Análisis de Dragon Age II (PC, Xbox 360, PS3)

El juego de rol que definió una década vuelve a nosotros adaptado y reformado en una segunda parte que no dejará indiferente a nadie.
Dragon Age II
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8.9
SONIDO
9.1
NOTA
9.1
DIVERSIÓN
9
JUGABILIDAD
9.1
Análisis de versiones PC, Xbox 360 y PS3.

El mundo de los videojuegos necesita historias importantes cada cierto tiempo, herederas de fórmulas del pasado que los jugadores veneran como perfectas e ideales para ciertos géneros. Es difícil ver como una saga se mantiene en la cresta de la ola, contentando a propios y extraños con sus redes y encantos técnicos. Cuando en su día, se lanzó Baldur´s Gate, muchos exclamaron a los cuatro vientos la llegada del juego de rol occidental perfecto. Una dulce combinación de acción rápida y complejidad jugable que encandiló a millones de jugadores por todo el globo, y encumbró el nombre de la franquicia a cuotas inimaginables por aquél entonces. Baldur´s Gate era un juego casi perfecto, lleno de detalles y mimo por todos y cada uno de sus píxeles.

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Era una carta de presentación, un auténtico credencial de que el género rolero podría contar con títulos de tamaño y peso para los jugadores de cualquier ámbito que así lo reclamasen. No solo los más avezados y aficionados a los títulos de espada y brujería se vieron alentados por los placeres de aquél videojuego, muchos que desconocían juegos parecidos anteriores, se vieron arrastrados ante aquella propuesta tan definida y trabajada. Era uno de esos juegos, que había que probar sí o sí.

Los encargados de aquella aventura, fueron los chicos de Bioware, una empresa que por aquél entonces era muy pequeña, y que llegó a ser lo que hoy es, por su constancia y trabajo alrededor de grandes títulos y mejores ideas. Siempre se ha caracterizado por ser un estudio capaz de leer los intereses del mercado y su público. Han sabido interpretar las tímidas (o evidentes, según que casos) señales de la industria, para saber orientar a sus juegos y franquicias según quieran. La mayoría de las veces acertaron, consiguiendo tener en sus manos dos de las sagas más queridas de la actualidad, Mass Effect y la presente Dragon Age, con las que han destrozado marcadores en revistas y webs de medio mundo, y arrasado en ventas con millonarios beneficios para sus distribuidores (y para ellos mismos, claro está).

Y es que supieron cómo y cuándo lanzar su videojuego. Dragon Age llegó en una época donde el género del rol, parecía estancado. Los estudios japoneses se han acomodado en la presente generación de consolas, y su ritmo de lanzamiento de juegos de rol ha disminuido considerablemente. Sus franquicias se asfixian en clichés del pasado, que si bien en un futuro funcionaron, ahora parecen tristes mecanismos antiguos y fuera de tiempo, que no logran encandilar a todos los jugadores posibles, y que lastran enormemente la imagen de sus compañías. Bioware supo interpretar una vez más lo que el jugador medio pedía, y actualizó con toda las de la ley, aquella fórmula que hacía cerca de diez años le funcionó en su día: la base jugable de Baldur´s Gate. Dragon Age heredó gran parte del sistema y el leitmotiv jugable de aquél título, y lo porteó a los placeres y bondades de la nueva generación. Todo el mundo quedó absolutamente maravillado con los resultados de un juego de rol completo, lleno de buenas ideas y con mucha ambición. Dragon Age, funcionó. Su historia, madura y compleja y su rico sistema de juego, fueron argumentos de peso para demostrar a todo el mundo la llegada de un nuevo rey del género.

