Análisis de Gravity (NDS)
El profesor Heinz Wolff, según podemos ver en cualquier medio informativo más o menos especializado, es una eminencia dentro del mundo científico, aparte de haberse convertido en toda una estrella mediática gracias a sus colaboraciones en la radio y la televisión anglosajonas durante las últimas décadas. Por estas tierras no es que sea excesivamente conocido, al menos no por el público ajeno a la bioingeniería, materia a la que el honorable profesor ha entregado toda su vida y su trabajo desde el año 1954.
Pero hoy se nos da la oportunidad de conocer al eminente científico, aunque sea indirectamente. Gracias al trabajo de la compañía desarrolladora austriaca Deep Silver, nos encontramos ante un título presentado por tan eminente personalidad. Y decimos "presentado" con todas las connotaciones que ello implica, ya que el citado profesor (como buen amante de las nuevas tecnologías) ha dado el visto bueno para que su imagen aparezca en la carátula del juego, en la página web oficial del mismo, y en toda la campaña publicitaria que ha rodeado su lanzamiento, actuando como tarjeta de presentación para el mismo.
Y no sólo eso: además, nos acompañará durante las sucesivas partidas, guiándonos a través de las diferentes secciones del juego, dándonos pistas en cada uno de los cien puzles que adjunta el título y mostrándonos, desde un principio y a modo de tutorial, los fundamentos del sistema de control del mismo.
Física aplicada (virtualmente)
Gravity se nos presenta como un sencillo juego de puzles donde la física y la gravedad (como es de suponer, dado el título que adorna la carátula del juego) juegan un papel fundamental. A algunos jugadores de PC de la vieja escuela les podría llegar a recordar en algunos aspectos a un legendario clásico de hace casi dos décadas: The Incredible Machine, ya que en el título que nos ocupa en el presente análisis, como en el antes citado, deberemos de ir colocando diferentes objetos en pantalla de entre los que se nos ofrecen en cada nivel para conseguir un objetivo en concreto.
Aún así, mientras en The Incredible Machine los objetivos variaban según el nivel, en el presente juego tanta variedad no está presente, ya que únicamente deberemos de conseguir pulsar un único interruptor utilizando, como ya hemos dicho, los objetos que se nos ofrecen, además de una serie de canicas, bolas o pequeños vehículos con ruedas que saldrán de un orificio situado en un punto determinado de la pantalla y que comenzarán su movimiento en el momento que nosotros deseemos, presionando el botón A de nuestra consola.
Al presionar A, comenzará el movimiento de la canica o del objeto móvil, y deberemos de conducirlo hasta el interruptor situado en algún lugar de la pantalla para que aquél lo presione, y así completar el puzle. Lo podremos conducir, como no, a través de una serie de plataformas, bloques, bolas y rampas que deberemos de situar convenientemente por la pantalla. Aunque, en algunos casos, deberemos de tener en cuenta que no será la bola o el objeto que pongamos en marcha el que deberá de pulsar el botón, sino que éste deberá de tirar o mover los diferentes bloques, bolas o rampas por el escenario, hasta que alguno de ellos consiga tomar contacto con el deseado interruptor.
Manejaremos los objetos que se nos propongan en cada nivel a través del lápiz táctil y de la cruceta de control de nuestra consola. Presionando sobre la pantalla inferior una vez, nos saldrá la lista de objetos que podremos utilizar para llevar a buen término el puzle en cuestión. Una vez tengamos la lista en pantalla, podremos seleccionar el objeto que queremos situar en cada momento, objeto que desplazaremos deslizando el lápiz hasta llegar al lugar deseado. Una vez situemos el objeto donde queramos, retiraremos el stylus de la pantalla para soltarlo en el escenario.
Tenemos que tener en cuenta que el equilibrio y la gravedad también harán de las suyas en todo momento, aunque no hayamos puesto el puzle en marcha, con lo que en ocasiones nos será difícil situar uno u otro objeto para ponerlo en equilibrio sobre un saliente, o situar las bolas o canicas con precisión en el lugar que deseemos sin que estas se muevan una vez las dejemos libres del influjo de nuestro stylus. Por otra parte, si soltamos en cualquier momento el objeto que estemos manejando, éste caerá sin remedio allá donde lo dejemos, siguiendo (más o menos) las normas de la física.
Para girar y voltear sobre sí mismo el objeto que estemos manejando, utilizaremos las direcciones de la cruceta de control de nuestra consola. Por otro lado, podremos deshacer sin problema algún movimiento del que no estemos satisfechos simplemente presionando el botón X, o rehacerlo presionando el botón Y. Por último, el juego contará con un sistema de pistas (muy útiles cuando estemos en los puzles más avanzados del juego) al que podremos acceder presionando el botón B. Eso sí, cada pista nos costará un número determinado de puntos, que obtendremos a medida que superemos los diferentes puzles del juego. Estos puntos, por supuesto, son limitados, por lo que tendremos que medir mucho las pistas que utilicemos al principio del juego si queremos tenerlas disponibles cuando realmente las necesitemos.
Manejaremos todo el juego en la pantalla inferior de nuestra Nintendo DS, en la que sólo veremos una parte del escenario en el que se desarrolla el puzle. En la pantalla superior veremos una vista general del escenario, aparte de las piezas que aún nos queden disponibles para resolver el enigma. Y, en caso de que utilicemos alguna pista, ésta la veremos también en la pantalla superior de la consola.
