Análisis de Playerunknown's Battlegrounds (PC, Xbox One)
A principios de año, una pequeña compañía coreana llamada Bluehole lanzaba en la plataforma de acceso anticipado de Steam un título llamado PlayerUnknown's Battlegrounds, un juego que nacía con la esperanza de vender unos pocos cientos de miles de copias y que ha resultado ser el fenómeno del año entre los jugadores de PC, logrando superar los 30 millones de jugadores y batiendo todos los récords de jugadores simultáneos en Steam.
Hace unos días Bluehole lanzó la esperada versión 1.0 del juego, diciendo adiós al Acceso anticipado para convertirse, por fin, en un videojuego lanzado de forma oficial al mercado, añadiendo multitud de armas, mejoras y nuevas características durante sus últimos meses de desarrollo, pero… ¿realmente PUBG está preparado para salir del Acceso anticipado?
Las mejores sensaciones de un Battle Royale
A estas alturas, seguro que la mayoría de vosotros ya sabéis lo que es un título "Battle Royale" pero, por si acaso, vamos a repasar la fórmula básica de este tipo de títulos por si todavía queda alguien que no haya visto nada de este tipo de títulos.
En un juego de este estilo se nos lanza en una zona de un enorme mapa. Tras aterrizar, deberemos de buscar armas, armaduras, munición y otros elementos de nuestro equipo para tener material suficiente como para enfrentarnos al resto de los jugadores. La zona jugable se va haciendo cada vez más pequeña para favorecer el encuentro entre jugadores y, al final de la partida, gana el último en quedar en pie.
Dicho así, la fórmula puede parecer de lo más sencilla y está en manos de cada juego añadirle los ingredientes suficientes como para hacerla interesante, algo que PlayerUnknown's Battlegrounds (desde ahora PUBG) sabe hacer realmente bien gracias a un buen diseño de sus mapas y a que ha sabido realizar los ajustes jugables precisos para que estemos en tensión en todo momento.
Son las sensaciones, precisamente, la que hacen único a PUBG, manteniéndonos en todo momento alerta, a la espera de que pueda llegar el enemigo, pendientes de que se cierre la zona azul que delimita la parte jugable del mapa o de que pueda caernos encima uno de los proyectiles que caen en las zonas rojas, elegidas de forma aleatoria por la inteligencia artificial del juego que buscan, una vez más, mantener a los jugadores en movimiento evitando la presencia de camperos (algo imposible, por otro lado).
Esta tensión continua, este miedo y esta adrenalina disparada mientras jugamos consiguen un grado de adicción que difícilmente puede conseguir otro juego y, de hecho, logran hacer algo que muy pocos títulos o ninguno ha podido hacer hasta ahora: que la diversión de las partidas no dependa de la victoria, sino de las estratagemas o de las sensaciones que vamos sintiendo en nuestro camino por intentar conseguirla.
Además, todas estas sensaciones que el juego nos regala en solitario se multiplican cuando disfrutamos del título en grupo, coordinando asaltos a casas con nuestros amigos, buscando vengar al compañero caído o, simplemente, haciendo auténticas locuras gracias a todas las posibilidades que nos ofrece PUBG.
Dos mapas son más que suficientes
PUBG ha cambiado bastante desde su lanzamiento en marzo en la plataforma de Acceso anticipado de Steam, ofreciéndonos, en esta versión final, dos enormes mapas que son más que suficientes como para mantener la diversión de los jugadores durante meses y meses de juego.
El primero de estos mapas, Erangel, está basado en una isla y lleno de ríos, lagos, zonas boscosas, puentes, espacios abiertos y áreas tan emblemáticas como la escuela, la cárcel, la base militar situada en una isla o la central nuclear.
El segundo mapa ha salido junto a la versión 1.0 del juego y ha sido bautizado con el nombre de Miramar. Se trata de un terreno de juego muy diferente en el que predominan las ruinas, las ciudades destruidas, vehículos abandonados y muchos edificios que contrastan con algunas zonas realmente abiertas en las que seremos un blanco fácil para nuestros enemigos debido a la ausencia de vegetación.
Hay algunos que han criticado esta escasez de mapas pero, teniendo en cuenta su tamaño y la cantidad de zonas diferentes que cada uno de los dos nos ofrecen (como si cada una fuera un pequeño mapa dentro del mapa en sí), creemos que son más que suficientes para disfrutar de muchas horas de juego tras su lanzamiento, siempre y cuando Bluehole no se duerma en los laureles y no tarde más de medio año en traernos el siguiente mapa que, por cierto, ya está en desarrollo.
Armas, interfaz, killcam y otras mejoras interesantes en su versión final
Uno de los factores clave del éxito de PUBG es que su equipo de desarrollo ha sabido escuchar a la comunidad, arreglar fallos con rapidez y añadir nuevas características al juego para hacerlo todavía más atractivo para sus aficionados.
Una de las mejoras más evidentes la encontramos en el rendimiento, aún con ciertos problemas que mencionaremos más adelante pero a años luz de la primera y accidentada versión que llegó a nuestras manos cuando acababa de salir del Acceso anticipado.
