Análisis de Final Fantasy VII (iPhone)
Final Fantasy VII hace tiempo que traspasó el ámbito del mundo de los videojuegos, para convertirse en todo un referente cultural e icono de la cultura popular. Como el primer Final Fantasy para toda una generación de jugadores occidentales, el séptimo capítulo de la saga de juegos de rol de Square Enix -Squaresoft por aquel entonces- consiguió acercar a las audiencias a un género, el de los títulos de rol japoneses, a un respetable que empezaba a descubrir las mieles de lo exótico y lo distante, y que además, consiguió de cara a Sony y su PlayStation uno de los golpes más fuertes en el mercado que se recuerdan.
Final Fantasy VII a lo largo de los años ha sido objeto de insanas teorías, sendas e incontables mitificaciones por parte de los usuarios -el juego de Hironobu Sakaguchi tiene una de las fan-base más importantes y activas de la historia-, ha contado con secuelas y precuelas que ampliaban la mitología de un universo y mundo que todavía perdura en la memoria. Tanto es así, que incluso desde Square-Enix se permitieron el lujo de estrenar una película que añadía más madera a las aventuras de Cloud y Sephiroth.
Tanto es así, que en la pasada feria del E3 celebrada en Los Ángeles, Square Enix acabó por anunciar el ansiado remake del séptimo episodio, entre vítores, gritos y aplausos. Pocos juegos mueven tanta pasión y cariño como Final Fantasy VII. Ahora, tras una re-adaptación a PC, y varias versiones por el camino que ya sientan un precedente -se puede jugar a Final Fantasy VII en casi cualquier plataforma que se nos ocurra-, Final Fantasy VII aterriza en iOS con una versión que deja algo que desear, pero que nos permite jugar a la fantasía final más recordadas de todas en nuestro móvil o tablet.
La fantasía final en formato táctil
Final Fantasy VII para iOS -15,99 euros en la App Store- es una reconversión de la más reciente adaptación que ha sufrido el juego en Steam y PC, que a su vez, era una traslación casi directa del juego de PlayStation. Es decir, no esperéis demasiados alardes en temas de resolución o mejora gráfica y sonora, si bien es cierto que se han ajustado ciertos parámetros del apartado técnico para hacerlo algo más estable que en la primera consola de Sony. Si recordáis vuestra experiencia con el juego de rol japonés en la PlayStation original, es bastante probable que reviváis las mismas sensaciones una vez descarguéis la aplicación y la arranquéis en vuestro tablet o smartphone. Todo está, más o menos, en el mismo sitio.
La historia de Final Fantasy VII es bien conocida por todos, y a estas alturas, despiezarla o echársela a perder a toda una nueva audiencia que la disfrutará antes o durante el lanzamiento del nuevo remake que preparan en Square-Enix, sería de mal gusto. Final Fantasy VII goza de uno de los guiones más completos del género, y teniendo en cuenta el impacto que se produjo en su día, también uno de los más comentados. En el título seguimos las aventuras de Cloud, un antiguo soldado de élite, a sus amigos y aliados Barret, Tifa o Aeris, y su empeño y lucha contra la malvada corporación Shinra, una empresa que está extrayendo la energía del planeta -mako- sin reparar en sus terribles consecuencias. Luego, como siempre pasa en el género de rol, la cosa se desmadra, y acabamos entablando combate contra criaturas poderosas, y como es habitual, deteniendo amenazas aún mayores de lo que éramos capaces de imaginar.
Final Fantasy VII tiene un argumento sólido, lleno de personajes con dobleces y aristas -así como otros con buen corazón-, recuerdos que sirven de carga y esperanza de cara al futuro, sendos cantos a la amistad, a la sostenibilidad ecológica -es un juego eco-friendly hasta el tuétano- y a la insistente lucha por enmendar los errores del pasado. Disfrutarlo por primera vez, aunque sea en esta versión táctil para iOS -que quizás no es que sea la mejor, ni mucho menos-, sigue siendo un auténtico placer.
