Análisis de Last Window: El secreto de Cape West (NDS)
Cing regresa a las aventuras gráficas con Last Window: El secreto de Cape West, un juego que sigue las directrices que ya trazaron en Hotel Dusk, tras Another Code, un juego que retoma todas sus claves jugables y nos lleva, en ese mismo universo, a una nueva aventura de misterio llena de puzles.
Los Ángeles, en la década de los 80, es el escenario para esta investigación de Kyle Hyde, que empezará esta aventura con una pregunta sencilla, pero que pronto le llevará a descubrir que se ha metido en algo mucho más complicado que podría abrirle la puerta a uno de los grandes misterios de su pasado, retomando el estilo de novela interactiva, con muchos elementos de cómic, y un planteamiento muy continuista.
La ventaja está en que este tipo de juegos no se prodigan mucho, así que el hecho de que Last Window siga de manera tan marcada la estela de su predecesor no es algo que resulte molesto, sobre todo si nos gustó y llevamos tres años esperando algo que esté en esa misma línea.
Todo empezará con un misterio en torno a los apartamentos Cape West, pero muy pronto esto se enlaza con la muerte del padre de Hyde, abriéndose el misterio de manera muy temprana ante el jugador, pero sólo como parte de un plan mayor en el que todo se va complicando, y las intrigas se suceden. Como sucedía con Hotel Dusk, muchas veces tendremos la sensación de estar ante una novela -o más bien una novela gráfica- en la que interactuamos para descubrir pistas, hablar con personajes, y resolver puzles. Pero hay que tener cuidado: si nuestras indagaciones superan la línea de lo molesto, la partida habrá terminado.
Esto es algo que ya sucedía en el primero, y tiene el mérito de hacer que el jugador no se limite a recorrer sistemáticamente todas las opciones de diálogo, sino que tenga que ir con cuidado. No hay que ir con pies de plomo, al menos al principio, pero según avanzamos y la investigación se vuelve más dedicada, hay que empezar a tener tacto y pensarse bien lo que vamos a hacer. Las conversaciones son, de este modo, algo esencial en el juego.
También debemos investigar, moviéndonos por los escenarios con la pantalla táctil, empleando el mapa para indicar hacia dónde vamos. Así, investigamos entornos tridimensionales como apartamentos a la búsqueda de pistas, porque cualquier cajón, un papel, o escondido tras un mueble podemos encontrar la clave que nos permita descubrir esta pieza del misterio. Esto, por último, nos lleva a los diferentes puzles y dilemas que salpican el juego.
Para la correcta resolución de los puzles hay que recopilar diferente información y también algunos objetos, siendo importante tomar notas en la libreta virtual que se incluye, algo que tendremos que manejar de manera habitual, pues el trabajo detectivesco de Hyde incita, precisamente, a que debamos anotar los elementos más importantes de la información obtenida, porque, además, el juego no va a andarse con chiquitas. Algunos puzles, además, aprovechan de manera muy original la consola y sus funciones, pero esto no es de sorprender dada la trayectoria del estudio, que siempre nos ha sorprendido en este sentido.
La atención a los detalles es muy importante, y debemos estar atentos a todo lo que dicen y hacen los personajes que nos vamos encontrando, porque al final uno no sabe qué es lo que va a resultar clave más adelante. Muchos de sus aspectos, sin embargo, comparten estilo con la novela negra clásica, y en cierto sentido la verdad es que Last Window, como su predecesor, está lleno de estereotipos del género que, por otro lado, se prodiga poco en los videojuegos, así que no es que sea algo de lo que preocuparse.
La aventura se divide en diez capítulos que abarcan una semana en la historia, y, como hemos dicho antes, aunque al principio es tan simple como descubrir qué ha hecho que el dueño decida echar a todo el mundo de los apartamentos de Cape West, pronto descubriremos que se esconde algo mucho más turbio y siniestro en torno a la muerte del padre de Kyle Hyde. Los personajes son bastante extraños en muchas ocasiones, y casi todos tienen algo que esconder, pero, como decíamos, hay que tener cuidado a la hora de hablar con ellos, para no presionar demasiado en el interrogatorio.
En esencia, lo que nos encontramos en Last Window es una aventura gráfica de corte clásico adaptada a las circunstancias de Nintendo DS, al tiempo que integra elementos novedosos, pero en su corazón es una aventura gráfica muy clásica, como ya sucedía en Hotel Dusk, con elementos de aventura conversacional y puzles.
Su ritmo es bastante pausado, y lo cierto es que invita a ser jugado con calma, y no es uno de esos juegos para sentarse cinco minutos en el metro a echar una partidita. Se juega con la consola cogida como un libro, y al movernos en los entornos 3D usamos la pantalla táctil, que nos queda al lado derecho, con normalidad. Además, nos sirve como un plano para tener una localización espacial perfecta a la hora de movernos por estos sitios que tenemos que explorar y rastrear.
Las opciones de interacción son las que podemos esperar, y se encuentran señaladas con un sencillo sistema de iconos en la parte inferior de la pantalla. Para ir de una habitación a otra podemos usar el de la puerta, mientras que para hablar tenemos que pulsar sobre el de la persona que está justo al lado. Podemos observar de cerca los objetos con la lupa, o localizaciones concretas del escenario, cuando esto sea posible, incluso pudiendo rotarlo para verlo desde otro ángulo, lo que será muy importante en varias ocasiones. Con el maletín accedemos al inventario, y eso implica también combinar objetos, al estilo de las aventuras gráficas más clásicas. Por último, el clasificador nos permite acceder a los perfiles de los personajes que hemos ido encontrando, anotaciones, y demás.
Un elemento interesante es que según avanzamos en el juego se nos desbloquean capítulos de una novela digital del juego -de título homónimo- que, a su vez, puede dar claves para la propia historia del juego, lo que es un elemento muy interesante para reforzar la narrativa. Como el resto, está traducido al castellano con mucho acierto.
Visualmente, el juego sigue la línea de Hotel Dusk, lo que implica mucha personalidad combinando entornos tridimensionales con diseños planos en blanco y negro con un estilo a medio camino entre el cómic y el manga, emulando haber sido recortados y pegados sobre la pantalla. No sorprende tanto como en 2007, pero desde luego está muy logrado y sigue gustándonos.
Como ya sucedía también en el anterior, la banda sonora resulta más genérica, más previsible, y propia de la música de ambientación de las películas de cine negro, lo que ayuda a construir una atmósfera acertada, pero algo carente de personalidad.
Conclusiones
Last Window: El secreto de Cape West es una aventura interactiva de detectives, con un ritmo más pausado que su predecesor, lo que quizás no guste a todo el mundo, pero su narración está más trabajada. La combinación de elementos de aventura gráfica con la conversacional y los puzles resultan en una fórmula que ya probamos y nos gustó en la anterior entrega, y por supuesto sigue funcionando aquí, aunque los personajes misteriosos, sus diálogos, y la investigación, se llevan la mayor parte del peso jugable. Su conjunto es, por tanto, denso, y no está orientado a todo el mundo, sino a un público específico que sabrá disfrutarlo, leyendo, pensando, interactuando con este misterio hasta resolver la última pregunta.