Análisis de Star Wars: El Poder de la Fuerza (NDS)
Desde que la saga Star Wars ahondara en los corazones de medio mundo allá por la época de los ochenta, la industria del videojuego parece haber sabido aprovechar a conciencia cada una de las facetas de tan exitosa serie. Sin duda, aparte de los juegos basados directamente en la saga original o en las tres últimas películas, el número de títulos que surgieron a raíz del concepto de La Guerra de las Galaxias ha sido ingente. Y aún hoy, sorprende el hecho de que, más o menos anualmente, la factoría de LucasArts siga ofreciendo nuevas propuestas sobre el mismo patrón.
Así, juegos como los pertenecientes a la saga Star Wars: Battlefront o Jedi Knight están en la boca de todos los jugadores aficionados a la saga, que no son pocos. En esta ocasión, nuestro amigo George Lucas y compañía han querido mirar las cosas desde una perspectiva ligeramente diferente. Y es que, en esta ocasión, pasaremos de ser el héroe a convertirnos en el villano de turno; vamos, el malo de la película (y nunca mejor dicho).
Penetra en el lado oscuro
Comenzaremos el juego manejando en el primer nivel al mismísimo Darth Vader, lo que a buen seguro será todo un incentivo para los fans de la saga. La historia se sitúa temporalmente entre los episodios tercero y cuarto de la serie, cuando, después de un ataque al planeta de los wookies, Darth Vader coge a un joven con el poder de la Fuerza latente en su interior como aprendiz, convirtiéndole, así, en un espía a sus órdenes. Este joven, llamado Galen Marek, más conocido como Asesino Estelar, será el apoyo de Darth Vader en su plan de eliminar al Emperador y doblegar al Imperio bajo su yugo. Por tanto, nadie conoce la existencia del joven Sith, exceptuando su maestro, lo que hará que nos enfrentemos por igual a las tropas rebeldes, a los Jedi y a las tropas imperiales.
Así, a partir del segundo nivel del juego, manejaremos a Marek, debiendo cumplir con las órdenes y mandatos de nuestro maestro. Comenzaremos cada nivel en nuestra nave, a bordo de la cual compartiremos espacio con el capitán de la misma y un androide de apoyo. Podremos hablar con ambos, sea para conocer algunos detalles sobre el desarrollo argumental del juego (el cual, todo hay que decirlo, ha sido muy bien realizado, pese a las limitaciones de la portátil), sea para desplazarnos a los diferentes planetas y ciudades en los que debamos cumplir las misiones encomendadas.
Por otra parte, en nuestra nave se nos permitirá modificar nuestro aspecto, cambiando nuestras vestimentas según las necesidades de cada planeta (por ejemplo, poniéndonos ropa más ligera para los planetas húmedos y calurosos, o ropa con un alto grado de protección para los planetas cuya atmósfera sea especialmente peligrosa). Esto, más que nada, resulta un detalle que embellece la acción del juego, sin apenas finalidad práctica, aunque la verdad es que se agradece.
También podremos acceder al ordenador de a bordo, el cual nos dará información sobre los planetas que debemos visitar y nuestros objetivos, los cuales, en la mayoría de las ocasiones, serán destruir a determinados personajes enemigos de nuestro maestro. La verdad es que, en este sentido, el juego no será demasiado largo (unas cuatro o cinco horas de juego), aunque cuenta con dos finales alternativos, cosa que puede ofrecer algún interés al jugador que esté dispuesto a jugar a la aventura de nuevo.
Eliminar a los rebeldes es un juego de niños
Fundamentalmente, El poder de la Fuerza es un juego de acción lineal en el que nos desplazaremos por niveles totalmente tridimensionales acabando con todo lo que se nos ponga por delante. Lamentablemente, los niveles en sí resultan demasiado lineales, y en ningún momento tenemos la sensación de poder decidir nuestro camino. Simplemente, iremos avanzando y nos irán apareciendo enemigos que deberemos de destruir.