Una versión táctil un tanto descafeinada
El entramado de Final Fantasy VII en iOS está, en mayor medida, intacto. Es un viaje al pasado, cuando los títulos de rol japoneses ofrecían unas pautas marcadas dentro de sus propias mecánicas. Es decir, nos encontraremos con combates por turnos, progresión individual y pormenorizada de nuestros protagonistas, innumerables e inspirados textos y cuadros de diálogos, decenas de combinaciones posibles en nuestro grupo de héroes -la formación irá cambiando y aumentando con el desarrollo del juego-, la incuestionable exploración del entorno y decenas de añadidos en forma de minijuegos -el consabido parque de recreo Gold Saucer está ahí, esperándonos-, secretos y detalles -¿de verdad no vais a intentar conseguir de nuevo todas las variantes de chocobos habidas y por haber?Final Fantasy VII podría decirse que enarbola el "ABC" del género, y sorprende que tantos años después, miles de juegos de corte similar visiten de forma clara y reiterativa muchos de sus lugares comunes.
Tanto si habéis jugado antes como si no, encontraréis que Final Fantasy VII sigue siendo un título increíblemente robusto, que se muestra sin fisuras desde el minuto uno, y que parece resistir el paso del tiempo como muy pocos videojuegos pueden. Si bien en otros juegos más recientes es probable que necesitemos de un periodo de aclimatación -por ejemplo, Final Fantasy VIII y su sistema de enlaces, Guardianes y demás, podría necesitarlo-, en la séptima entrega de la saga de Squaresoft, no es necesario. Todo está claro, y en una disposición lo suficientemente concisa y prioritaria como para entenderlo -recalcamos, hayamos previamente jugado o no-.
En contrapartida, si bien todo el sistema de materias, combates por turnos, armas y criaturas está intacto -el desarrollo siguen las mismas directrices que el juego original-, la versión de iOS ha retocado y ajustado ciertos parámetros jugables que no harán demasiada gracia a los puristas, aunque todo sea dicho, son completamente personalizables. Para empezar, cabe destacar que Final Fantasy VII hace acopio de los sempiternos y molestos combates aleatorios. Estos encuentros eran claves en muchos RPG japoneses de los noventa, y hasta bien entrada la última década, no han pasado a un segundo plano -siendo actualmente un recurso nostálgico y socorrido en lugar de una necesidad técnica o jugable-. Final Fantasy VII permite en su adaptación a iOS eliminar estos combates, reduciendo los encuentros innecesarios cuando caminamos por los escenarios, al igual que en la última versión de PC.
Esto, que puede parecer algo por lo que pasar de puntillas, acaba por destrozar el equilibrio interno del juego: al eliminar y desactivar los combates podemos ganar comodidad -algo ideal para jugar en el móvil, y no perder tiempo- pero destrozamos la progresión de los héroes y la sensación de que estamos haciendo encaje de bolillos a la hora de mejorar y ganar dinero o experiencia. Square-Enix no obstante, ha buscado una forma de subsanarlo: existe una opción para subir, al máximo, todas las estadísticas de nuestro grupo. En cualquier momento, y sin mediar palabra. Son dos opciones que, por supuesto, no son obligatorias, y que suponen un pequeño peaje por la absoluta portabilidad del juego -aunque recalcamos, estaban también en el relanzamiento para PC en Steam- pero que parecen destinadas a unas audiencias poco pacientes.
Más reprochable es la interfaz y el control táctil por el que se ha optado en esta versión para iPhone y iPad. Square-Enix no ha sabido encontrar un punto intermedio en la aplicación, y nos encontramos con un sistema tosco, torpe y confuso. Sí, es loable la intención de la empresa nipona de buscar un cierto sentimiento de mando físico en la pantalla táctil, pero no funciona. El introducir botones semitransparentes en una interfaz ya de por sí algo recargada, es algo muy contraproducente, destrozando por completo la intención de ser accesible en un sistema que carece de botones físicos.