Un sistema de juego no todo lo preciso que debiera
Uno de los defectos más notorios del juego es que, tratándose de un título en el que la gravedad y la física son parte esencial de la jugabilidad, éstas no han sido implementadas con todo el cuidado y la precisión que cabría esperar. En ocasiones, veremos como algunos de los objetos que situemos en el escenario no responden con coherencia a nuestras indicaciones, o que algunas bolas y canicas de las que pongamos en juego actúan con propiedades físicas un tanto extrañas, haciendo rebotes imposibles o cogiendo patrones de velocidad y aceleración que no se corresponderían con la realidad física.
Por otro lado, el sistema de control de los objetos mediante el lápiz táctil no es todo lo preciso que debiera, ya que muchas veces nos costará movernos con soltura por el escenario al llevar un objeto a cuestas o, simplemente, que el juego reconozca que queremos seleccionar un objeto para llevarlo con nosotros. Por otro lado, falla bastante el sistema de colisiones del juego, con lo que muchas veces nos veremos con la imposibilidad de pasar un objeto de un lugar a otro de la pantalla porque, misteriosamente, choca con algún objeto invisible, o porque el espacio entre dos objetos (a todas luces suficiente para que pasemos por en medio) misteriosamente se cierra para no dejarnos traspasarlo con un objeto determinado.
Otros modos de juego
Aparte de la modalidad principal de juego, que cuenta con un total de cien puzles en su haber (que, ciertamente, no son excesivamente complicados en su mayoría y acabaremos en unas pocas horas de juego), los cuales iremos desbloqueando a medida que vayamos superando niveles, contaremos con una modalidad de Juego Libre, en la cual podremos experimentar con la física y la gravedad de diferentes objetos en diversos escenarios (que también desbloquearemos a medida que vayamos avanzando en el juego). Eso sí, estos experimentos no tienen más objetivo que el de pasar el rato observando los resultados de poner los objetos, rampas, plataformas y bolas en un sitio u otro del escenario, cosa que, realmente, tampoco acaba de ser excesivamente divertida.
Por último, contamos con el llamado Modo Grupo, en el cual podremos competir contra varios jugadores en tres modalidades de prueba diferentes. Eso sí, para jugar a este curioso multijugador sólo contaremos con una opción dentro del juego: pasarnos la consola de un jugador a otro y participar en las diferentes pruebas por turnos, ya que no contaremos con ninguna posibilidad de utilizar la conexión inalámbrica de nuestra consola, lo que se nos antoja, ciertamente, bastante extraño dadas las características generales del título.
En el Modo Grupo contaremos, como ya hemos indicado, con tres pruebas diferentes: Torre Más Alta, en la que, como su propio nombre indica, deberemos de construir la torre más alta que podamos con las fichas y objetos que se nos ofrecen, en un tiempo limitado; Puntería, en el que deberemos de encestar una serie de bolas en diferentes canastas, utilizando un cañón del cual podremos modificar su potencia y su ángulo de tiro; y Rompebloques, prueba que, fundamentalmente, funcionará como la anterior, pero en la que el objetivo es ligeramente distinto: deberemos de hacer colisionar bolas de diferentes colores con bloques de idéntico color. La verdad es que estas tres pruebas tampoco son nada del otro mundo a nivel jugable, y son un complemento que podría haberse mejorado mucho dando mayor importancia al componente multijugador y de competición de las mismas.
Apartado técnico
A nivel gráfico, la sencillez despunta por doquier en el juego. Eso sí, el modelo del profesor Heinz Wolff que nos acompañará en casi todo momento es perfectamente reconocible, aunque esto tampoco tiene ninguna relevancia a nivel jugable. Los escenarios y los objetos han sido desarrollados en dos dimensiones, aunque con una gran variedad de ambientaciones y de colorido. En definitiva, el apartado gráfico sobresale, sin duda, en el diseño de los escenarios y puzles. Lástima que éstos no siempre estén a la misma altura, ya que habrá algunos ciertamente poco inspirados que nos resultarán extremadamente sencillos de resolver.
La música del juego, en general, ha sido muy notablemente realizada, contando con temas pegadizos y correctamente instrumentados que amenizarán el tiempo que pasemos quebrándonos la cabeza para desarrollar los diferentes puzles del juego. Además, contaremos con gran variedad de temas sonoros, que irán cambiando cada pocos niveles de juego, con lo que difícil será que nos aburramos de ellos. Por otra parte, los efectos de sonido son casi inexistentes, y prácticamente no tienen ninguna relevancia en el desarrollo del juego.
La jugabilidad del título se ve mermada sobre todo por la falta de precisión a la hora de desenvolvernos con el lápiz táctil, así como por la falta de verosimilitud de algunos de los movimientos de los objetos, o algunas reacciones de los mismos al poner los diferentes puzles en marcha. Pese a todo, el juego es divertido y engancha bastante al jugador, aunque, lamentablemente, su duración no es excesiva y cuenta con pocas posibilidades que aumenten su rejugabilidad.
Conclusiones
Gravity es un juego de puzles más dentro del extenso catálogo del género para Nintendo DS. Eso sí, presentado por una figura ejemplar: el profesor Heinz Wolff. Sin duda, no es de los mejores juegos de puzle de la consola, ni siquiera dentro del campo de los puzles de física y movimiento, pero no deja de ser un título divertido y ameno que hará las delicias de los aficionados al género por unas cuantas horas.