Análisis de Dragon Quest III (iPhone, Android)
Al igual que lo que ya ocurriera con Final Fantasy, la que durante muchos años fue considerada su saga rival -hasta que Square y Enix se fusionaron para formar una empresa y editora mucho mayor- Dragon Quest ha ido visitándonos a los jugadores de iOS y Android con sucesivas entregas y adaptaciones digitales de sus diversas aventuras. En pocos meses, hemos podido disfrutar de algunos de los juegos más emblemáticos de la franquicia, algo que el aficionado al género de rol proveniente del país del sol naciente, seguro que ha celebrado y agradecido durante todo el año.
Ahora nos llega Dragon Quest III: The Seeds of Salvation, considerada por muchos como el capítulo de inflexión en la saga así como uno de los capítulos más queridos y recordados.
Una mirada al pasado actualizada a los nuevos tiempos
El tiempo suele hacer mella en productos tan tecnológicos y basados en lo intangible como los videojuegos. El avance de la potencia de la consolas y máquinas, los cambios de formato y visualización, las extrañas tendencias del mercado y la propia memoria -que nos suele jugar malas pasadas- pueden hacer bastante daño a muchos títulos considerados intocables o perfectos en su momento.
Y ya no hablamos simplemente del apartado gráfico o su diseño artístico: también lo hacemos de sus mecánicas y su sistema de juego, entre otras cosas. Pero hay obras imperecederas y puede que la tercera parte de Dragon Quest sea una de ellas.
Dragon Quest III: The Seeds of Salvation es un digno hijo de su tiempo. Lanzado en 1988 -unos cuantos años después, en 1991, llegó a Estados Unidos-, y durante años inédito en Europa, el tercer episodio de la saga de Enix supuso toda una revolución en su día, paralizando a medio Japón y cosechando grandes ventas en la NES original. Pocos años después, en 1995, la propia Enix dio luz verde a una serie de remakes y actualizaciones de los primeros juegos de Dragon Quest para SNES, sirviendo estos de base para futuros lanzamientos en móviles y otras plataformas digitales.
De hecho, es precisamente la versión de Dragon Quest III para los 16 bits de Nintendo la que se usa de base para el re-lanzamiento en iOS, con lo que disfrutaremos en nuestros iPhone y iPad de un apartado gráfico más completo, bello y atractivo de lo que vimos en un principio, así como de una banda sonora orquestada mucho más rica y profunda. De esta forma, quizás tengamos en nuestros dispositivos iOS y Android la más completa versión del juego, con todo el contenido extra -en forma de mazmorra extra y monstruos-. Versión que dicho sea de paso, vuelve a llegar en completo inglés.
Por lo demás, Dragon Quest III: The Seeds of Salvation permanece intacto en su núcleo, narrándonos la misma historia que nos presentó en su día en la consola de Nintendo. Al igual que los Final Fantasy más primigenios, comienza un punto de partida inocente y un tanto naif, en el que el hijo de Ortega -protagonista de las aventuras anteriores narradas en Dragon Quest- recibirá un encargo del mismísimo Rey de Aliahan. Centrado en la confrontación con un mal oscuro e intangible, encarnado por el malvado y monstruoso Baramos -y en la búsqueda de nuestro desaparecido y heroico padre-, el argumento de Dragon Quest III: The Seeds of Salvation reúne todas las características otrora habituales en este tipo de juegos hablándonos desde la perspectiva clásica de la génesis del héroe protagonista y de los distintos peligros -tanto externos, en forma de enemigos y peligros, como internos a nivel de sentimientos- a los que deberá afrontar.
Es un placer vislumbrar algunos de los recursos que se empleaban en la narración y en la configuración de nuestro protagonista -como esa prueba de comportamiento a la que nos someten en el mismo comienzo-. Es inevitable no soltar alguna que otra sonrisa llevados por la más profunda sensación de nostalgia a lo largo de sus casi treinta horas de contenido. Al respecto de los inteligentes recursos ofrecidos en la personalización, la verdad es que Dragon Quest III: The Seeds of Salvation incita al jugador a configurar al mínimo detalle ya no únicamente a nuestro héroe principal, también a nuestros compañeros de aventura y fatiga.