Aunque Final Fantasy VII en iOS tiene soporte para mandos físicos MFi -algo que reduce de manera notoria las posibilidades portátiles del juego-, la introducción de este tipo de interfaz táctil acaba por volvernos un tanto locos, abrumando innecesariamente al jugador en los combates y dificultándole bastante el desplazamiento por los escenarios -con momentos ridículos que complican situaciones que en teoría, eran muy sencillas en la versión original de PlayStation-. Es fea, torpe, intrusiva y anticlimática. De todas las opciones de control y ubicación visual existentes a la hora de trasladar un juego que siempre se ha controlado con una serie de periféricos físicos a una pantalla táctil, Square-Enix ha elegido la peor posible.
Cambiando de tercio, y esta vez en términos positivos, sí nos ha parecido muy acertada la inclusión de un sistema de guardado a través de iCloud, que permite que podamos continuar nuestra partida tanto en iPhone como en iPad, sin necesidad de que estemos atados a una plataforma a la hora de ver nuestros progresos. El sistema es algo rudimentario -casi manual- y pese a que tiene ciertos problemas de sincronización de vez en cuando, funciona lo bastante bien como para que no temamos perder nuestro avance.
Técnicamente, Final Fantasy VII para iOS es la misma versión que vimos en PC hace unos meses, pero reducida en formato aplicación. Contamos con un apartado gráfico con algo más de resolución, pero al saltar de los antiguos monitores CRT para los que fue concebido a las nuevas pantallas retinas con alta densidad de píxeles del iPhone o el iPad, todo ello se nota y juega en contra. Los fondos prerenderizados se pixelan y destacan más que nunca, y los sprites y los toscos modelos poligonales, parecen sacados de una época lejana y harto olvidada. Pero siendo honestos, poco o nada importa. Final Fantasy VII retiene un encanto único en su diseño y apartado artístico, en el que sobresalen y repuntan las emblemáticas partituras de Nobuo Uematsu, las cuales siempre son todo un placer escuchar.
Sí nos parece negativo en cambio que en el iPhone, por una razón de proporción y aspect ratio, nos encontremos con dos incómodas bandas negras que terminan por molestar bastante la reproducción normal del juego y por lo tanto, su juego -a lo que hay que sumarle la atiborrada interfaz táctil- no es muy práctico en el teléfono de Apple -no así en el iPad, que guarda una proporción 4:3-. Como la polémica versión original -cuyas coletillas y errores de localización siguen siendo a día de hoy un meme en sí misma-, Final Fantasy VII para iOS está traducido al castellano.
Conclusiones finales
Siempre es un lujo, y una suerte, el poder disfrutar de un título de sobremesa tan mítico y respetado en la palma de nuestra mano, y Final Fantasy VII no es ninguna excepción. Pero dadas las posibilidades -diversas, y para todos los gustos- que hay a la hora de jugarlo en nuestros días, no creemos que la versión para iOS sea especialmente aconsejable como primera opción. Sí, gozamos de una portabilidad inusitada -jugar en cualquier momento es algo, que todavía, a día de hoy, sorprende-, y de todos los añadidos jugables creados para su último y más reciente adaptación a PC, pero su dificultosa y engorrosa interfaz empañan un conjunto, que además, no es precisamente barato -15,99€ en la iTunes Store de Apple-. Square-Enix podría haberlo hecho muchísimo mejor.
En cualquier caso, Final Fantasy VII debe ser disfrutado. Así pues, nos vemos en la disyuntiva de recomendarlo exclusivamente para aquellos usuarios que no tengan ninguna oportunidad ni opción de jugarlo más allá de la correspondiente versión para iPhone y iPad, pero siempre bajo el aviso de los errores y problemas citados anteriormente en el análisis. No hay que olvidar que Final Fantasy VII sigue siendo una obra maestra. En cualquier plataforma habida y por haber, por mucho peaje que exista.