Análisis de Nervous Brickdown (NDS)
Cuando oímos hablar de los juegos de romper ladrillos, nos vienen el nombre de uno de los grandes clásicos de la historia del videojuego a la cabeza: el legendario Breakout! de la compañía Atari. Esta prehistórica máquina recreativa, con todas sus ulteriores conversiones a las plataformas del momento (allá por el final de la década de los setenta y principios de los ochenta) fue la chispa de encendido que dio lugar a la explosión de decenas de clones del mismo concepto: comenzando por el genial Arkanoid (casi tan famoso como su predecesor) hasta llegar a nuestros días.
Y llegamos al día de hoy. Una pequeña compañía francesa, Arkedo, se propone renovar el concepto del clásico y crear a su vez un título que se instituya como canon a seguir dentro del género. Y lo consigue, ¡vaya si lo consigue! Y qué mejor plataforma para lograrlo que la portátil de Nintendo: manejar la pala con la pantalla táctil y variar la trayectoria de la bola a base de soplarle al micrófono es una apuesta original, pero eso no es todo.
Nunca golpear una pelotita había sido tan divertido hasta que probamos este juego, y nunca un juego basado en el gran Breakout! había sido tan original, sorprendente y agradablemente divertido de jugar como Nervous Brickdown.
La redefinición de un clásico.
Nervous Brickdown es un juego en el que romper ladrillos se convierte en la excusa para crear una compleja serie de nueve mundos con características totalmente diferentes y 135 niveles en los que se pondrá a prueba nuestra pericia en el manejo de la tabla a base de guiarla con el stylus por la pantalla táctil de nuestra Nintendo DS.
Los nueve mundos que nos encontraremos son los siguientes:
POW: en este mundo encontraremos una serie de niveles inspirados directamente en el mítico rompe-ladrillos, pero con una revisión estética importante. Dentro de un entorno gráfico muy mejorado y modernizado desde los clásicos Breakout! y Arkanoid, seguiremos teniendo que romper todos los ladrillos de cada uno de los niveles de este mundo, recogiendo las mejoras y bonificaciones que caigan según vayamos liberando la pantalla de bloques.
PAPEL, en el que con el stylus primero dibujaremos la pala como más nos guste. Con ella golpearemos la bola, con la que deberemos limpiar las diferentes manchas de la pantalla superior a base de rebotar sobre ellas hasta hacerlas desaparecer. Cuando hayamos hecho desaparecer una mancha, caerá un bote de tinta que podremos recoger para pintar los diferentes dibujos que aparecen en la pantalla táctil, en tanto seguimos golpeando la bola. Pero, ¡cuidado! Algunas manchas de tinta se escurren hasta la pantalla inferior, y deberemos evitar que lleguen hasta abajo del todo…
FANTASMA: en este mundo, deberemos mantenernos siempre con la bola en el aire, mientras la pantalla va ascendiendo. Tendremos que soplar en el micrófono para deshacernos de los fantasmas y monstruos que aparezcan en nuestro camino, los cuales entorpecerán la trayectoria de la bola. Además, soplando descubriremos algunos bloques "fantasma", que también habremos de golpear. Al final de cada pantalla, encontraremos un cofre al que deberemos golpear con la bola hasta que se abra, dejando al descubierto el trofeo que nos dará paso al siguiente nivel.
AGUA, donde controlaremos un submarino con el que deberemos salvar a las personas que están subidas en las diferentes plataformas repartidas por las dos pantallas. Para que lleguen hasta nosotros, deberemos de tirar a las personas de las plataformas golpeando estas últimas con la bola. Si caen al fondo, perderemos a una persona. Si perdemos tres, nos descontarán una vida. Además, el nivel del agua irá subiendo, y aparecerán tiburones que deberemos de golpear con el stylus para hacerlos desaparecer y así evitar que no se coman a nadie. Un detalle a tener en cuenta es que bajo el agua la bola se mueve más lentamente…
VELOCIDAD: un mundo muy sencillo de concepción, en el que nuestra mayor amenaza será perder los nervios. Deberemos de controlar los rebotes de un rayo láser que se mueve a toda velocidad rompiendo los bloques de la pantalla. En niveles avanzados, deberemos de controlar dos palas, una en la pantalla inferior y una en la pantalla superior, cosa que hará un poco más difícil la tarea de romper todos los bloques.
INTERRUPTOR, en el que dispondremos de dos pulsadores a ambos lados de la pantalla: amarillo y azul. Asimismo, tenemos dos tipos de bloques según su color, como no, también azules y amarillos. La gracia está en que la bola cambiará de color según el bloque que golpee, y deberemos cambiar el color de la tabla para que se corresponda con el de la bola en el momento de colisionar con ella… Todo un reto para nuestros reflejos.
