Análisis de Blackguards (PC)

El otro día os hablábamos de nuestra visita al cuartel general de Daedalic en Hamburgo en la que pudimos conocer el transcurso de algunos de sus mayores proyectos hasta la fecha. Entre otros os hablamos del aún en desarrollo Whispered World 2 o también de un casi finalizado Alcatraz. Pues bien, hoy nos centramos en el que será el RPG por turnos de la firma, Blackguards. Una historia oscura en la que nuestra imaginación en las que el rol, la acción y la estrategia toman todo el protagonismo.

Desvelado por episodios

Los seguidores de este género ya sabrán que Daedalic ha ido brindando el juego a través del Early Acces de Steam desde el pasado mes de noviembre. Así, los cuatro primeros capítulos del juego se han ido mostrando en todo su esplendor conforme avanzaba el tiempo para que tres meses después del primer lanzamiento, todo esté a punto para ver los avances realizados por parte del estudio germano.

Anteriormente os explicamos que Blackguards basa su existencia en los viejos juegos de papel y lápiz, en concreto en The Dark Eye, cuya base de fans es muy sólida en Alemania. Entre los títulos conocidos que se basan también en esta también encontramos Drakensang o Chains of Satinav. La oscuridad sigue presente en todo el guión y en ocasión de Blackguards criminales, convictos y demás calaña de esta índole nos acompañarán por las tierras de Aventuria para descubrir nuestro pasado.

Los primeros pasos en el juego los daremos a través de un editor de personajes que nos permitirá personalizar a nuestro protagonista. En él se encuentran temas como la profesión –entre las que destacan la de guerrero, mago o cazador–. Cada una de ellas realza una capacidad, así el guerrero es especialista en armas de mano y la lucha pura y dura, pero penalizado en otros lares, el mago, siempre perfecto en los poderes arcanos para protección de la tropa o el cazador, más avezado en técnicas a larga distancia y tácticas en melé.

Esta decisión también incluye la elección del género y también la visual del jugador, que podremos escoger entre cinco posibilidades diferentes, eso sí, cerradas. Como colofón de esta pantalla contaremos con la tabla de habilidades y los típicos atributos numerales que esta vez son muchísimos, coraje, intuición, carisma, agilidad, iniciativa… más de quince propuestas que iremos mejorando y que dan, de inicio, un toque muy profundo al juego, dotándolo de la capacidad de dejar en manos del jugador la evolución de su propio personaje. Finalmente, lo bautizamos con un nombre y empieza la aventura.

La violencia nos da la bienvenida desde los primeros momentos de la presentación, en la que vemos cómo un lobo ataca a una dama dejando un rastro de sangre. Son unos primeros pasos que nos servirán como rapidísimo tutorial de cómo movernos y cómo atacar. Nada nuevo en el horizonte, una plantilla formada por hexágonos en diferentes tonos de azul nos mostrará como movernos, a través de un click, y como atacar, clicando sobre el enemigo, en este caso, el lobo. Nada nuevo, ni falta que le hace, en un título en el que esta sencillez de movimientos no nos complica la existencia para avanzar.

Entrando en Blackguards

Si os hablamos de una jugabilidad bastante sencilla en lo que se refiere a movernos por el campo de batalla y atacar de forma básica, todo va tomando un cariz muy diferente conforme avanzamos. Las diferentes opciones una vez encaramos a nuestros enemigos se multiplican en forma de circunferencia alrededor del jugador que estamos utilizando. Será ahí donde escogeremos el tipo de acción, y si esta lo permite, una segunda área de opciones aparecerá en forma de desplegable. Lo bueno de la estrategia por turnos es que nos dejará tiempo para pensar, un tiempo totalmente necesario dada la multitud de propuestas que el juego nos brinda al atacar. Según el personaje que controlemos en cada momento de la batalla, los atributos serán diferentes, y será después de cada una de estas, al recopilar objetos y puntos cuando deberemos gestionarlo.

Y ahí entra la gestión del personaje, una pantalla a la que accederemos para controlar los valores de base, el talento tanto personal como con las armas y las habilidades especiales. Los puntos conseguidos nos servirán para modificar más de una decena de habilidades base como la intuición, el carisma, el coraje o la agilidad, entre otras. Cada mejora tiene un coste que se irá descontando de los puntos disponibles hasta agotarlos. En la vertiente del talento con las armas se desarrolla uno de los puntos más trabajados, que nos permitirá dar mayor importancia a lo defensivo u ofensivo según el tipo de arma escogido.