La segunda parte, con semejantes resultados, era poco menos que inevitable. Ya fuese por la presión de las publicadoras y las grandes distribuidoras o del mismo afán de perfección y refinamiento de Bioware, todos sabíamos, que tras la avalancha de contenidos descargables del primer juego, llegaría un hipotético Dragon Age II. Y aquí lo tenemos. Entre nosotros. Los resultados son iguales, o mejores, que los vistos en el primer título, pero hay que ser sinceros y directos: Dragon Age II es un juego que no dejará indiferente a nadie. La polémica, está servida.

La fantasía heroica se hace mayor: la historia de Dragon Age II

Dragon Age trajo consigo un enorme mundo completamente nuevo, lleno de matices complejos y con una mitología realmente interesante (algo bastante difícil de ver en las creaciones que envuelven el mundo de los videojuegos). La historia y el argumento de Dragon Age II, tomará lugar en el mismo gran continente de Thedas (concretamente, empezaremos desde Lothering), escenario del primero juego de la saga, aunque nos llevará por diferentes derroteros. Es decir, la historia de este capítulo de la franquicia será completamente independiente del primer juego (aunque las referencias y lugares comunes y personajes aparecerán a lo largo del título). Dicha decisión, en principio un tanto controvertida, se desvelará como algo necesario y absolutamente primordial para dotar de personalidad a un guión que brilla por luz propia con respecto a otros apartados del juego. El punto de partida es claro: encarnaremos el papel de Hawke, un curtido y peligroso guerrero que ha conseguido sobrevivir a la peligrosa enfermedad que diezmó el mundo en su día, conocida como La Plaga.

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El argumento de Dragon Age II se narrará en forma de flashbacks, contados e interpretados por el enano Varric, que se encuentra preso y cautivo en las dependencias de los miembros de la Capilla. Varric, será entonces interrogado (por un reconocido personaje para los amantes de la saga), y contará las aventuras del guerrero que cambió la faz de Thedas, un simple vagabundo que tuvo que huir de la enfermedad, y con el paso del tiempo, se convirtió en la leyenda y mito que es actualmente. El conocido como "campeón de Kirkwall", es el núcleo de una conversación que nos brindará diversos temas secundarios en la trama (y muy presentes en el mundo de Dragon Age como piezas recurrentes), como el miedo al dominio absoluto de las personas que controlan los oscuros designios de la magia y la hechicería con respecto a sus semejantes mortales o las subtramas políticas de un mundo decadente y rodeado de peligros que escapan a las compresiones y el entendimiento de los humanos.

Dragon Age II es un juego mucho más maduro que se predecesor, más siniestro y complejo en cuanto a argumento, con varios toques y giros de guión que merecen ser descubiertos por las decisiones del jugador. Jamás habíamos visto algo así en un juego rol. Es arriesgado decirlo, pero Bioware puede estar muy contenta con el trabajo realizado con el trasfondo del rico universo creado para su franquicia de juegos de rol, que rivaliza en niveles de épica y gesta, a lo visto en otra de sus reputadas sagas, Mass Effect, con la que en esta segunda entrega, empieza a guardar varios parecidos que presumiblemente, no serán del agrado de todos. Lo que está claro, es que Bioware ha tomado el punto narrativo exacto para su franquicia de espada y brujería. Y vaya tono.

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Dragon Age II es la versión medieval de Mass Effect 2 en muchísimos aspectos. En la primera entrega de la saga de juegos de rol, al comenzar nuestro periplo, podíamos escoger un personaje creado desde la nada por el jugador. Elegíamos raza, un pequeño trasfondo, parámetros físicos y clase. Teníamos libertad para definir aquello que nos agradaba más, escogiendo entre varios aspectos a la hora de crear nuestro avatar virtual en la aventura. En Dragon Age II la cosa ha cambiado hacia un editor mucho más cerrado y limitado (debido en parte, a la historia prefijada por la aventura principal), y apenas podemos escoger varios rasgos físicos (aparte de la clase que prefiramos, mago, guerrero y pícaro).

