Análisis de Overwatch (PC)
Dieciocho años y un proyecto fallido han sido necesarios para que Blizzard por fin diera con la tecla a la hora de crear un juego basado en un nuevo universo que no tuviera nada que ver con sus sagas más legendarias, como Diablo, Starcraft o Warcraft, pero tal y como se suele decir, la espera ha merecido mucho la pena. Overwatch no solo supone el estreno de un mundo y personajes creados para la ocasión, sino también el debut de la compañía californiana en un campo con el que no se habían atrevido hasta ahora como es el de la acción multijugador en primera persona. ¿El resultado? Uno de los nuevos referentes del género.
El mundo necesita héroes
Como acabamos de comentar, estamos ante un shooter con cámara en primera persona centrado única y exclusivamente en el multijugador. Es decir, si buscáis una campaña y modos con los que explotar el título en solitario, lo mejor será que miréis otras opciones porque aquí no encontraréis nada de eso. No se descarta que se introduzca algo similar en el futuro, pero de momento no es algo en lo que se esté trabajando y desde luego estaría muy lejos de convertirse en su reclamo principal.
Sin embargo, lo nuevo de Blizzard está muy lejos de ser "uno más" dentro de su género, ya que el estudio ha sabido darle una interesante vuelta de tuerca para crear algo distinto y con personalidad que divierte como pocos. Para empezar, aquí no controlaremos a un personaje anónimo, sino a una serie de héroes con su propia personalidad, habilidades, armas, posibilidades jugables y características únicas.
Son todos tan diferentes entre sí que pasar de uno a otro es casi como cambiar de juego, ya que lo único que pueden tener en común es el rol que cumplen en la batalla (apoyo, ataque, defensa y tanque). Tan pronto nos encontraremos con un personaje capaz de volar y disparar cohetes desde el aire que otro que se dedica a teletransportarse por el escenario a toda velocidad y a rebobinar su propio tiempo, por mencionar solo dos ejemplos de la enorme diversidad que nos ofrece la plantilla de combatientes.
De hecho, aquí nos encontramos con la mayor fortaleza de todo el título. Todos los héroes cuentan con un gran diseño, resultan tremendamente carismáticos, son divertidísimos de jugar y ofrecen una variedad tan grande de estilos de juego que raro será que no encontremos varios que se adapten a nuestras preferencias.
Además, resulta muy fácil aprender a controlarlos y en apenas unos minutos de prueba con cualquiera de ellos seremos muy conscientes de todas sus posibilidades, aunque claro, esto no significa que el producto carezca de profundidad, más bien al contrario. Hay multitud de técnicas y "trucos" avanzados que aprenderemos con la práctica para sacarles todo el partido posible, muchos de ellos para realizar en combinación con otros personajes, en escenarios concretos y en situaciones determinadas.
Por lo general, el plantel está lo suficientemente bien equilibrado como para que todos tengan algo que aportar a la partida y no haya ninguno que se sienta como "inútil", aunque no se libra de algún que otro desajuste con personajes que pueden dar más problemas de lo normal con ciertas configuraciones de equipo (por ejemplo, Bastion en defensa con un Reinhardt que se encargue de protegerlo con su escudo puede darnos muchos dolores de cabeza).
De todos modos, algo que os tiene que quedar claro es que se trata de un juego de equipo. Aquí es mucho más importante una buena estrategia de grupo con héroes que se complementen bien entre ellos que ser muy hábiles apuntando y disparando, ya que este no es el típico shooter en el que puedes ir por libre y cargarte a todo el bando contrario una y otra vez sin que te toquen. Hay personajes que con sus habilidades definitivas pueden barrer a todos los rivales de un plumazo si están más o menos juntos, aunque estas son cosas que podréis hacer muy pocas veces por partida, y si los contrarios están avispados serán capaces de contrarrestaros fácilmente.
Para darle todavía más profundidad y personalidad a esta nueva propuesta, Blizzard ha implementado la posibilidad de que podamos cambiar de personaje durante una misma partida siempre que muramos o estemos en nuestra base, una mecánica que se convierte en algo fundamental de cara a la consecución de la victoria, ya que haciendo esto podremos adaptarnos constantemente a lo que ocurra durante cada batalla. Por ejemplo, si nos están machacando, quizás cambiar de personaje para buscar la forma de contrarrestar la táctica de nuestros rivales nos permita romper el bloqueo y volver a meternos en la partida.
