Análisis de Primrose DSiW (NDS)
Sabarasa, una compañía con sede en California pero con divisiones en Argentina y México, y que los usuarios de la portátil de Nintendo pueden conocer por Save the Turtles o Mazes of Fate, nos ofrecen una nueva propuesta en el terreno de los puzles. Y es que DSiWare parece terreno abonado para esta propuestas, con la suerte de que, además, Primrose es toda una experiencia.
No se trata de uno de los juegos que llegan bajo el amparo de la siempre recomendable serie Art Style, pero es el tipo de calidad que nos vamos a encontrar en este juego de fichas de dos colores que moveremos por una rejilla de juego de 7x7 casillas.
Se diferencian por colores, pero como es cada vez más habitual en el género, hay una alternativa con símbolos para daltónicos y que, claro, no afecta en nada a la jugabilidad, pero les permite disfrutarlo con todas las garantías. El objetivo último es sencillo: rodea las fichas de un color con las del otro.
De este modo, el jugador tiene que colocar pares de fichas en la rejilla e intentar rodearlos con unas de otro color. Al hacerlo, las fichas rodeadas desaparecen, y las exteriores cambian de color, lo que puede provocar -si las hemos colocado bien- que empecemos una reacción en cadena para aumentar nuestra puntuación. Pero cuidado: el estilo de Primrose va más allá, porque en realidad no hay limitaciones de tiempo, no hay niveles de progreso, no hay nada que imponga un ritmo determinado. Es el jugador el único que decide cuándo, cómo jugar, qué objetivos plantearse.
Pero no nos engañemos: los que busquen un reto lo tienen bien fácil, porque las partidas largas resultan en un progreso de la dificultad muy bien llevado, con cada vez más colores, que se incrementan pasados los primeros 96 movimientos. Esto a lo mejor suena más complicado de lo que es en realidad, pero lo cierto es que el juego incluye un tutorial muy sencillo y recomendable, así como textos en español, por lo que su mecánica de juego no esconderá secretos en cuestión de un par de minutos. Ahora, dominarlo es otra cuestión. Y, en todo caso, hay una versión gratuita para ordenador (Windows, Mac y Linux) que nos puede servir de demo, aunque estéticamente es mucho más feo. También está en la App Store para iPhone, pero no es gratuito (2,39 euros, más caro que esta versión para DSiWare).
Porque Primrose es como todo buen puzle: se entiende en poco tiempo, pero no se domina hasta que no han pasado muchas horas de buen juego. Además, la progresión de dificultad (empezar con tres colores, pero acabar con siete) va haciéndolo mucho más complejo. Y luego llega un nuevo giro de tuerca, para quienes sean realmente unos maestros de este título, y que les obligará a plantear nuevas estrategias.
Sin embargo, es bien cierto que en sentido estricto el juego no tiene niveles ni un sistema de progreso, por lo que la duración de la partida depende exclusivamente de nuestra habilidad y tiempo. Conseguir realizar cadenas es difícil, y aunque las primeras salen casi sin saber muy bien cómo lo ha hecho uno, pronto empiezas a entender estrategias y a ponerlas en práctica para ir construyendo jugadas cada vez más complejas.
Su ritmo de juego lo diferencia de la mayor parte del catálogo de puzles disponibles en la consola, y le confiere una personalidad muy especial, aunque entendemos que parte del público potencial prefiere un juego con objetivos definidos que puedan delimitar su partida. El único aspecto negativo que le encontramos a toda su concepción es que no hay una opción para guardar el progreso y continuar la partida más tarde, lo que en cierto modo va al mismo tiempo en contra y a favor de su planteamiento de juego de puzles sin objetivos fijados.
El juego presenta una estética minimalista, muy sencilla, con unos fondos y tonos muy agradables, que encontramos mucho más interesante y relajando que la estética de neón de las versiones para ordenador o iPhone, aunque esto seguramente varíe mucho en función de los gustos personales. Su atmósfera consigue ser relajante, y ayuda a que sea un puzle concebido para desconectar. Le falta poder jugar escuchando directamente nuestra propia selección musical desde la tarjeta de memoria de la portátil.
Conclusiones
Primrose es un puzle de lo más simple que se pueda conseguir por 200 puntos (2 euros), y sin duda alguna consigue su objetivo de ser una experiencia relajante al tiempo que nos obliga a darle a la cabeza. Una partidita puede acabar sumando minutos y minutos de juego, haciendo que el tiempo pase volando, lo que muestra que funciona perfectamente a la hora de alcanzar sus objetivos. Insistimos en que poder salvar la partida hubiese sido algo muy de agradecer, y, de hecho, es lo que lo aleja de ser una pequeña joya indiscutible.