Aun así, no podemos negar que la decisión de coartar en cierta manera las opciones del jugador en la creación del personaje, logran una mayor identificación e implicación del usuario en la historia, que se sentirá parte de una aventura (excelentemente narrada) con la que muy pocos juegos pueden aspirar en la actual generación de consolas. Si a eso le sumamos la posibilidad de poder tomar decisiones de una manera profunda y meditada (cada paso que demos en una dirección con respecto a nuestros actos se quedará grabado en el mundo que conocemos, así como en los personajes que nos rodean y lo habita), tenemos una de las combinaciones más completas a nivel de ambientación y argumento de la historia de los videojuegos. Acción y reacción. Sin duda, el punto más maravilloso de todo el juego.

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Un sistema de juego revisado y apto para todos los públicos

La polémica con respecto al núcleo jugable del título, así como a sus opciones, ha rodeado a Dragon Age II desde sus inicios. No han sido poco los críticos y los usuarios que se han abalanzado sobre el juego mucho antes de su lanzamiento, comentando la decisión de Bioware de simplificar el estilo de juego de Dragon Age II para su adaptación multiplataforma en consolas. Creemos que no es de recibo el bombardeo crítico que ha estado recibiendo el juego en dicho aspecto, y conviene matizar algunas cosas. La primera de ellas, y que hay que dejar clara, es que la versión de compatibles (PC) no ha sufrido recorte alguno en la jugabilidad por culpa de las consolas (otra cosa es que se hayan cancelado los planes y el soporte de modificación por los usuarios de la comunidad).

El título sigue siendo igual de completo y manejable como la anterior entrega, conservando características (perdiendo algunas en detrimento de otras nuevas) y cimentando el estilo jugable que definió en su día. De hecho, Bioware tomó una decisión más que correcta al principio del desarrollo de Dragon Age II, que creemos, que a la larga, ha beneficiado bastante a la versión de PC: dos desarrollos paralelos. Consolas, y PC. Así, cada plataforma recibe la adaptación correcta del juego, conservando todas las opciones en las versiones disponibles, pero permitiendo al PC conservar algunas características (como la famosa cámara táctica libre) que no son comunes para el público (y el gusto) habitual de las consolas de sobremesa. Así pues, aunque el estilo de combate es más directo y rápido, no hay prueba alguna de que la versión de PC se vea resentida por culpa de las consolas. Es el mismo juego, el mismo ADN. Un ADN que ha mutado en ciertos aspectos para ofrecer una versión conocida, aunque ligeramente distinta, del mismo juego que asombró en su momento.

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En PC, por ejemplo, seguiremos manteniendo la combinación clásica del ratón y el teclado (con nuestros atajos repartidos por las teclas que queramos), una auténtica pareja casi imposible de abatir en juegos de la presente índole. En PC tenemos la opción del auto-ataque simple activado por defecto, con la posibilidad de escoger que habilidades especiales y ataques más fuertes, y usarlas cuando queramos o creamos oportuno. La posibilidad de manejar la cámara libremente por los entornos del juego cuando nos veamos en pleno combate, si bien ya aparecía en el primer juego (aunque en aquél era más una cámara aérea que una cámara absolutamente libre), es toda un ayuda en los momentos más críticos, cuando nos vemos rodeados de enemigos y tenemos que plantear con cabeza fría una táctica valiéndonos de varios elementos del entorno (así como de nuestros personajes y habilidades). Quizás sea la diferencia más evidente entre ambas adaptaciones, y la que consigue que la versión de PC parezca jugablemente "más completa" que su homóloga.

En la versión de consolas, por ejemplo, Bioware ha "sondeado" los comentarios de la comunidad jugona y ha decidido simplificar el control (así como eliminar la cámara libre o cámara táctica), aunque creemos que la palabra simplificar no es excesivamente correcta. Simplemente, se ha buscado la forma más correcta de traspasar la experiencia a los mandos de una consola de sobremesa. Ahora los ataques se corresponden a una serie de pulsaciones de botones concretas, como si de un juego de acción se tratase.