Así, el jugador cuenta con mucho poder a la hora de personalizar a sus héroes para forjar un equipo totalmente a medida. Este último apartado contiene un gran número de armas sobre las que actuar, ya sean armas de filo, como espadas, dagas o hachas, o también arcos y ballestas, amén de mazas, lanzas y demás armas a una o dos manos. Un tercer apartado nos lleva a las habilidades, que irán mejorando conforme avancemos en los diferentes niveles en forma de desbloqueo.

En este sentido las habilidades se adaptan al tipo de personaje desarrollado, en este caso el cazador, que cuenta con habilidades como la supervivencia, las trampas, el conocimiento del entorno o el control del cuerpo. En la siguiente pestaña el jugador entra en los "hechizos", cuyo menester es brindar una ayuda más al jugador durante la partida. Finalmente, las habilidades especiales aparecen para mostrarnos un árbol en el que iremos desarrollando diferentes movimientos que desbloquearemos poco a poco. Será nuestra decisión tomar un camino u otro en cuanto a la mejora de estos, y como en los juegos de rol de siempre, necesitaremos desbloquear los más básicos para llegar a completar todo este árbol. En él se nos habla de habilidades pasivas y de otro tipo de mejoras referentes, en el caso del cazador, a los trucos de melé o a la magia, por ejemplo.

Una primera exploración del menú nos muestra la profundidad de la que os hablábamos; las posibilidades en cada uno de nuestros personajes son extensísimas, y, si bien al principio contaremos con nuestra creación, pronto nos acompañarán nuevos personajes que añadirán más peso al guión, y también a una zona de atributos que se presenta enorme y que promete una partida totalmente diferente en cada caso. En este análisis le damos importancia a esta sección porqué realmente la tiene, y también porque se agradece una profundidad que los amantes del género seguro que sabrán apreciar.

Avanzando en Aventuria

Una vez empecemos a avanzar en nuestra aventura veremos como la vuelta a lo clásico, al juego de tablero, se hace patente una y otra vez. Esos hexágonos y las explicaciones a modo de tutorial nos ayuda en los primeros pasos enseñándonos la posición de los diferentes menús en pantalla y también de los movimientos y posibilidades en cada sentido. Después del menú de atributos, otro de los grandes aliados será la zona de inventario y equipamiento. En él aparece otra vez lo clásico con la figura de cada héroe rodeada de iconos que iremos rellenando con lo que vayamos encontrando a lo largo y ancho de nuestro camino.

Este nuevo menú no tiene nada que envidiar a su antecesor, y también dota al juego de una profundidad aún mayor, si nos fijamos en que nuestro equipo no es solo de un personaje, sino hasta cinco, la empresa antes de arrancar es bastante mayor de lo esperado, teniendo que atribuir a todos su nivel óptimo y también el equipamiento necesario para avanzar con mayor facilidad. Cada decisión cuenta, y la elección de armadura determinará los daños sufridos, pero también la resistencia, la movilidad y el efecto según queramos configurar a nuestro equipo.

La distribución de iconos durante la batalla se antoja más bien informativa y nada intrusiva, un hecho que deja ver perfectamente el escenario. En la parte superior se encuentran diferentes slots en los que podemos configurar accesos rápidos, y también el battle log y los iconos para atributos y demás. La zona inferior queda reservada a nuestro equipo, con pequeñas imágenes del rostro de cada uno y las barras de vida. Las referencias al rol de siempre aparecen también en las indicaciones durante la lucha, cuyo daño se señala en puntos sobre la cabeza del que recibe y también en tanto por ciento de daño si hablamos de los elementos interactivos, que podemos usar a nuestro favor. Así, un mueble podrá convertirse en una barrera si lo incendiamos o una simple cuerda descolgar una lámpara para acabar de una tacada con varios enemigos.