Eso sí, contaremos únicamente con la Fuerza y nuestro sable láser para acabar con todas las hordas rebeldes e imperiales, lo que, ciertamente, no resulta demasiado complicado, ya que el nivel de dificultad general del juego es bastante bajo. Teniendo en cuenta que cada vez que eliminemos a un enemigo podremos hacernos con un orbe rojo que recuperará nuestra salud, y que contaremos con un montón de puntos de guardado por cada uno de los escenarios en los que nos encontremos, nos resultará bastante sencillo llegar al final de cada nivel y acabar con el enemigo final del mismo. Además, los enemigos cuentan con una inteligencia artificial pésima, y hay pocas escenas en las que sintamos que éstos sobrepasen nuestras fuerzas.
Y, por fin, el arma principal del juego: ¡el stylus!
El control del juego, así como su sistema de juego, es quizás el factor que más han cuidado los chicos de LucasArts. Ciertamente, es un sistema de juego original, sencillo y de fácil aprehensión, lo que lo hará adecuado a cualquier jugador desde el primer momento. Para empezar, veremos la acción del juego en la pantalla superior de nuestra consola, mientras en la pantalla táctil vemos un grupo de seis iconos que utilizaremos para manejar los diferentes ataques de nuestro personaje.
Moveremos al joven Sith mediante la cruceta de control, o mediante los botones frontales de la consola, en caso de que el jugador sea zurdo. Los botones laterales de la Nintendo DS nos servirán para bloquear golpes o reflectar los disparos de nuestros enemigos mediante el sable láser. Por último, mediante el stylus, manejaremos tanto el resto de movimientos del protagonista como el sistema de menús del juego.
Los movimientos simples que podremos realizar a través de la pantalla táctil son: agarrar al enemigo en el aire, dar un empujón con la Fuerza que tire hacia atrás a enemigos y objetos, golpear con nuestra espada, saltar, lanzar los famosos rayos de los guerreros Sith o lanzar nuestro sable, el cual rebotará contra diferentes enemigos en pantalla, ejerciendo una cierta cantidad de daño a todos ellos. La gracia de este sistema de control es que si unimos los correspondientes iconos arrastrando el lápiz sobre ellos, conseguiremos una serie de combos que aumentarán exponencialmente nuestro poder destructivo.
Estos combos los iremos desbloqueando a medida que vayamos avanzando en la aventura y superando los diferentes niveles del juego. Así, al principio únicamente seremos capaces de utilizar combos sencillos de dos o tres movimientos, aunque según avancemos en el juego podremos utilizar combos mayores de hasta seis movimientos unidos. Por otra parte, nuestro control sobre la Fuerza (y, por tanto, nuestro poder y habilidades) irá aumentando de nivel a medida que vayamos recogiendo los orbes amarillos que dejarán caer algunos enemigos cuando sean derrotados.
Subir de nivel las habilidades de nuestro personaje no nos costará demasiado tiempo, aunque lograr el máximo nivel en todos los poderes y habilidades del Sith requerirá paciencia y tesón, ya que deberemos de dar cuenta de todos los enemigos con los que nos encontremos. Así, podremos subir hasta tres niveles cada habilidad de nuestro personaje, para lo cual deberemos de acumular puntos de fuerza, los cuales conseguiremos acumulando los citados orbes amarillos. Una vez tengamos un punto de fuerza, o más, deberemos de seleccionar qué habilidad queremos potenciar en el menú de Meditación en la Fuerza, pulsando el botón START durante cualquier momento de la partida.
Escenarios interactivos
Podremos utilizar nuestros poderes de la Fuerza directamente sobre los enemigos, o utilizar aquéllos para coger (literalmente) objetos de nuestro entorno y lanzarlos sobre nuestros adversarios (cosa que, por cierto, también podemos hacer con los enemigos en sí). Por otra parte, el juego nos marcará en rojo los objetos que podamos recoger o lanzar directamente sobre nuestros enemigos, así como marcará en azul una serie de trampas dispuestas para que, al tocar el icono del movimiento que se nos indique, interactuemos con el escenario de manera que nos sea permitido acabar con los enemigos de un solo golpe.