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Es decir, cada ataque tiene vinculado un botón del mando, que pueden ser combinados para hacer golpes más efectivos, y que a la vez, pueden ser enlazados con las habilidades especiales que tenga equipadas el jugador. Eso, hablando de nuestro protagonista principal, pero como bien sabéis, en Dragon Age II nos acompañarán una serie de personajes conforme vayamos avanzando en el juego, a los que podemos dar órdenes y personalizar rutinas de ataque.

El sistema de combate visto en la primera entrega, Dragon Age Origins, era un traslado a la fórmula "old school" de los juegos de rol con componentes de acción, los action RPG, pero llevada al extremo táctico (si así lo queríamos). En cualquier momento, podíamos parar la acción, elaborar nuestra estrategia y atacar conforme a los comandos que habíamos introducido previamente. En resumidas cuentas, un juego rolero de toma y daca con grandes tintes estratégicos. En Dragon Age II (como hemos dicho previamente), volvemos a tener dicho componente táctico, pero de una manera más definida y divertida, convirtiendo el juego en algo más dinámico, atrevido, rápido, y porqué no decirlo, "accesible".

Los combates han mutado en situaciones más divertidas y rápidas, con un ritmo realmente frenético en ciertas partes y momentos. Las situaciones complicadas y tácticas se podrán dar, está claro, pero todo dependerá del nivel de dificultad elegido y de la pericia de nuestros compañeros de grupo. La IA de nuestros compañeros de aventura es bastante buena, sobre todo gracias al complejo plantel de opciones y acciones que tienen en su haber. Aun así, podemos escoger en cualquier momento el control sobre ellos, para así evitar desastrosos imprevistos. Pero no hay que preocuparse (al menos en exceso): las rutinas de ataque de nuestros colegas de armaduras son más que aceptables.

Para que os hagáis una ligera idea, podemos decir sin lugar a dudas, que el sistema empleado por Dragon Age II es igual o superior al visto en títulos como Final Fantasy XII (la aparición de los gambits en la penúltima entra monojugador de Square fueron de lo más alabado por prensa y público) o la primera entrega de la franquicia de Bioware. Eso sí, como pequeña decepción, y quizás punto negro al respecto, debemos decir que si bien podemos controlar su evolución, su equipamiento estará terriblemente limitado con respecto al protagonista.

Nuestros colegas en el mundo de Thedas se vuelven a desvelar como elementos importantísimos en el juego en sí, más y cuando, nos centremos en los combates y en el argumento. Las relaciones entre ellos (y con respecto a nosotros), estarán bien definidas, y darán un toque de realismo a los largos paseos por el mundo en busca de aventuras. Se reirán, se enfadarán, nos darán consejos...Todos tendrán su pequeño papel en la historia de Hawke, así como su peso e importancia en la decisiones que éste tome a lo largo de su recorrido personal hacia la conquista de la fama. Con el paso del tiempo de juego, nos daremos cuenta que algunos de ellos, incluso llegan a ser verdaderos "hermanos de camada" (nuestra hermana o hermano aparecerá en cierto momento del juego, y corresponderá a ciertos elementos y condiciones argumentales que nos desvelaremos).

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Y es que, uno de los avances de Dragon Age II con respecto a su primera entrega, es la renovada interfaz conversacional. El sistema de diálogos hace gala de un menú radial idéntico a lo visto en juegos como Mass Effect, que ayuda a la hora de captar las emociones y las reacciones de nuestro personaje y sus interlocutores. Ahora, escogeremos representaciones e iconos durante las conversaciones, evitando los toscos menús de opciones y frases prefijadas que tanto dañaban al original. Todo un avance, que si funcionaba en la saga de títulos galácticos de Bioware, también lo hace aquí.