También hemos podido comprobar como, justo antes del lanzamiento final del juego, Bluehole ha dado un importante lavado de cara a la interfaz añadiendo marcadores, cambiando algunas cajas de lugar e incorporando ciertas mejoras que la hacen mucho más cómoda, sencilla e intuitiva.
El elenco de armas y de vehículos también ha ido aumentando a medida que han pasado los meses de desarrollo teniendo incluso exclusividad en algunos mapas, como la escopeta recortada del desierto, por poner un ejemplo.
Otros añadidos interesantes han sido la Killcam, que nos permite ver desde la cámara del enemigo cómo nos ha matado, la opción de replay que guarda automáticamente toda nuestra partida para que podamos verla al completo más adelante o una herramienta que Bluehole ha desarrollado junto a NVIDIA, que nos permite guardar de forma automática los vídeos de todas las bajas que hacemos durante la partida.
Los deberes pendientes de PlayerUnknown's Battlegrounds
Sensaciones prácticamente inigualables en cada partida, mejoras desde su llegada al Acceso anticipado hasta su lanzamiento final y diversión por doquier, son argumentos con los que podemos defender a PUBG como uno de los mejores juegos del 2017.
Pero, como todo título, este "Battle Royale" también tiene sus fallos, sus deberes pendientes que debe de mejorar si en un futuro, tanto a corto como a largo plazo, quiere seguir siendo un referente en el ámbito de los juegos multijugador.
El mayor problema que sigue teniendo PUBG es el del molesto lag que vivimos al inicio de la mayoría de las partidas. Bluehole parece que no ha dado aún con la tecla del netcode del juego y, cuando aún quedan más de 80 jugadores en la partida suelen notarse tirones o ralentizaciones que, por suerte, no duran demasiado tiempo.
Este lag, estos tirones o problemas de rendimiento, también aparecen en ocasiones en momentos aleatorios de la partida, sobre todo en Miramar, el mapa desértico, que parece que aún no ha ajustado demasiado bien sus servidores y que probablemente ha abandonado demasiado rápido su fase beta para que Bluehole pudiera cumplir su promesa de lanzarlo con la versión 1.0.
En lo técnico, tal y como os dijimos hace unas líneas el salto en rendimiento ha sido grande, mejorando una barbaridad desde sus primeras versiones, pero aún arrastra algunos bugs de audio y algunas caídas un tanto extrañas de frames que tienen que ajustar mejor.
Por último nos encontramos con el nuevo sistema de escalada y todas sus animaciones, que han supuesto un salto enorme a nivel jugable en el título de Bluehole haciendo replantearnos muchas estrategias, pero que aún tienen que ponerse a punto ya que, en ocasiones, nuestro alter ego virtual no detecta bien la superficie que queremos escalar, quedándose peligrosamente parado.
Cajas, sí, pero sólo con elementos estéticos
Antes de cerrar el análisis creemos que, con la polémica que se ha generado últimamente con las loot boxes, es necesario hablar sobre el uso de las mismas en el juego.
PUBG nos ofrece cajas de recompensas que podemos adquirir o bien canjeando puntos que ganamos durante nuestras partidas (siendo bastante fáciles de conseguir) o con dinero real a través del mercado de Steam.
Estas cajas pueden abrirse de forma completamente gratuita y en su interior encontraremos camisetas, máscaras, pantalones, guantes, botas, chaquetas u otros elementos estéticos para el juego que, en ningún caso, dan ventaja alguna en el transcurso de nuestras partidas.
De manera excepcional Bluehole lanzó en agosto unas cajas especiales de la Gamescom, que podíamos adquirir por el método tradicional pero que debíamos de pagar dinero real para abrirlas. Este dinero iba destinado a engrosar el premio del primer gran torneo de esports de PUBG y a causas benéficas y el contenido de las cajas, una vez más, era meramente estético.
Conclusión: El futuro del videojuego con sensaciones únicas y fallos que hay que pulir
PUBG está llamado a ser un juego similar a lo que fue League of Legends para los MOBA o Counter-Strike: Global Offensive para los juegos competitivos de disparos en PC.
Nos encontramos ante un título que ha asentado las bases de un nuevo género, combinando una atractiva mezcla en la que nuestros instintos de supervivencia más primarios sacuden nuestra cabeza mientras jugamos, creándonos sensaciones de tensión o euforia y brindándonos chutes de adrenalina que difícilmente podemos encontrar en otros juegos.
Estamos ante un título realmente adictivo que ha conseguido que ganar no sea la parte más divertida del juego, haciéndonos disfrutar en cada partida de todo lo que hacemos para intentar alzarnos con la victoria, aunque sepamos que, lo más probable, es que acabemos cayendo en algún momento bajo el fuego enemigo.
Eso sí, pese a que no tenemos dudas de que PUBG es y será uno de los juegos más destacados de los próximos meses y de que le queda mucha vida por delante, también creemos que debe de mejorar ciertos aspectos, sobre todo a nivel de rendimiento tanto en cuestiones de conexión como a nivel gráfico o de sonido que, por ahora, alejan al juego de una excelencia que está destinado a alcanzar tarde o temprano.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado Bluehole.