Con esto nos invitan a que siempre estemos probando héroes y buscando la forma de dominarlos, de modo que mientras más versátiles seamos, mejores jugadores seremos. Evidentemente, acabaréis teniendo vuestros favoritos y tenderéis a seleccionarlos con mayor frecuencia, pero saber cuándo conviene utilizarlos y cuándo no en favor de otro que pueda resultaros más útil (aunque no os guste tanto) para cumplir un objetivo concreto será algo que os tocará aprender cuanto antes si queréis mejorar.
En lo que se refiere a modos y mapas de juego, decir que ambos están estrechamente relacionados, ya que dependiendo del escenario que nos toque (a menos que juguemos partidas personalizadas, esto no lo podremos escoger a la hora de buscar en el sistema de emparejamiento) tendremos unos objetivos u otros. Estos son principalmente cuatro distintos: conquistar una base y mantenerla, conquistar dos bases, escoltar una carga o conquistar una base y escoltar un cargamento acto seguido.
El primer tipo de mapa que hemos mencionado enfrenta a ambos equipos al mejor de tres rondas (es decir, se gana obteniendo la victoria en dos de ellas), mientras que los otros modos dividen a ambos bandos en Ataque y Defensa, siendo los primeros los que tienen que cumplir los objetivos dentro del tiempo límite y los segundos los que tienen que impedirlo.
Como veis, no hay mucha variedad de tipos de partida (solo hay tres mapas para cada variante, lo que da un total de 12), por lo que no estamos ante un juego que nos llegue especialmente sobrado de contenidos en su lanzamiento, aunque los escenarios están tan genialmente diseñados (hay multitud de recovecos y posiciones que aprender a aprovechar y utilizar con cada personaje) y el desarrollo de las partidas resulta tan diferente y variado de una a otra (podemos jugar perfectamente 20 enfrentamientos en un mismo escenario y que ninguno tenga nada que ver con el otro).
Por supuesto, esto no quita que venga algo justo, aunque resulta suficiente como para no aburrir en una buena temporada y seguir picándonos para que nos echemos "una partida más". Mucho más grave nos parece la ausencia de un Modo Competitivo que nos anime y motive a jugar para subir en los marcadores online e intentar llegar a la división más alta que nos sea posible, algo que nos parece esencial e imprescindible para un título de estas características. Por suerte, el estreno de esta modalidad es la actual prioridad del estudio y se espera que nos llegue a finales de junio de forma totalmente gratuita, al igual que todos los contenidos adicionales que se vayan añadiendo a posteriori.
Por otra parte, el título cuenta con un sistema de progresión para recompensar nuestra constancia y dedicación con objetos puramente estéticos y decorativos que no afectan en nada al juego en sí. Es decir, por más que juguéis, la única forma que tendréis de mejorar y obtener ventaja frente a vuestros rivales será a través de la práctica y el aprendizaje, ya que aquí no os van a dar nuevas armas, poderes o potenciadores que os permitan desequilibrar una batalla a vuestro favor.
Su funcionamiento es muy sencillo: jugando partidas obtendréis experiencia con la que podréis subir de nivel. Cada nivel que obtengáis os otorgará una caja con varios tesoros aleatorios en su interior, que pueden ser trajes y apariencias, frases, gestos, poses de victoria, animaciones para cuando hagamos la "Jugada de la partida", etcétera. Aquí también os pueden salir varias monedas de oro, y si os toca un objeto repetido, este se canjeará automáticamente por dinero que podréis utilizar para desbloquear las cosas que queráis seleccionándolas a dedo.
Esta aleatoriedad más propia de un juego gratuito que uno de pago como el que tenemos entre manos es algo que no nos ha terminado de convencer del todo, especialmente porque la única forma de obtener cajas jugando es subiendo de nivel, algo que puede llevarnos una buena cantidad de partidas a poco que alcancemos el nivel 20 (y cada vez cuesta más), de modo que si tenemos mala suerte podríamos tardar más de la cuenta en conseguir las cosas que realmente nos gustaría tener.
Por ello, no estaría de más que Blizzard incluyera misiones diarias (por cierto, la primera partida de cada día nos da experiencia extra), semanales o métodos alternativos para conseguir oro (por ejemplo, que cada partida nos dé unas pocas monedas) para hacer algo más ágil el ritmo de desbloqueo, aunque no tenemos que olvidar que todo lo que obtendremos serán recompensas meramente estéticas (muy chulas, eso sí), por lo que esto al final acaba resultando más como un extra que no afecta a la calidad del conjunto.