El sistema de clases, sigue establecido en las tres principales que todos conocemos por el primer título: guerrero, pícaro y mago. El mago, es un personaje con un inmenso poder, capaz de convoca fuerzas de la naturaleza poco o nada comprensibles para los simples mortales, y que pueden derivar en peligrosas situaciones dado el carácter oscuro de la hechicería en el mundo de Dragon Age. El pícaro, por su parte, es un personaje rápido y sigiloso, con especial predilección por los ataques cortos y certeros. Por último, el guerrero, basa su estilo de lucha en el combate cuero a cuerpo, apoyándose en una resistencia física mayor de la habitual. Todos los personajes de Dragon Age II giran alrededor de dichas clases.

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Desde nuestro personaje principal, a nuestros compañeros, todos están definidos entorno a ellas. Aun así, la mejora y la evolución (plasmada en forma de árbol o esquema), puede llegar a tener lugares comunes entre ellas, con lo cuál, si sabemos invertir bien los puntos y la experiencia obtenida, podemos llegar a perfeccionar al máximo.

El avance y la evolución de nuestro personaje en Dragon Age II, estará establecido en función de tres parámetros importantes: Atributos, Aptitudes y Resistencias. Los Atributos y las Aptitudes serán características comunes, que variarán según el personaje elegido (Voluntad, Fuerza, Destreza, Magia, Constitución o Astucia), y su clase. Por ejemplo, si elegimos ser un mago, tendremos diferentes disciplinas en las que invertir nuestros puntos de aptitud, que si por el contrario, elegimos ser un guerrero. La forma de evolucionar y mejorar habilidades es idéntica, pero el camino y las posibilidades, diferentes (no hace falta decir, que las habilidades especiales o destrezas de un mago, no tienen nada que ver con las de un pícaro o un guerrero).

Dragon Age II toma prestadas muchas de las características vistas en su primera entrega. Es algo indudable. Están presentes, y son bastante notorias como para evidenciarlas. Desde la estructura del juego (con misiones y recompensas bien definidas) al equipamiento (que hereda muchos elementos del original). Pero a su vez, introduce ciertos cambios en dicho sistema, que convierten al juego en un paso adelante dentro del género. La estrategia y la táctica siguen presentes (más y cuando hablamos de niveles de dificultad altos), pero el envoltorio ha evolucionado hacia algo más enfocado a la acción en su resultado.

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El mundo de Dragon Age II: Gráficos y diseño

El apartado gráfico en Dragon Age II, es otro de los aspectos que más cambios ha sufrido. Y para mejor. Dragon Age Origins era un juego muy descuidado en su diseño artístico y gráfico, con un apartado técnico sólido, pero carente de ninguna emoción. Todo parecía artificial, visto y muy manido, como si se tratase de un juego de rol de segunda fila. No había nada que destacar. Era una lástima, pues lastraba bastante el resultado global del título, deshaciendo sus logros argumentales e históricos por su incapacidad de llevarlos al plano visual. Bioware tomó nota de eso, y ha invertido mucho tiempo en el desarrollo para convertir este Dragon Age II en un título a la altura gráfica y artísticamente.

El diseño global de Dragon Age II es mucho más carismático, personal y acusado, que el visto en su primera entrega. Esto salta a la vista desde los primeros compases del juego, con unos personajes diferentes, estilizados y muy diferentes entre sí. Ahora, los avatares virtuales que pueblan la obra de Bioware son más expresivos, resultando más agradables a la vista (así como mucho más identificables) para el jugador. Y si el diseño de ellos va conforme, sus animaciones no se quedan atrás. Los personajes han pasado de ser meras marionetas estáticas, a convertirse en auténticos expertos en coreografías muy vistosas y dinámicas, lo que hace que los combates sean más acusados y creíbles que los toscos encuentros de antaño.