El problema es que estas trampas se suceden con demasiada frecuencia, lo que acaba por cansar al jugador, ya que, en muchas ocasiones, nos limitaremos a presionar el icono adecuado en el momento que se nos indique, y eso no resulta todo lo divertido que desearíamos. Por otra parte, los combates contra los enemigos finales han sido bastante bien desarrollados, ya que, al tratarse de guerreros Jedi, cuentan también con un sable láser y poderes de la Fuerza similares a los nuestros, para ponernos las cosas un poco más difíciles.
En el juego contaremos con algunos minijuegos insertos en la aventura, como, por ejemplo, el que aparece cada cierto tiempo al combatir contra los guerreros Jedi, que pretende representar el efecto de dos sables láser al chocar entre sí. En este minijuego, deberemos de poner nuestro sable en perpendicular sobre el de nuestro enemigo, que no dejará de moverse. Si logramos mantenerlo en perpendicular durante cierto tiempo, nuestro enemigo quedará noqueado y podremos dar cuenta de él tranquilamente durante unos instantes.
En algunas escenas, por otra parte, deberemos de jugar a un minijuego en el que deberemos de reunir una serie de orbes azules en un determinado punto móvil de nuestra pantalla táctil, en forma de espiral. Esto servirá para que nuestro personaje acumule una gran cantidad de Fuerza, lo que le permitirá realizar ataques de gran poder, o desplazar grandes objetos del escenario.
Por último, cabe destacar que, fundamentalmente, la aventura ha sido desarrollada para un único jugador. Si bien el juego cuenta con un par de opciones multijugador, para combatir entre varios jugadores (hasta seis) en un combate de todos contra todos, o en combates de uno contra uno mediante la conexión local de nuestra consola, estas opciones no son lo suficientemente interesantes como para constituir un apartado importante del título. Por el contrario, no pasan de ser meras anécdotas en un título que, de hecho, resulta bastante decepcionante, en general.
Apartado técnico
La verdad es que el apartado gráfico de El Poder de la Fuerza es bastante irregular: el juego se mueve por escenarios completamente tridimensionales, y tanto los personajes como el entorno han sido notablemente realizados. El problema es que las cámaras del juego son horrendas, y la mayor parte de las ocasiones no ayudan al jugador en el combate, ni tampoco a la hora de encontrar el camino a seguir. Por otra parte, cuando los enemigos nos disparen a lo lejos serán casi inapreciables, debido a la mezcla confusa de colores y texturas que se produce debido a la distancia, y el hecho de que nuestro campo visual sea tan limitado no nos permite utilizar según qué poderes de la Fuerza convenientemente.
Por otra parte, en ocasiones nos será difícil acertar con nuestro sable a los enemigos en pantalla, ya que, como hemos dicho las cámaras no ayudan en absoluto al apuntado. Por el contrario, algunos efectos visuales, así como las escenas cinemáticas del juego (creadas con el motor gráfico del resto de la aventura), han sido cuidados al detalle.
La música del juego, como es de costumbre en los títulos inspirados en la franquicia Star Wars, está sacada directamente de la banda sonora de las diferentes películas de la saga. Al ser un juego protagonizado por Darth Vader y por su joven aprendiz, los bucles de música que oiremos estarán extraídos, sobretodo, de los temas pertenecientes al Imperio (como la famosa Marcha Imperial) y los pasajes más dramáticos de la banda sonora. Eso sí, estos bucles no son muchos, ni tampoco demasiado largos, con lo que acabarán por hacerse repetitivos muy pronto, con lo que acabaremos hastiados de escuchar la misma música una y otra vez durante los diferentes niveles del juego.
Conclusiones
La verdad es que la versión para Nintendo DS de
En esta ocasión, nos encontramos con un juego blando, corto, facilón y con significativos problemas en su jugabilidad, debido al horroroso juego de cámaras del juego, aunque con el incentivo de manejar todos los poderes de la Fuerza de nuestro protagonista a nuestro antojo mediante el lápiz táctil. Un juego recomendado para los acérrimos fans de Star Wars que posean una Nintendo DS, aunque más por afán de coleccionismo que por disfrutar del juego en sí.