Gráficamente estamos ante un juego muy bien resuelto y optimizado, que sin despuntar en ningún momento con un apartado técnico que ponga a prueba los equipos más potentes (las texturas, animaciones y efectos son muy buenos, pero no sobresalientes) consigue dejarnos para el recuerdo una experiencia visual de primer nivel gracias a su espectacular apartado artístico. El diseño de los personajes es una genialidad, el estilo cartoon tan propio de las películas Pixar del que hace gala nos ha conquistado (aunque con el toque "Blizzard" siempre presente) y los escenarios cuentan con una gigantesca cantidad de detalles que nos invitarán constantemente a que nos paremos para poderlos contemplar como se merecen, algo que os recomendamos evitar si queréis ganar.
Aunque la versión de PC es la que hemos utilizado para realizar este análisis, también hemos tenido la ocasión de echarle un vistazo a la de consolas, muy digna y competente, tal y como se esperaría de un producto de la compañía. Las texturas son bastante peores en PS4 y Xbox One, especialmente las de los personajes, la resolución es de 1080p dinámicos (baja cuando se juntan muchos elementos en pantalla) y se notan algunos dientes de sierra que en un buen PC no veréis, así como ciertos efectos que no tienen tan buen nivel, aunque estas son cosas que casi no notaréis a menos que estéis muy acostumbrados a jugar en compatibles. Lo realmente importante es que el control se adapta de maravilla a los mandos (seguimos prefiriendo teclado y ratón, pero no se podría haber hecho mejor la transición al pad) y que se mueve a 60 imágenes por segundo de forma constante, dos cosas que nos parecen imprescindibles para disfrutar de Overwatch en condiciones.
Finalmente, tenemos que destacar el apabullante apartado sonoro del que hace gala el juego. La banda sonora casi no está presente, aunque sus temas son de mucha calidad (llevamos meses escuchando la melodía de victoria y todavía no nos cansamos de ella), pero a nivel de efectos pocos títulos pueden atreverse a rivalizar con la nueva obra del estudio californiano, no tanto por lo bien que suenan y lo variados que son (que también) como por la gigantesca cantidad de información que nos dan sobre lo que ocurre durante la partida.
Con un buen equipo de sonido envolvente (o unos auriculares que permitan este tipo de tecnología) seremos capaces de saber todo lo que ocurre a nuestro alrededor simplemente prestando atención a nuestros oídos. Por ejemplo, cada personaje hace un ruido distinto al andar, por lo que no solo seremos capaces de detectar que en el piso de arriba del edificio en el que estamos hay uno o varios enemigos, sino también de identificar quiénes son para adaptar nuestra estrategia a ello. Es más, el propio sonido de las habilidades o de las armas, también nos darán una valiosa información que no siempre nos facilitarán nuestros ojos, convirtiéndose en uno de los apartados más importantes y cuidados de todo el conjunto. Una auténtica pasada.
El doblaje español también nos ha parecido de lo mejor que hemos escuchado en los últimos años, con unas interpretaciones de primer nivel y una selección de voces y actores acertadísima. No es del todo perfecto, ya que por el camino se han perdido acentos e incluso frases en otros idiomas (Hanzo y Genji dicen el nombre de sus habilidades definitivas en japonés en la versión original inglesa, mientras que en España dicen frases en nuestro idioma que no quedan tan bien), pero se trata de un apartado al que no podemos achacarle casi nada.
Conclusiones
Overwatch no solo ha venido para quedarse y triunfar durante muchos años: ha llegado para convertirse en uno de los nuevos referentes de la acción en primera persona y en otro de los grandes éxitos de Blizzard. Rápido, frenético, profundo, variado, accesible, bien diseñado, repleto de posibilidades y con una plantilla de personajes que ya cuenta en su haber con algunos de los personajes más carismáticos jamás diseñados para un videojuego.
Se trata de un título tan bueno que es capaz de convencer incluso a aquellos a los que el género nunca les ha llamado demasiado la atención y cuyo principal problema (una cantidad de contenidos algo justa de salida) se solucionará en el futuro a base de actualizaciones gratuitas a poco que la compañía cumpla con su palabra de dar soporte continuo a su nueva creación. Sin duda, uno de los grandes del año.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga de la versión final de PC que nos han proporcionado Blizzard.