Visualmente clásico

Una vista en tercera persona y la variación que permite la cámara, que enfocará la partida desde diferentes vistas haciendo que podamos gozar de esa estrategia de la que os hablamos de la mejor manera. Estos cambios visuales nos permiten ver las diferentes pantallas desde un punto de vista cambiante, que también nos ayudará en la exploración del terreno y en la diversidad a la hora de enfocar un problema. Desde el estudio niegan que el juego sea lineal, y comentan que se ha trabajado para crear una aventura que obligue a pensar al jugador la mejor manera de avanzar. En este sentido podríamos decir que la linealidad sí que está presente pero más en la historia y no tanto en la forma en la que encaremos una situación.

Si seguimos centrados en lo visual, Blackguards es una aventura basada en la fantasía medieval. Así, cada rincón que visitemos, ya sea un espacio abierto o cerrado tirará de clichés como las mazmorras, los campamentos, las aldeas o los bosques para que nuestro equipo avance. Cabe destacar que gráficamente no es un portento, no estaría entre los títulos más trabajados en este sentido, pero sí que cuenta con un entorno gráfico y ambiental que sienta como un guante a Blackguards. El propio estudio comentaba que no era un juego visualmente muy atractivo, pero que esta ambientación les funcionaba para contar la historia e implementar todo lo que querían que tuviésemos en nuestras manos.

Como decimos, la afirmación "visualmente clásico" no es una crítica en si misma, sino la afirmación de seguir en la línea de esos juegos típicos a los que hemos jugado disfrutando cada minuto. Lo gráfico, pese a no estar entre la crème de la crème funciona muy bien y acompaña a un título que en muchas ocasiones tira de una historia que, no os desvelaremos, pero que usa la épica para descubrir poco a poco un mal que acecha a las tierras entre las que habitamos.

Si hablamos de narrativa visual en lo que al juego se refiere la calidad gráfica se mantiene igual que en la partida pero en ellas aparecen decorados donde el difuminado y el poco movimiento de los personajes son protagonistas. Lo estático de las escenas quizás podría mejorarse con un poco más de movimiento aunque sirven para no desviar la atención en los diálogos. En estos momentos, repartidos a lo largo del juego, podremos asistir a diferentes charlas entre personajes en las que en muchas ocasiones elegiremos la pregunta que hacer en cada momento. De la misma forma, el desplazamiento por el universo del juego lo haremos a través de mapas, más simples cuando cambiamos de escenario y algo más elaborados en el caso del mapamundi, que nos dejará ver y navegar entre las aldeas y puntos de interés de una forma muy visual.

Si hablamos de narrativa también lo haremos de ambientación, y ahí el juego sigue las directrices de lo gráfico para lucir correcto en este sentido. Los personajes secundarios nos ayudarán a encontrar propuestas secundarias y también mejorarán nuestro equipamiento y equipo según sea su oficio en el juego. Así la aparición de aldeas y pueblos brindará al jugador nuevas oportunidades fuera de la historia principal. Contactando con mesoneros, mercaderes o especialistas de diferentes gremios veremos como nuestras estadísticas aumentan considerablemente además de contar con nuevas informaciones para el avance de la partida.

Paciencia y profundidad

Analizar un título de esta envergadura en este género es difícil para cualquiera. Viéndolo desde la perspectiva de la libertad y la exploración, Blackguards encierra un mundo de posibilidades a la hora de configurar a nuestro equipo. Cada elección cuenta y tiene peso en el avance, y si miramos lo profundo de sus menús, tanto en equipamiento como en atributos, podemos pasar horas y horas decidiendo como balancear cada personaje para ya no configurar sus skills, sino a cada arma de forma individual.

Quizás la historia pierde algo de fuelle en pos de otras historias secundarias aunque es algo que cada uno deberá ver según su evolución en el juego. Visto lo visto Blackguards puede volver a pegar fuerte en lo que al universo The Dark Eye se refiere, con un juego que requiere de paciencia para aprovechar toda su profundidad. Gustará a los ya iniciados y permitirá empezar, no sin hacer mucho caso a los tutoriales, a los que no estén avezados a este tipo de aventura.

Gráficamente el título no explota lo que un motor actual puede devolvernos. Daedalic Entertainment inicia un camino sólido con una propuesta basada en una historia oscura, unos personajes que poco a poco van tomando volumen pese a los clichés y una propuesta donde habilidades y toma de decisiones serán importantes para avanzar. Un proyecto que en lo global tiene suficiente personalidad para dar que hablar en su género.