. Sus mecánicas están muy medidas e integradas dentro del desarrollo del juego, proporcionando una libertad de acción pocas veces vista en el género, algo que nos recordará irremediablemente al mítico Commandos de Pyro Studio.
Satellite Reign nos encomendará la dirección de un grupo de hasta cuatro integrantes o agentes distintos -clones a sueldo de una corporación rival a las citadas anteriormente-, cada uno con su propio tipo de arma y papel dentro de la escuadra, y como es habitual, con su árbol de habilidades que iremos desbloqueando en cuestión de experiencia y recompensa con cada combate en el que salgamos victoriosos -o con cada cajero automático pirateado-. De esta manera, tendremos soldados, agentes de apoyo, hackers o infiltradores.
Los soldados son la principal referencia en el combate y en los tiroteos, con gran capacidad de resistir el fuego enemigo, mientras que los segundos, los agentes de apoyo, ofrecen soporte desde la retaguardia, ayudándonos a protegernos y curarnos cuando sea necesario. Por su parte, los infiltradores, tienen la capacidad de disfrazarse y pasar inadvertidos, o incluso, si así lo necesitamos, Los hackers, como no podría ser de otra forma en un juego tanto futurista, serán capaces de piratear sistemas, utilizar drones o incluso de controlar a civiles y enemigos para sus propios fines -en lo que es todo un guiño al famoso Syndicate-.
A todo esto, hay que sumarla la adición del equipo, las armas y los implantes cibernéticos -al más puro estilo Deus Ex-, con lo que si amáis el personalizar hasta la extenuación vuestro conjunto de héroes en un juego de esta índole, caeréis en las redes de Satellite Reign a las primeras de cambio.
Como en otros juegos, la combinación entre soldados y papeles es vital de cara al éxito de nuestros trabajos, probablemente en mayor medida que en otros juegos del género, que dicho sea de paso goza de una mayor libertad de opciones. Al contrario que en otros títulos similares, en Satellite Reign tenemos una estructura abierta de encargos y misiones, que se distribuyen y localizan en un mapa urbano enorme. Es decir, no tendremos trabajos jerarquizados o niveles y ambientes delimitados en función de lo que tengamos que hacer. No. El jugador decide qué hacer, y de qué forma, desplazándose por un escenario gigantesco dividido en distritos, haciendo que su mecánica táctica se acerque por momentos al sandbox más asimilado y asentado en la industria del videojuego.
Es la integración de la libertad en el desarrollo de la partida, junto a las infinitas posibilidades de afrontar cada encuentro o encargo, lo que hacen den Satellite Reign algo tan refinado. Podemos atacar puestos fronterizos, instalaciones de la empresa rival para reducir su influencia comercial o política en la zona o a las diferentes patrullas que pulula por la urbe -algo que llega a suceder de forma aleatoria, para garantizar lo imprevisible de cada partida- de la manera en la que creamos más conveniente, usando dotes de infiltración, hackeando sistemas de seguridad o utilizando una táctica de guerrillas de cara al enemigo. El control sobre nuestra escuadra y el entorno es total, en parte gracias al sistema de control de bloque -nuestro grupo se comporta como un todo, al que podemos dar órdenes individualizadas según nos interese- y en parte, por su interfaz -la que usa Satellite Reign es correcta, con un inherente y agradecido aspecto retro, que aunque pueda parecer lo contrario, facilita las cosas en un simple vistazo-.
Satellite Reign además, ofrece una sensación plenamente satisfactoria en términos de éxito una vez realizada alguna maniobra compleja o superado algún encontronazo con nuestros rivales de corporación. Hay momentos realmente crudos, en los que un fallo o una directriz errónea, nos lleven al fracaso absoluto. Además, hay que sumarle algunos problemas puntuales de la propia inteligencia artificial, que ha llegado a vendernos en situaciones de vida o muerte, quedándose varado algún personaje contra un muro o sin terminar de entrar en una habitación por alguna misteriosa razón. Y esto, en un juego tan táctico y con tantos tiroteos, puede llegar a hastiar.
Técnicamente, hablamos de un juego sorprendente dentro de sus propias limitaciones en términos de presupuesto o ausencia de motor propietario. Satellite Reign construye su universo ciberpunk alrededor del motor Unity, uno de los más usados y extendidos en los últimos años y de un sistema de creación de partículas e iluminación conocido como Photom Workshop presentándonos un entorno ciertamente extenso, lleno de callejones, edificios, instalaciones y ambientes opresivos muy futuristas regados por la omnipresente lluvia y las luces de neón. Hay algunos escenarios muy inspirados -llenos de civiles, que recordemos, pululan siempre por ahí-, que nos harán pensar en películas como Blade Runner, ciertos pasajes de El Atlas de las Nubes e incluso la infravalorada, Johnny Mnemonic. La banda sonora por su parte, no ofrece demasiado, con poca presencia de temas o piezas musicales destacables, aunque el diseño de foley o efectos sonoros, son más que notables.
Para el análisis hemos utilizado una máquina ataviada con un i7 a 2,3 GHz, 8 GB de RAM DDR3 -1600 MHz- y una tarjeta gráfica NVIDIA GeForce GT 650M, algo que nos ha permitido jugar con los suficientes requisitos en alto como para no sentir problemas ni demasiados retardos ni problemas en el desarrollo del juego o la estabilidad general -quizás alguna bajada puntual de frames-. En ningún momento nos hemos encontrado con problemas técnicos en su versión distribuida a través de Steam, teniendo el juego los suficientes parámetros en relación a su configuración técnica para no quedarse fuera del grueso de equipos al restringir sus requisitos mínimos de forma severa. Satellite Reign se encuentra en completo inglés, tanto en texto como en audio -algo que debéis tener en cuenta en un título que usa muchísimo ambas características para ambientar su historia y su propia mecánica de juego-.
Conclusiones finales
Satellite Reign es un ejemplo más de la cantidad de herederos y secuelas espirituales de juegos de los ochenta y noventa que no gozaron de continuidad en adelante. Quizás no sea un título tan pulido como lo fue Wasteland 2, y puede que incluso los fanáticos del género táctico crean encontrar alternativas más sólidas a su propuesta estratégica futurista, pero funciona. Sirve como notable y sentido homenaje a la famosa saga Syndicate -no obstante está el creador de la secuela, Mike Diskett, detrás de todo esto-, y consigue, con evidente éxito, impregnar de personalidad propia a un desarrollo que ofrece unas cuotas de libertad de acción y posibilidades nunca vistas con anterioridad en el género. Un título más que recomendable.