Análisis de Age of Empires 3: The Asian Dynasties (PC)
Tras el éxito cosechado con la tercera entrega de la clásica serie Age of Empires y la notable ampliación de la misma, el equipo Big Huge Games, creadores de los sobresalientes Rise of Nations y Rise of Legends, nos ofrecen esta nueva expansión del éxito de Ensemble Studios en la que se abandonarán las recurrentes disputas de poder entre las potencias europeas, y las originales y cruentas batallas libradas por los pueblos nativos americanos, para pasar a combatir en territorio asiático liderando a las tres nuevas naciones que se incluyen en esta expansión: japoneses, chinos e indios.
En el caso de esta nueva expansión, como explicábamos con anterioridad, son tres las facciones que se suman al ya importante repertorio de naciones con las que cuenta el juego, presentando cada una de ellas su propia campaña en las que viviremos una serie de acontecimientos históricos –con un mayor o menor grado de fidelidad histórica- que nos permitirán disfrutar de impresionantes asedios a fortalezas enemigas, la defensa de nuestros puestos comerciales en un inmenso escenario de combate, o misiones más centradas en el sigilo que nos obligarán a hacer uso al máximo de las virtudes de nuestras tropas.
También, como ya es habitual en la serie, en cada una de estas misiones nos encontraremos con una serie de objetivos secundarios que de cumplirse, nos facilitarán de forma considerable los progresos por el entorno ya que pueden bonificarnos con nuevas tropas o mejoras económicas, castigando duramente al rival (podemos romper sus líneas de abastecimiento), o con los citados puntos de experiencia que después invertiremos en la metrópolis para obtener de forma rápida una gran variedad de ítems y tropas listas para la guerra.
Pero como decimos, la principal novedad de esta expansión la encontramos en las nuevas naciones que podremos controlar, y que además de diferenciarse entre sí a nivel de unidades de combate, también presentarán estilos económicos algo distintos a los del resto. En este sentido, para empezar, hay que remarcar que cada bando se especializará en un estilo de batalla diferente, por lo que mientras que los japoneses mostrarán una fantástica combinación de tropas a caballo, con arqueros, fusileros y los clásicos samuráis, los indios aplastarán a sus rivales con sus diversos tipos de elefantes. Por otro lado, el bando chino será todavía más distinto al eliminar el sistema de creación de unidades de forma individualizada, para presentarnos una interesante forma de adquirir tropas de combate: las compramos en forma de batallones compuestos por varios tipos de unidades distintas. Una vez nos hayamos hecho con esta hueste de combatientes, podremos controlarlos como al resto, es decir, de forma individualizada (en este sentido se echa en falta la posibilidad de realizar formaciones con nuestras tropas).
En otras facetas como la economía, destaca por ejemplo la forma de obtener puntos de experiencia por parte de los indios, ya que aparte de poder conseguirlos cumpliendo objetivos o eliminando a tropas y estructuras rivales, lo harán mediante una edificación en la que las vacas sagradas se encargarán de producir este preciado bien. Los japoneses, por otro lado, no podrán cazar animales para obtener alimentos, así como tampoco podrán construir murallas. Por lo tanto, como vemos, el mimo con el que se han diseñado a estas tres facciones resulta digno de mención.
Por otro lado, estas tres naciones pueden también construir un consulado en su asentamiento gracias al cual podrán establecer contacto con las potencias europeas para que les ayuden en su guerra contra sus enemigos. Así, una vez creada esta estructura, deberemos decidir con qué nación queremos mantener relaciones diplomáticas y a partir de ahí, comprar todos los bienes que nos ofrezcan con un nuevo tipo de recurso, el de exportación, que obtendrán nuestros aldeanos de forma automática. En este caso, podemos hacer que su "recolección" sea mayor indicándolo dentro del propio consulado a costa de perder velocidad en la obtención del resto de recursos primarios. Y como os podéis imaginar, éste es un añadido de lo más interesante puesto que gracias a estas alianzas podemos afrontar las misiones de distinta forma. En ocasiones, por ejemplo, puede resultar más necesario usar la artillería pesada de los portugueses por carecer nosotros de ella, que optar por una mayor cantidad de tropas de infantería.
Otro aspecto novedoso en esta expansión es la inclusión de las maravillas. A diferencia de las anteriores entregas de la saga, en esta ocasión serán estas mastodónticas estructuras las que nos permitan avanzar de época en una u otra dirección. Así, dependiendo de la estructura que decidamos edificar –previo pago de una enorme suma de recursos- podremos mejorar la potencia de ataque de nuestras tropas, adquirir unidades especiales, o mejorar nuestros índices de recolección de recursos por ejemplo. Cada una de estas tres facciones contará con cinco opciones distintas muy espectaculares a nivel de diseño que nos mostrarán monumentos clásicos de dichas naciones. Lo interesante de este sistema es que dichas estructuras funcionarán como el resto de construcciones de nuestro asentamiento, por lo que en determinados casos podemos usar estas edificaciones para adquirir algunas de las unidades más interesantes del juego. En este sentido, tropas como el Daimoso o Sogun (en su última versión) resultan de lo más atractivas por todas las características especiales con las que cuentan. Ésta unidad, por ejemplo, puede solicitar refuerzos en cualquier momento de la partida, lo que como os podéis imaginar nos permite montar espectaculares batallas frente a las líneas enemigas sin excesivos problemas.
También la vertiente multijugador de Age of Empires III: The Asian Dynasties ofrece ligeras mejores con respecto a lo visto en entregas anteriores. Así, aparte de las clásicas modalidades de juego que han mantenido durante años a millones de usuarios disputando una y otra vez intensas batallas a través de Internet, en esta ocasión se ha incluido la modalidad Rey de la Colina, que obligará a los usuarios a conquistar una zona estratégica del mapa que deberán capturar y proteger durante un tiempo determinado. El problema y a la vez su punto fuerte es que nosotros podemos conquistar el terreno antes que el resto si actuamos con presteza, pero después nos arriesgamos a que todos los demás nos asedien sin descanso, dejando a nuestro ejército maltrecho. Por eso, otra de las opciones es dejar que el resto de usuarios se maten entre sí para después, cuando todos se encuentren débiles, arrasar la zona con nuestro potente ejército.
También el juego sigue sorprendiendo a nivel de físicas, sobre todo cuando hablamos de la destrucción de estructuras, que se convertirán en ruinas de forma bastante realista. Del mismo modo, efectos como el de partículas, luces y sombras, o la recreación del agua contribuyen a sumergirnos todavía más en el fantástico mundo en guerra que nos presenta esta obra de Big Huge Games. Por último, las tres nuevas metrópolis mantienen el nivel de calidad visto en las entregas anteriores de esta serie, destacando la belleza de las ciudades y la vida que se respira en ellas.
A nivel sonoro, como es habitual en la serie, nos encontramos con un fantástico repertorio de piezas musicales clásicas en la saga que por desgracia, no se ha visto ampliado de forma destacable en esta expansión. Lo que sí se mantiene es el gran trabajo llevado a cabo con el doblaje al castellano del juego, y el mantener las voces de nuestras unidades en los respectivos idiomas de dichas naciones. Por lo tanto, como prácticamente el resto del juego, con un marcado carácter continuista este apartado sigue manteniéndose en lo más alto a nivel de calidad.