DISPARO: en este mundo, controlaremos una nave que deberá guiar la bola con sus rebotes para recoger todas las órbitas de color verde de la pantalla… ¡Mientras esquivamos los disparos de las naves enemigas! Para deshacernos de ellas, tendremos algunas bonificaciones en forma de láser que nos permitirán devolverles el golpe y destruirlas, pero también podremos congelarlas si cargamos nuestro rayo de hielo quedándonos quietos durante unos instantes (cosa que acaba por convertirse en algo muy complicado cuando, a parte de tener que evitar que la bola caiga al vacío, tenemos que esquivar los disparos de dos o tres naves en las dos pantallas, moviéndose tanto en sentido vertical como en horizontal).
CURVA: una especie de juego de golf, donde la gravedad juega un papel muy importante en la trayectoria de la bola. Interactuaremos con la pantalla soplando al micrófono para abrir caminos y atajos, y golpearemos la bola para destruir todos los bloques, hasta que dejemos al descubierto el agujero donde, en el último momento, deberemos introducir la bola. Jugaremos en un campo de golf; en el espacio exterior, donde la gravedad de los cuerpos celestes nos jugará malas pasadas; y en una mesa de desayuno convencional, donde sortearemos platos, cucharillas y hasta azucarillos…
RETRO: ¡el colmo de los colmos!. Mientras rompemos los bloques de la pantalla inferior, deberemos controlar el personaje de la pantalla superior saltando agujeros, esquivando monstruos y recogiendo bonificaciones. Además, por si fuera poco, en la pantalla inferior llegamos a vérnoslas con hasta dos palas que deberemos controlar y dos tableros de bloques a la vez… El acabose, vaya.
Además, contamos con varios niveles extra que se irán desbloqueando a medida que vayamos cumpliendo los objetivos secundarios que se nos planteen en cada uno de los mundos. Cada mundo cuenta con nueve niveles, más un jefe final (¡sí, un jefe final!... y en algunos casos, realmente son de lo mejor del juego), pero en total, con los niveles extra, son 135 niveles de bloques, bolas y rebotes.
A pesar de todo, el juego se hace corto: en pocas horas habremos acabado con la mayoría de los mundos, y nos quedaremos con ganas de más. Por otro lado, el hecho de golpear una bola y mover una pala a un lado y a otro de la pantalla puede llegar a hacerse monótono, y la dificultad de algunos niveles puede incluso llegar a tornarse frustrante, pero aún así es un juego que engancha, sin duda alguna, y cada vez que lo volvamos a jugar, lo recuperaremos con renovadas ganas de disfrutar de él.
En lo que al multijugador respecta, contamos con un modo cooperativo en el que dos palas se repartirán los rebotes de una sola bola. Ésta irá cambiando de color, a la manera del mundo INTERRUPTOR, y deberemos de golpearla cuando sea del mismo color que nuestra pala. Lo bueno es que podremos jugarlo con una sola tarjeta de juego. Lo malo: que los programadores no hayan pensado en un modo en el que podamos combatirnos con otro jugador en los diferentes modos y mundos del juego.
Apartado técnico.
El apartado gráfico de Nervous Brickdown es excelente. Gráficos vistosos, coloridos, cada mundo con una estética totalmente diferente y una originalidad desbordante que no dejará de sorprendernos en ningún momento son sus principales virtudes. Los gráficos de los fondos, en ocasiones incluyendo pasmosas imágenes en tres dimensiones, son otro importante factor de disfrute, pero sin llegar nunca a entorpecer la acción del juego. En fin, una delicia.
En lo que respecta a la música, cada mundo tiene su sintonía, la cual acompaña perfectamente el ambiente de cada uno de ellos: veloz y estresante en VELOCIDAD, tenebrosa en FANTASMA... Nos encontraremos, así, melodías pegadizas, y sintonías que nos llamarán la atención por su calidad y su frescura. Especialmente, os recomendamos que le echéis un ojo a los créditos, dentro del apartado de opciones del menú de juego. Vale la pena.
La jugabilidad es muy sencilla… Y menos mal, porque en ocasiones el juego se vuelve endemoniadamente complicado. Golpear una pelota, mientras esquivamos enemigos, a la vez que debemos soplar el micrófono, o tocar la pantalla táctil en sitios concretos… o controlar un personaje en la pantalla superior mientras hacemos todo lo anterior, puede convertirse en todo un reto para los más experimentados, os lo aseguro. Un detalle: en ocasiones, nuestra mano se vuelve nuestro peor enemigo, ya que depende de donde estemos con el stylus, taparemos parte de la pantalla con ella, y eso puede hacernos perder la bola de vista en algunos momentos, cosa que nos puede llevar a perder una vida…
Conclusiones
Las compañías europeas de programación de videojuegos están demostrando, cada vez más, que pueden hacer juegos de gran talla, aunque sea para las pequeñas portátiles. Este es el caso de Arkedo con su genial Nervous Brickdown, el cual, nacido bajo la sombra del mítico Breakout, ha acabado por brillar con luz propia, eclipsando en muchos aspectos a su predecesor, y creando un modelo de originalidad y calidad (dentro de un concepto tan clásico como sencillo) que será difícil, a partir de ahora, de superar.