Análisis de Rock of Ages (PC, PS3, Xbox 360)
Desde sus comienzos, el mercado de los juegos digitales se ha convertido en un campo de pruebas donde nos han llegado una gran cantidad de títulos con una calidad fuera de toda duda, unos apartados artísticos únicos y unas propuestas jugables completamente originales, innovadoras y fuera de lo común. Rock of Ages es un juego que busca entrar dentro de este particular Olimpo digital, pero por desgracia, sus grandes ideas se quedan a medio gas.
Rueda, aplasta y defiende tu fortaleza
La gran idea tras Rock of Ages es la de enfrentarnos a un oponente en una competición en la que tendremos que mandar rocas gigantes rodando por unas rampas gigantescas esquivando obstáculos y aplastando todo lo que veamos, para estrellarla contra las puertas de la fortaleza rival.
Cuanto menos daño haya sufrido en el camino y más velocidad haya obtenido en el momento del impacto, más daño hará.
Una vez nuestra roca haya llegado a su destino, tendremos que esperar un tiempo para que se construya una nueva y podamos lanzarla. En este lapso podremos invertir el dinero que hayamos ganado aplastando cosas en crear diversas unidades y estructuras con el fin de entorpecer el recorrido del contrario todo lo posible. Tendremos a nuestra disposición desde catapultas y torreones, hasta elefantes y vacas.
Esta idea, en un principio, además de simple resulta tremendamente fresca y divertida. Pero a la que hayamos echado un par de partidas, nos daremos cuenta de que no ha sido llevada a la práctica con todo el acierto que era deseable. El componente estratégico que se le ha intentado imprimir al título al darnos la posibilidad de crear obstáculos, cae rápidamente en lo anecdótico, ya que en ningún momento supondrán un problema ni una amenaza real. Esto se debe principalmente a que con nuestra roca podemos saltar, pudiendo sortear con suma facilidad casi todas las defensas del rival.
Esto, sumado al hecho de que en la mayoría de los duelos, por muy bien que lo hagamos, necesitaremos unos tres impactos de media contra la fortaleza rival para dejar a su líder desprotegido, acaba reduciendo la propuesta a simples carreras para ver quien llega antes. Por suerte, los circuitos son muy variados y suelen incluir elementos especiales que los distingue a unos de otros. Por ejemplo, uno de ellos está inundado y tendremos que dirigir la roca por los bordes para conseguir más velocidad, ya que las zonas con agua nos ralentizarán, mientras que en otros habrá un gigantesco cañón que nos ponga las cosas difíciles. Gracias a esto, la parte de ir rodando y llegar en el menor tiempo posible resulta divertida y variada, aunque no consigue terminar de disimular la constante sensación de monotonía general de su mecánica.
Entrando ya en lo que son los modos de juego en sí, por una parte tendremos el modo historia, donde encarnaremos a Sísifo, un astuto hombre de la mitología griega que fue castigado por los dioses a empujar una roca gigante por una ladera y a que esta se cayera hacia abajo siempre que estuviera a punto de llegar. En una de estas veces, se le ocurre la idea de usar esa misma roca para hacerla rodar hacia abajo directa hacia sus enemigos. Empezando en la Grecia clásica, iremos viajando por el mundo y por distintas eras de la historia enfrentándonos a todo tipo de personajes históricos, como el propio Leonardo da Vinci, u otros ficticios, como Plaga. Antes de cada nivel, se nos mostrará un breve vídeo cargado de humor que nos presentará a nuestro contrincante, generalmente parodiando algún videojuego o película.
A lo largo de nuestra travesía, el espíritu del arte cobrará forma y tendremos que enfrentarnos a gigantescos jefes finales. En estos enfrentamientos la mecánica cambia radicalmente, suponiendo un soplo de aire fresco muy necesario y que rompe con la tónica habitual. Así por ejemplo nos veremos las caras con un dragón al que deberemos golpear en el pecho o contra el David de Miguel Ángel, que ahora incorpora diversos cañones y al que tendremos que golpear en sus partes nobles para derrotarlo. Completar la historia nos llevará entre dos y tres horas, por lo que la duración del modo principal es bastante limitada, a pesar de que existen unas llaves escondidas por los escenarios que deberemos encontrar.
Otra opción que tenemos es la de jugar al modo Prueba de Tiempo, donde sólo tendremos que preocuparnos de recorrer los circuitos en el menor tiempo posible para batir las marcas que nos imponen y que, por lo general, suelen ser bastante exigentes en lo referente a conseguir la medalla de oro. Por último, también se nos da la posibilidad de enfrentarnos a otros jugadores, tanto de forma local como online.
Humor y arte a partes iguales
En lo que respecta al apartado artístico, no podemos más que elogiar el trabajo que han hecho los chicos de ACE Team al conseguir plasmar un aspecto visual único y lleno de encanto. Esto es algo que podremos apreciar desde el menú principal. Según la era en la que nos encontremos, el título intentará emular un estilo pictórico distinto correspondiente a ese periodo, con personajes animados de forma muy caricaturesca y que nos recordará enormemente al estilo usado por los Monty Phyton para las escenas animadas de sus películas y de su serie de televisión. Además, como ya hemos mencionado, el humor impregna toda la obra de forma muy fina y paródica, consiguiendo sacarnos una sonrisa constantemente.
En lo referente al sonido, nos encontramos diversos temas de música clásica que encajan perfectamente con el espíritu del juego. Su uso está especialmente bien llevado a cabo, variando de intensidad y velocidad según la situación, incluso de canción si así es necesario. Además, los efectos de sonido tampoco se quedan atrás, todos de ellos muy divertidos y en consonancia con el humor reinante en todos los apartados.
Conclusiones
Con Rock of Ages nos encontramos ante un juego que derrocha carisma y humor por todos lados, adornado todo ello por un apartado visual y artístico exquisito. Por otra parte, se arriesga ofreciendo un tipo de juego distinto a lo que estamos habituados y aportando nuevas ideas. Por desgracia, todo esto se queda a medio camino ante lo irrelevante de su factor estratégico, la monotonía de su sistema de juego y su breve duración. Aun así, se trata de una obra con momentos realmente hilarantes y con la que entretenernos y divertirnos de vez en cuando.