Gracias al llamado Patty´s Party Planning Place, podemos escoger nombre, sexo y clase para nuestros seguidores y compañeros, eligiendo hasta nueva vocaciones diferentes para asignar. De esta manera, delimitaremos sus habilidades, hechizos y equipamiento, permitiéndonos al mismo tiempo establecer profundas estrategias y tácticas de cara al combate. Es decir, podemos elegir si disponer de más guerreros o soldados en nuestro grupo, añadir sacerdotes y magos o buscar un punto intermedio entre ambos, cambiándolos de trabajo a placer. Dragon Quest III: The Seeds of Salvation ofreció en su día un sistema de cambio de roles muy interesante, que nos permitía -a costa de perder experiencia- tener personajes personalizados hasta el mínimo detalle, disfrutando de, por ejemplo, guerreros con importantes atributos físicos auspiciados por hechizos de curación tras su nueva asignación de trabajo.
Dragon Quest III: The Seeds of Salvation retiene y ofrece las mismas mecánicas clásicas de juego de rol japonés, con abundantes mazmorras, pueblos, cuevas y misiones secundarias que nos incitarán a explorar y combatir con distintas criaturas a lo largo del mapeado de la app. Disfrutaremos de nuevo del famoso sistema de combate estratégico por turnos visto en el videojuego original -que nos parecerá agradablemente, contando en esta adaptación una interfaz diseñada de manera exclusiva para la pantalla táctil, haciéndolo todo mucho más accesible y amigable para el jugador que se adentre en esta versión para smartphone y tablet.
Al respecto, el título hace gala de una nueva proporción anamórfica, que nos obligará -y recalcamos "obligará" porque no podemos cambiarla bajo ningún concepto- a jugar de manera vertical en nuestro teléfono o tablet. Pese a que parece algo inteligente para no atiborrar con la interfaz al jugador, no sabemos si este modo de visualización es el más correcto o respetuoso de cara al título, que se muestra de una manera un tanto artificial. También habría que apostillar algunos errores muy concretos vividos con el joystick virtual que nos servirá para mover a nuestro personaje por los escenarios, que nos ha dejado vendido en alguna que otra ocasión por culpa de su excesiva sensibilidad. Desgraciadamente no hay soporte para mandos físicos de ningún tipo -algo que no habría estado de más-.
Conclusiones finales
Dragon Quest III: The Seeds of Salvation es una conversión loable, al nivel de las otras vistas en la propia serie de Enix y en títulos anteriores de Square, como la saga Final Fantasy. El remodelado apartado gráfico, la inclusión de los extras de la versión de SNES -a lo que hay que sumar minijuegos para la ocasión, que nos surtirán de objetos exclusivos para el inventario-… Como puntos negativos, quizás tengamos que cargar con una nueva proporción en la pantalla -que no es de nuestro agrado- y una traducción al inglés que dejará a más de un aficionado con la consabida barrera idiomática.
Por lo demás, Dragon Quest III: The Seeds of Salvation sigue siendo un juego cuidado y mimado como el título original auspiciado por Yuji Horii -padre de la serie-, sin cambios en su ya conocida trinidad de creadores. El diseño artístico, como bien sabréis, corre a cargo de Akira Toriyama, mientras que la música -recordamos, orquestada para la ocasión- sigue bajo la batuta de Koichi Sugiyama. Pocas veces hemos disfrutado de una tríade de creadores y reputados maestros en sus respectivos campos -quizás con el permiso de Chrono Trigger-, con lo que pensamos que no hay mejor opción de revivir uno de los mejores juegos de rol de todos los tiempos que aquella que nos permite disfrutarlo en cualquier momento y lugar desde nuestro smartphone o tablet.