Análisis de Dungeon Raiders (NDS)

La verdad es que, en un mercado saturado de juegos de todo género, las propuestas diferentes son de agradecer. No es que Dungeon Raiders sea, precisamente, un ejemplo de originalidad en su experiencia de juego. Ni tan sólo es un título al cual podamos alabar por sus alardes técnicos. Pero hay que reconocer que el humor y la simpatía de sus entrañables personajes hacen del presente título una aventura que vale la pena ser jugada. Aunque sólo sea para echarnos unas risas, cosa que nunca va mal.
El concepto es conocido: mazmorras de diversa longitud en los parajes más estrambóticos, por las cuales deberemos de deambular hasta encontrar la salida, resolviendo miríadas de puzles y enfrentándonos a multitud de enemigos. Incluyendo, claro está, a los sempiternos enemigos más poderosos de final de nivel. Pero todo ello aderezado con una simpatía y una hilaridad desternillantes. Tres son los personajes protagonistas: Glandalf, el mago apasionado por el cine basado en las novelas de Tolkien; Butcho, el verdugo que trabaja en pésimas condiciones por el salario mínimo para el maléfico Conde Drácula; y Luigi, el ladrón de guante blanco que nunca consigue robar nada. Cada uno de ellos jugará un papel determinante en la aventura, y con las habilidades combinadas de los tres deberemos superar las mazmorras de cada uno de los tres extraños escenarios que conforman el juego: la tierra de los piratas, el castillo de Drácula y las pirámides de Egipto. Nada más y nada menos.
El juego viene precedido por un juego masivo en línea llamado Dungeon Party, creado también por Cyanide y Focus Interactive. Convertir una aventura de las dimensiones de la mencionada a un sencillo juego de acción para la portátil de doble pantalla de Nintendo no debe haber sido fácil. Pero aún así, lo han hecho. Y eso sin perder ni un ápice del buen humor que destila la aventura original, algo que, decididamente, hace que nos descubramos por ello. No es el mismo juego, claro está, pero sin duda es un buen juego de acción y puzle, divertido a más no poder y que nos ofrecerá unas cuantas horas de diversión dentro de la veintena de mazmorras que deberemos de superar para llegar al final de la aventura.
Un juego con buenas referencias...
Sin duda, lo que primero nos llamará la atención al enfrentarnos con Dungeon Raiders son los diálogos que entablarán sus protagonistas. Bueno, en principio sólo serán monólogos, ya que el primer héroe que manejaremos, Glandalf, deberá de rescatar al ladrón Luigi de las manos de los malvados piratas, liderados por un loro mutante de enormes dimensiones (sic). Una vez reunidos de nuevo, deberán de adentrarse juntos en el castillo de Drácula para liberar a Butcho, un verdugo que tiende a cortar por lo sano cualquier relación personal (literalmente), del yugo del conde, que lo hace trabajar en condiciones deplorables (por lo visto, en Transilvania no conocen aún el sindicalismo laboral). Por último, deberán ir los tres a las tierras de Egipto para enfrentarse a un malvado Faraón. Pero, claro, para ello deberemos de superar previamente un montón de mazmorras de considerable longitud.
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