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Los escenarios y las criaturas, no se quedan atrás. La ciudad principal de Kirkwall (y casi única en el título) ofrece uno de los diseños más complejos y completos (así como realistas y coherentes conforme al mundo en el que se desarrolla) que jamás se han visto en un videojuego. Kirkwall, según la mitología del videojuego, fue en su tiempo una ciudad esclavista, y así lo refleja la arquitectura y orografía del terreno. Enormes estatuas, enormes portones y oscuros y profundos calabozos. Una vez nos internamos por sus calles, y observamos la inmensa fortaleza central (donde residen los más altos estratos de la sociedad), nos daremos cuenta de la majestuosidad a nivel de diseño que ha conseguido plasmar Bioware en su último título. Los escenarios son más grandes, más vivos y llenos de detalles que los vistos con anterioridad en la saga, y eso se nota.

Gráficamente, y ya entrando en el plano técnico propiamente dicho, Dragon Age II es un título más pulido y completo que su predecesor. Obviamente, la versión para compatibles está mucho más trabajada, siendo más correcta en el plano técnico que su adaptación para consolas (el techo del hardware de la actual generación, tanto en PS3 como en Xbox 360 está a punto de ser descubierto), pero ambas lucen de una manera sobresaliente en muchísimos aspectos. Hay problemas de popping, falta o repetición de texturas en ciertos elementos, pero no son ni mucho menos, suficientes para lastrar el avance obtenido tras más de dos años de trabajo.

Dragon Age II viene en inglés, pero traducido al castellano. El doblaje al inglés del título es poco menos que excelente, así como su banda sonora original, que vuelve a mostrarnos temas y sintonías épicas que nos acompañarán a lo largo de la aventura. El diseño de producción es tan alto en dicho aspecto, que bien podría pasar por el de una gran superproducción de Hollywood.

Conclusiones finales

Dragon Age II es un excelente juego de rol. Es una evolución lógica, directa y más enfocada a la acción con respecto a su primera parte. Su sistema de combate ha evolucionado, adaptándose a un estilo más dinámico y violento, que hará las delicias de unos, y que posiblemente, enfade a otros. Las opciones tácticas y de mejora siguen presentes, demostrando que, pese a que Bioware y EA han querido adaptar las bondades del juego a todo tipo de públicos, la raíz y semilla original, siguen en el núcleo de la jugabilidad de una forma perenne e intacta.

 10

Dragon Age II es una grandísima secuela, que mejora aspectos toscos y poco cuidados en el original, y que demuestra una solidez argumental y narrativa pocas veces vista. Quizás el cambio y el énfasis en la acción sea el principal escollo por salvar para todos aquellos que buscaban una continuación del estilo tradicional de Dragon Age Origins. Pero si consiguen solventar dicho problema de concepción, Dragon Age II se desvela como un juego completo (algo más corto, pero igual o más intenso que muchos otros que prometen decenas o cientos de horas de aventura), frenético por momentos, y con un diseño tan carismático como atractivo. Es sin lugar a dudas, una puesta al día de un concepto que ya maravilló a toda una generación de jugadores, y que, por compromiso y deuda, deberían estar obligados a probar. Bioware lo ha vuelto a hacer.

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Género/s: RPG Occidental / Rol
Plataformas:
PC Xbox 360 PS3

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
9.1
  • Fecha de lanzamiento: 11/3/2011
  • Desarrollo: BioWare
  • Producción: Electronic Arts
  • Distribución: Steam
  • Precio: 19,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Inglés
  • Voces: Inglés
  • Online: -
  • Requisitos PC
Estadísticas Steam
COMUNIDAD
7.1

Dragon Age II para Ordenador

87 votos
#127 en el ranking de Ordenador.
#143 en el ranking global.

Ficha técnica de la versión Xbox 360

ANÁLISIS
9.1
Estadísticas XBOX LIVE
COMUNIDAD
7.35

Dragon Age II para Xbox 360

55 votos

Ficha técnica de la versión PS3

ANÁLISIS
9.1
COMUNIDAD
7.48

Dragon Age II para PlayStation 3

69 votos
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